FPDT: Comunicado a
11 años del #MayoRojo en Atenco
Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra
Publicado
originalmente en:
09
mayo, 2017
Hace 11 años, siendo gobernador del estado de México,
Enrique Peña Nieto, ordenó la barbarie contra Atenco con el beneplácito de
Vicente Fox y Nazario Gutiérrez. Los tres niveles de gobierno con sus
filiaciones partidistas PRI-PAN-PRD haciendo honores al horror, desatando a más
de 3,500 bestias uniformadas bajo el mando de Wilfrido Robledo Madrid y Ardelio
Vargas Fosado, entre otros gendarmes desalmados que actuaron quirúrgicamente
para desaparecer de la faz de la tierra al Frente de Pueblos en Defensa de la
Tierra, porque sólo así -pensaban los verdugos- podrían sembrar terror y
muerte, y asentar que luchar era el peor crimen que cualquiera puede cometer en
un país donde sólo un puñado de mafiosos gobernantes, amantes del poder y el
dinero, deben seguir gozando con tan generosa impunidad.
Diseñaron
con saña hasta el último detalle: disparar a quema ropa, tomar a las mujeres como
botín de guerra, violarlas y torturarlas; saquear, allanar las casas y las
almas, dejar el rastro del terror y la pesadilla; agarrar a todo aquel o
aquella que pareciera tener dignidad para llevarlos a los calabozos; expulsar
del país a los que les parecieran “extranjeros”,
no por su nacionalidad, sino por ser partidarios de la solidaridad y la vida;
perseguir cuales perros rabiosos todo lo que pudiera renacer desde algún sitio,
desde alguna trinchera y rematar con condenas carcelarias infames que sólo se
pudieran pagar con la vida. Todo esto y más, para dar castigo ejemplar, para
vengarse, para someter a la dignidad.
Definitivamente,
el 3 y 4 de mayo de 2006 en México se abrían las puertas para escalar la
represión y criminalización a niveles que uno pensaba, habían quedado en el
pasado. Atenco ensangrentado fue su trofeo, y para mantenerlo en alto, debían
seguir jalando el gatillo y poner en la mira a esos que pudieran contagiar su
tan peligrosa dignidad. Entonces las bestias se fueron contra todo y contra
todos. La represión del Estado en su conjunto ha sido quizás su obra más democrática porque no hay pueblo, ni
gremio, ni barrio, ni dignidad que luche y que esté a salvo de los golpes, los
gases lacrimógenos, las balas asesinas, la desaparición forzadas, venganzas
políticas y cada ignominia, que ahora mismo ocurre y tratan de ocultar con sus
serviles medios de desinformación.
Así
llegamos a estos días después de 11 años con el peso de casi un siglo de
impunidad priísta. La criminalización es legal; ahí tenemos la Ley Eruviel en
la mismísima cuna de la corrupción priísta que es el Estado de México; la
impunidad y las ovaciones son para quien robe más, para quien desaparezca y
asesine, lo mismo a estudiantes que a periodistas y mujeres. Entre más Duartes aborrecibles pero libres, entre
más Peñas Nietos sin castigo, más se
va a coronar la vileza en un país que sobrevive y sin embargo, con la fuerza
que le queda reclama a sus mujeres y hombres, a sus jóvenes y niños para que
nos levantemos las veces que sean necesarias, porque esta es la única vida que
tenemos y somos responsables de la brecha que hemos de dejar para los que
vienen detrás.
Por
todos lados seguimos en guardia contra la embestida. Unos estamos luchando por
la tierra, por nuestro pedacito de patria al que nos aferramos por verle libre
de la maleza capitalista y por el derecho de seguir existiendo; otros luchan
por defender la educación para todos y que ésta sea un surco para la libertad;
otros hacen sus trincheras desde sus oficios como las enfermeras dignas de
Chiapas en huelga de hambre, como algunos trabajadores dignos a los que aún les
queda consciencia de clase y saben que la lucha no está en las prebendas o en
unos cuántos centavos para alquilarse como esclavos; pueblos como Arantepacua
que saben que el futuro está en la lucha a pesar de la muerte, o un Cherán que
nos cobija con sus fogatas y nos señala el camino. Muchas madres y padres
encontraron la lucha cuando desaparecieron a sus hijas o hijos que buscan a
cada exhalación y día de la vida.
En
Atenco empezamos el siglo XXI con la frente en alto. La historia nos puso a
prueba y aún nos mira en su camino que es largo. Decidimos luchar por la vida.
Decidimos no agachar la cabeza. Decidimos no traicionar a nuestros hijos y a
sus hijos… El costo no ha sido poco ni grato. No hay día en que no anhelemos
paz en nuestros hogares y entre nuestros hermanos de cuna y sangre, y en medio
de tanta avaricia y desmemoria con las que envenena el PRI a nuestros pueblos,
ellos saben que desde este lado, vamos a seguir arando para que vuelva la
dignidad y el amor por la vida.
Su
guerra de exterminio no ha podido con nuestras trincheras. “…Seremos más…”, se sigue escuchando el eco de Tupac Amaru con la
perseverancia de un joven Nezahualcóyotl perseguido, jamás derrotado.
Las
trincheras surgen más allá de Atenco y se apostan en las faldas de los cerros:
desde Acolman, en Santa Catarina, en Tezoyuca, San Luis
Tecuautitlan-Temascalpa, Ocopulco-Chiautla, San Miguel Atepoxco-Nopaltepec,
Chipiltepec, San Martín de las Pirámides, Chimalpa Tepexpan, San Pablo Tecalco,
Chapingo, y todas las que se sumen y se construya una fuerza capaz de echar
para abajo el despojo.
El
estruendo de sus aviones de muerte, nos está obligando a despertar cada día
junto a otros pueblos hermanos. Porque no sólo es el ejido y la tierra comunal,
son también los cerros y la riqueza natural que hay en ellos, son los ojos de
agua, los manantiales, son nuestros pueblos y su vida comunal que se ha
cultivado por siglos, y de un día a otro quieren enterrar en una tumba de
progreso neoliberal.
Después
del último fraude priísta que impusieron en Atenco, hace un mes, para laurear a
los más entreguistas con la representación del comisariado ejidal, nos vemos
aún más obligados a revisar y replantear “qué
hemos hecho, qué no hemos hecho y qué vamos a hacer”, pues entregar la
tierra, permitir que nos invadan y resignarnos al exterminio jamás será opción.
Sabemos
de sobra que otra vez no está fácil, muy por el contrario; y que nadie nos va a
regalar ninguna victoria. Mas tendremos que construirlas. Tendremos que ser
audaces y aprender del camino andado, sus veredas, sus retornos y sus
callejones sin salida.
Vamos
a necesitar como siempre, de sus manos, de su acompañamiento y solidaridad. De
su experiencia y sus herramientas con las que luchan desde el conocimiento y en
la práctica.
Desde
esta patria que lucha, desde Atenco va un abrazo al digno pueblo venezolano que
resiste las fauces del imperio norteamericano. Como Cuba, su bandera firme nos
alberga esperanza y más rabia digna para creer que otro mundo es posible.
No
nos han derrotado. No nos hemos rendido.
Señores
del dinero: en Atenco el pueblo es quien decide su futuro, no unos cuántos de
sus mozos serviles.
Enrique
Peña Nieto: el día en que ordenó tomar como trofeo a nuestro Atenco ensangrentado,
se condenó así mismo.
¡ATENCO VIVE!
¡FUERA PEÑA NIETO, MUERTE AL PRI!
¡ZAPATA
VIVE, LA LUCHA SIGUE!
¡LA TIERRA NO SE VENDE SE AMA Y SE DEFIENDE!
Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra
FPDT-Atenco
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