28 de marzo 2014, Tercer aniversario luctuoso del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en México
Blog de la autora: http://martamoli.wordpress.com/
Rebelión, 29-03-2014
Porque
tenemos memoria, sembramos justicia
Hace tres años que en el zócalo de la
ciudad de Cuernavaca, en el Estado de Morelos (México) reposa una ofrenda a los
muertos de una guerra atroz e inmunda, la mal llamada “guerra contra las drogas” que ya costó más de 80.000 muertos
20.000 desaparecidos y 120 desplazados. Hace tres años que los muros de esta
misma plaza se llenaron de placas con los nombres de los muertos y
desaparecidos. Hace tres años que el grito de “estamos hasta la madre” resonó en México y empezó a organizarse un
movimiento de víctimas que, desde el dolor, pedía justicia y el fin de una
guerra que hasta hoy sigue llevándose a padres, madres, hijos, hijas, hermanos
y hermanas, destruyendo familias enteras y tratándolas como daños colaterales y
cifras sin nombre condenando a sus familiares a vivir muriendo de dolor, un
letargo sin fin que convierte su día a día en un anhelo para encontrar a sus
desaparecidos o en una esperanza para que se haga justicia por los que fueron
asesinados.
El 27
de marzo de 2011 mataron a Juan Francisco Sicilia, de 24 años, hijo de María
Ortega y Javier Sicilia, poeta y periodista mexicano. Lo asesinaron junto con 6
amigos: Jaime Gabriel Alejos Cadena, Luis Antonio y Julio Cesar Romero Jaime,
Álvaro Jaime Aguilar, María del Socorro Estrada Hernández, y Jesús Chávez
Vázquez.
La
aparición los siete ejecutados en Temixco (Estado de Morelos) la mañana del 28
de marzo de 2011 despertó la indignación de varios grupos de jóvenes (algunos
fueron alumnos del poeta Sicilia) en la ciudad de Cuernavaca y de personas
cercanas a Juanelo y a sus padres, Javier Sicilia y María Ortega. Ellos fueron
los responsables de esta ofrenda que, hasta el día de hoy mantiene viva la
memoria de los muertos.
Un mes
después, el 5 de mayo de 2011 el poeta Sicilia convocó a una Marcha Nacional
por la Paz a la que acudieron miles de personas que caminaron durante 3 días
desde Cuernavaca hasta llegar a la Ciudad de México. Esta movilización congregó
a víctimas de la guerra contra las drogas de todo el país bajo el grito de “estamos hasta la madre”. Por primera
vez en muchos años miles de mexicanos salieron a la calle exigiendo justicia,
paz y dignidad. Muchos llegaron solos, con las fotografías de sus familiares
impresas en mantas, estandartes, lonas y camisetas. Allí se encontraron con
otros que, como ellos, veían esta movilización como una esperanza de justicia.
Así
nació el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) que a día de hoy
celebra su aniversario luctuoso. Un movimiento que desde el asesinato de
Juanelo en 2011 organizó dos caravanas en México convocando a las víctimas y
radiografiando el dolor, una hacia el norte del país (desde la Cuernavaca a
Ciudad Juárez) y otra hacia el sur (que llegó hasta la frontera con Guatemala).
Dialogaron con las víctimas, con los pueblos indígenas y aprendieron de varias
formas organizativas y de lucha que existen en México y hasta llegaron a
dialogar con el entonces presidente Felipe Calderón exigiéndole un alto a la
guerra y una reparación de daños a las víctimas colocándolo de cara a la nación
y obligándole a oír testimonios la historia de las víctimas de su guerra
desatada desde 2006. Durante tres años organizaron actos de resistencia civil,
de ocupación de espacios públicos como memoriales y juntos empezaron a poner
nombre a los muertos y desaparecidos.
Tres
años después, otro presidente impuesto gobierna México (Enrique Peña Nieto, del
PRI-Partido Revolucionario Institucional) y la guerra sigue y el andar del
Movimiento, también.
El Movimiento
convocó hoy a la sociedad civil mexicana a “seguir
organizándose para sembrar memoria y justicia”. Insisten que “a un año tres meses del inicio del gobierno
Peña Nieto, la guerra sostenida e impulsada desde el Poder Ejecutivo, lejos de
cesar, ha agravado la situación de los más amplios sectores de la sociedad
mexicana: Ejemplo de ello, son los homicidios y agresiones impunes en contra de
periodistas en todas las regiones del país; la traición y la criminalización de
los pueblos de Michoacán y Guerrero, la criminalización de las autodefensas y
las policías comunitarias, la engañosa retórica alrededor de la atención,
claridad y rendición de cuentas para reparar el daño que miles de familias
reclaman en el camino hacia la aplicación de la Ley General de Víctimas”
Hicieron
también un llamado a la sociedad mexicana a resignificar los lugares públicos,
las plazas, los monumentos y las calles para otorgar dignidad y memoria a las
víctimas. “Queremos que esta plaza sea el
espacio público de encuentro para la memoria y para comenzar a reconstruir
entre nosotros los tejidos sociales y la solidaridad que el gobierno se empeña
en destruir".
A día
de hoy realizarán cambio de nombres de calles de conocidos represores -como
Boulevard Díaz Ordaz- por Boulevard 28 de marzo en la ciudad de Cuernavaca, en
honor a las víctimas de la masacre del movimiento estudiantil en 1968, y de las
víctimas actuales de la guerra aún sostenida por el estado mexicano contra el
narcotráfico.
“Hoy queremos sembrar justicia y memoria en
este México que, herido por la ineptitud y ceguera del actual gobierno,
continúa con esta guerra. Sólo con la memoria y la reconquista del espacio
público para la ciudadanía lograremos vencer el miedo y la parálisis”.
La
guerra contra el narcotráfico hoy continúa siendo una manifestación de
políticas y acuerdos internacionales que sitúan a México como el campo de
batalla donde a los mexicanos y centroamericanos les toca pagar una alta cuota
de vidas humanas para que las drogas lleguen a su destino.
Rebelión ha publicado
este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia
de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras
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