Sistémicos, la contaminación y el despilfarro del agua limpia (conferencia en el Foro Bosques y Agua)
Miguel Valencia Mulkay
ECOMUNIDADES
Red
Ecologista Autónoma de la Cuenca de México
Decrecimiento-Descrecimiento
México:
ALAI,
América Latina en Movimiento
México, 2014-03-21
México, 2014-03-21
(Conferencia
presentada en la Facultad de Derecho de la Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla, en el foro Bosques y Agua del 20 de marzo de 2014)
El
agua embotellada, las llaves de agua, el botón o manivela del excusado educan
al niño: le enseñan a consumir el agua en exceso, a contaminarla, a deshacerse
de ella mezclada con excrementos, detergentes y otros desechos; le transmiten
imágenes, percepciones, valores sobre el agua. Más tarde, el niño aprende que
difícilmente puede escaparse de la botella de agua, el excusado inglés, la
plomería, las tuberías, las válvulas, las bombas, los canales, los trasvases,
las presas; sufre el monopolio radical del agua; el acaparamiento del agua
establecido por el Estado y el Mercado; conoce la escasez del agua inducida,
controlada y manipulada por lejanos y poderosos personajes que viven en El
Castillo. La gran mayoría se somete a las modernas tecnologías del agua y se
adapta a sus condiciones. Muchos adoptan los valores que les transmite este
sistema creado por otro sistema mayor que lo engloba: el sistema económico que
considera al agua como un bien económico, como simple H2O que puede
transportarse en grandes cantidades y acumularse como mercancías o dinero. La
sociedad aprende a ver con naturalidad, sin indignación significativa, la
escandalosa contaminación y el gran despilfarro del agua en la industria y los
servicios: se educa a la población en la abundancia y la escasez fabricada por
los tubos y las bombas. Una parte importante de la sociedad llega entonces a
creer que no puede vivir sin las modernas tecnologías del agua y que la
solución al colapso hídrico mundial pasa por la intensificación de las tecnologías
convencionales (mega drenajes, mega tuberías, mega bombas, mega plantas de
tratamiento en todos los municipios) y, sobre todo, que pasa por la elevación
de las tarifas del agua y la eliminación de su gratuidad. La economía impone su
garra letal sobre el agua y la ecología.
El error fatal, mezclar agua de lluvia con
excrementos y desechos industriales
El Sistema hidráulico convencional viola
siempre la primera regla en el manejo adecuado del agua: no mezclar el agua de
lluvia con excrementos y desechos industriales; esta transgresión hace fracasar
cualquier intento de conservación del agua limpia: el agua sucia aumenta sin
cesar en todo el mundo. Los drenajes saturan los cuerpos de agua de isótopos
radiactivos, químicos, plásticos, excrementos. Se abandonan con facilidad
las plantas de tratamiento de agua; el tratamiento de la mezcla de aguas tiene
muy elevados costos; en el fondo se utilizan sólo para simular la conservación
del agua. El agua sucia satura los mares, lagos, lagunas, humedales, ríos, arroyos
de México e inutiliza los acuíferos superficiales. El endurecimiento de los
suelos, las pavimentaciones y las edificaciones que invaden el territorio,
impiden la filtración del agua al subsuelo, conducen los desechos sólidos a los
drenajes, provocan la bajada del agua en torrente en cerros, colinas y
pendientes. Los drenajes rotos, muy comunes en países como México que tienen
frecuentes sismos o que toleran el paso de pesados camiones o tráileres por
cualquier calle, contaminan el agua potable de las tuberías de distribución
municipal y también el subsuelo. Dependemos cada vez más del agua
embotellada- México ocupa el primer lugar mundial en consumo de agua
embotellada-, tendencia económica que induce la mala calidad en el agua
entubada, los precios exorbitantes del agua, el big bang del plástico en los
mares, los ríos, los arroyos; en suma: el desprecio por la conservación del
agua .Los pobres tienen cada vez menos acceso al agua limpia: el sistema
hidráulico mata ya las innumerables maravillosas maneras de obtener agua
gratuita, local, sabrosa, que existían hasta hace algunos años; ahora se
consume agua cada vez más cara, insípida, contaminada que viene de lugares cada
año más lejanos. Cada día mueren en el mundo cerca de 80,000 personas por
enfermedades ligadas a la contaminación del agua. Los tubos y las bombas
aumentan cíclicamente de número y tamaño en todo México: complican mucho la
conservación del agua limpia.
El mega bombeo acaba con las ecorregiones y pone el
agua en manos de las empresas transnacionales
El sistema hidráulico dominante logra hoy
que la población modernizada del mundo consuma al menos unas 30 veces más agua
per cápita de la que consumía antes de su introducción hace unos 200 años;
consigue que la industria consuma entre 70 y 100 veces más agua de la que
consumía originalmente y que, además, consuma hoy cerca del 80% del agua
entubada [1].
Los acuíferos se agotan con rapidez en todo el mundo debido al mega bombeo que
exige la industria de hoy. En la ciudad de México se pierde el 50% del agua que
se inyecta en las tuberías de distribución y domiciliaras. Nos sometemos
cada año más al agua traída por medio de trasvases, como el del Cutzamala o el
Bicentenario de Sonora, megaproyectos devastadores que borran o aniquilan los parteaguas
hídricos, las ecorregiones: en un extremo, sirven para apuntalar los elevados
niveles de despilfarro y contaminación del agua de la industria y los
servicios; en el otro extremo, crean destrucción del tejido social, sequias,
deforestación y pérdida de biodiversidad; son un robo descarado del agua. Las
presas destruyen la ecología de los ríos y las cuencas, así como las
comunidades asentadas en ellas. Los bosques se secan por la indiscriminada
extracción de agua. Persistentemente, los planes de reforestación fracasan por
la escandalosa ignorancia e insensibilidad de las autoridades en los asuntos
del territorio, la ecología y la cultura, mientras se protege por otro lado la
tala ilegal en las sierras, por medio de paramilitares, militares, ingenieros
forestales, jueces, leyes. Los proyectos industriales, incluyendo
los agropecuarios y de servicios, especialmente los turísticos, demandan cada
día mayores volúmenes de agua: al menos 2,000 lit., por cada litro de leche, o
900,000 litros por cada auto fabricado o 1,500 m3 al día, por campo de golf de
50ha; la minería a tajo abierto envenena regiones enteras con los millones de
litros de aguas mezcladas con cianuro. La agroindustria consume cantidades
descomunales de agua y petróleo: es un fracaso. Se concesionan los
principales acuíferos a “grandes usuarios
del agua” transnacionales: se fomenta el consumo industrial del agua por
medio de tarifas de agua insignificantes y la entrega del control de los
Consejos de Cuenca a grandes empresarios. Se deslocaliza cada día más la
extracción de agua; se consumen escandalosas y crecientes cantidades de
electricidad en el bombeo: una contribución principal a la producción del
desastre climático; se ignoran las grandes extracciones clandestinas de agua.
Las decisiones importantes del uso del agua se
aprueban fuera del país
Los financieros internacionales dictan
ahora las leyes del agua de México. El TLC- NAFTA es hoy en día la Constitución
Mexicana vigente: se entrega el agua a países extranjeros, por medio de la
maquila de productos industriales, de las grandes producciones agropecuarias de
exportación, de los servicios turísticos. Debido a proyectos privados y
público-privados que acaparan el agua, persisten en México más de 4,000
conflictos locales del agua, en pueblos, ejidos, colonias y barrios. El Estado
alienta la destrucción de los santuarios del agua y los asesinatos de los
activistas que defienden los bosques, acuíferos, ríos, lagunas, humedales,
manantiales frente a megaproyectos de todo tipo. Se proyectan para los próximos
años consumos de al menos 2,000 millones de metros cúbicos de agua en la
extracción de gas shale, por medio del fracking,
en los estados de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz,
Tabasco. Las decisiones importantes de la gestión del agua se toman fuera
del país y las hacen principalmente los banqueros internacionales y las
transnacionales (el Consejo Mundial del Agua y el Foro Mundial del Agua). La
distribución municipal del agua queda ahora en manos de las transnacionales del
agua (Suez, Bechtel, Aguas de Barcelona). No hay participación de la sociedad
en la solución de los problemas importantes del agua, pero, eso sí, se le
imputa en su mayor parte el desperdicio y la contaminación del agua. La
tecnociencia del agua responde principalmente a intereses transnacionales y
resulta cada año más contraria a la naturaleza y al tejido social. El agua se
despilfarra y se contamina hoy más que nunca antes en la historia.
La visión económica del agua mata el agua limpia
El agua cae del cielo para todos, en los
territorios, montañas, arroyos, humedales, ríos, lagos, lagunas, mares, y crea
cascadas, caídas de agua, cataratas; se filtra en los suelos de montañas y
planicies y crea acuíferos, manantiales, ojos de agua. Se conserva limpia y
disponible para apagar la sed de todos- todos los días-, siempre y cuando no
exista una tecnología (motores, químicos, tubos, cemento, centrales nucleares)
que la capture, la acapare, la contamine. Se mantiene libre y cantarina como un
elemento que fomenta la Paz y los acuerdos entre los pueblos, mientras no
existan en la sociedad opiniones, imaginarios dominantes que consideren el agua
como un instrumento para ganar poder y dinero, para ganar guerras contra la
naturaleza, o contra las culturas, los pueblos y las comunidades; o para
embarcarse en una modernización, un progreso, un desarrollo, un proyecto
político que sirva para concentrar el poder en pequeñas minorías nacionales o
internacionales. El agua ha sido una inacabable reserva de símbolos culturales,
un elemento mítico de las culturas, un componente fundamental de la filosofía
nacida en Grecia, sin embargo, la modernas ciencias naturales ligadas a los
imaginarios económicos han aniquilado la poética del agua, la filosofía del
agua que antiguamente permitían la conservación del agua limpia. La
contaminación y el despilfarro del agua son inherentes, consubstanciales, al
diseño del excusado inglés, el agua embotellada, los tubos, las bombas, las
válvulas, los trasvases, las presas; son inherentes al imaginario económico que
crea la escasez del agua, pero medio de la moderna tecnología del agua.
[1] Tageszeitung, 1992,
p.30, citado por Jean Robert en Water is
a commons: Agua consumida en el mundo en base anual: Agroindustria
2,680 km3; Viviendas 300 km3; Industria 1,000 km3; total 3,980 km3
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