El otro Oaxaca y sus presos políticos. Video: “Los Presos de la Democracia”, la Otra Campaña en Oaxaca, febrero 2006
Santiago Navarro,
La Voz de los Xichés,
Centro de Medios Libres,
Agencia SubVersiones y
Veredas Autónomas
Foto: Eugènie Laclasse y Santiago Navarro
Publicado el 29 de julio de 2013
Los Presos de
la "Democracia" (video)
Producido por El Otro Periodismo con la Otra Campaña. En
el penal de Ixcotel, Marcos dice que la libertad de las y los presos políticos
de México es una prioridad para La Otra Campaña
Álvaro Sebastián, preso político loxicha, siempre estuvo consciente de
la posibilidad de la represión, y también de que solamente por la organización
pueden salir libres.
“Nuestro delito es reclamar nuestros
derechos, nuestra lengua, nuestra autonomía. Estamos presos por reclamar que
las empresas extranjeras dejen de llevarse nuestros recursos naturales”. (Voz
de uno de los presos políticos de Oaxaca en 2006, durante la visita del Delegado
Zero).
México. No se puede hablar del caso Álvaro Sebastián y de los presos
políticos loxicha sin antes hablar del contexto económico, político y social de
Oaxaca, pues es uno de los referentes más importantes del descontento social de
esta última década. Se trata de un descontento que se expresó en la
movilización de más de dos millones de personas en las calles y que tuvo como
efecto una represión y persecución masiva de los inconformes, que dejó 26
asesinatos, más de 500 detenidos y alrededor de 380 casos de tortura. Esta
Oaxaca es al mismo tiempo un referente de la inversión nacional y extranjera
para quienes la consideran un espacio geoestratégico para la nueva economía
verde.
El Índice de Confianza de la
Inversión Extranjera Directa, elaborado por la firma global de consultoría A.T.
Kearney, señala que México se encuentra dentro de los 10 países más confiables
para invertir. La Encuesta de Perspectivas Mundiales de Inversión 2013 – 2015
de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo
(UNCTAD), indica que México es el séptimo destino prioritario para la inversión
en el mundo.
Dentro de México, Oaxaca ocupa
un papel determinante como parte del stock mundial de recursos naturales que
sirven para potenciar lo que se conoce como “Economía
Verde”, pues es considerado como un espacio estratégico que promete un
sorbo de oxígeno a un sistema económico que da patadas de ahogado.
Oaxaca es uno de los tantos
lugares donde se desarrollan megaproyectos de gran alcance, como la construcción
de un conjunto de parques eólicos -considerado uno de los más importantes de
Latinoamérica-, presas hidroeléctricas, siembra de moncultivos de palma
africana, así como el decreto de Áreas Naturales Protegidas y patentes de la
biodiversidad, entre otros. Al mismo tiempo que se promueven las energías
limpias y la mercantilización de los ecosistemas y comunidades en su conjunto,
se promueve la minería a cielo abierto, la industria forestal, la producción de
maíz y alimentos transgenicos, la construcción de cárceles privadas y se
proyecta infraestructura a gran escala, como la construcción de carreteras para
la circulación de mercancías, infraestructura para la administración y flujo de
la energía.
Todos estos proyectos están
enmarcados dentro del Plan Puebla Panamá (PPP) implementado desde el 2001 y
renovado con el nombre de Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica o
“Proyecto Mesoamérica”. Varios
analistas lo conocen como la segunda fase o la continuidad del PPP, que se
pinta de verde a través de, entre otras cosas que se pueden encontrar en su
portal oficial, las nuevas líneas de inversión sobre energías limpias o
renovables y bioenergéticos.
La gran mayoría de estos
proyectos no benefician directamente a las comunidades, como es el caso del
proyecto eólico en el Istmo de Tehuantepec, donde la gente resiste para detener
este proyecto devastador, como lo dice uno de los miembros de la barricada de
la Séptima sección de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, quien actualmente está
escondido por tener una orden de aprehensión.
Estos proyectos se implementan
sin consulta alguna hacia las comunidades indígenas y campesinas, o peor aún,
mediante mentiras porque no todos los pueblos entienden y hablan bien el
español, o por medio de la compra de autoridades y personalidades con cierto
poder. Si estos mecanismos no funcionan, se fragmentan las comunidades y se
crean grupos de choque que permiten la intervención de la policía o el ejército
para mantener el orden y la paz que requieren los inversionistas para dar continuidad
a sus proyectos.
Este es el contrate de un
Oaxaca atractivo para las grandes inversiones transnacionales; el otro Oaxaca
ocupa el tercer lugar en pobreza y pobreza extrema de las 32 entidades
federativas de México. Según el Informe de Pobreza y Evaluación del Estado de
Oaxaca 2012 (CONEVAL), más del 70 por ciento de la población oaxaqueña
sobrevive con una economía por debajo del salario mínimo. Comunidades enteras
se vieron obligadas a migrar a otras entidades o hacia Estados Unidos,
principalmente. Algunos de los que se quedan se organizan y luchar por mejorar
su situación o para detener el despojo de sus bienes comunes.
Álvaro Sebastián Ramírez,
preso injusta e ilegalmente, es reconocido como un luchador social que lucha
desde los años setenta, que preocupado por las condiciones de su región, se vio
en la necesidad de organizarse para mejorar la situación que ha vivido su
gente, señala Erica Sebastián, hija del preso político. La joven también
comenta que su padre sabía que su encarcelamiento podría suceder si decidía
luchar por una vida más justa y digna. “Yo
sabía que por mi lucha en algún momento me meterían preso o me matarían y
quizás ningún abogado podría sacarme, porque en este país no hay justicia”,
señaló anteriormente el preso.
En el 2006, la Otra Campaña,
iniciativa del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), hizo un
recorrido por todo México para identificarse con otras luchas. En su paso por
Oaxaca visitó a los presos políticos recluidos en el penal de Santa Maria
Ixcotel, donde se encontraban los presos políticos loxicha. El Subcomandante
Marcos, en ese momento Delegado Zero, dijo que en México había que ponerle
nombre a la injusticia, y que ese nombre era el de cada uno de los presos
políticos de conciencia porque siempre los que pagan, son la gente humilde y
sencilla, como los indígenas que por esa condición llenan las cárceles. En ese
mismo sentido se refirió a la democracia y a la libertad en un contexto
electoral que vivía México en el 2006. “Ningún
país puede llamarse democrático y libre mientras tenga presos y presas por el
delito de pensar diferente. Este país reparte órdenes de aprensión como si
repartiera despensas para buscar culpables”, acusó el Subcomandante.
Álvaro Sebastián Ramírez y los
presos Loxicha son parte del contexto histórico del Otro Oaxaca, Ése donde cada
organización social tiene presos políticos, perseguidos, exiliados y
asesinados. En el año 2006, cuando los profesores de la Sección 22 del
sindicato fueron reprimidos, se detonó una movilización masiva de más de dos
millones de personas, donde se expresó de diferentes maneras el descontento
social y se tomó como primera exigencia la destitución del gobernador Ulises
Ruiz. El artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos señala que la soberanía nacional reside esencial y originalmente en
el pueblo y es el pueblo quien tiene el inalienable derecho de alterar o
modificar la forma de su gobierno. En ningún momento se respetó la voz y la
exigencia de la gente en Oaxaca, por el contrario, se liberaron cientos de
órdenes de aprensión y se agudizó la represión y persecución de los
inconformes.
A partir del 2006, La Otra
Campaña dejó en manos de la Otra Campaña Oaxaca que levantara una iniciativa
por la liberación de presos a nivel nacional. Actualmente, el colectivo de la
Voz de los Xiches en Prisión, junto con la Red Contra la Represión y por la
Solidaridad, mantiene una lucha con los presos políticos de conciencia de
México.
Uno de los miembros del
colectivo de la Voz de los Xichés, quien acompaña el caso de Álvaro Sebastián,
menciona que la lucha con los presos se dio a partir de que ellos mismos
asumieron su caso. Aclara que no se trata solamente de lograr la liberación de
los presos adherentes a la Sexta Declaración, sino de todos los presos
políticos y de conciencia del país. Álvaro Sebastián Ramírez se identificó con
la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y La Otra Campaña, actualmente “La Sexta”, de la que es adherente y
promotor desde dentro de la prisión.
“Álvaro se reconoce en el trabajo que han hecho lo compañeros
zapatistas, desde su condición de indígena. Cree firmemente en los principios
contenidos en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y se asume como integrante
de Red Contra la Represión y la Solidaridad. Sabe que es luchando como logrará
su libertad”,
finaliza Eric, de La Voz de los Xichés.
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