Autor: Fidel Castro
Fuente: CubaDebate
Una enorme ignorancia envuelve no solo a esta, sino también
sus infinitas formas de experiencias. Incluso las huellas digitales de los
gemelos univitelinos, nacidos de un mismo óvulo, se diferencian a lo largo de
los años. No en balde Estados Unidos, el país imperialista más poderoso que ha
existido se autoengaña al asumir como doctrina un párrafo de la Declaración
Universal de Derechos Humanos donde se afirma: “todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y,
dotados como están por naturaleza de razón y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros”.
Nada de eso puede ser
ignorado. Hay muchas más cualidades en los principios religiosos que los que
son únicamente políticos, a pesar de que estos se refieren a los ideales
materiales y físicos de la vida. También muchas de las obras artísticas más
inspiradas nacieron de manos de personas religiosas, un fenómeno de carácter
universal.
Los hombres de ciencia
ocupan hoy un lugar privilegiado en los centros de investigación, laboratorios
y la producción de medicamentos destinados a la salud humana, a vencer las
distancias, concentrar las energías, perfeccionar los equipos de investigación
que puedan operar en la tierra y el espacio. Alguien debiera poder explicar de
forma sosegada por qué puede observarse desde un observatorio a cinco mil
metros de altura sobre el nivel del mar una estrella cuya luz tardó 12 mil
millones de años luz; es decir, a 300 mil kilómetros por segundo, en llegar a
la tierra. ¡Una insólita medalla de oro! ¿Cómo puede explicarse eso,
especialmente cuando se hace referencia a la unión de las estrellas que según
eminentes científicos dieron lugar a la teoría del Big Ban?
¿Qué quedaría después?
Nadie podría, sin embargo, negar la afirmación de eminentes científicos que
tras decenas de años de rigurosos estudios arribaron a la conclusión de que
tales fenómenos son absolutamente posibles. Otro hecho de notable trascendencia
es que la posibilidad de estos fenómenos es absolutamente real.
Es en este punto que las
religiones adquieren un valor especial. En los últimos miles de años, tal vez
hasta ocho o diez mil, han podido comprobar la existencia de creencias bastante
elaboradas en detalles de interés. Más allá de esos límites, lo que se conoce
tiene sabor de añejas tradiciones que distintos grupos humanos fueron forjando.
De Cristo conozco bastante por lo que he leído y me enseñaron en escuelas
regidas por jesuitas o hermanos de La Salle, a los que escuché muchas historias
sobre Adán y Eva; Caín y Abel; Noé y el diluvio universal y el maná que caía
del cielo cuando por sequía y otras causas había escasez de alimentos. Trataré
de trasmitir en otro momento algunas ideas más de este singular problema.
No olvidemos que este
domingo habrá debate de candidatos. En la primera ocasión, hace dos semanas, se
produjo uno que causó conmoción. El señor Trump que se suponía un capacitado
experto quedó descalificado tanto él como Barack en su política. Habrá que
darles ahora una medalla de barro.
Fidel Castro Ruz.
Octubre 8 de 2016
10 y 26 p.m.
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