Bilbao, 11 feb. CI (Álvaro
Hilario Pérez de San Román*)
Fuente:
Publicado por Red Latina
sin fronteras
02/13/2016
“Deberíamos apoyar al movimiento feminista,
democrático y multiétnico del kurdistán”
Tina Leisch, cineasta austríaca, lleva 25 años participando en
el movimiento de solidaridad con el pueblo kurdo. Actualmente se encuentra
presentando su último trabajo, “Solo los
muertos regresan a casa” (Kurdistán/Austria, 2015), un fresco de la
actualidad kurda con origen en el exilio centroeuropeo en el que viven más de
millón y medio de kurdos.
La política turca para con
la minoría kurda (10 millones de personas), basada en la represión sistemática
y en la negación de su existencia, tiene en el cerco informativo una de sus más importantes armas; un proceder
similar al empleado por Chile e Israel con mapuches y palestinos. Este hecho
convierte a las redes solidarias con el Kurdistán y a los medios audiovisuales,
al cine, en valiosas herramientas con las que poder revertir la situación.
“Solo los muertos regresan a casa” (81’; 2015), realizada
por la austriaca Tina Leisch y el periodista kurdo Ali Can, es parte de la
media docena de filmes que, hace unas semanas, se proyectaron en Bilbao durante
el ciclo “Mujer y Kurdistán”,
organizado por la Asociación vasco-kurda Newroz. El documental arranca de
personas que, como el propio Ali Cani no pueden regresar al Kurdistán bajo
soberanía kurda por razón de su activismo político. A través suyo y los regalos
para familia y amigos que entregan a Tina Leisch, próxima a viajar a Kurdistán,
la cineasta muestra “algunos aspectos de
lo que allí está sucediendo”.
La película denuncia la
represión contra el pueblo kurdo; la criminalización de sus organizaciones y
militantes; la negación de su cultura, lengua y existencia misma; la
sistemática violación de derechos humanos que llega hasta la existencia de una
prisión, Pozanti, donde niños y adolescentes son sometidos a continuas torturas
y abusos sexuales; la guerra sucia que el Estado turco emplea contra los
kurdos.
“Son muchas las veces que, estando conectado por internet con
activistas kurdos, se tiene acceso a informaciones que nunca aparecen en los
medios de comunicación. A pesar de que estemos hablando de hechos de tremenda
gravedad, como atentados con bombas o asesinatos de kurdos en las capitales
turcas y europeas, los hechos no merecen atención alguna para los medios
europeos. Es terrible”, señala Tina Leisch, después de proyectar su filme en Bilbao.
“Este vacío informativo -que intentamos
combatir con trabajos como éste- tiene que ver con la marginalización a la que
pretenden condenar la lucha kurda los estados miembros de la OTAN. Esta, por
razones estratégicas y políticas, necesita a Turquía como aliada y le permite
todo. Es un negocio muy sucio permitir a Erdogan reprimir y sojuzgar al
movimiento kurdo para asegurar su fidelidad a la OTAN”. Una mueca de
incredulidad acompaña sus palabras: “Si
estamos hablando de los valores de democracia, de igualdad de derechos para las
personas y las minorías que Europa dice representar y defender y teniendo en
cuenta el contexto de Oriente Medio, el movimiento kurdo debería ser el aliado
natural de Europa. En guerra contra la barbarie, contra ese fanatismo que
pregonan los medios, deberíamos apoyar a esta fuerza que es feminista,
democrática; son multiétnicos, multirreligiosos, tolerantes, que aceptan la
presencia tanto dentro de su movimiento como del territorio de una serie de
minorías. Así las cosas, ¿cómo es posible que la Unión Europea y la OTAN apoyen
la represión contra este movimiento? Es absurdo”.
“Solo los muertos
regresan a casa”
no se queda, sin embargo, en la denuncia: visibiliza procesos como el
empoderamiento de la mujer kurda desde diferentes puntos de vista y realidades,
desde las intendentes de diversas ciudades, a periodistas, guerrilleras y
militantes políticas a las micro revoluciones cotidianas, a ese “erradicar comportamientos patriarcales”
que Ayşe Gökkan, intendente de Nusaybin, ciudad en la frontera con Rojava,
señala en la película.
“Conozco el Movimiento de Liberación Kurdo desde principios de
los 90; son 25 años en tareas de solidaridad. Puedo asegurar que, en todo este
tiempo, ha cambiado mucho”, asegura Leisch. “El
PKK nació como un movimiento marxista-leninista, muy nacionalista, muy rígido,
dirigido por hombres, jerarquizado verticalmente; muy diferente al movimiento
actual. Por un lado, la influencia del el aparato militar, guerrillero, dentro
del movimiento es mucho menor: hoy, el movimiento kurdo es un movimiento de la
sociedad civil, de las mujeres, de las estudiantes, de la gente en los barrios,
de los abogados, de los periodistas, las intendentes… En la mayoría de las
ciudades kurdas enclavadas en territorio turco los intendentes, el gobierno
comunal, está en manos de los kurdos. Hay más de una docena de mujeres en estas
responsabilidades, como las alcaldesas de Amed (Diyarbakir) y Nusaybin, Gültan
Kışanak y Ayşe Gökkan, que ganaron las elecciones con el 60 y el 80% de los
votos, respectivamente. Además de reducirse la influencia de la guerrilla, hay
que reseñar la aparición de una guerrilla compuesta solo por mujeres: mujeres
como Sakine Cansizii han impactado muy fuerte en el conjunto de la sociedad
kurda, han renovado el papel de la mujer kurda y su percepción de éste. En los
años 80 y 90 Kurdistán era muy patriarcal: hombres con dos, tres o cuatro
mujeres que eran tratadas como esclavas y las mujeres jóvenes encontraron en la
guerrilla la posibilidad de escapar, de irse al monte para huir de matrimonios
convenidos, de las muy patriarcales estructuras familiares; así, el movimiento
fue abriendo espacio para un discurso feminista, para establecer estructuras
que posibilitaran la igualdad de derechos. En dos o tres décadas la sociedad
kurda ha cambiado mucho”.
Ali Can no es el único
periodista kurdo represaliado que tiene relación o aparece en el documental,
reflejo del feroz control turco sobre la información. “En el documental quizás este tema no tiene la relevancia necesaria”,
dice Tina; “pero ahí está, por ejemplo,
el chico que vive en Colonia, el periodista que tiene asignada residencia en
Colonia, de donde no puede salir.
Trabajaba para la TV kurda, perseguida en Europa. Anders Fogh Rasmussen,
secretario general de la OTAN entre 2009 y 2014, ganó para sí el voto de los
turcos cerrando la emisora kurda. Es un juego: yo conozco la emisora kurda
desde hace 15 años, cuando se fundó, y cada dos o tres años cambia de nombre,
de ubicación y de satélite porque es perseguida en Europa. Si vas con la cámara
por Kurdistán, la gente pregunta si eres de Med TV; la gente la conoce, la ve.
Es muy importante que gracias a la TV por cable o satélite los kurdos tengan
sus propios medios de comunicación, sus propios canales de TV, tanto por la
información política como por la vis cultural, porque hay que tener en cuenta
que en la década de los 90, cuando viaje a Kurdistán por primera vez, estaba
prohibido hablar kurdo, escuchar música kurda. Esto cambio entonces. Es un
proceso muy lento este de recuperar el idioma, la música, la literatura oral,
toda la cultura kurda, y para esto la TV es muy útil. Por eso es atacada
constantemente por los gobiernos europeos a instancias de Turquía. Es un juego:
Se cierran las instalaciones, se detienen periodistas y los kurdos, después de
dos o tres días, dan a conocer su nueva ubicación, el nuevo nombre de la TV”.
(*
Álvaro Hilario Pérez de San Román es periodista, corresponsal de Colombia
Informa en País Vasco).
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