Esta lucha es contra
el despojo, el desprecio, la explotación y la represión
Babel
¿Sabían que el primer estado de la república en el
cual se despenalizó el aborto fue Chiapas (1990)?
No fue una medida
progresista ni obedeció a una presión de sectores progres de la sociedad coleta
(que no existen), sino una medida de “eugenesia”
o de control poblacional forzado; esterilizaciones forzadas de mujeres
indígenas en varios estados de la república han sido denunciadas desde hace
muchos años, e incluso medidas de control natal forzado contra mujeres
indígenas o no, de diversas condiciones sociales, forzadas a usar DIU u otro
método de contracepción. Práctica que forma parte de una sistemática
violencia obstétrica, como la imposición de las operaciones cesáreas como modo
de “industrialización” de los partos,
una de cuyas consecuencias es disminuir el número de embarazos.
Por eso las indígenas
zapatistas han dicho que su lucha es por evitar abortos indeseados, por lograr
tener a sus hijas e hijos sanos, por la continuidad de la vida y la comunidad
indígena.
Al revés de la vieja
consigna de “gobernar es poblar”,
ahora es justo lo contrario, despoblar, disminuir la cantidad de mexicanos y
sobre todo de indígenas y de pobres (ya ven que la familia Peña es numerosa y
eso no le escandaliza a Chayo Robles).
La población disminuye por
emigración a Estados Unidos, por muertes y desapariciones en la guerra “contra las drogas”, por el
desmantelamiento del sistema de salud y la proliferación de enfermedades como
la diabetes, etc., por “desastres
naturales” que son más bien socioambientales y afectan más a los más
pobres.
Las medidas “eugenésicas” y fascistas que le habrían
recomendado a Velasco sus fachos asesores, según reportaje de Proceso, se
inscriben en este racismo histórico no exclusivo de los coletos de Sancris o de la casta divina yucateca,
sino un racismo y clasismo y misoginia que tienen podrido al país (basta ver el
racismo, clasismo y misoginia en la TV y cine mexicanos).
Contra esos cacicazgos del
priísmo metapartidario se han organizado los indígenas desde tiempos
inmemoriales, entre ellos las comunidades zapatistas y sus JBG, así como otras
organizaciones indígenas en todo el país.
Parte de la tormenta que han
anunciado los zapatistas es el agudizamiento de esas políticas de guerra de
exterminio del capital contra los de abajo.
Y contra todo eso va la
propuesta del CIG, con los concejales del CNI y su vocera Marichuy, apoyados
por el EZLN, la Sexta, la Escuelita Zapatista y por simpatizantes y militantes
de hace pocos y de hace muchos años.
Esta lucha es contra el
despojo, el desprecio, la explotación y la represión; es por un proyecto de
vida y contra los proyectos de muerte del capital (como el TLC o los
extractivismos, minero, petrolero y demás) y de su clase político empresarial
metapartidaria.
Nosotros defendemos
proyectos de vida y ellos imponen proyectos de muerte.
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