por Federico Cormick
Fuente: Izquierda
revolucionaria
Red latina sin fronteras
Publicado:
07 julio, 2016
Hace 40 años, el 19 de julio de 1976, cayó combatiendo contra
la dictadura militar Mario Roberto Santucho. El principal dirigente del PRT-ERP
es la figura más destacada de una valiosa generación de compañeros y compañeras
cuya práctica y concepción política marcaron la huella de la revolución en
Argentina. Su legado está hoy presente en las nuevas camadas de militantes que
alzan las banderas de la revolución.
Los años 70 fueron el
momento más avanzado en la lucha de clases en nuestro país. La experiencia del
PRT y de su principal dirigente, el Negro
Santucho, encarnan el punto más alto en las definiciones políticas y en la
praxis revolucionaria para la conquista de una sociedad sin explotación y
opresión.
Conocedores profundos de
la realidad de nuestro pueblo, formados en el pensamiento crítico del marxismo,
hijos directos de la Revolución Cubana y el ejemplo del Che, los militantes del
PRT forjaron una propuesta política que sintetizaba lo más destacado de la
izquierda revolucionaria de su tiempo, y que resumían en su lema: “Por
la revolución obrera, latinoamericana y socialista”.
El Roby expresa de forma transparente esa trayectoria. Santiagueño de
origen, conoció al pueblo humilde desde sus entrañas al que le habló en español
y también en quichua; estudiando en Tucumán se fundió con peones y obreros
azucareros, con quienes desarrolló su militancia en la FOTIA; y aprendió
también el lenguaje de las grandes fábricas junto a los obreros que habían
protagonizado el Cordobazo y el Viborazo. Pero cuando se propuso vencer o morir por la Argentina, no lo
hizo desde una mirada chouvinista, populista, a la que combatió con todas sus
fuerzas, sino desde un compromiso profundo con el socialismo, con el proyecto
internacional de la clase obrera, cuyo capítulo argentino debía partir de las
aspiraciones profundas de nuestro propio pueblo.
El de Santucho y el PRT
era un socialismo que no era ni calco ni copia de la experiencia europea, como
dijera Mariátegui. En eso la generación de Santucho y de la nueva izquierda
vino a romper con la izquierda tradicional del PC y el PS, que además estaba
completamente sumida en el quietismo y la adaptación reformista al sistema.
Se trataba, por el
contrario, de impulsar la creación heroica del socialismo en América Latina
iniciado valientemente por el pueblo cubano en 1959, en su lucha contra la
dictadura y la injerencia yanqui, que se había desarrollado ininterrumpidamente
hasta el socialismo, declarado en 1961 luego de echar a los yanquis en Playa
Girón.
Ese año el Roby tuvo la posibilidad de pisar
suelo cubano, y conocer de primera mano el primer territorio libre de América.
No abandonaría nunca el reconocimiento del carácter latinoamericano de nuestra
revolución socialista. En 1961 participó de la formación del FRIP (Frente
Revolucionario Indoamericano Popular), núcleo que daría lugar al nacimiento del
PRT en 1965 tras la fusión con Palabra Obrera. Y años más tarde se encontraba
impulsando la JCR (Junta de Coordinación Revolucionaria) formada por el PRT, el
MIR de Chile, los Tupamaros de Uruguay y el ELN de Bolivia en 1974.
Con esa perspectiva
Santucho y el PRT recuperaron las tradiciones de emancipación de nuestro
pueblo, incluyendo las luchas anticoloniales y por la independencia,
incorporando la cuestión nacional como parte del bagaje de los revolucionarios
en su combate por el socialismo.
Esa izquierda integrada
con las tradiciones nacionales y latinoamericanas, pero enfrentada con la
perspectiva populista; comprometida con el marxismo pero reñida con el
reformismo de la izquierda tradicional; encontró en la referencia del Che
Guevara la síntesis de la práctica combatiente y de una propuesta socialista,
humanista y latinoamericana.
El desarrollo del
guevarismo en Argentina por el PRT permitió dar pasos importantes en la
estrategia revolucionaria.
La centralidad de la clase
obrera como actor revolucionario llevó a una amplia inserción e influencia del
partido de Santucho en el movimiento obrero. Integró a dirigentes provenientes
del clasismo del Sitrac Sitram como Goyo Flores. Impulsó herramientas amplias
como el Movimiento Sindical de Base (MSB) nutrido por miles de activistas
obreros. Y participó en la dirección de experiencias de gran importancia, como
la Mesa de Gremios en Lucha, Villa Constitución, o las Coordinadoras del 75.
El entendimiento de que la
clase obrera debía encabezar una alianza social junto a otros sectores
oprimidos para desarrollar una fuerza social capaz de quebrar el espinazo de
los sectores de poder dio lugar al Frente Antiimperialista y por el Socialismo
(FAS), como herramienta estratégica integrada por diversas organizaciones
marxistas y peronistas revolucionarias.
Entre las importantes
virtudes de Santucho hay que apuntar su perseverante vocación de poder,
poniendo todo para alcanzarlo, asumiendo todas las formas de lucha que estén al
alcance. Sólo así puede entenderse que el PRT, fundador del Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP), la mayor guerrilla marxista de este país,
fuera, a su vez, la organización que con más insistencia apostó a construir una
propuesta electoral que disputara la conciencia popular frente a Perón en 1973,
con la fórmula Tosco-Jaime.
Lamentablemente esta
corriente política que expresó lo más avanzado de la práctica y el pensamiento
revolucionario en nuestro país, no tuvo un hilo de continuidad. Sus más
destacados militantes cayeron en la lucha contra la dictadura genocida.
Se trata de una corriente
fundamental para construir una perspectiva de cambio, y que es preciso
recuperar, no desde la nostalgia o la devoción acrítica, sino valorando sus
aportes a la revolución socialista en Argentina.
En ese sentido, debemos
destacar que hoy son muchos los compañeros y compañeras de las nuevas
generaciones de militantes que retoman esta experiencia fundamental como aporte
a la reconstrucción de una perspectiva revolucionaria en nuestro país.
En ese camino, la tarea
pendiente es lograr cristalizar esa perspectiva en una organización política de
carácter nacional, que recupere para el día de hoy los aportes de la izquierda
revolucionaria que expresó el PRT, para desarrollar una intervención acorde a
las tareas de la etapa.
Tal vez por primera vez en
mucho tiempo las condiciones para dar pasos importantes en ese sentido estén a
la orden del día. Avanzar por ese camino, forjando una organización nacional
que levante las banderas de Santucho y del Che será sin dudas nuestro mejor
homenaje al Roby y los compañeros y
compañeras del PRT.
¡Decididos a
vencer! ¡Hasta la victoria, siempre!
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