Colaboración:
Colectivo de Cobertura
Caravana 43 Brasil,
con la participación del
Centro de Medios Independientes de Guatemala y Agencia Subversiones
01 julio, 2015
En su
continuo globalizador de luchas, la Caravana 43 Sudamérica realizó una visita a
la ciudad de Porto Alegre, estado de Río Grande del Sur, al extremo sur de
Brasil, donde colectivos autónomos articularon la iniciativa de denuncia y
solidaridad internacional por la exigencia de aparición con vida de los 43 que
nos faltan a todxs. Individuos, grupos y colectivos gauchos se dieron cita para
escuchar las palabras simples que evidencian el proceso sistemático en América
Latina: la cruel guerra desde los estados contra su propia población, aspecto
que recuerda a las dictaduras militares de ayer, y hoy particularmente en
Brasil y su simulada democracia, donde el nombre de Ayotzinapa caló
profundamente al enunciar no la excepción, sino la regla de los malos gobiernos
de México y el mundo.
El Asentamiento Urbano Utopía y Lucha fue
testigo de la conferencia de prensa que la Caravana 43 Sudamérica realizó a su
llegada, donde el eje del discurso, además de las reivindicaciones de luchar y
exigir justicia por los crímenes de estado, dio el acento en la coyuntura
electoral en México. Un clima de militarización en Guerrero está atrás de una
serie de agresiones que los estudiantes, familiares de los normalistas y el
movimiento popular sufrieron durante los primeros días de junio y que se
intensificarían hasta llegar el día de la farsa electoral cuando fue asesinado
Antonio Vivar.
Las acciones de Rigoberta Menchú,
sobreviviente del genocidio en Guatemala, y premio Nobel de Paz estaban en la
boca de todos. ¿Cómo era posible que alguien con su experiencia, traicionara
hasta sus propios desaparecidos al cuestionar la legitimidad en la lucha de
Ayotzinapa? El dinero y el poder corrompen de las formas más dolorosas. Las
palabras de una joven indígena al interrumpir una ceremonia en México en el que
Menchú, pagada por el Instituto Nacional Electoral (INE) para contribuir a
legitimar las elecciones federales, había invitado a un minuto de silencio por
los desaparecidos, a lo que respondió —«Si
hiciéramos un minuto de silencio por cada desaparecido en México, pasaríamos la
vida entera callados».
Días antes del nuevo crimen el padre de
familia Mario González reclamaba —«Ahora
la escuela está rodeada de Gendarmería; Tixtla está rodeada de soldados, la
represión esta fuerte en Guerrero y el presidente del PAN [Gustavo Madero] pide que envíen más elementos para reprimir…
No solo es en Guerrero [el boicot electoral], es en todo el país pero tanto es de importancia para ellos el poder,
las elecciones, que es preferible que vote la gente a la fuerza que encontrar a
nuestros hijos»— mientras el estudiante sobreviviente Francisco Sánchez
completaba: «En Ayotzinapa la represión
es hoy y ayer sufrieron otra, esta cabrón. Todo por las elecciones porque no
queremos eso en Guerrero, no podemos permitir que el INE elija con la supuesta
democracia a otro corrupto, otro asesino, que no va a entregar a nuestros
compañeros. Si votamos elegimos a nuestros propios represores, asesinos».
Las madres Hilda Legideño e Hilda Hernández
hicieron, ante la prensa local de Porto Alegre, una llamada a la solidaridad y
reafirmaron que no van a parar de luchar hasta encontrar a sus hijos.
Negación de la humanidad
Un
estandarte colorido precede a personajes vestidos de negro. Levanta Favela, es
el nombre del grupo de teatro popular. Los sonidos de percusiones enmarcan las
palabras que entonan clamor por justicia en un canto que transmite festividad. «Tengo la certeza que los dueños de la
tierra estarían contentos si no escucharan mi voz» —grita uno de lxs
personajes y la pieza rompe en otro tono que se traslada a una sátira a los
medios de comunicación hegemónicos, las corrupciones políticas y la policía
asesina. La pieza retoma acontecimientos como la masacre en Eldorado dos
Carajás donde fueron asesinados 19 campesinos en 1996 en Pará; de Elton Brum
quien recibió un disparo por la espalda en 2009 en Río Grande del Sur; de
Claudia Silva quien recibió dos balazos y después fue arrastrada por la policía
militar y de la desaparición forzada de Amarildo Dias, ambos casos ocurridos en
Río de Janeiro.
Con aquella acción el grupo de teatro popular
dio el recibimiento a la Caravana 43 en su primer acto público en Porto Alegre,
una de las ciudades donde se desató la ola de protestas masivas recordadas como
las jornadas de junio 2013 que consiguieron tumbar el arbitrario aumento en la
tarifa del transporte y que incendiaron a la sociedad brasileña, las cuales
fueron contestadas con una feroz represión gubernamental para acallar las
manifestaciones próximas a la copa mundial el año siguiente.
Frente a centenas de individuos, grupos y
colectivos, la Caravana 43 pidió a los asistentes levantar la voz por los 43
estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y globalizar la vida, frente a la
muerte impuesta por los estados criminales. «México
es un estado de criminales, de seres sin dignidad, a quienes les importa más el
poder…pensé que sólo pasaba en mi país pero por eso son las caravanas para
seguir luchando» —compartió Mario González quien recalcó su preocupación
por las acciones del estado mexicano para imponer a cualquier costo la farsa
electoral. «Van a ser las elecciones y
Guerrero está militarizado, le pegan a los estudiantes, a los maestros, Atenco,
Xochicuautla ¿Porque no queremos votar? ¿Cuál libertad? La libertad es una
mentira, hay represión para que votemos».
De parte del público una
de las asistentes compartió el sentir de lxs familiares y de lxs presentes. «Ustedes sembraron algo de su lucha aquí en
Brasil, los colectivos no van a olvidar ni tampoco a callar. Nosotros tenemos
que salir con nuestros colectivos en nuestras luchas para decir: fue el estado,
el de México, el de Brasil, de toda América Latina como un todo que masacra y
desaparece a todos quienes se levantan y luchan; estamos aquí para convertir el
dolor en resistencia. Y no nos vamos a callar».
Las palabras con las que
finalizaron la pieza teatral retumban en la memoria fresca: ¡Que
se siembre mi decir con dolor y furia, el estado es la negación de la
humanidad!
Boicoteando a la distancia
La
información era un torbellino que sacudía la atención de la Caravana 43 desde
una semana atrás pero alcanzó el cenit en aquel domingo 7 de junio que arribó
con la premura en que las noticias viajan en la era digital. Desde los primeros
minutos de la madrugada la situación de tensión en el municipio de Tixtla,
donde cortes del suministro eléctrico y la presencia de retenes policiacos y
militares alrededor de la escuela Normal de Ayotzinapa, aumentaban la angustia
de lxs estudiantes y familiares ante la amenaza de una posible represión a sus
compañeros movilizados en Guerrero.
A miles de kilómetros al sur, pero con la
cercanía virtual que posibilitaba la transmisión de información a través de
redes sociales y medios libres, la Caravana 43 Sudamérica montó un pequeño
espacio de monitoreo para seguir de cerca los acontecimientos que marcaron la
jornada donde festejaron la cancelación de las elecciones en Tixtla.
Por la tarde, lxs familiares y el estudiante
se realizaron un acto en el parque de Redención en el centro de Porto Alegre.
La curiosidad de transeúntes en paseo dominical atrajo más oídos y corazones
para asistir las palabras de denuncia y el llamado a la solidaridad que
representaban a miles en Guerrero y millones en el puente que se levanta entre
México y Brasil.
En el acto, Francisco tomó el micrófono para
informar de lo acontecido en México.
«Ayer
golpearon, antier, hoy nuevamente en la Normal. Porque no queremos elecciones
en Guerrero, porque sabemos que sus candidatos no hacen nada. Queremos que el
pueblo sea autónomo, queremos formar esos concejos municipales que tanto hacen
falta en México, que hacen justicia, no corruptos como Peña Nieto y Calderón
que bañaron nuestra bandera de sangre. Repudiamos al gobierno totalmente. Dicen
que van 604 investigaciones y ningún resultado, los expertos en desaparecer
personas son los militares, federales a ellos les enseñan eso» —menciona en referencia a las tácticas
contrainsurgentes que reciben cuerpos de seguridad en México desde los años
setenta, en específico el batallón 27 de Iguala que de ser conocido como «aldea vietnamita» por los bombardeos
que realizaba contra las comunidades pasó en la actualidad a la infamia por la
abundancia en su jurisdicción de narco-fosas y su participación en la agresión
contra los normalistas.
«No
queremos que pase ni en México ni aquí… sientan el dolor y la rabia que
sentimos como padres y estudiantes… venimos a denunciar al gobierno corrupto y
asesino de Peña Nieto… en Guerrero no queremos elecciones porque queremos ser
libres, queremos justicia por todos: Charco, Acteal, Aguas Blancas, Muertas de
Juárez, Guardería ABC y la presentación con vida de nuestros 43 compañeros.
Dense cuenta que es solo un enemigo, somos los de abajo que estamos siendo
acabados por el estado, el sistema que ocurre en toda Latinoamérica».
La crítica es demoledora a la
insostenibilidad del sistema-electoral y el fracaso de su simulada
representación. La militarización que sufría en esos momentos una decena de
estados mexicanos y desde días previos a la farsa electoral la Escuela Normal de
Ayotzinapa encara la magnitud del problema. La legitimidad no se obtiene
mediante las armas, sino a través de aquella frase de Lucio Cabañas que en la
sangre de los estudiantes de Guerrero hierve y grita: «Ser Pueblo, hacer Pueblo y estar
con el Pueblo».
De espaldas a su propio pueblo
Por la
mañana del último día de actividades, la Caravana 43 Sudamérica hizo parte de un
aula pública en la Universidad Federal de Rio Grande del Sur. Jóvenes
universitarios escucharon las respuestas de Francisco sobre el papel del
narcotráfico en el gobierno mexicano: «No
hay guerra contra el narcotráfico, la guerra es contra el pueblo. El 26 de
septiembre el gobierno no pudo ocultar la guerra contra nosotros, contra los de
abajo, no pudo ocultar esa guerra de exterminio» —compartió en un auditorio
repleto tras detallar la pesadilla de la noche en Iguala donde el estado
criminal se desbordó en sus mecanismos predilectos para intentar controlar la sociedad:
el miedo y el terror.
Después de hacer la denuncia por el asesinato
de Antonio Vivar el día anterior en el municipio de Tlapa, Francisco rescató la
alternativa que se vislumbra en el movimiento: «Lo que pasa es darles proceso a los municipios donde no hubo
elecciones para que se vuelvan autónomos para ya no depender de ese estado
corrupto, asesino y represor; seguir el ejemplo de Cherán, Michoacán, donde
hicieron sus concejos municipales, donde participan los ciudadanos del pueblo,
tienen su policía comunitaria, ahí no se mete el gobierno. Queremos eso en
Guerrero, eso falta en todo México. Chingón sería tener en toda Latinoamérica
concejos municipales, que aquí en Brasil hubiera pueblos autónomos, donde se
mandan y defienden ellos mismos. Ya vamos empezando y tenemos que darle duro; no
tenemos miedo hay que entrar con todo».
Entre lxs asistentes se reflexionó sobre los
paralelismos pese a las geografías; la dictadura militar en Brasil de 1964 a
1985. La Comisión de la Verdad en años recientes fue un paso importante para el
reconocimiento de este pasado en Brasil, pero tuvo muchas limitaciones, en
cuanto a alcance, metodología, recursos y sólo reconoce una fracción de los
asesinatos y desapariciones dentro de los millares de víctimas que son parte de
una historia aún no contada. Peor aún, de las 377 personas responsables de
estas atrocidades, ninguna fue juzgada por ello debido a una ley de amnistía
aprobada en 1979 por los mismos militares que fue ratificada en 2010 ya en «tiempos democráticos» en los que
continúan aconteciendo crímenes contra la población joven, como el caso de
Samuel Eggers, joven ambientalista, estudiante de psicología quien participó en
las protestas de 2013 en Porto Alegre y fue asesinado en un controvertido caso
de «robo».
Como en otros países de la región «la amnistía» sigue encubriendo a los
torturadores, aunque delitos como genocidio y de lesa humanidad en los marcos
internacionales de derechos humanos, no alcanzarían perdón.
«En Brasil
no se notician los desaparecimientos. A cada hora jóvenes de las periferias
desaparecen y siempre se coloca como culpable al narcotráfico, son silenciadas
las familias y no se tienen datos ni información. Conozco una periferia de
Porto Alegre, barrio de Rastinga donde acompaño desaparecimiento de ex-alumnos
míos. ¿Cómo refleja eso en la organización, en el barrio? ¿Cómo se moviliza
frente a la violencia? El silenciamiento es lo que más me toca. La geografía
habla de una resistencia globalizada que nos hace pensar en nuestro lugar,
nuestro cotidiano y entender como se dan los movimientos y la parcialidad de
esas relaciones. Pero ¿qué sabemos de la Amazonia?», reclama una profesora para quien pese al
pensamiento externo que acredita que Brasil está de espaldas a América Latina,
en realidad Brasil está de espaldas para sí mismo.
Para no olvidar jamás
Como parte
del cierre de la Caravana 43 Sudamérica en Porto Alegre el grupo Ói Nóis Aqui
Traveiz realizó una pieza de teatro en la denominada Esquina democrática en el
centro de la ciudad donde una multitud siempre apresurada hace una pausa para
observar. La acción transmite el habla del poder que somete pueblos a través de
su único lenguaje: la violencia. Por ello resulta aterrador frente a las
miradas de lxs espectadores, no el cuerpo que yace en el piso, colorido y sin rostro
en esa contradicción de vida y muerte, sino la paralización producida por el
miedo que corroe como el fuego que escupe la agresión hacia el viento. Armas,
dinero, poder. Frente al monstruo naturalizado, existen luchas con el nombre de
Ayotzinapa, que con sus 43, nuestros, de todos, representan a los sin rostro de
tantas luchas del ahora, de antes y de mañana.
El acto encara múltiples realidades. Tiempo,
espacio. El pasado que se enuncia y se hace tangible a través del ritual que
enlaza nombres y rostros: Leonel Castro Abarca, Miguel, Benjamín, Saúl, Israel,
Jorge, Antonio, Luis… Los nombres proferidos se entremezclan como el viento
mece los pequeños rostros que los hacen presentes, convirtiéndolos todos en uno
sólo con la multitud que percibe la mirada de los compañeros que a todos nos
hacen falta. Las sillas vacías no lo están más. El presente en que la lucha por
encontrarlos mantienen viva la memoria de otras peleas, como el colectivo
teatral realiza para denunciar las desapariciones durante la dictadura en
Brasil y que se convierte en la exigencia por la vida, por la búsqueda
incansable de lxs familiares por la construcción de una justicia que no se
espera de ninguna otra parte.
Después del acto, inicia una marcha donde las
madres al frente de lucha quiebran el silencio. Decenas de personas se unen al
contingente, donde las sillas de la pieza teatral que simbolizaban la ausencia
de las personas es cobijado por el clamor y la exigencia de las multitudes.
Francisco toma el micrófono de nuevo, por
última vez en esta ciudad:
«Todo
gobierno es corrupto, ellos globalizan las injusticias, los crímenes de estado,
el terrorismo de estado, a nosotros nos queda globalizar la resistencia, ya
estamos cansados y nos estamos organizando para derrotarlo. Los de arriba
tienen que caer y nosotros vamos a gozar de justicia. Tiene que liberarse
América Latina, pedimos un cambio para todos. Queremos que se sigan
organizando, manifestando, protestando por Ayotzinapa. Nosotros desde allá
vamos a pedir justicia por el pueblo brasileño. Los 43 son mis hermanos y no
voy a parar hasta encontrarlos, seguiré levantando la voz para exigir la
presentación con vida de los 43 y si es necesario dar la vida, la daremos como
Ayotzinapa, si es necesario morir, lo haremos. Nosotros nos llevamos el
compromiso de pedir en cada manifestación allá en Ayotzinapa para pedir
justicia por todo lo que vimos aquí en Brasil. Las autoridades actúan de la
misma forma en México y Brasil por ello es una única lucha, organicémonos para
derrotar a quien nos pisotea. Están en nuestros corazones, abrazo de la base
estudiantil de la normal rural de Ayotzinapa, abrazo de los 43 padres de
familia».
El mensaje continúa…
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