Jornada de protesta en Azcapotzalco: ¡VIVOS LOS QUEREMOS! A 10 meses de la desaparición forzada de los 43
¡VIVOS
SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
El 26 de Septiembre de
2014 las fuerzas armadas mexicanas atacaron a un grupo de estudiantes de la
Escuela Normal Rural "Raúl Isidro
Burgos" de Ayotzinapa, Guerrero, matando a 6 personas (3 estudiantes)
y desapareciendo por la fuerza a 43 estudiantes, a los cuales el Estado los
presume como muertos.
En la búsqueda de los estudiantes se han
descubierto más de 50 fosas clandestinas, y decenas de cuerpos, además de que
la investigación llevada a cabo por la Procuraduría General de Justicia ha
estado plagada de mentiras. Ya se cumplen 10 meses de este crimen de Estado.
El cinismo del gobierno es repugnante. El
domingo 19 de julio el ejército federal disparó contra la comunidad nahua de
Ostula que protestaba por la detención arbitraria del comandante de su Policía
Comunitaria y coordinador de los Autodefensas de la región Costa-Sierra de
Michoacán, Semeí Verdía Zepeda. El niño Hedilberto Reyes de 12 años fue
asesinado por un balazo en la cabeza, además varias personas fueron heridas de
gravedad. Todos los comuneros acusan del crimen al ejército, pero éste dice que
“disparó al aire”.
La comunidad de Ostula recuperó más de mil
hectáreas en 2009 que mantenían invadidas grupos criminales (Familia Michoacana y Caballeros Templarios). Desde entonces
33 líderes del pueblo han sido asesinados y 6 fueron desaparecidos. En 2013,
cuando se levantaron los autodefensas en casi todo Michoacán, la comunidad de
Ostula reorganizó a su Policía Comunitaria y junto con los Autodefensas expulsó
de su territorio a los narcos.
Desde mayo de 2014 el gobierno incorporó a
varios grupos de autodefensas a la Guardia Rural para controlarlos. A los que
no se dejaron controlar los encarceló, entre ellos al Dr. Mireles. Ahora
encarcelan a Semeí Verdía porque estorba
a los Templarios que de nuevo están en este territorio con apoyo del
ejército.
Como en el caso de Ayotzinapa, donde el ejército
cubrió la retirada de policías y sicarios en el ataque a los normalistas, es
cada vez más evidente y visible el contubernio del gobierno con los narcos. Eso
mismo demuestra la “fuga” del Chapo Guzmán de un penal de “máxima seguridad”.
Por estas razones y por la masacre por la que
atraviesa el país y que se ha denunciado en todo el mundo, no solo por el caso
de los 43 estudiantes desaparecidos, sino también por los más de 24 mil desaparecidos desde el 2006, con un promedio
de 13 desapariciones por día durante el gobierno de Peña Nieto, además de los
más de 150 mil asesinatos y 250 mil desplazamientos forzados, es que como pueblo
necesitamos organizarnos hasta acabar con el sistema de explotación, despojo,
desprecio y represión que ha hecho degenerar al Estado en una mafia de
vividores y criminales.
Colectivo Azcapotzalco, adherente a la 6ª.
La Voz del Anáhuac
(Texto
e imagen del volante distribuido para convocar la Jornada Político-Cultural y de
Protesta al cumplirse 10 meses de la desaparición forzada de los 43 compañeros
normalistas de Ayotzinapa).
El sábado
25 de julio, a partir de las 12
horas realizaremos una jornada de protesta al cumplirse 10 meses de la desaparición
forzada de nuestros compañeros normalistas de Ayotzinapa, en el kiosco de la Videoteca (a un lado del
Hospital Pediátrico de Azcapotzalco, costado norte del mercado, centro de
Azcapotzalco).
Contaremos con la participación solidaria
de:
Enrique Cisneros “El
Llanero Solitito”, fundador del Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística
(CLETA)
Colectivo de teatro “Ángeles Extremos”, con la obra “De lo que estoy más orgulloso" (escrita
y dirigida por Maykol Pérez)
Amelia Escalante
La Trova Cósmica
Alexander Bernal y las Víctimas de la crisis
A 10 meses de la desaparición forzada de
los 43 normalistas de Ayotzinapa seguimos haciendo eco a la exigencia de sus
madres, padres y compañeros: ¡Vivos se
los llevaron, vivos los queremos! El Estado ha intentado todo para que olvidemos,
para que “superemos” el dolor y la
rabia que la ausencia de los 43 compañeros normalistas. Intentó darle “carpetazo” al asunto con la “verdad histórica” de Murillo Karam, con
la que además pretendió criminalizar a los compañeros, diciendo que entre ellos
había “infiltrados” de “Los Rojos”, cártel rival de los “Guerreros Unidos”. Nadie creyó esa
burda maniobra. Al cumplirse 9 meses de la desaparición forzada salió con otra
batea de babas: que “uno de los 43 era
soldado en activo”, pretendiendo meter desconfianza y división, pero esa
mentira se le revirtió, pues ¿no que el
ejército no intervino? Si resultara cierta esa información, significaría
que el ejército estuvo informado de cada movimiento de los normalistas, lo cual
obliga a que se investigue al ejército. Ya algunos padres, marcando los números
de celular de sus hijos desaparecidos, han logrado ubicar por GPS que su ubicación
es el 27 batallón del ejército, en Iguala.
Todo
esto reafirma lo que para todos ha sido una sospecha desde el 26 de septiembre
de 2014: Fue el ejército, en complicidad con las policías municipales de Iguala
y Cocula, y de los sicarios de los grupos criminales. Es decir que el Estado,
en los niveles municipales, estatal y federal, sabe del paradero de nuestros
compañeros y debe presentarlos con vida.
Los pueblos zapatistas nuevamente son hostigados
por la ofensiva paramilitar que, desde los tres niveles del mal gobierno neoliberal, pretende sabotear
la construcción de la autonomía como camino de emancipación que desde abajo y a
la izquierda levanta el autogobierno, donde el pueblo manda y que hace realidad
ese otro mundo posible que es referente de liberación de la humanidad. Los
ataques más recientemente visibles son en la comunidad El Rosario, Municipio
Autónomo de San Manuel, Selva Tzeltal, en el Caracol III La Garrucha, pero
permanentemente van, con distintas formas de guerra contrainsurgente, a Los
Altos de Chiapas, a la Selva Tzeltal, a la Selva Fronteriza o a la Zona Norte. La digna resistencia zapatista ha
demostrado que no se dejará derrotar, que no claudica, que no se rinde, que no
se doblega, que a pesar de todo seguirá caminando, desafiando a la hidra
capitalista…
No
sólo en Guerrero se ha evidenciado la complicidad simbiótica del Estado y el
narco. Michoacán, entre otros estados, es un claro ejemplo. En 2013 en la mayor
parte del territorio michoacano se alzaron diversos grupos de Autodefensas,
ante la ineficacia y complicidad de los cuerpos de seguridad del gobierno
(policías municipales, estatales y federales, ejército y marina) con el cártel
de los Caballeros Templarios. Ante la
acción directa de los Autodefensas, el gobierno federal se vio obligado a
actuar, pero no para perseguir a los narcos templarios, sino para controlar a
los grupos de Autodefensas. A algunos logró controlarlos como “guardias rurales”.
A otros los encarceló, como es el cas0 del Dr. José Manuel Mireles. Y a los que
siguieron funcionando como Policías Comunitarios los persigue, como es el caso
de la Policía Comunitaria de Santa María Ostula, de las tierras recuperadas por
el pueblo nahua en Xayakalan y los Autodefensas de Aquila, Chinicuila y Coahuayana,
comandados por el compañero Semeí Verdía, de Ostula. Verdía ha sufrido ya tres
atentados por parte de los templarios y la policía. Ahora es el ejército. El 19
de julio un operativo militar atacó puestos de vigilancia de la Policía Comunitaria
de Ostula y Xayakalan y de los Autodefensas de Aquila, realizando detenciones
sin orden judicial. Entre los detenidos el compañero Semeí Verdía. El pueblo se
moviliza en protesta y es atacado militarmente, asesinando a niños de la
comunidad.
En
Xochicuautla la resistencia contra la carretera privada Naucalpan-Toluca y en
defensa del bosque nahua-otomí se enfrenta ahora a un decreto expropiatorio
emitido el 9 de julio por Peña Nieto, con el que pretende abatir la resistencia
de los pueblos originarios contra el megaproyecto capitalista de muerte y
destrucción.
Colectivo
Azcapotzalco, adherente a la 6ª.
La
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