por Bernardo Caamal Itzá
Sábado, 29 de junio de 2013
El 70% de cenotes
(1800) en Yucatán están infestados. El problema toma dimensiones más
complicadas, pues muchos de esos cenotes también suministran agua a miles de
pozos que todavía son utilizados para beber, principalmente en la zona rural
del estado
Recientemente reportan que el 70% de cenotes en
Yucatán están infestados.
Aun varias comunidades mayas, ahí se abastecen
del vital líquido.
Notoria promoción al turismo internacional sobre
la Cultura Maya, mientras que sus herederos pasan por mil penurias por la falta
de trabajo, y sus semillas nativas y la actividad apicultura están siendo
amenazados por los transgénicos, y en éstas últimas décadas se afianza más
la división comunitaria al usar programas clientelares que sólo están dirigidos
a comprar voluntades y no al desarrollo en los momentos en que se avecina la
crisis mexicana.
Hace un par de años se publicó
en .la revista Environmental Pollution, los resultados de un estudio que
indican que los productos como anfetaminas, cocaína, éxtasis, herbicidas,
antibacterianos y derivados de diésel se están filtrando a los acuíferos de la
Riviera Maya. Estos residuos contaminan el laberinto de cuevas acuáticas de la
zona, uno de sus principales atractivos, y fluyen desde allí al mar Caribe. El
sistema acuífero de la península de Yucatán está contaminado con medicamentos,
narcóticos, pesticidas y otros productos químicos, y se sospecha que el
principal causante es el sector hotelero, advirtió un equipo de investigadores
de México y Canadá, en un artículo difundido por varias agencias
internacionales con base a lo publicado en una revista internacional.
Según un estudio publicado en la revista Environmental Pollution,
productos como anfetaminas, cocaína, éxtasis, herbicidas, antibacterianos y
derivados de diésel se están filtrando a los acuíferos de la Riviera Maya.
Estos residuos contaminan el laberinto de cuevas acuáticas de la zona, uno de
sus principales atractivos, y fluyen desde allí al mar Caribe.
Además de la contaminación, la sobrepesca, las enfermedades del coral y
el cambio climático pueden haber contribuido a la pérdida de hasta 50% de los
arrecifes en esa costa desde 1990, señala el estudio. Su principal autor, el
investigador canadiense Chris Metcalfe, dijo que la contaminación del acuífero
de la península de Yucatán es fruto de la filtración de aguas residuales, y que
aunque se desconoce su mecanismo exacto, las mayores sospechas recaen sobre la
industria turística.
"Pueden ser tres fuentes. En muchas de
estas áreas tienen sistemas de recolección de aguas residuales no adecuados,
por lo que se pueden producir filtraciones de tanques sépticos. Otra
posibilidad es que en los campos de golf utilizan la irrigación de aguas
residuales" explicó Metcalfe.
Posibles
causas
El investigador canadiense,
que trabaja en la Universidad de Trent y pertenece al Instituto del Agua, Medio
Ambiente y Salud de la Universidad de las Naciones Unidas, añadió que la
utilización de aguas residuales en los campos de golf es habitual,
especialmente en zonas donde escasea el agua dulce. El problema en el caso de
Yucatán es que estos campos no están construidos sobre materiales impermeables
que impidan la filtración. Aun así, la fuente más probable de la mayor parte de
la contaminación son los hoteles, según Metcalfe.
"La tercera posibilidad, y es difícil
obtener información aunque hay evidencias anecdóticas, es que los hoteles del
área están inyectando sus aguas residuales en la zona de agua salada que está
por debajo del acuífero de agua dulce" dijo.
"Ese fue el método utilizado en Florida,
que básicamente tiene la misma geología que Yucatán, para librarse de las aguas
residuales. Pero fue prohibido hace 25 años. Si se está produciendo en México,
es un grave problema", añadió.
Sin
vigilancia
La dificultad es que el sector
turístico no es transparente en sus operaciones y las autoridades no están
vigilando la situación. "Es un
problema de control que se produce en todos los países en vía de desarrollo. No
hay un sistema para comprobar cómo están operando los hoteles y si lo están
haciendo de acuerdo con los planes de desarrollo" dijo Metcalfe, y
añadió que no es extraño encontrar sustancias ilegales porque "si la gente toma cocaína, la van a
tener que evacuar en la orina y es parte de la contaminación con aguas
residuales".
Mayor preocupación le causa la presencia del agente antibacteriano
triclosán, que se utiliza en todo tipo de productos, desde pasta dental hasta
limpiador de superficies, pero que se puede acumular en los tejidos de los
peces. Ese compuesto, explicó Metcalfe, puede afectar al sistema endocrino y la
tiroides, por lo que considera que es necesario realizar más investigaciones
sobre su acumulación en la región.
El estudio recomienda una serie de acciones de mitigación, como instalar
material impermeable en campos de golf o mejorar la infraestructura de aguas
residuales.
Metcalfe dijo que los hoteleros han mostrado poco interés en estos
problemas. "Hace año y medio
organizamos un taller de trabajo con la ONG Amigos de Xian Can para discutir el
desarrollo sostenible en el área. Invitamos a funcionarios, público y a los
hoteleros. No vino nadie del sector turístico", terminó señalando. Recientemente
Notimex, reporta: “El 70% de cenotes
(1, 800) en Yucatán están siendo
infestados por bacterias provenientes del lavado de letrinas, actividades
porcícolas o fosas sépticas y pesticidas, por lo que es prioritario su
saneamiento y rescate, afirmó el arqueólogo y espeleólogo yucateco Sergio
Grosjean Abimerhi. Un cenote, del maya ts'ono'ot (caverna con agua), es una dolina (depresión geológica) inundada de origen kárstico que se encuentra
en algunas cavernas profundas, como consecuencia de haberse derrumbado el techo
de una o varias cuevas.
Ahí se juntan las aguas subterráneas, formando un estanque más o menos
profundo. Existen varios tipos de cenotes, a cielo abierto, semiabiertos y
subterráneos o en gruta.
Esta clasificación está directamente relacionada con la edad del cenote,
siendo maduros aquellos que se encuentran completamente abiertos y los más
jóvenes los que todavía conservan su cúpula intacta.
Como otras muchas estructuras geomorfológicas, los cenotes son
estructuras transitorias, que finalmente pueden terminar rellenos y desecados.
Algunos cenotes poseen rica variedad en flora y fauna de agua dulce en
vías de extinción: el pez ciego de Yucatán, la damablanca ciega, la anguila
ciega, la anguila de lodo, esponjas, bivalvos, camarones y crustáceos
despigmentados, así como plancton.
Algunos de ellos también han sido poblados artificialmente con nuevas
especies. En zonas muy cercanas a la costa, además de las especies antes
mencionadas, se pueden encontrar algunos peces de agua salada como pargos y
mojarras, que llegan por conductos subterráneos que comunican el fondo del
cenote con el mar. El 70% de cenotes (1800) en Yucatán están infestados. El
problema toma dimensiones más complicadas, pues muchos de esos cenotes también
suministran agua a miles de pozos que todavía son utilizados para beber,
principalmente en la zona rural del estado, ante la falta de sistemas de suministro
de agua potable.
Asimismo, un estudio dado a conocer recientemente por la Universidad
Autónoma de Yucatán revela que en por lo menos 20 cenotes de 18 municipios del
estado hay altas concentraciones de plaguicidas, que se transmiten a la sangre
y la leche materna de las mujeres que toman habitualmente agua de esos pozos.
Entre los pesticidas que en Yucatán se utilizan para la agricultura y
están prohibidos en el resto del mundo están el aldrín, bieldrín edulsofano y
el DDT.
Una de las personas que han alzado la voz para tratar de poner un freno
a esta amenaza es el arqueólogo y espeleólogo yucateco Sergio Grosjean
Abimerhi, con más de 10 años dedicado al rescate e investigación de los cenotes
de la Península de Yucatán.
“Hay situaciones alarmantes, como la
contaminación por pesticidas que ocasionan enfermedades y cánceres –de mama u ovario–, así como malformaciones congénitas y
mortalidad neonatal”, subrayó.
El investigador citó sitios como Kambul, en la comisaría de Noc-Ac; el
Tza Itza, en Tecoh, así como La Guadalupana, en la población de Homún.
Los dos primeros poseen partículas coliformes fecales, aunado a esta
situación están las toneladas de basura depositadas en el fondo de este cenote,
así como preservativos, botellas, plásticos, ventiladores, llantas y muebles
que han sido arrojados durante años.
“Estos desperdicios no sólo ponen en grave
riesgo a los visitantes, sino a las especies que habitan en esos pozos. En el
cenote Kambul, donde hasta hace una década era evidente el dominio de especies
como el pez ciego, ahora es muy difícil de observar”, apuntó.
“Durante años hemos observado cómo la fauna de
los cenotes y cuevas desaparece debido a factores que parecen inofensivos, como
introducir especies de peces ajenas a ese hábitat, las cuales al competir por
espacio y recursos depredan especies y crustáceos nativos, incluso endémicos”, apuntó.
La investigación de Sergio Grosjean reportó que en Yucatán se generan
unos seis millones 95 mil 500 metros cúbicos anuales de aguas residuales
porcinas, de las cuales 37 por ciento no recibe tratamiento y son dispuestas de
forma inadecuada, contaminando con desechos orgánicos las aguas subterráneas en
cenotes.
Ante ello, el gobierno del estado ha iniciado desde hace unos dos años
un programa de limpieza de cenotes en el que ha participado el propio Grosjean
y su equipo de colaboradores, y ha iniciado una campaña de concientización
sobre la necesidad de cuidar esos ojos de agua.
El secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, Eduardo Batllori
Sampedro, informó que desde 2011 se han invertido recursos para la limpieza y
rescate de unos 50 cenotes ubicados en más de 10 municipios de la entidad.
Indicó que esos trabajos regresaron el esplendor a esos ojos de agua
subterráneos, para sumarlos a los atractivos que tiene Yucatán, con el objetivo
de atraer turistas de otros puntos de la entidad y del extranjero.
Al mismo tiempo, continuó, con ese trabajo que promueve el gobierno del
estado, se recuperan importantes hábitats de varias especies de flora y fauna
local.
“Estamos trabajando en puntos como Huhí, Homún,
Seyé, Tecoh, Acanceh, Cuzamá, área denominada anillo de cenotes, conformado por
más de 50 de ese tipo de ecosistemas”, explicó.
El funcionario estatal indicó que por ahí se filtra agua que alimenta a
las plantas potabilizadoras de Mérida, por ello el saneamiento de los cenotes
no significa nada más la limpieza superficial y subacuática, sino buscar puntos
de contaminación.
También dijo que dentro del plan se incluye la propuesta de impulsar
entre la población de esas comunidades el pago por servicios ambientales, así
como los apoyos a los porcicultores que modifiquen sus modos de producción por
sistemas no contaminantes.
“Hablamos del uso de pesticidas, herbicidas, de
fertilizantes, de químicos, enseñar a trabajar en los sitios de disposición
final, fosas sépticas, promover que haya baños ecológicos para que en esa zona
haya agua limpia”.
Reconoció que el tema del rescate y saneamiento de los cenotes es un
trabajo grande y arduo “pero poco a poco
hemos ido hacia adelante y tenemos que entender que este es un asunto que
necesita no solo del apoyo del gobierno, sino de todos los ciudadanos, en
especial de las comunidades que viven en sus alrededores.
Aunque Yucatán cuentan con atractivos turísticos de vanguardia y en
éstos días siguen siendo la “gallina de
huevo de oro”, y quienes lo han cuidado hace cientos de años, han sido
menospreciados y viven en condiciones paupérrimas. Luego, actualmente ante la
falta de trabajos integrales y de un proyecto de estado que no distinga perfiles
partidistas, a pesar de sus iniciativas, éstos terminan por sucumbir y
abandonan sus comunidades de origen y de esa forma terminan por engrosar más la
lista de emigrantes que se van a la ciudad en busca de empleo.
Las autoridades por su parte aunque les compete administrar,
transparentar y dirigir un proyecto que aliente las capacidades locales,
actualmente sólo están dedicados a premiar a quienes votaron por ellos, o en su
caso, a promover proyectos que “sólo
cosechen las bondades que ofrece la cultura maya” y lograr grandes sumas de
dinero y que al final de cuentas no los regresan a las comunidades de base,
donde un día con la práctica de su cultura, con la conservación de los montes,
permitió la cosecha del agua y la reproducción de sus saberes heredados para
conservar sus recursos naturales. En cambio, los megaproyectos como las de Ayim
(Tekax), a pesar de que los campesinos que viven en sus alrededores reportan
graves anomalías que suceden en él, en el exterior sobresale como un proyecto
exitoso y generador de empleos, y no se habla del desperdicio de grandes
volúmenes de agua, el uso de una gran cantidad de bajareques para el tutoreo de
sus cultivos – y que los adquieren en los alrededores con el aparente permiso
ejidal- aunque a últimas fechas con la grave intoxicación que sufrieron sus
trabajadores puso de manifiesto la situación de este proyecto. Si a esto le
sumamos otros proyectos relacionados a la porcicultura -algunos cuentan con sus
respectivos biodigestores-, pero ante la situación en que se encuentran los
cenotes, muestra la complejidad de la situación y se necesita la búsqueda del
consenso y la suma de voluntades, para que Yucatán salga del atolladero...
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