¿QUÉ ES
EL GAS DE ESQUISTO O GAS SHALE?
También
conocido como gas de pizarra o lutita, se trata del gas natural que se
encuentra atrapado en sedimentos de roca abundantes en esquisto y otros
materiales orgánicos, a profundidades de mil a cinco mil metros, puede existir
en la misma placa con petróleo y otros hidrocarburos.
¿QUÉ ES LA FRACTURA HIDRÁULICA O FRACKING?
Dado que el
gas se encuentra atrapado en los sedimentos de esquisto, su extracción se hace
a través de la técnica de fractura hidráulica o fracking. Esta técnica parte de la perforación de un pozo vertical
la cual, una vez alcanzada la profundidad deseada, viene acompañada de una
perforación horizontal. Esta perforación se repite en diferentes direcciones,
partiendo del mismo pozo de perforación vertical inicial. Una vez hechas las
perforaciones, y debido a la baja permeabilidad de la roca de esquisto, es
necesario fracturar la roca con la inyección de una mezcla de agua, arena y
sustancias químicas a elevada presión, para permitir el flujo y salida del gas.
Pero el flujo disminuye muy pronto, por lo cual, para mantener la
producción, es necesario realizar continuamente el procedimiento de fractura
hidráulica en un mismo pozo.
Se
trata de explotar el gas acumulado en los poros y fisuras de ciertas rocas
sedimentarias estratificadas de grano fino o muy fino, generalmente arcillosas
o margosas, cuya poca permeabilidad impide la migración del metano a grandes
bolsas de hidrocarburos. Para ello es necesario realizar cientos de pozos
ocupando amplias áreas (la separación entre ellos ronda entre 0,6 a 2 km) e
inyectar en ellos millones de litros de agua cargados con un cóctel químico y
tóxico para extraerlo.
¿CUÁLES
SON LOS PRINCIPALES PROBLEMAS DE LA FRACTURA HIDRÁULICA?
Este proceso
conlleva una serie de impactos ambientales, algunos de los cuales aún no están
plenamente caracterizados o comprendidos, entre ellos contaminación de las
aguas subterráneas, contaminación atmosférica, emisión de gases de efecto
invernadero (metano), terremotos (sismicidad inducida), contaminación acústica e
impactos paisajísticos. Además de estos impactos, también se debe tener en
cuenta los relacionados con el tráfico de camiones para transportar el gas
extraído, el consumo de agua y la ocupación del territorio.
AGUA:
Disminución
de disponibilidad del agua para los seres humanos y ecosistemas: Se
requieren de 9 a 29 millones de litros para la fractura de un solo pozo. La
explotación de los 20,000 pozos anuales que se está planteando desde diversos
sectores, supondría un volumen de agua equivalente al necesario para cubrir el
consumo doméstico de entre 4.9 y 15.9 millones de personas en un año. Ello
supondría la disminución de la cantidad de agua disponible para otros usos, lo
que pondría en peligro la realización del derecho humano a este recurso. En
Coahuila, una de las regiones donde esta actividad se está realizando, la
disponibilidad de agua es ya limitada.
CONTAMINACIÓN DE LAS FUENTES DE AGUA:
En Estados
Unidos existen más de 1,000 casos documentados de contaminación de fuentes
de agua cerca de pozos de gas de esquisto. En total, se han identificado más de
2,500 productos y 750 tipos diferentes de químicos en el fluido de perforación.
Los expertos señalan que más del 25% de estas sustancias pueden causar cáncer y
mutaciones, el 37% afectar al sistema endocrino, el 50% dañar el sistema
nervioso y el 40% provocar alergias. De hecho, en EE.UU. esos productos están
exentos de la regulación federal y/o la información sobre ellos está protegida
debido a intereses comerciales. Estos productos pueden contaminar el agua
debido a fallos en la integridad del pozo y a la migración de contaminantes a
través del subsuelo.
Entre
un 15% y un 80% del fluido que se inyecta para la fractura vuelve a la
superficie como agua de retorno, y el resto se queda bajo tierra, conteniendo
aditivos de la fractura y sus productos de transformación. Entre las sustancias
disueltas a partir de la formación rocosa, donde está el gas durante el proceso
de fractura, se encuentran metales pesados, hidrocarburos y elementos naturales
radiactivos. No se puede tampoco descartar una posible contaminación de los
acuíferos subterráneos y de las aguas superficiales debido a las operaciones de
la fractura hidráulica y a la disposición de las aguas residuales, ya sea a
través de una planta de tratamiento de agua o directamente a las aguas
superficiales. Estos productos químicos pueden, por lo tanto, ser vertidos en
los acuíferos y fuentes de aguas subterráneas que alimentan los suministros
públicos de agua potable. Incluso pequeñas cantidades de hidrocarburos
cancerígenos son perjudiciales para los seres humanos. En algunos casos, estas
aguas residuales son mínimamente procesadas antes de ser vertidas a las aguas
que alimentan los suministros públicos, y a veces son retenidas en los
estanques que más tarde pueden verter estos productos químicos al medio
ambiente.
CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA:
La
extracción, procesamiento, transporte, almacenamiento y distribución del gas de
esquisto supone la emisión de sustancias contaminantes a la atmósfera. El
noventa por ciento de estas emisiones se encuentra compuesto por metano (CH4),
cuyo escape es superior en un 30% al de los proyectos de gas natural
convencional. Además, también se producen emisiones de Dióxido de Azufre (SO2),
Óxido de Nitrógeno (NO) y compuestos orgánicos volátiles, provocadas por el uso
de camiones y equipos de perforación.
Se
ha registrado benceno, un potente agente cancerígeno, en el vapor que sale de
la "pozos de evaporación",
donde a menudo se almacenan las aguas residuales del fracking. Las fugas en los pozos de gas y en las tuberías también
pueden contribuir a la contaminación del aire y a aumentar las emisiones de
gases de efecto invernadero. El gran número de vehículos que se necesitan (cada
plataforma de pozos requiere entre 4.300 y 6.600 viajes en camión para el
transporte de maquinaria, limpieza, etc.) y las operaciones de la propia planta
también pueden causar una contaminación atmosférica significativa si tenemos en
cuenta los gases ácidos, hidrocarburos y partículas finas.
CONTRIBUYE
AL CALENTAMIENTO GLOBAL
(Emisiones
de gases de efecto invernadero):
La
explotación del gas de esquisto contribuye a la aceleración del cambio
climático debido a las emisiones de gas metano que se producen por
ineficiencias en la extracción, procesamiento, almacenamiento, traslado y
distribución. Es crucial conocer y cuantificar las fugas de metano a la
atmósfera y cuestiona ya a la industria del fracking
que asegura que son inferiores al 2%. Sin embargo, un reciente estudio de la
National Oceanic and Atmospheric Administration y de la Universidad de
Colorado, determina que en el área conocida como la cuenca Denver-Julesburg
(EE.UU) las fugas son del 4%, sin incluir las pérdidas adicionales en el
sistema de tuberías y distribución. Esto es más del doble de lo anunciado. Cabe
recordar que el metano tiene una capacidad como gas de efecto invernadero 25
veces superior al dióxido de carbono.
OTRAS AFECTACIONES:
Debido al
deterioro ambiental que provoca, la explotación del gas de esquisto es, en
muchas ocasiones, incompatible con otras actividades económicas. Por otro lado,
la magnitud del tráfico de grandes vehículos que transportan agua y otros
materiales daña la infraestructura carretera y afecta la tranquilidad de las
poblaciones. Además, dado el uso de sustancias tóxicas en el fluido de
perforación, se generan residuos tóxicos que deben ser tratados y depositados,
con los consecuentes riesgos socioambientales.
CONTAMINACIÓN
ACÚSTICA E IMPACTOS PAISAJÍSTICOS
Las
operaciones de perforación pueden causar una degradación severa del paisaje
(intensa ocupación del territorio) y contaminación acústica simplemente como
resultado de las operaciones diarias (paso de camiones y transportes). Estas
pueden afectar a las poblaciones cercanas y a la fauna local a través de la degradación
del hábitat.
¿GREENPEACE SE OPONE A TODO EL GAS NATURAL?
La cuestión
de fondo es ¿para qué queremos más gas? Por mucho gas que pudiésemos encontrar
con el fracking (aún por evaluar) los
recursos energéticos que tenemos en abundancia son las energías renovables.
Estas son tecnologías que ya tenemos y con un sector empresarial y tecnológico
dispuesto a aprovecharlas. Puesto que estudios como el “Renovables 100%” de Greenpeace demuestran que podemos alcanzar un
sistema energético totalmente basado en renovables, es absurdo acometer una
nueva búsqueda de otros combustibles fósiles con potenciales graves impactos
para el planeta. Además, se corre el riesgo de desviar los recursos y los
esfuerzos que deberían ir hacia las energías renovables y a la eficiencia
energética.
Los
promotores del fracking prometen
importantes ventajas incluso para el medio ambiente. Pero detrás se esconde una
cuestión puramente económica, de la que ya existen denuncias por especulación
al estar creándose una burbuja con la que hacer negocio. Aunque el “fracking” tuviera éxito, lo único que
se produciría es prolongar la dependencia de los combustibles fósiles, que son
limitados e incompatibles con el clima. Cuanto más combustible fósil quememos,
mayor serán los efectos del cambio climático.
ALTERNATIVA
ENERGÉTICA COSTOSA E INVIABLE.
La industria
gasífera de EEUU ha reconocido que el 80% de los pozos perforados puede
resultar inviable económicamente. Ello debido a: las complejidades técnicas de
la explotación de este gas que hacen que el costo por pozo en México se sitúe
entre los 12 y los 15 millones de dólares; sus altas tasas de declinación -de
entre el 29% y el 52% anual-, que hacen necesario seguir invirtiendo grandes
sumas de recursos cada año para mantener la producción; la baja recuperación
del gas en relación al total de gas presente en los yacimientos de esquisto,
que se sitúa entre 4.7%-10% frente al 75%-80% de los proyectos de gas
convencional; a su deficiente rendimiento energético, ya que se necesita una
unidad de energía para generar cinco (5:1), mientras que en otros proyectos
energéticos con una unidad se pueden generar 20 (20:1), y; los bajos precios
internacionales del gas, por debajo de los costos de producción.
EL GAS
DE ESQUISTO Y LA REFORMA ENERGÉTICA.
Ante los retos que suponen el agotamiento de
los hidrocarburos, los problemas asociados a la explotación de hidrocarburos no
convencionales y el cambio climático, la reforma energética que el país
necesita no debe acotarse a aumentar la producción de petróleo y gas. Por el
contrario, la seguridad energética del país y el cumplimiento de los acuerdos
internacionales y nacionales en materia de mitigación del cambio climático
requieren de una reforma cuyo eje rector sea la transición hacia una matriz
energética con mayor participación de energías limpias y renovables.
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