Operación Milagro
Instituto Cubano de
Oftalmología ‘Ramón Pando Ferrer’
Ignacio
Ramonet
(periodista,
director de Le Monde Diplomatique)
América Latina en Movimiento
Foto:
Cuba Debate
01
agosto,2017
Le llaman «La Ceguera». Es un conjunto de cuatro modernos
edificios situado al suroeste de La Habana (Cuba), concretamente en el verde y
boscoso municipio de Marianao. No lejos de la mundialmente conocida sala de
espectáculos Tropicana y del que fuera Colegio
Jesuita de Belén[i], donde cursó sus estudios
secundarios Fidel Castro. Oficialmente se llama «Instituto Cubano de
Oftalmología ‘Ramón Pando Ferrer’[ii]» y ahí[iii] es donde se inventó, el 9 de julio de 2004, a
iniciativa de Fidel y de Hugo Chávez, la famosa «Operación Milagro»
que le ha devuelto la vista a millones de personas ciegas y sin recursos no
sólo en Cuba y Venezuela sino en decenas de países de América Latina y del
mundo.
El hospital
existía, en forma embrionaria[iv], antes de la revolución cubana. Se
llamaba «La Liga contra la Ceguera»
(de ahí el nombre con el que aún se le conoce popularmente) y había sido
fundado en 1956 por un grupo de oftalmólogos humanitarios, financiado por un
patronato de beneficencia a base de donaciones voluntarias de la población.
Pero la mayoría de sus médicos, después de la victoria de la revolución,
abandonaron a sus pacientes y se marcharon a Estados Unidos.
Con el personal
que no desertó y se mantuvo fiel al proyecto transformador, poco a poco,
gracias también a un grupo de jóvenes oftalmólogos, se retomó el proyecto. Así
fue consolidándose la idea de impulsar la creación de un Hospital Docente
Oftalmológico enteramente financiado por las nuevas autoridades
revolucionarias.
En 1988, a
iniciativa del presidente Fidel Castro, se creó, en el seno de este hospital,
con los más modernos equipos tecnológicos, el Centro de Microcirugía Ocular que
pronto iba a situar a Cuba en los primeros puestos, a nivel mundial, en materia
de cirugía de cataratas, miopía y glaucoma. De todo el planeta empezaron
entonces a acudir pacientes para someterse a delicadas intervenciones. Y la
excelente reputación del «Pando Ferrer» se fue
extendiendo por el mundo entero.
«¿Cómo surgió la idea de la ‘operación
milagro?», le pregunto al
doctor Marcelino Ríos, director del Hospital Pando Ferrer. Acompañados por la
Dra. Eneida Pérez, que dirige el departamento de cataratas, estamos en su
modesto despacho en el que destaca una gran foto en blanco y negro, enmarcada
–obra de Alberto Korda-, que muestra en primer plano a Fidel Castro encendiendo
un cigarro junto a Che Guevara. El Dr. Ríos lleva su bata blanca bien abrochada
por encima de una camisa azul, está sentado ante una mesa repleta de libros y
documentos, y me cuenta:
«Todo empezó un 9 de julio del 2004. Se cumplen ahora exactamente
trece años. Yo estaba ya de director. Recuerdo que era un viernes, ya de noche,
pasadas las siete de la tarde. Una gran parte del personal, como es lógico, ya
se había ido a su casa. Empezaba el fin de semana... Y, de pronto, me anuncian
que llega, de improvisto, Fidel. ¡Imagínese!»
El Dr. Ríos se
echa las manos a la cabeza y hunde los dedos en su espesa cabellera gris
mientras, abriendo bien grandes los ojos, trata de reproducir la traumática
sorpresa de entonces:
«Ignoraba a qué venía el
Comandante... Y me puse a reunir a todos los doctores que, a esa hora, podía
encontrar disponibles. No eran muchos, cuatro o cinco a lo sumo. Entre ellos
estaba la jovencísima Dra Eneida Pérez que no debía tener ni treinta años
entonces... Llegó Fidel, con su uniforme verde oliva, sus botas altas, afable
como siempre. Venía solo, sin ningún ministro. Nos reunimos en un salita
pequeña. Expectantes... Y ahí, sin muchos preámbulos, bebiéndose un vaso de
agua, Fidel nos pidió, como un favor, si podíamos recibir el día siguiente por
la mañana –un sábado...- a un grupo de cincuenta pacientes venezolanos que
estarían llegando de Caracas para ser operados de cataratas...»
«¿Ya dominaban ustedes la cirugía de las
cataratas?», le pregunto
a la Dra. Eneida Pérez. Venerada por sus pacientes, amable y bondadosa,
considerada como una de las mejores cirujanas oftalmólogas del mundo, la Dra.
Eneida me explica:
«Bueno, quizás no tanto como ahora con trece años más de
experiencia... Pero ya realizábamos, en 2004, unas setecientas cirugías por
semana... Y ya entonces, varios de nosotros, exactamente siete, dominábamos la
más novedosa técnica quirúrjica, la Blumenthal[v], para el tratamiento de las cataratas,
enfermedad que es responsable, hay que recordarlo, de la mitad de los casos de
ceguera en el mundo».
«Al día siguiente –prosigue el Dr. Marcelino
Ríos- a las siete de la mañana, llegaban a nuestro hospital los
cincuenta venezolanos anunciados por Fidel. Una hora después ya habían sido
operados los primeros de ellos. Y el lunes siguiente, nuestros siete cirujanos,
trabajando sin descanso, habían operado a todo el grupo. Me llamó Fidel para
felicitarnos y preguntarme si podíamos operar a más gente... ¿A cuántos más? le
pregunté. Y ahí es cuando me dice que, sin duda, se había expresado mal porque
lo que él nos había pedido era de operar a cincuenta venezolanos... por
día! Además eso no debía perturbar el servicio a los pacientes
cubanos que ya operábamos normalmente...»
«Tuvimos que traer a otros siete oftalmólogos del interior del país
porque no dábamos abasto... –me explica la Dra. Eneida
Pérez- Tuvimos que constituir dos grupos: el primero empezaba a las 7 de
la mañana... Terminaba a final del día... Calcule usted, cada intervención en
aquella época duraba unos 15 minutos... Y cada cirujano operaba a unos sesenta
o setenta pacientes por día... En total, los catorce cirujanos operábamos a una
media de unos 500 pacientes cada día... Fue un reto formidable. Tuvimos que
sobrepasarnos. Dos meses después, habíamos operado a unos 14.000 pacientes.
Casi todas eran personas sin recursos. Con anotas muy conmovedoras: madres o
padres que veían a sus hijos por primera vez... Ciegos de nacimiento –porque
hay cataratas de nacimiento...- que por fin recobraban la vista y descubrían el
mundo... Muchos lloraban de emoción. Humanamente fue una experiencia fabulosa».
«Fidel –recuerda del Dr. Ríos-, un tiempo antes, en una precedente reunión, me había preguntado:
‘¿Cuál es la mejor tecnología para la cirugía oftalmológica, sin contemplar
precios pero obviamente que no sea norteamericana?’ Le dije, sin vacilar, que
era la alemana o la japonesa. Y el Comandante, a pesar de las reservas
expresadas por algún ministro, mandó importar lo mejor. Para dar el mejor
tratamiento a nuestro pueblo. Ello permitió a nuestros médicos y a todos nuestros
especialistas formarse a las técnicas más actuales, más avanzadas. Sin esos
equipos de alta tecnología y sin esos progresos no hubiésemos estado a la
altura del desafío que nos planteó aquel 9 de julio de 2004. Fidel lo tenía pensado, no me cabe duda, desde mucho antes.
Recordemos que, con Hugo Chávez, ya habían lanzado con enorme éxito, en
Venezuela, la ‘Misión Barrio Adentro’, enviando a miles de médicos cubanos a
los barrios más pobres para atender a pacientes que, a veces, no habían visto a
un doctor o a un dentista en toda su vida. Por eso, los dos Comandantes
conciben la idea de lanzar la ‘Operación Milagro’. Pero no divulgan la
iniciativa; la mantienen en secreto hasta ver si todo sale bien.»
«Durante más de un año –prosigue
la Dra. Eneida Pérez- estuvimos operando a miles y
miles de pacientes venezolanos. Se estableció un verdadero puente aéreo con
Caracas. Cada enfermo venía, por razones obvias, acompañado de un pariente. Y a
este pariente, nuestros servicios médicos lo sometían a un examen de salud
completo, multidisciplinario. Y a menudo se descubría que padecían diversas
afecciones de salud o padecimientos crónicos; y también se les trataban. O sea
que paciente y acompañante regresaban a su país totalmente curados.»
«¿Cuándo se anunció públicamente la
existencia de la ’Operación Milagro’?», le pregunto al Dr Marcelino Ríos.
«Fue -me
contesta- en el marco del programa de televisión ‘Aló Presidente’ que se
realizó aquí en Cuba, en la provincia de Pinar del Río, en un poblado llamado
Sandino, el 21 de agosto de 2005. Ahí es donde los presidentes Hugo Chávez y
Fidel Castro anuncian que ya se han operado más de 50.000 pacientes y divulgan
la existencia del convenio mediante el cual se crea la ‘Misión Milagro’ que
plantea intervenir quirúrgicamente a seis millones de latinoamericanos,
aquejados de enfermedades oculares, en un lapso de una década. Se le puso de
nombre ‘Milagro’ porque es la expresión popular de centenares de pacientes que,
al recobrar la vista, exclaman sorprendidos: ‘¡Es un milagro!’.
Muchos de ellos nos contaban sus experiencias de peregrinar por los diferentes
servicios de salud de sus respectivos países, sin recibir respuesta. Y ya
habían abandonado toda esperanza de recuperar la vista algún día...»
«¿La ‘Operación Milagro’ -le pregunto al Dr. Ríos- se ha extendido a otros países además de
Venezuela?»
«El año siguiente al anuncio hecho por los Comandantes Fidel y
Chávez, o sea en 2006, abrimos varios de centros oftalmológicos en Venezuela,
integrados por profesionales cubanos -un centenar de ellos trabajadores de
nuestro hospital Pando Ferrer. Debo precisar que, en la
‘Operación Milagro’, participan unas 165 instituciones cubanas. Y se dispone,
además, de una red de cincuenta centros oftalmológicos con 82 posiciones
quirúrgicas en 14 países de América Latina y el Caribe. Porque, en efecto,
Fidel y Chávez, a partir de la experiencia cubana, decidieron ampliar el
servicio a otros países, incluyendo a varios Estados del Caribe, como Haití y
San Vicente y las Granadinas. Bolivia fue la siguiente nación. Después se
sumaron Guatemala, Honduras, Ecuador, Paraguay, El Salvador, México, Argentina,
Uruguay... Hasta alcanzar una veintena, más otras decenas de establecimientos
quirúrgicos abiertos por personal cubano en África y Asia.»
En el mundo,
según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay unos 45 millones de
ciegos. Y, como nos lo precisaba la Dra. Eneida Pérez, la mitad de ellos, o sea
unos 25 millones, lo son sencillamente a causa de las cataratas. Lo que
significa que, con una simple operación quirúrgica, esos 25 millones de
personas podrían recuperar la vista. Dicho de otra manera, esos 25 millones de
personas son ciegas porque son pobres. Porque no pueden costearse una
intervención quirúrgica de alto coste, o porque no viven en un país con un
sistema público de salud que preste esa atención y asuma ese gasto. Esa es la
tremenda injusticia que quisieron combatir los líderes de la revoluciones
cubana y bolivariana. Igual que ambos combatieron y erradicaron por completo el
analfabetismo en sus respectivos países, se propusieron erradicar la ceguera.
Algunos quizás
se pregunten si todo esto que estoy diciendo no es más que propaganda. Para
verificarlo, como yo era muy miope y con unas cataratas muy complicadas, decidí
probar en mi propia persona la ‘Operación
Milagro’ y someterme a cirugía en los dos ojos.
Después de los
análisis pertinentes, mezclado con las decenas de pacientes que llenan los
pasillos del Hospital Pando Ferrer, me sometí a la intervención. Con sus manos
de ángel, la Dra, Eneida Pérez me operó. Una semana el primer ojo. La semana
siguiente el segundo. Seis o siete minutos a cada vez. Cero dolor. Increíble.
Totalmente ambulatorio. Apenas operado, te levantas de la mesa del quirófano
por tus propios pies y, sin la ayuda de nadie, te marchas a casa. Dos horas
después, te retiras tú mismo el esparadrapo que cubre el ojo operado. Milagro.
Ya ves bien. Ya puedes hacer vida normal. Puedo dar testimonio de ello. ¿Cómo
no pensar en los millones de personas que han vivido esta experiencia? ¿Cómo no
estar eternamente agradecidos a los dos Comandantes que impulsaron este
grandioso milagro?
NOTAS:
[ii] Ramón Pando
Ferrer (1933-1958) fue un joven estudiante cubano –dirigente estudiantil en la
Universidad de Las Villas y militante del Directorio Revolucionario 13 de Marzo-
que luchó contra la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1959). Arrestado por
soldados batistianos, es torturado y asesinado. No se han hallado sus restos
mortales.
[iii] Dirección
postal : Instituto de Oftalmología ‘Ramón Pando Ferrer’, calle 76 N° 3104,
entre 31 y 41, Marianao, Ciudad de La Habana, Cuba. Tel : +53 72654800.
Sito web : www.pando.sld.cu/
[iv] En 1959, cuando
triunfa la revolución, aún no se había terminado de construir el primer
edificio de los cuatro que conforman hoy el conjunto hospitalario.
[v] El profesor
Michael Blumenthal, de Israel, es el autor de la técnica de extracción de
catarata extracapsular por pequeña incisión realizada manualmente (Manual Small Incisión Cataract Surgery (MSICS). Léase
su libro : « Cirugía manual de catarata con incisión
pequeña » (Ed. Highlights, 2004).
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