Caracoles Zapatistas: muestra ejemplar de la autonomía de los pueblos en la construcción de sus derechos
CDH Fray Bartolomé de las Casas
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México
09 de agosto de 2013
Boletín No. 19
Derechos de los Pueblos Indígenas, una deuda histórica
En
Chiapas se ejerce resistencia y autonomía en defensa de la tierra y territorio.
Una deuda histórica, permanente y pendiente por el Estado mexicano, es el
reconocimiento de los derechos de los Pueblos, consagrados en la Declaración de las Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, no obstante, el discurso oficial
lo instrumentaliza para promover la industria del turismo, realizar festivales
y visibilizar el folclore anacrónico en la realidad nacional.
Hoy, 9 de agosto, Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo
establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1994, este Centro
de Derechos Humanos reitera que el Estado mexicano tiene pendientes históricos
con los Pueblos en el país al no reconocer los derechos de éstos, dando
prioridad a intereses meramente económicos y acciones que violan los derechos
colectivos e individuales, entre las que podemos mencionar la explotación
minera, la imposición de presas hidroeléctricas, proyectos eólicos, construcción
de carreteras de cuota, privatización para el disfrute de los recursos
naturales, entre otros que afectan la tierra y el territorio que ancestralmente
habitan.
En el país, y en el caso específico de Chiapas, quienes se organiza por la
defensa y ejercicio de sus derechos colectivos y que difiera del interés
patronal neoliberal, es divido, criminalizado, reprimido. Aunado a esto, las
políticas de los gobiernos mercantilizan los recursos naturales y toda la vida
que está en los territorios ancestrales
donde habitan los Pueblos Indígenas, en una lógica de explotación y no
reconocimiento de sus expresiones culturales con otros sistemas de vida que
tienen sus raíces, incluso antes de la colonización y que son parte de nuestra
diversidad que nos sustenta como humanidad.
Los territorios indígenas poseen la biodiversidad más rica de Chiapas y por
lo tanto siempre han atraído proyectos con intereses nacionales e
internacionales que los gobiernos federal y estatal quieren imponer en
detrimento de los derechos humanos y en contra de su obligación de promover,
respetar y garantizar los derechos.
A propósito, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha indicado que
los Estados deben de adoptar medidas especiales y específicas destinadas a
proteger, favorecer y mejorar el ejercicio de los derechos humanos de los
Pueblos Indígenas.[1]
Por otra parte las mujeres indígenas en Chiapas, que son actoras relevantes
en el proceso social de defensa del derecho a la tierra y territorio, han
permanecido invisibles en las experiencias compartidas de lucha por el
territorio. La reivindicación de sus derechos a la libre determinación y al
ejercicio de la autonomía tiene uno de sus pilares en el uso y disfrute de los
recursos naturales, además del reconocimiento de su trabajo y en su derecho a
vivir una vida libre de violencia.
En este contexto queremos llamar la atención sobre la situación de las niñas y niños
indígenas de Chiapas, quienes son objeto de políticas asistenciales, sin ser
sujetos que participen en acciones de ejercicio de derechos.
Finalmente, ante la negativa del gobierno mexicano de reconocer plenamente
el proceso de reivindicación y luchas de los Pueblos en México, hoy en día, los
derechos colectivos son una realidad en el ejercicio de los Acuerdos de San Andrés Sakamch’en de los Pobres; testimonio
de ello son los 10 años del nacimiento de los Caracoles y de las Juntas de Buen
Gobierno del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, como muestra ejemplar de la
autonomía de los pueblos en la construcción de sus derechos.
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