MARIO,
VIVIR HOY PARA LUCHAR MAÑANA
Por: Jesús Robles Maloof
noviembre 26 de 2013
No
encuentro ninguna utilidad mayor de estas líneas, que contarles la historia de
un joven cuya convicción por un orden social más justo lo tiene al borde del
abismo, bajo la mirada indiferente del Gobierno del Distrito Federal y de buena
parte de la sociedad. Mario González García, joven estudiante universitario y
activista social, cumple hoy 48 días de huelga de hambre acusado de un delito
que no cometió y prisionero de un
sistema que procura injusticia. Mario fue detenido en un microbús la tarde
del 2 de octubre de este año, cuando se transportaba con sus compañeros a la
marcha conmemorativa del 2 de octubre.
Lo acusan de ataques a
la paz pública, figura penal preferida por el gobierno de Miguel Mancera
para perseguir a disidentes políticos y a cualquier persona que participe en
movilizaciones. Días previos a su detención, Mario había notado que a buena
parte de sus compañeros eran sujetos de seguimiento por personas no
identificadas que actuaban en grupo. Horas antes de ir a Tlatelolco, salieron
de Ciudad Universitaria a comprar alimentos, siempre vigilados de cerca por
varios hombres, mismos que encontraron en el transporte que tomaron cerca del
estadio universitario.
Como muchas personas involucradas sabemos, la práctica de
vigilancia, acoso y agresión por parte de uniformados, no se terminó con la
transición, más aún se intensificó en años recientes y se extendió por ejemplo
a ámbitos como Internet. Con esa consideración en mente, Mario y sus compañeros
sabían que les hacían seguimiento y no por ello renunciaron a recordar a
quienes en el 1968 sacudieron a la vetusta estructura priísta con demandas
democratizadoras. Finalmente protestar
es un derecho y reprimir es un delito como solemos decir.
Desde el sur de la ciudad hasta las inmediaciones del Centro
Histórico su traslado transcurrió sin problemas. Solo un retén de la policía
capitalina los detuvo, al bajar con fotografías en manos los identificaron e
inició ahí la actividad criminal de los uniformados. Lo golpearon y sometieron
a choques de pistolas eléctricas a pesar de que no se resistió al ataque, fue
así torturado durante horas cuando finalmente fue presentado a la agencia del
Ministerio Público. Su defensa desde un inicio fue obstaculizada y solo muchas
horas después se enteró de la acusación: “Venías
aventando petardos desde el micro hacia la calle”.
El equipo de la Liga de Abogados 1 de Diciembre,
encabezados en este caso por Guillermo Naranjo y con la participación de
Lizbeth Lugo y Miguel Méndez entre otros, ha documentado paso a paso las
irregularidades. Entre ellas, que nadie acusa directamente a Mario de arrojar petardos. No un solo testimonio
de un policía, de un pasajero o de un comerciante. Como se repite en muchos
casos similares, a pesar de la exigencia de la defensa de la presentación de
los videos de Seguridad Pública a la fecha el gobierno capitalino los esconde.
Es ilógico sostener que Mario aventaría petardos desde el transporte en marcha
sabiéndose vigilado y más en el Centro Histórico, la zona de la ciudad más
vigilada, me dice su abogado. Tiene razón.
La acusación formal como vemos, versa de sucesos para los
que no existe evidencia alguna, pero en realidad a Mario se le persigue de hace
tiempo. Involucrado en evitar la reforma a los planes de estudio de los Colegio
de Ciencias y Humanidades y proponiendo alternativas, se unió a un movimiento
estudiantil diverso que decidió diversas acciones de movilización que generaron
la animadversión de las autoridades universitarias.
También fue procesado por un supuesto delito de robo a una
tienda de autoservicio, en el marco de una movilización estudiantil, misma que
la empresa supuestamente afectada fue presionada por la autoridad para
denunciar, pero que finalmente se desistió. Dentro del contexto de su
activismo, participó en la toma de rectoría de la UNAM, en la que finalmente
culminó con algunas propuestas por parte de las autoridades de la máxima casa
de estudios, mismas que no han cumplido.
Bajo un criterio simplista, nos parecería que Mario ha
llevado su activismo a un extremo. Pero es nuestra obligación distanciarnos de
la burda campaña mediática y de linchamiento social que se emprendió este año
contra los jóvenes que decidieron movilizarse por diversas causas políticas.
Todos estos antecedentes de Mario han sido conocidos por las autoridades
competentes y están debidamente resueltos. No existe previo a su detención, una
causa penal o administrativa abierta. Es en simples palabras, un ciudadano,
como cualquier otro, con sus derechos vigentes.
A pesar de ello, Miguel Mancera y el procurador Rodolfo
Ríos, persisten en perseguir en él y en Luna Flores, la otra mujer procesada, a
todo un grupo amplio de jóvenes que se han comprometido con sus ideas y han
hecho de la transformación social en clave de justicia para todos, su bandera.
¿Qué tipo de jóvenes queremos entonces? ¿Aquellos que solo obedezcan y que no
piensen? ¿Les pediremos entonces que no conciban otros mundos más justos y más
libres? Me niego a pedir que los jóvenes dejen de serlo.
Este mes el gobierno federal, a través del Fondo de Cultura
Económica, inauguró la librería José Revueltas, en honor al escritor y
activista político. Revueltas durante su vida, cultivó y defendió la libertad y
la igualdad que las ideas políticas del anarquismo ofrecen. Vivió la prisión
política como muchos de su generación. Su aportación a la literatura y la
democracia fueron reconocidas incluso por Octavio Paz, que tras el 68 declaró:
“Todavía están en la cárcel 200
estudiantes, varios profesores universitarios y José Revueltas, uno de los
mejores escritores de mi generación y uno de los hombres más puros
de México”.
Pienso que nada ha cambiado, en un país cuyos habitantes
pueden o no estar de acuerdo con las ideas de Mario o de otros, pero la
democracia se trata de un debate para las teorías políticas. No de la prisión
para algunas y la hegemonía para otras. Me niego a vivir en un país que
persigue a los jóvenes que buscan cambiarlo. A Mario le pido, que como José
Revueltas, viva hoy para luchar mañana,
aunque sé que persistirá en su lucha, que como lo ha dicho miles de veces, no
es sólo por él, sino por todos los presos políticos de México.
Nosotros quisiéramos la libertad incondicional de Mario,
pero él, seguro de su inocencia, demanda enfrentar su proceso en libertad, como
constitucionalmente procede. A quienes me leen y conozcan de este caso les
pido, que no permitamos que la luz que
Mario ha encendido dentro de prisión se apague. De ahí en adelante habría
obscuridad. Sumemos nuestra voz a la campaña #MarioLibre.
UNA VERDAD
SENCILLA
Escrito por Susana López
Martes, 26 Noviembre 2013
A 49 días en huelga de hambre
el compañero Mario González García, fue trasladado del hospital de Tepepan en
bata de interno y catéter en mano para su audiencia en el Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal. Lo que siguió fue una espera de 4 horas con
Mario desvaneciéndose en la silla para escuchar a la parte acusadora, que en
este caso son policías testigos que declararían en contra por delitos como
ataques a la paz pública; estos testigos, jamás llegaron.
La Juez Marcela Ángeles Arrieta aplazó la audiencia al 10 de Diciembre;
y al ser cuestionada por los abogados y familiares que presentaron dictámenes
médicos acerca del deterioro Físico por la huelga de hambre que sostiene Mario,
ella contestó que con huelga o sin huelga, su decisión depende de “órdenes
superiores”. Es buen momento para preguntarse ¿Dónde están los protocolos de
Justicia del Tribunal Superior, si éste depende de órdenes superiores? Es más,
es mejor preguntar si aun se cree en la Justicia para los Presos Políticos.
Castigo ejemplar es el caso del compañero Mario. Los tratos y los modos
del GDF han sido contundentes, basta seguir a pie el Caso Mario González. A
contentillo del Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera nos hemos movilizado, y
poco es lo que le hemos sorprendido. Una verdad sencilla tenemos Presos
Políticos porque vemos al enemigo creyendo que es un igual.
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