*[Fuente: Ravitch, Dian, “Schools
We Can Envy”. New York Review of Books, Mar. 8. 2012 (vol. LIX: No. 4), pg. 19]
por
Mumia Abu-Jamal
Traducción Amig@s de Mumia, México
Es una
crisis nacional. Y lo que es peor, es un crimen.
Las escuelas en todas partes de la
América Negra igual que en los barrios latinos, están cerradas, sus
ventanas tapiadas.
¿Qué significa esto? Que la única
fuente del progreso social –la educación– se está acortando para que muy pocas
personas tengan acceso a ella.
La clase política ha sido comprada y
trivializada al grado que, o apoya este trágico proceso o se queda
callada.
Se está preparando el terreno para
la corporativización de la educación. La propia noción de la escuela pública
está echada al basurero de la historia. ¿Por qué? La respuesta es sencilla y
tiene que ver con los impuestos.
En un momento Diane Ravitch fue una
vehemente y obstinada defensora de las escuelas corporativizadas, impulsada, al
parecer por los problemas en el sistema nacional de educación. Sin embargo,
ella ha experimentado un dramático cambio de actitud y, en una serie de
artículos, condena el proceso de privatización.
Ravitch escribe:
“Ninguna nación del mundo ha eliminado la pobreza con la estrategia de
despedir a sus maestros o entregar sus escuelas públicas a administradores
privados; la investigación académica tampoco apoya tales medidas.
Pero estos inconvenientes datos no disminuyen el fervor de los que impulsan las
reformas. Esta nueva especie de promotores incluye principalmente
especialistas de Wall Street en la administración de fondos de inversión libre,
oficiales de fundaciones, ejecutivos corporativos, empresarios, y
formuladores de políticas, pero muy pocos educadores con experiencia en las
escuelas. El alejamiento de los reformadores de las realidades de la
enseñanza y su indiferencia a la investigación académica, les lleva a
ignorar las importantes influencias que tienen la familia y la pobreza….”*
A pesar de esta penetrante crítica
publicada en una revista nacional, el proceso sigue. Las ciudades usan los
impuestos de los contribuyentes para financiar la maquinaria de represión
mientras cierran las instituciones de razón y aprendizaje.
Las escuelas charter
(escuelas privadas subvencionadas) son la novedad. Escuelas corporativas.
Escuelas para la gente que puede pagar. Para los pobres nada. Ya ni
siquiera se disimula. No es necesario. Estamos en la edad de los grandes
negocios.
La gente en el poder no tiene que
preocuparse por esto. Pero nosotros, sí. El cierre de las escuelas significa la
expansión de las prisiones.
Es así de sencillo… y así de feo.
Desde la nación encarcelada, soy Mumia Abu-Jamal.
-© ’14
maj
9 de
marzo de 2014
Audio
grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto
circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
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