Omar García Velásquez
26/06/15
¿Cuál de todos los métodos de tortura practicarán en mi cuerpo cuando me
lleven preso, antes de asesinarme o desaparecerme? ¿Utilizarán la tortura de la
gota? ¿Me harán descargas eléctricas por todo mi cuerpo o pondrán una rata
tapada con una cubeta metálica sobre mi abdomen para prenderle fuego por fuera
después? ¿Me clavarán alfileres en las uñas para que les diga la verdad? ¿Cuál verdad si la he dicho
durante nueve meses? ¿Me desollarán como a mi compañero Julio César Mondragón
Fontes para infundirle terror al pueblo?
REPITO: ¿cuál de todos los métodos? ¿Acaso los
combinarán todos con inigualable maestría? ¿Habrá corrientes hegemónicas de
tortura entre los verdugos? ¿Compiten entre ellos? ¿Serán verticales u
horizontales? ¿Intrasistémicos o Antisistémicos?
A veces llego a preguntarme si quienes nos
oprimen son más creativos que los luchadores y luchadoras de mi pueblo. Pues
ellos no están como nosotros en interminables análisis sobre cómo torturar y
matar, ellos matan, torturan... Nosotros deberíamos simplemente trabajar,
transformar.
Compañeros y compañeras:
Se han cumplido Nueve Meses de los
acontecimientos en Iguala aquel 26/09/14, algo importante hay que decir... Pues
en nueve meses algo debe haber nacido. O algo debe no haber nacido. O algo se
sigue gestando.
Quienes estamos del lado de los padres y madres
de familia de nuestros #43 compañeros desaparecidos creemos que en las luchas
serias no se trata sólo de atribuirle al "enemigo"
las causas de nuestros fracasos, sino que parte de éstos se deben a tropiezos
propios.
Esto lo decimos de manera responsable y sabiendo
de antemano que quien está en contra nuestra podrá entresacar cosas que le
sirvan para atacarnos, pero debe quedar claro que a estas alturas esos
alfilerazos ya no nos dañan.
Debe comprenderse que desde el inicio nos hemos
enfrentado al problema desde posiciones diferentes que han venido coexistiendo
a veces pacíficamente, otras de manera muy tensa.
Lo que nos mueve al escribir estas líneas es
demostrarle al colega luchador social, activista y no activista, a la
población, que más que tener a la lucha como una carrera en la cual se compite
con los demás activistas y luchadores, nosotros tenemos a la lucha como un
asunto en el cual los esfuerzos grandes y pequeños son complementarios unos de
otros.
Se comprende por eso que los padres, los cuales más
que luchadores sociales son víctimas, se hayan complementado con estudiantes y
abogados, organizaciones y gran parte de la sociedad que si bien queremos lo
que ellos: también queremos transformar este país.
Pese a los buenos deseos y a la lucha intensa el
hecho es que se cumplieron nueve meses ya... El tiempo de búsqueda de justicia,
sin embargo no ha pasado en vano y nos ha enseñado cosas muy ciertas y serias,
por ejemplo, que hemos descuidado cosas vitales. De esas cosas que hay que
atender pues de lo contrario esto no va a solucionarse, ya no digamos por el
Estado que pocas o nulas intenciones tiene de hacerlo, sino por el pueblo
mismo.
Algunas personas que nos han apoyado han asumido
la idea absurda de que ayudar con despensa, dinero y con asistencia a las
acciones globales es suficiente.
Eso en parte, otras, espero la mayoría, se han
topado con pared pues cada vez que se trataban de acercar con una buena
propuesta o idea no encontraban apertura de nuestra parte. En ese sentido el
error es nuestro y debemos formular mecanismos más amplios de apertura y
escucha.
Nosotros pensamos que se debe asumir que faltan
brazos, cabezas, manos, sujetos para el trabajo organizativo; personas que no
menosprecien los brotes nuevos que vieron la vida luego del 26/09/14. Y no sólo
eso: que no se deje la responsabilidad de organizar y transformar al país en
espaldas de los padres, como si de un partido o candidatos "transformadores" se tratara.
¿Qué significa esto último? Pues no otra cosa
que la puesta en evidencia que los métodos y concepciones tradicionales de
lucha no están a la altura de las exigencias de la realidad actual.
Sin el ánimo de ofender a nadie, y para
ejemplificar, uno de los grandes fracasos es haber tenido en manos del
movimiento más de 20 municipios, pero no plantearse algo más que la "toma simbólica" de éstos. Y
no porque no hubiera referentes claros ya de formas organizativas aplicadas y
aplicables en nuestro país, sino porque la tradición nos vence o porque los
movimientos sociales de izquierda en México no buscan la transformación
profunda, sino la confrontación para luego negociar componendas.
Otra de las grandes razones de los límites de
nuestro crecimiento es que el conjunto de los movimientos sociales en México no
supieron interpretar lo que significó la apertura a la Asamblea Popular
Nacional (ANP), pues muchos brillaron y siguen brillando por su ausencia en
este organismo.
También recuérdese que se convocó a la Convención
Nacional Popular (CNP) ya en dos ocasiones y de nuevo faltaron muchos. Tanto la
ANP como la CNP siguen vivas y posibilitando el cambio o siendo parte del
conjunto de esfuerzos.
En los primeros días del movimiento nosotros los
estudiantes, padres y abogados entendimos de inmediato que esto no era un
problema aislado ni de 43 familias, sabíamos que teníamos que trascender más
allá de lo imaginable. Fue en ese espíritu que nos abrimos al resto de
movimientos y pueblo. Fue en ese espíritu como la gente se incluyó y durante
los primeros meses hicimos temblar la tierra.
Luego comprendimos que no se trataba de hacer
temblar la tierra, sino de transformarla.
Por esa razón iniciamos los primeros recorridos
al interior del país en noviembre, diagnosticando las fuerzas reales y
potenciales para el cambio, entablando relaciones. El número de personas
disminuía en las calles, pero las relaciones y articulaciones del tejido
organizacional crecía y sigue creciendo, pues las caravanas internacionales
obedecen también este objetivo.
Ni siquiera el Estado podría negar que hay más
personas y organizaciones interesadas en la transformación del país ahora que
antes del 26/09/14. Además tenemos la seguridad de que muchas de las personas
que ya no salen a las calles, o bien fueron neutralizadas por la propaganda
gubernamental o bien necesitan ver perspectivas reales de cambio en este
movimiento para poder sumarse de nuevo.
El problema no es que no haya personas,
organizaciones, pueblo dispuestos a la lucha, el problema es que nos falta ímpetu
y participación decidida...
Queremos ver que se incluyan a este movimiento
aquellos y aquellas que no han estado, pero que mantienen una lucha sin cuartel
contra el sistema capitalista.
Queremos vernos entre esta multitud que deja las
discusiones inútiles y se pone a trabajar.
Creemos que en nueve meses bastante hemos
aprendido y también a bastantes hemos conocido. No todos ni todas tenemos la
experiencia, capacidad, coraje, pero todos y todas somos parte de este gran
movimiento y debemos reconocernos y valorarnos.
A nosotros nos indignó bastante la desaparición
forzada de nuestros compañeros, nos indigna aún más la forma en que el Estado
mexicano niega su responsabilidad y se ha burlado durante nueve meses de
nuestra dignidad...
Pero hay algo que de verdad nos indigna más que
las dos cosas anteriores, y eso es la gente y organizaciones que se han colgado
del nombre de nuestros #43 para lograr sus particulares demandas.
Pero sabíamos que cosas como esas pasarían y
asumimos porque es evidente, que hay muchísima gente buena en todo este nuestro
suelo, en esta nuestra tierra.
Con ustedes compañeros y compañeras es que
queremos marchar hacia adelante, no importa si estamos como al principio:
contra todo pronóstico, contra toda posibilidad, asumiendo que si no es ahora
entonces ¿cuándo? Asumiendo que ciertamente hay dificultades y que el objetivo
se torna incierto, pero somos muchos más que al principio y que todos y todas
estamos empeñados en esta lucha. A estas alturas echarse para atrás es
inconcebible. Ni ustedes ni nosotros descansaremos hasta encontrarlos.
¡PORQUE VIVOS SE LOS LLEVARON!
¡VIVOS LOS QUEREMOS!
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