Fuente Original: Revista Cuba Internacional 1978
26-07-2013
En 1977, el
Comandante en Jefe Fidel Castro realizó un recorrido con periodistas de la
Televisión Sueca por las zonas orientales del país donde tuvieron lugar los
hechos fundamentales de la lucha revolucionaria. En el antiguo cuartel Moncada,
la playa Las Coloradas, las regiones serranas del Pico Turquino y La Plata,
Fidel habló extensamente con los periodistas suecos que le acompañaban, los que
filmaron para la televisión de su país el diálogo, cuyos fragmentos referidos a
los hechos del 26 de julio reproducimos para los lectores de Cubadebate en
ocasión del Aniversario 60 del Asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel
de Céspedes.
I LOS ORIGENES
LA CONCIENCIA DEL HOMBRE SE
PUEDE ELEVAR POR ENCIMA DE SU ORIGEN DE CLASE
PERIODISTA: Comandante, usted ayer
en la Granja Siboney nos habló de su formación ideológica, de su evolución
ideológica y política en tiempos de la Universidad. Yo quería hacerle una
pregunta un poco anterior a eso, es decir, ¿cómo ha pasado de ese tipo de
educación que usted recibió en ese tipo de familia hasta esa evolución
ideológica, porque en ese discurso a los intelectuales que usted hizo, usted
utilizó una imagen muy fuerte, muy viva, que decía que la educación burguesa
era como un molino de piedra, que casi lo podía triturar a uno mentalmente para
siempre? Eso me llamó mucho la atención, queríamos preguntarle algo sobre eso.
FIDEL: En realidad, mi
procedencia… Yo nazco en el seno de una familia de terratenientes, pero no
tenía una estirpe de terratenientes. ¿Qué quiere decir esto? Mi padre era un
campesino español de familia muy modesta, que viene a Cuba a principios de
siglo como emigrante español.
Comienza a trabajar en condiciones difíciles. Era un hombre
emprendedor, se fue destacando, llegó a ocupar cierta posición dirigente en los
trabajos de principios de siglo. Fue acumulando algún dinero y fue adquiriendo
algunas tierras. Es decir, tuvo éxito en los negocios y llegó a ser propietario
de unas cantidades de tierra, si mal no recuerdo alrededor de mil hectáreas.
Cosa no muy difícil en los primeros tiempos de la República. Después arrendó
otras tierras. Y cuando yo nazco, realmente nazco en el seno de una familia que
pudiéramos llamar terrateniente.
Ahora, por otro lado, mi madre era una campesina muy
humilde, muy pobre. Por eso no existían las tradiciones de lo que pudiéramos
llamar una oligarquía en el seno de mi familia. Pero no obstante,
objetivamente, la posición social nuestra en ese momento era de una familia que
tenía recursos económicos relativamente abundantes. Era propietaria de tierra y
tenía todas las comodidades -pudiéramos decir- y los privilegios propios de una
familia terrateniente en nuestro país.
La educación mía en los primeros años, los primeros meses
casi pudiéramos decir… Yo aprendo a leer y a escribir en la escuela pública del
lugar donde nací, en pleno campo. Después me llevaron a Santiago de Cuba cuando
apenas tenía 5 o 6 años. Pasé trabajo, pasé hambre; pasé hambre a pesar de que
mi familia remuneraba la pensión donde yo estaba en Santiago de Cuba, pero por
una serie de circunstancias, éramos un grupo relativamente numeroso de
muchachos allí, pasamos bastante trabajo en ese período.
PERIODISTA: Es decir, que no tuvo
una infancia privilegiada realmente.
FIDEL: Cuando estaba en mi
casa sí, cuando me trasladaron a Santiago no. Puedo decir así que pasé hambre,
que me quedé prácticamente descalzo, que tenía yo mismo que coser mis zapatos
cuando se me rompían.
PERIODISTA: Eso explica muchas
cosas.
FIDEL: Y estuve en esa
situación algo más de un año. Se puede decir que en esa ocasión conocí la
pobreza. ¿Puede haber influido eso en mí? Realmente no sé, no puedo asegurarlo.
Después de eso ingresé… Me enviaron a una escuela privada de Santiago de Cuba
que era regida por una orden religiosa, los Hermanos La Salle. Ahí estuve
aproximadamente cinco grados. Después me mandaron a una escuela de los
jesuitas. Y así hice la enseñanza primaria, y toda, la enseñanza
preuniversitaria en escuelas de ese tipo. Eran escuelas de familias relativamente
privilegiadas. Ahora, ciertos factores contribuyeron a desarrollar en mí un
cierto espíritu de rebeldía. Pudiéramos decir que me rebelé en primer término
contra las condiciones injustas en la casa de la familia donde me llevaron a
los 5 años. En las propias escuelas a donde me enviaron sentí también un
impulso de rebeldía contra ciertas injusticias en la escuela. Podemos decir que
durante el período de mi infancia, aproximadamente tres veces sentí la
sensación de cosas que me parecían injustas y que estimularon en mí un
sentimiento de rebeldía. Esos factores pudieron haber contribuido a desarrollar
un carácter relativamente rebelde. Ese espíritu de rebeldía puede haberse
manifestado también después en mi vida ulterior.
Mis relaciones sociales de muchacho, en las vacaciones en la
escuela, eran con los niños muy pobres del lugar donde yo vivía.
PERIODISTA: Comandante, ¿usted
que-ría desarrollar más ese punto?
FIDEL: Puedo decir que a pesar
de la situación económica de mi familia, siempre -en el campo donde yo nací me
relacioné con los hijos de las familias más humildes, porque no había una
tradición aristocrática en mi familia. Tercero, que el proceso de mi niñez y mi
adolescencia me llevó más de una vez a adoptar una actitud de oposición y de
rebeldía contra cosas que creía que eran injustas.
Aunque recibimos esa educación propia de esos colegios
particulares, también hubo en la formación nuestra, la preeminencia de ciertos
principios de rectitud.
Ahora, en toda esa fase de mi vida tal vez se fue
desarrollando un carácter, se fue desarrollando un espíritu, pero no adquirí
ninguna conciencia política. La conciencia política que me ayudó a interpretar
la vida, me ayudó a interpretar el mundo, me ayudó a interpretar la sociedad y
me ayudó a interpretar la historia, la adquirí como estudiante universitario.
Principalmente, cuando entré en contacto con la literatura marxista, que
ejerció en mí una extraordinaria influencia, y me ayudó a comprender las cosas
que de otra forma no habría comprendido jamás.
De modo que, yo puedo decir que la conciencia política mía
la adquirí por estudio, por análisis, por observación; no por origen de clase.
Pero no creo de ninguna manera que el origen de clase sea un factor
insuperable, creo que la conciencia del hombre se puede elevar por encima de su
origen de clase.
II EL MONCADA
DEL CUARTEL A LA MONTAÑA
Escogimos
este lugar, porque nosotros teníamos que buscar un punto donde concentrar el
personal antes del ataque del Moncada, entonces estudiamos las distintas
direcciones. Y buscando, encontramos esta casa, con una pequeña parcela de
terreno, que la alquilaban. Y entonces, analizados todos los factores,
decidimos escoger esta casa, que estaba a unos cuantos kilómetros del cuartel
por una carretera, bastante directo.
Se alquiló la casa, pero teníamos que buscar algún elemento
para disfrazar esto. El plan que hicimos fue simular una granja avícola, por
eso ustedes ven algunas de estas instalaciones, que parecen instalaciones para
la avicultura, pero que en realidad servirían para esconder los automóviles.
Entonces algunos meses antes alquilamos esta casa. Se preparó con algunas cosas
adicionales bajo el pretexto de que era una granja avícola.
PERIODISTA: Tengo entendido que
estaba cerca la casa de uno de los militares batistianos, que eso disminuía, de
cierta manera, la sospecha.
FIDEL: Es posible. Pero no fue
ese el factor principal: el factor principal es que estaba aislada, que estaba
en esta carretera que conducía directamente a las proximidades del cuartel, y
era uno de los lugares disponibles, porque no era fácil encontrar una casa.
Entonces, esta casa sirvió, primero, para concentrar las
armas, y por último, para concentrar el personal. Esto había que hacerlo en
condiciones de clandestinidad. Por eso había que tomar todas las medidas.
Incluso había un vecino que vivía ahí, frente a esta casa, un campesino. Se
hizo amistad con él y todo, pero él nunca sospechó que esta casa tenía un propósito
revolucionario. Había un compañero del Movimiento que vivía en Santiago de
Cuba, era el único de Santiago de Cuba, porque no queríamos reclutar personal
de Santiago para disminuir los riesgos de que pudiera haber alguna
indiscreción. Por eso, en Santiago sólo teníamos un cuadro que ayudó en el
alquiler de esta casa; después para esta casa vino uno de los jefes del
Movimiento, y se instaló aquí en Santiago de Cuba. Y durante varias semanas
estuvimos concentrando las armas aquí.
PERIODISTA: Pero ninguno de los
asaltantes sabía realmente el objetivo hasta el último momento.
FIDEL: No. La Dirección del
Movimiento sí, un grupo de tres compañeros, que era una especie de ejecutivo de
la Dirección del Movimiento. Y el compañero de Santiago también tenía idea del objetivo,
puesto que a él se le dieron instrucciones de observar el cuartel, de hacer una
exploración sobre el cuartel.
PERIODISTA: De ahí fue de donde
partieron los vehículos que fueron a atacar el cuartel.
FIDEL: Desde aquí, sí. Aquí se
concentraron las armas. El 26 de julio era domingo, y desde el sábado por la
noche se fueron concentrando aquí en esta casa.
PERIODISTA: ¿Y el recorrido es más
o menos el mismo?
FIDEL: El recorrido es varios
kilómetros no recuerdo exactamente ahora cuántas. Esta carretera sale a una
avenida, la avenida al cuartel, y tácticamente era el lugar mejor para esa
operación. Y aquí se disimulaba esto con el pretexto de que se estaba fundando
una granja avícola en este lugar. Y realmente todo el mundo creyó que había una
granja avícola, por lo menos los pocos vecinos que estaban enfrente. Por ahí
todavía vive el vecino que estaba frente a esta casa en aquellos tiempos.
Tenía algunas matas de mango… Yo no sé si después han
sembrado algunas; pero en general era este el ambiente de la casa.
PERIODISTA: Pero aquí no se hizo
ningún entrenamiento; aquí sólo se hizo la concentración.
FIDEL: Aquí no se podía hacer
entrenamiento porque era muy arriesgado; el entrenamiento lo hicimos en La
Habana. Aquí sólo se fueron acumulando las armas y había una sola persona en
Santiago de Cuba que conocía de esta casa. A pesar de que Santiago de Cuba era
una ciudad muy rebelde, muy revolucionaria, nosotros, para guardar la
discreción del plan, pues no reclutamos a nadie de Santiago para el asalto.
PERIODISTA: A pesar de todo eso una
de las cosas más admirables del Movimiento, que ahora refleja la historia, fue
cómo se pudo mantener esa organización clandestina bajo un régimen de tal
represión, una organización tan amplia.
FIDEL: Era muy difícil,
realmente era difícil, puesto que en aquella época los revolucionarios no
tenían organización, no tenían experiencia militar.
PERIODISTA: Pera el 26 sí la tenía.
FIDEL: Bueno, nosotros… Había
mucha gente organizándose en aquel período. El grupo nuestro yo creo que en
aquella época reclutó más combatientes que todas las demás organizaciones.
Además, era un grupo muy discreto; pero, además, no sólo era discreta par la
calidad de la gente sino por el método de organización que teníamos. Estábamos
organizados en células. Nadie tenía contacto, unas células con otras. El grupo
de dirección era de mucha confianza, y seguíamos las reglas de la
clandestinidad. Porque en aquella época había muchas elementos revolucionarios
y hablaban y conversaban. Eran indiscretos. Casi todo lo que se hacía en
aquella época contra Batista se sabía.
PERIODISTA: Y toda esa importación
de armas de la gente de Prío y todo eso que se iba haciendo…
FIDEL: Sí. Porque la gente de
Prío tenía dinero y nosotros no teníamos dinero; ellos tenían armas y nosotros
no teníamos armas. Por lo tanto, nosotros teníamos que hacer las cosas con
mucho cuidado. Ellos hacían propagandas con las armas. Pudiéramos decir que
hacían política con las armas.
PERIODISTA: ¿Y no pudieron
conseguir de aquellas armas ustedes?
FIDEL: En realidad, tratamos
de conseguir un poco. Y nosotros les habíamos infiltrado la organización de
ellos. Teníamos 360 hombres infiltrados en la organización de ellos, con el
objetivo de tratar de tomar las armas. Pero parece que fue demasiado ambicioso
nuestro plan, y en un momento dado ellos sospecharon de aquella gente un poco.
PERIODISTA: Pero todos los
hallazgos de armas que iba haciendo la policía de Batista por esa época eran…
FIDEL: Eran armas de ellos,
del antigua gobierno, que tenía mucho dinero porque había robado mucho.
PERIODISTA: Pero eran armas
sembradas por ellos mismos en algunas ocasiones, por la policía, paquetes con…
FIDEL: No, yo creo que no. Los
dirigentes de los partidos políticos tradicionales y del gobierno que estaba en
el poder, que había sido desalojado por Batista, tenían mucho dinero. Y
compraron armas y pudieron introducirlas en el país por distintos
procedimientos bastante ingeniosos, y las trajeron. Ellos no tenían masa, ellos
no tenían combatientes; tenían dinero, tenían armas, pero no tenían hombres. Y
ellos trataban de hacer un esfuerzo por reclutar gente del pueblo. Y en ese
período nosotros tratamos de filtrarles algunas gentes en la organización de
ellos, con el objetivo de ocupar las armas.
PERIODISTA: Pero el Movimiento sí
tenía bastantes efectivos ya en aquella época…
FIDEL: Bueno, nosotros
llegamos a entrenar más de mil hombres. En esa época nosotros teníamos
alrededor de mil 200 hombres.
PERIODISTA: Pero aparte de los
entrenados, ¿la organización era bastante amplia?
FIDEL: No era tan amplia, no
era muy amplia, aunque su base sí era la base de aposición y de odio al régimen
de Batista. Pero los militantes, los hombres organizados y entrenados llegaron
a ser alrededor de mil 200 hombres, porque había una oposición bastante
generalizada al gobierno de Batista. Muchos de ellos eran de origen ortodoxo3,
muchos de los combatientes del Moncada, pero eran ya gente de extracción muy
humilde; es decir, era una organización al margen de aquellos partidos
políticos. Yo seleccioné la gente principalmente entre los sectores humildes
del pueblo. Nuestra gente fue seleccionada en sectores humildes del pueblo, de
entre los que tenían una actitud de oposición a Batista.
PERIODISTA: Pero muchos militantes
del Movimiento, tenía entendido que eran provenientes de la ortodoxia…
FIDEL: Eran provenientes de la
ortodoxia porque era un partido popular con bastante ascendencia en el pueblo,
pero un poco heterogéneo. El Partido Ortodoxo se componía principalmente de
gentes humildes, obreros, campesinos y gente de pequeña burguesía. En aquella
época la alta dirección de ese partido estaba en manos de gente ya de la clase
dominante, realmente.
PERIODISTA: Y la juventud del
partido donde usted militaba…
FIDEL: Había una juventud
combativa, pero los líderes oficiales del partido ya estaban más o menos
comprometidos, no voy a decir con una posición de clase sino que estaban ya
adaptándose al sistema, podemos decir. Yo organizo a la juventud de ese
partido, pero aparte de la… oficial. Yo hice un trabajo en la base con los
jóvenes principalmente de extracción humilde del pueblo. No había dirigentes
oficiales de ese partido en la organización nuestra.
PERIODISTA: Fue un trabajo
político, ideológico, ya que se hizo…
FIDEL: Sí, fue un trabajo
político-ideológico.
PERIODISTA: Pero todavía no se
hablaba de ideas socialistas en esa época.
FIDEL: Todavía no se hablaba
de socialista en esa época. En esa época pudiéramos decir que el objetivo
principal del pueblo era el derrocamiento de Batista. Pero ya la extracción
social de todas aquellas gentes que nosotros reclutamos propiciaba el
adoctrinamiento político.
Por
lo menos el grupo, el pequeño grupo que trabajó en la organización del
Movimiento era gente de ideas muy avanzadas. Nosotros teníamos cursos de
marxismo. Y el grupo de Dirección, durante todo aquel período, estudiamos
marxismo. Y pudiéramos decir que los principales dirigentes de la organización
eran marxistas ya.
DENTRO DE UNA CONCEPCION
MARXISTA
PERIODISTA: Después de la muerte o
el suicidio de Chibás se fue agudizando, digamos, la diferencia entre la
dirección del partido y la juventud…
FIDEL: Yo puedo decir lo
siguiente: Chibás era un líder carismático, de mucho apoyo popular, pero no se
caracterizaba por un programa de reformas sociales profundas. Digamos que su
programa en aquella época se circunscribía a algunas medidas de tipo
nacionalista frente a los monopolios yanquis, y principalmente medidas contra
la corrupción administrativa, contra el robo. Era un programa constitucionalista,
y luchaba a favor del adecentamiento público. El programa de Chibás estaba
lejos de ser un programa socialista. Podíamos señalar que en aquella época ese
programa respondía a las ansias de la pequeña burguesía, que ya tenía
contradicciones con el imperialismo, que se resentía del exceso de explotación
de los monopolios existentes en el país, y su bandera principal era la lucha
contra la corrupción pública, contra el robo, contra la malversación. Pero ya
dentro de la masa de ese partido había una izquierda. Podríamos decir que
nosotros éramos la izquierda de ese partido. No era muy numeroso tampoco, pero
estaba integrada por compañeros procedentes de la Universidad, que en la
Universidad habían podido tener contacto con las ideas socialistas, con el
marxismo-leninismo, y habíamos adquirido ya una conciencia política mucho más
avanzada. De modo que cuando se produce la muerte de Chibás existía un gran
partido de masas sin dirección. Y la dirección era una dirección reformista. Y
dentro de esa masa había ya un grupo que teníamos ideas mucho más avanzadas. En
dos palabras: yo en aquella época, al final de mis estudios universitarios, ya
tenía una concepción marxista de la política. En el tiempo de la Universidad,
mis contactos con las ideas marxistas fueron los que me hicieron adquirir a mí
una conciencia revolucionaria. Ya a partir de ese momento toda la estrategia
que yo elaboré políticamente estaba dentro de una concepción marxista. Cuando
se produce el golpe de Estado del 10 de marzo, ya yo tenía una formación
marxista. Pero nos encontramos con la situación de un país donde se produce un
golpe de Estado, donde el partido que tenía más base popular era un partido que
estaba mal dirigido, sin orientación. Yo tenía ya idea revolucionaria práctica,
concreta, desde antes del golpe del 10 de marzo.
PERIODISTA: Y el PSP, el Partido
Socialista Popular, ¿tenía alguna estrategia elaborada?
FIDEL: El Partido Socialista
era pequeño, relativamente pequeño; para la América Latina era un partido
grande, pero estaba muy aislado. En aquellas circunstancias, toda la época del
macartismo, del anticomunismo había logrado, digamos, bloquear al Partido
Comunista. Yo no era un militante del Partido Comunista, porque por mi
educación, mi origen de clase… Yo llego, a la Universidad y es en la
Universidad que yo adquiero ya una conciencia revolucionaria. Adquiero una
conciencia revolucionaria, pero por ese período estaba ubicado ya dentro de un
partido que no era un partido marxista, sino un partido populista, podemos decir.
Pero yo veo que aquel partido tiene una gran fuerza política de masas, y
entonces empiezo a elaborar una estrategia para llevar a esas masas hacia una
posición revolucionaria, desde antes del golpe de Estado del 10 de marzo. Ya yo
tengo la idea clara de que la Revolución hay que hacerla tomando el poder y hay
que tomar el poder revolucionariamente. Ya en aquella época, antes del golpe de
Estado, yo adquiero esa convicción. Desde luego que antes del golpe de Estado
la estrategia que personalmente yo elaboraba era una estrategia de acuerdo con
aquellas circunstancias. Era una época política, parlamentaria. Entonces yo
estoy ya dentro de ese movimiento. Las primeras ideas de una Revolución yo las
concibo incluso desde el Parlamento, pero no para hacerla a través del
Parlamento. Yo pensaba utilizar el Parlamento para proponer un programa
revolucionario.
PERIODISTA: ¿Por eso se postuló
usted?
FIDEL: Pensaba precisamente
utilizar el Parlamento para proponer un programa revolucionario, y alrededor de
ese programa movilizar las masas y marchar hacia la toma revolucionaria del
poder. Desde de entonces, desde entonces, ya yo ni estoy pensando en los
caminos convencionales, en los caminos constitucionales desde antes del 10 de
marzo. Cuando se produce el 10 de marzo, fue necesario cambiar toda aquella
estrategia. Ya no había necesidad de utilizar los caminos constitucionales.
PERIODISTA: ¿Pero el 10 de marzo se
produce no tanto para impedir una revolución, sino para impedir que tomara el
poder el reformismo en Cuba, o un partido más o menos progresista, o … ?
FIDEL: Me parece a mí que en
realidad el 10 de marzo se produce para impedir el triunfo de un partido
progresista en Cuba, no para impedir el triunfo de un partido revolucionario.
Esa es la realidad. Ellos tratan de impedir un movimiento progresista, pero
podemos decir que históricamente crearon las condiciones para producir un
movimiento revolucionario. Pero en las condiciones de Cuba, yo creo que era
posible incluso promover una Revolución aun antes del 10 de marzo. Antes del 10
de marzo ya yo era comunista, pero el pueblo todavía no en comunista, la gran
masa todavía no respondía a un pensamiento político radical, la gran masa en
esa época respondía a un pensamiento político progresista, reformista, pero no
era todavía un pensamiento comunista.
PERIODISTA: Además, en eso influía
también todo el problema del anticomunismo, del macarthismo.
FIDEL: Mucho, mucho, porque
nosotros éramos una colonia económica y además ideológica de Estados Unidos.
Pero yo adquirí esa conciencia como estudiante universitario.
ARMAS A CREDITO
PERIODISTA: Comandante, ¿es de ese
lugar exactamente de dónde se montaron aquí en los carros y en los autos que
fueron?
FIDEL: Por ahí hay un pozo
donde guardamos las armas, porque las armas nuestras las conseguimos en las
armerías, eran armas de caza: fusiles 22, calibre 22, y fusiles escopetas de
caza, para cazar patos, para cazar palomas. Pero no eran armas inofensivas,
puesto que nosotros compramos un gran número de escopetas automáticas, para las
cuales adquirimos cartuchos no para cazar patos, sino para cazar venados y para
cazar jabalíes. Es decir que, como armas, no eran armas inofensivas realmente.
Pero Batista se sentía tan seguro que en aquella época funcionaban las armerías
y las tiendas de armas. Ellos se sentían muy seguros dentro de su poder
militar.
PERIODISTA: Pero armas de guerra no
había.
FIDEL: No, no había armas de
guerra. No, pero nosotros por lo menos algunas armas eficientes podíamos
adquirir, y las adquirimos legalmente, legalmente adquirimos las armas
nuestras. Nosotros teníamos unos compañeros que estaban disfrazados de
cazadores y de gente burguesa, y entonces tenían sus carnés, y ellos compraron
en las armerías. Hay que decir que fue tan eficiente el trabajo que conseguimos
que las armerías nos dieran crédito, y las últimas armas las compramos a
crédito casi todas.
PERIODISTA: Y luego las metieron en
un pozo aquí.
FIDEL: La mayor parte vinieron
el día antes aquí el viernes, víspera del 26 de Julio, compramos la mayor parte
de las armas, y se trasladaron en ómnibus, en tren, para acá. Armas de guerra
propiamente, teníamos unos 3 ó 4 fusiles. Nuestras armas eran fusiles calibre
22, o calibre 12; escopetas automáticas, una sola ametralladora, que teníamos
un M-3, que se utilizaba de entrenamiento en la Universidad, porque nosotros
utilizamos mucho la Universidad para entrenar a la gente.
PERIODISTA: Pero luego tuvieron que
salir de ahí llegado el momento no entendí.
FIDEL: En esa época había
muchas rivalidades entre las organizaciones juveniles. Los estudiantes en
aquella época, muchos de ellos, pensaban que ellos eran los herederos de las
tradiciones revolucionarias; pero nuestro movimiento había conquistado el apoyo
de unos cuantos cuadros universitarios, y ellos nos facilitaron la Universidad
para el entrenamiento de nuestra gente. Es decir, nuestro movimiento era
popular, no era universi-tario; pero algunos compañeros en la Universidad,
principalmente Pedrito Miret; que hoy es del Buró Político, que era el
responsable de entrenamiento en la Universidad… Ellos entrenaban a todo el
mundo, pero entonces nosotros logramos la adhesión de algunos de esos
compañeros que trabajaban allí, esencialmente Pedrito Miret, y utilizamos la
Universidad para entrenar a nuestra gente, que era de extracción popular, no
universitaria.
PERIODISTA: Comandante, ¿y entonces
de aquí salieron?
FIDEL: Aquí concentramos las
armas y aquí concentramos el personal que iba a atacar el cuartel Moncada.
Ciento treinta y cinco hombres se reunieron aquí en la madrugada del día 26 de
julio, mientras otro grupo estaba en la zona de Bayamo. Porque militarmente
nosotros pensábamos tomar el Moncada y Bayamo, para tener una vanguardia
organizada en la dirección principal del contraataque posible de Batista.
PERIODISTA: Comandante, ¿pero la
estrategia del Moncada era tomar ese campamento para armar luego al pueblo y
seguir una guerra?
FIDEL: Nosotros pensábamos
ocupar las armas del campamento, pensábamos hacer un llamamiento a la huelga
general de todo el pueblo, partiendo de la situación de descontento y de odio
hacia Batista, y pensábamos utilizar las estaciones nacionales de radio para un
llamamiento a la huelga general. Si no se lograba la paralización del país, el
objetivo nuestro era después ir hacia las montañas para librar una guerra
irregular en las montañas.
LOS AZARES DE LA HISTORIA
PERIODISTA: Así que el plan de la
guerrilla ya lo tenía elaborado.
FIDEL: Tenía dos variantes.
Una, tratar de provocar un levantamiento nacional para el derrocamiento de
Batista. Caso de no lograrse el levantamiento nacional, o en el caso de que
Batista pudiera reaccionar con fuerzas superiores y atacarnos aquí en Santiago
de Cuba, la idea nuestra era, con las armas del cuartel Moncada, marchar a las
montañas y librar la guerra irregular en las montañas. Fue exactamente lo que
hicimos tres años después. La estrategia que elaboramos para el Moncada fue la
misma que nos condujo después a la victoria, sólo que en la segunda ocasión no
comenzamos por el Moncada, sino comenzamos por la Sierra. Hicimos la guerra en
la Sierra, y al final liquidamos a Batista con esa misma estrategia en esencia.
De modo que la estrategia del Moncada fue la estrategia que seguimos -en rasgos
generales- después, y con la cual derrocamos a Batista. Pero no fue en ese
momento. Ahora, estoy convencido de que si hubiéramos podido tomar el cuartel y
ocu-par las armas, y hubiéramos iniciado en ese entonces la guerra contra
Batista, habríamos liquidado a Batista antes. Ahora, habría que ver si la
correlación de fuerzas en 1953… Yo pienso que si hubiéramos liquidado a Batista
en 1953, el imperialismo nos habría aplastado; porque entre 1953 y 1959 se
produjo en el mundo un cambio en la correlación de fuerzas muy importante.
PERIODISTA: La guerra fría estaba
todavía en pleno auge.
FIDEL: Y el estado soviético
era todavía relativamente débil en esa época. Y hay que ver que a nosotros nos
ayudó decisivamente el Estado soviético, que en 1953 no lo habría podido hacer.
Esa es mi opinión. Es decir, un triunfo en 1953 posiblemente habría sido
frustrado después por el imperialismo. Pero seis años más tarde, era el momento
preciso, muy ajustado, en que un cambio en la correlación de fuerzas del mundo
nos permitía a nosotros sobrevivir. Tal vez en 1953 no habríamos sobrevivido,
si hubiésemos triunfado.
PERIODISTA: Se hubiesen
radicalizado y…
FIDEL: Pero habiendo triunfado
en 1959, hubo una oportunidad de sobrevivir. Esa es mi apreciación.
PERIODISTA: Una oportunidad.
FIDEL: Sí, sí, una
oportunidad.
PERIODISTA: Eso es significativo,
que usted diga una oportunidad; porque real-mente fue bastante estrecha para…
FIDEL: ¿Qué habríamos podido
hacer en 1953? Habríamos triunfado, habríamos llevado a cabo el programa
revolucionario que entonces habíamos concebido, ese programa habría desatado la
agresión imperialista, y nos habrían aplastado. De modo que si la Revolución
triunfa en 1953 no habría podido sobrevivir. Esos son los azares de la
historia.
ELEMENTO SORPRESA
PERIODISTA: Bien, Comandante,
¿podemos seguir con usted?
FIDEL: Hacemos lo que ustedes
quieran. ¿Quiere que le enseñe las armas aquí? Venga. Ese es el único fusil M-1
que teníamos, la única arma de guerra. Esta es una selección del grupo de armas
que nosotros utilizamos. Esta es la única arma de guerra que había, un fusil
M-1, que era de la Universidad. Entrenábamos allí en la Universidad con ese
fusil. De este fusil teníamos 3, pero este es un fusil de la época de Buffalo
BiIl más o menos, un fusil 44. El grueso de nuestras armas eran de este tipo de
escopetas, calibre 12, calibre 16 y fusiles de 22 milímetros. Con estas armas…
Estas las compramos en armerías todas. Pero yo diría que eran armas eficientes,
eran fusiles automáticos, y éstos también eran automáticos, que tenían
cartuchos especiales que había comprado. Y pienso que son armas eficientes, aún
hoy pienso que son armas eficientes. Claro, no teníamos ninguna bazooka, ningún
cañón antitanque, ningún mortero. Habría sido mucho mejor todo eso. Pero en
aquella época teníamos esas armas, y esas fueron las armas con las cuales
nosotros organizamos el ataque al cuartel Moncada. Otro hecho: nosotros
habíamos adquirido uniformes del Ejército, todos nuestros uniformes eran uniformes
del Ejército, que los habíamos adquirido a través de un compañero nuestro que
estaba en el Ejército de Batista, y entonces los 135 hombres tenían uniformes
militares. El elemento sorpresa era el factor decisivo de la operación, con
estas armas y con estos uniformes del Ejército. Al Ejército de Batista íbamos a
tomarle la segunda fortaleza militar del país, que tenía más de mil hombres. Y
se habría podido tomar. Aún hoy, pienso que el plan no era un mal plan; era un
buen plan.
PERIODISTA: El problema fue el
desvío de la otra fuerza.
FIDEL: El problema fundamental
es que con motivo de los carnavales, que nosotros habíamos planificado nuestra
acción en el carnaval, durante el carnaval, para poder movilizar más fácilmente
a nuestras fuerzas, en esos días precisamente ellos redoblaron la guardia, y
establecieron una posta cosaca alrededor del Regimiento. Y lo que complicó la
situación definitivamente fue el choque nuestro con la guardia casaca, una
guardia cosaca que pusieron a todo alrededor del cuartel y por la calle
principal por donde íbamos nosotros. Y origina un combate fuera del cuartel. De
lo contrario, nosotros habríamos podido tomar el cuartel perfectamente bien.
PERIODISTA: Se puede sacar una foto
ahí.
FIDEL: En este pozo escondimos
las armas, y sobre este pozo Abel Santamaría, que era el compañero responsable
de esta casa y dirigente del movimiento, colocó esta tinaja. En esa tinaja echó
tierra y sembró un árbol. Así que nuestras armas estaban debajo de un árbol que
se sembró aquí. Y así estaba todo hasta el día 26 de julio, que quitamos el
árbol, quitamos la tinaja y sacamos las armas. (La entrevista continúa mientras
Fidel conduce el Jeep, rumbo al cuartel Moncada).
PERIODISTA: ¿Cuántos carros eran en
total?
FIDEL: Eran, en total… Primero
salieron los carros que iban a tomar el Hospital Civil; eran tres. Después, los
carros que iban a tomar la Audiencia; eran dos y después conmigo iban los
carros que iban a tomar el cuartel, que eran alrededor de 14 carros los que
iban conmigo. Yo llevaba alrededor de 90 hombres para tomar el cuartel.
PERIODISTA: ¿Entonces el total eran
asignados a otros objetivos?
FIDEL: Sí, había 35 destinados
a tomar el Hospital Civil y la Audiencia, para rodear el cuartel.
PERIODISTA: ¿Su hermano Raúl,
Comandante, qué misión tuvo?
FIDEL: Raúl iba a tomar el
Hospital Civil, el Hospital Civil no, la Audiencia de Santiago de Cuba, que
rodea el cuartel. Y Abel iba al Hospital Civil. Yo a los compañeros
responsables, al segundo jefe del Movimiento, que era Abel, lo mandé al Hospital
Civil por si me mataban a mí en el cuartel, ¿comprende?, que no fuera a quedar
el grupo sin dirección. Y Raúl iba a la Audiencia. Nosotros tomábamos los
edificios alrededor del cuartel simultáneamente con el ataque al cuartel. Ya se
imaginará que íbamos tensos por aquí, por este camino; pero en realidad muy
decididos. Ciertamente no teníamos ninguna duda del éxito. Lo más difícil hasta
este momento se había logrado: organizar los hombres, entrenarlos, adquirir las
armas y preparar el ataque.
PERIODISTA: Claro, sin caer en la
represión.
FIDEL: Claro.
PERIODISTA: ¿Y esta montaña, al
frente, es la Gran Piedra, a donde fueron después?
FIDEL: Después nosotros
regresamos aquí a la casa, para tratar de reorganizar a la gente, y con un
grupo de 10 ó 12 hombres fuimos a las montañas. Pero nuestras armas, que eran
buenas para luchar en el cuartel, no eran buenas para luchar en las montañas.
PERIODISTA: ¿No eran de largo
alcance?
FIDEL: Eran de muy corto
alcance.
PERIODISTA: Me imagino que el
panorama era un poco distinto, porque no había tales pastoreos allí.
FIDEL: No, esto es nuevo todo.
Si quieren, pueden guardar material para cuando lleguemos allá, ¿eh?
PERIODISTA: Sí, sí, hay.
FIDEL: Era por este puente. El
único incidente de importancia es que este puente es de una sola vía, y cuando
íbamos por allí venía un carro por el frente, y tuvimos que esperar que
cruzara, y entonces seguimos por aquí. Como usted ve, la casa estaba cerca del
cuartel. Aquí doblamos para entrar en el cuartel.
PERIODISTA: ¿En ocasión del asalto
siguieron derecho?
FIDEL: Por aquí, por aquí, por
aquí seguimos. (Fidel y los periodistas arriban al cuartel Moncada, donde
prosigue el relato). Entonces le voy a decir dónde se produce la crisis; la
crisis se produce aquí. ¿Por qué? Porque la posta cosaca venía en esta
dirección hacia acá, y nos la encontramos aquí; pero un carro había pasado
delante de nosotros, que es el que tenía que desarmar la posta, y el carro
llegó llevaba 100 metros delante de nosotros- y desarmó la posta. Pero la posta
cosaca vio pasar el primer carro y se quedó mirando; y cuando vio que el carro
desarmó a la posta allí, se puso en actitud de guardia, de alerta.
Entonces me quedaba a mí aquí al lado la posta cosaca, y yo
estaba sacando la pistola para hacer prisionera a la posta cosaca. Y en ese
momento, la posta cosaca se da cuenta de que nosotros estamos al lado, y hace
un ademán de disparar y yo le tiro el carro a la posta cosaca arriba. Aquí
mismo fue, en este lugar, más o menos. Entonces la posta cosaca se retira para
allá, yo me bajo…. Porque yo estuve haciendo tres movimientos: con esto por
aquí, manejando por aquí, la pistola por acá. Entonces, cuando yo me paro, los
carros que vienen detrás piensan que están dentro del cuartel y se bajan y
asaltan este lugar aquí. Entonces yo tengo que bajar a sacar a la gente de este
edificio para continuar el ataque; pero invierto como 5 ó 6 minutos en eso.
Cuando ya nosotros montamos otra vez en el carro, monto otra vez en el carro,
un carro avanzó y retrocedió y chocó con el mío. El resultado fue que el
combate se empieza a desarrollar fuera del cuartel, y el combate tenía que
desarrollarse dentro del cuartel…
PERIODISTA: Entonces se movilizó el
cuartel.
FIDEL: Entonces se movilizó el
Regimiento, y entonces organizó la defensa. Eso fue lo que impide… Porque
realmente la posta cosaca era una cosa nueva, que la habían puesto con motivo
de los carnavales. El plan realmente… Le voy a decir… Yo no sé si se podrá
caminar por aquí, pero ahí no había árboles creo yo en esta época. Entonces el
asalto empezaba allí, allí.
PERIODISTA: Allí tenía que empezar.
FIDEL: Allí tenía que empezar
todo cuando nos franqueara la posta. Pero resulta el encuentro con la posta
cosaca, que en realidad yo tuve dos intenciones: uno, proteger la gente que
había tomado la posta; segundo, quitarle las armas a la posta cosaca. Yo creo
que si hubiéramos seguido de largo sin hacerle caso a la posta los otros
carros, habríamos tomado el cuartel.
PERIODISTA: En esos momentos.
FIDEL: Sí, sí, lo hubiéramos
sorprendido; porque él hubiera visto un carro delante, otro detrás, otro
detrás, y la posta cosaca no habría tirado. Hoy me doy cuenta de eso, pero en
aquel momento yo traté de proteger la gente que tomó la posta y quitarle las
armas a la posta cosaca. Y como resultado de eso se produce el combate fuera
del cuartel; y la gente que no conocía bien el cuartel, asalta todos aquellos
lugares. Y yo tengo entonces que dedicarme a reorganizar a la gente para el
encuentro… Cuando vamos a penetrar en el cuartel, se produce un accidente de un
carro que choca con el carro mío.
PERIODISTA: Porque la gente suya no
conocía a Santiago realmente.
FIDEL: La gente no conocía, la
gente tenía que pararse donde yo me parara. Pero realmente en ese momento,
cuando yo veo que la posta cosaca va a tirarle a la gente nuestra en el
cuartel, traté de protegerlos y fui a arrestar la posta cosaca. Entonces la
posta nos descubre, va a tirar, yo le tiro el carro arriba a la posta cosaca, y
en ese momento se empieza a armar el tiroteo. Pero el tiroteo se arma fuera del
cuartel.
PERIODISTA: Entonces ese incidente
fue el más grave.
FIDEL: Ese fue el más grave.
Si no. llega a ocurrir el incidente de la pasta cosaca, nosotros tomamos el
cuartel, porque la sorpresa era total. El plan era un buen plan. Y si fuera
necesario hacer un plan ahora, con la experiencia que ya tenemos, haríamos un
plan más o menos igual. El plan era bueno. Es decir que se produce un
incidente, una cosa accidental, que dio al traste con todo el plan; esa es la
realidad. El fracaso de la toma del cuartel fue el encuentro con la pasta
cosaca, que en realidad debimos haber seguido de largo.
PERIODISTA: ¿Por qué le llamaban
posta cosaca?
FIDEL: Porque le llaman así a
la posta que hace recorrida alrededor del cuartel, y ésta iba de aquí hasta la
avenida, y volvía. Y la pusieron con motivo de los carnavales, es decir que eso
no estaba previsto, la posta. Parece que con motivo de los carnavales, quizás
para prevenir incidentes de menar importancia, pusieron la posta cosaca; porque
ellas no tenían la menor sospecha de que se iba a atacar el cuartel, pero la
posta la pusieron con motivo de los carnavales de Santiago; anteriormente no
tenían esa pasta, la pusieran esos días.
PERIODISTA: Por otro lado, los
carnavales eran un elemento favorable.
FIDEL: Nos ayudaban, porque
facilitaban el movimiento con menos sospecha. Es decir, el carnaval nos
favoreció, pero por otro lado el carnaval originó que ellos pusieran una pasta
extra que no ponían normalmente, y esa posta tiene el choque con nosotros allí,
a 80 metros de la entrada del cuartel. Pero de lo contrario, de los carros se
habría bajado aquí todo el mundo y habrían tomado el cuartel, lo habrían
tomado. Y estábamos vestidos de soldados además. Y si se toma la posta, se
atrincheran aquí, porque el problema es que ellos movilizan al Regimiento; de
lo contrario, nosotros hubiéramos agarrado al Regimiento dormido y lo habríamos
cercada, porque teníamos tomado el edificio de la Audiencia, los edificios que
rodean, los edificios principales los habíamos tomado ya, las que rodean el
cuartel. Entonces nosotros habríamos tomado esta parte y los habríamos puesto
para el patio a ellos. Claro, habría sido una carnicería; porque lo que se
demostró allí cuando chocamos con la posta cosaca, empezó el tiroteo violento,
muy violento… Yo pienso que como la gente nuestra todavía no tenía mucha
disciplina de fuego, al llegar aquí habría disparado también, y habría sido una
carnicería. No. dudo eso. PERIODISTA: ¿Y ahora en este cuartel existe una
escuela? Se ven pioneros… FIDEL: Sí, una escuela. Quitamos los muros y todo
eso. Pero algunos critican eso, porque dicen que mejor se hubiera quedado como
lugar histórica; pero en los primeros tiempos de la Revolución no teníamos
muchas escuelas y no estábamos pensando en la historia, y entonces tumbamos los
muros e hicimos una escuela.
PERIODISTA: Pero es un lugar
histórico.
FIDEL: Pero queda ahora un
pequeño museo aquí, es lo que hay. Quizás algún día sea mejor reconstruir los
muros y dejarlo como estaba originalmente. TRABAJAMOS PARA LA VICTORIA
PERIODISTA: Comandante, yo, como le
mencioné, quería pasar a otro punto antes de hablar de cosas políticas más
generales. Una cuestión que ha impresionado bastante a cualquiera que conozca
la historia de Cuba un poquito, fue ese proceso de su aislamiento después de la
derrota del Moncada, con la tragedia de tantos compañeros muertos. Una derrota,
claramente… ¿Cómo en ese aislamiento., esa celda de aislamiento, usted no se
perdió de ánimos, no abandonó la lucha; siguió pensando, siguió preparando la
Historia me Absolverá, hizo un documento político que fue la base de la
continuación de la lucha y el programa de la Revolución?
FIDEL: En realidad nosotros
trabajamos para la victoria, no para la derrota, y sufrimos un revés muy duro.
Pera además, ese revés había costado el sacrificio de muchos compañeros. Si
antes del ataque al Moncada me sentía obligado con el país, después del ataque
me sentí mucho más obligado. Yo creo que dadas nuestras intenciones, nuestros
propósitos, no podía reaccionar de otra forma que como reaccioné, todavía con
más decisión, más espíritu de lucha. Nadie sabía cómo podía terminar todo
aquello. No sabíamos, incluso, si nos iban a asesinar. Pero, desde luego,
teníamos que defender nuestras ideas, teníamos que defender nuestra verdad.
Puede decirse que en circunstancias como esas, el hombre tiene mucho más
estímulo que en circunstancias normales y, de esas dificultades saca fuerzas
para enfrentarse a los problemas. Pero la más esencial de todo es que nosotros
estábamos absolutamente convencidos de que teníamos la razón. Y ese factor nos
daba fuerzas para enfrentarnos a aquellas momentos tan difíciles, profundizar
más, exponer ante el pueblo los objetivos de nuestra lucha, enfrentarnos a la
campaña de calumnias del gobierno y crear las condiciones para que si nuestra
generación no podía realizar esas tareas, las pudiera realizar otra generación.
Es decir, sembrar la semilla y ofrecer el ejemplo, que ya no era el ejemplo
personal mío sino era el ejemplo de todos los compañeros que habían luchado y
se habían sacrificado. Teníamos el deber de hacer el máximo esfuerzo para que
ese sacrificio no fuera inútil.
PERIODISTA: En ese momento tan
tremendo, usted se inspiró mucho en Martí, ¿verdad, Comandante?
FIDEL: En realidad, siempre,
todos nosotros y toda nuestra generación recibió una gran influencia de Martí,
y una gran influencia de las tradiciones históricas de nuestra Patria, que
habían sido tradiciones de lucha muy duras por su independencia, y tradiciones
realmente muy heroicas, que ejercían una gran influencia en todos nosotros. Yo
en ese momento tenía una doble influencia, que la sigo teniendo hoy: una
influencia de la historia de nuestra patria, de sus tradiciones, del
pensamiento de Martí, y de la formación marxista-leninista que habíamos
adquirido ya en nuestra vida universitaria.
Siempre esa combinación de las dos influencias: la
influencia del movimiento progresista cubana, del movimiento revolucionario
cubano, del pensamiento martiano y del pensamiento marxista-leninista, estuvo
muy presente en todos nosotros. No se puede separar una cosa de la otra en la
historia de nuestro país. Porque Martí en su época cumplió la tarea que le
correspondía y fue exponente del pensamiento más revolucionario de aquella
época. Pudiéramos decir, que para nosotros la vinculación de ese pensamiento
patriótico, de ese pensamiento revolucionario con el pensamiento revolucionario
más moderno, con el marxismo-Ieninismo; la combinación de ésa fueron los elementos
que más influyeron en nosotros y que más, realmente, nos inspiraron. Y que no
podía ser de otra forma, porque en países como Cuba la liberación nacional y la
liberación social están estrechamente unidas.
Martí significó el pensamiento de nuestra saciedad, de
nuestro pueblo en la lucha por la liberación nacional. Marx, Engels y Lenin,
significaban el pensamiento revolucionario en la lucha por la revolución
social. En nuestra patria, liberación nacional y revolución social se unieron
como las banderas de la lucha de nuestra generación.
PERIODISTA: Comandante, pasando un
poco más adelante, el compañero Alcaide nos habló mucha del procesa dentro de
Isla de Pinas y nos explicó bien cómo allí se fortaleció ideológicamente el
grupo dirigente, y lo que yo le quería preguntar a usted: ¿Usted tuvo siempre
confianza de que se pudiera llegar a través del trabajo político del movimiento
y de otra fuerza política, a la amnistía o había pensado en la posibilidad de
una evasión para seguir la lucha? Seguro usted no pensó quedarse ahí 15 años.
FIDEL: No. Realmente yo no
pensaba estar allí 15 años, pero comprendía muy bien la situación política del
país. Había un odio contra Batista muy generalizado y Batista era víctima de
sus propias contradicciones; trataba de legalizar el régimen, trataba de crear
condiciones para unas elecciones que aunque fuesen fraudulentas por lo menos
servirían como cobertura de la dictadura batistiana.
Y nosotros sabíamos que, dado el estado de ánimo de la
opinión pública, no podía haber ningún intento de solución legal de la situación
de Cuba sin la amnistía de los presos políticos. Nosotros sabíamos que la
amnistía tendría que producirse más tarde o más temprano como consecuencia de
la presión de las masas y de las propias contradicciones del régimen. En
realidad, pensar en la evasión en Isla de Pinos era sumamente difícil. Nosotros
estábamos sometidos a una prisión muy severa, a una vigilancia muy rigurosa, en
una Isla donde era, en la práctica, muy difícil elaborar una evasión. Por eso,
nosotros confiábamos en el movimiento de masas y en el movimiento político, que
presionara suficientemente al régimen para obligarlo a la amnistía de los
presos políticos. Además, nosotros calculábamos que Batista se sentía fuerte,
se sentía seguro, que subestimaba a la revolución y subestimaba a los
revolucionarios, y que en un momento dado, como parte de su juego político, se
vería en la obligación de promover la amnistía. Nosotros tratábamos…
Primero manteníamos una actitud muy firme, muy rebelde, muy
digna en las prisiones, y desde luego, alentábamos la lucha de las masas por la
amnistía. Pero ya desde entonces trabajábamos en la organización del movimiento
y elaborábamos los planes ulteriores, para cuando el gobierno se viera en la
necesidad de decretar la amnistía. Y sucedió así exactamente.
Cuando nosotros salimos de la prisión, ya teníamos toda una
estrategia de lucha elaborada. Pero lo más importante a nuestro juicio en aquel
instante era demostrar que no había solución política, es decir, solución
pacífica del problema de Cuba con Batista, pero teníamos que demostrar eso ante
la opinión pública, ya que si el país se veía forzado a la violencia
revolucionaria no era culpa de los revolucionarios, sino culpa del régimen.
Entonces planteábamos que estábamos en disposición de aceptar una solución
pacífica del problema mediante determinadas condiciones, condiciones que
sabíamos que no se producirían nunca. Y bastaron algunas semanas para demostrar
ante la opinión pública de que esas posibilidades de solución pacífica de los
problemas de Cuba con Batista no existían. Siempre estuvimos muy preocupados y
en eso influía también la tradición martiana- de que la guerra es el último de
los recursos. Y Martí durante las luchas por la independencia se empeñó mucho
en demostrar que si se veían necesitados de acudir a la guerra es porque no
existía ningún otro recurso. Eso estaba en la tradición política de nuestra
historia. Nosotros, de la misma forma, tratamos de demostrar que no había
solución pacífica con Batista. Una vez que -a nuestro juicio- eso estaba demostrado,
iniciamos de nuevo la preparación para la lucha armada.
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