A continuación te
presentamos, de forma íntegra, el comunicado difundido ayer por el movimiento
universitario #YoSoy132, en el marco de las actividades culturales que realizó
en la Estela de Luz, para conmemorar su primer año de surgimiento, y donde
advirtieron que “hoy, cuando el PRI y el
autoritarismo avanzan”, los jóvenes agrupados en este “vendaval”, herederos, como se reclamaron, de todos los movimientos
sociales del pasado y el presente, “no
olvidamos”.
#YoSoy132
Nuestro Aniversario
Hace un año la rebeldía se asomó donde pocos
lo esperaban, dentro de los muros de la Universidad Iberoamericana, en un
auditorio abarrotado por jóvenes, se escuchó un grito que se extendió por todo
el país y rebasó nuestras fronteras; era el grito de la indignación de aquellos
que no aceptaban que el poder manipulara nuestras conciencias ni que se
condenara nuestra memoria al olvido.
Para ese momento la clase política en alianza
con los poderes fácticos, confiando en sus mecanismos de coerción, ya
celebraban el triunfo de su candidato, para ellos todo estaba dicho y el
regreso del PRI se daría sin oposición, pero para los jóvenes mexicanos el 11
de mayo dio inicio una nueva forma de participación política, que enmarcada en
la creatividad logró irrumpir en la fiesta del poder.
Al grito de #másde131 sumamos el de #YoSoy132
y nos dimos cuenta que no estábamos solos, que éramos todos, que en unidad
representamos la colectividad de nuestra rabia, somos todos los que compartimos
un twitt, los que se llevaron un sticker, los que marchamos, los
que nos organizaron, y somos todos aquellos que caminando codo a codo
sumamos esfuerzos para construir este movimiento, somos todos los que hemos
querido arder y los que todos juntos, desde ese momento, hemos querido iluminar
esta oscuridad.
En unos cuantos días volvimos a creer en
nosotros mismos y, junto con una buena parte de la sociedad, caminamos para
evidenciar que el regreso del PRI también significaba la
reinstauración del régimen de la ignominia y la cerrazón, de los corruptos,
los represores, de los asesinos, de los que manipulan la información, de los
que lucran con el hambre y la miseria que ellos mismos crearon.
Nuestra voz no podía ser escuchada por un
régimen en donde todos los partidos se habían vuelto iguales al PRI, en el que
las instituciones ciegas y sordas habían condenado a la sociedad a una
democracia que sólo existe en los discursos. Miles salimos a la calle, de todos
los gritos construimos una sola voz, de todos los pasos una sola ruta, de
nuestra creatividad una nueva propuesta de futuro.
Nos organizamos para construir otra forma de
hacer política, en contraste con las formas verticales y corporativas que
caracterizan al poder, nosotros reivindicamos la autonomía y la democracia. Nos
definimos como un movimiento apartidista, antineoliberal y pacífico.
Construimos cientos de asambleas dentro y fuera del país, en donde discutimos y
decidimos de manera abierta, respetando a todas las posiciones y reconociendo
la pluralidad de nuestro movimiento; celebramos encuentros amplios y masivos,
como la Primer Asamblea Interuniversitaria en las Islas y el Encuentro
Nacional Estudiantil en Huexca. Además, participamos en distintos espacios de
articulación con otras organizaciones y movimientos sociales, pues desde el
inicio entendimos que la transformación del país era una tarea de todos y que
necesitábamos articularnos con la sociedad.
Nos organizamos para realizar acciones que
por su creatividad y alegría generaron simpatía y apoyo del pueblo. En tan sólo
unas semanas y con pocos recursos, sentamos a los candidatos en un tercer
debate presidencial, el primero en que fue la sociedad quien los cuestionó,
quebrando el monólogo al que estaban acostumbrados. También increpamos a los
grandes poderes económicos y mediáticos que hacían de la parafernalia electoral
una simple simulación de democracia. Cercamos Televisa, en un ejercicio de
audacia para reivindicar nuestro derecho a la información, y frente a la
provocación de los medios y el Estado demostramos que nuestra lucha es pacífica.
Además realizamos un análisis profundo del estado en el que se encuentra
nuestra sociedad, en el Contrainforme señalamos el desastre al que Felipe
Calderón y los gobiernos neoliberales nos han conducido. En nuestro programa de
lucha planteamos grandes ejes para transformar al país: medios democráticos,
educación para todos, fin del modelo neoliberal, respeto a los derechos de los
migrantes, una cultura de la diversidad, salud, paz, democracia
auténtica.
El 2 de octubre después de muchos años
organizamos una gran jornada de lucha contra la Reforma Laboral que incluyó un
Paro Nacional Estudiantil. Frente a la imposición, el 1º de diciembre
salimos a manifestarnos y la respuesta del Estado fue, de nuevo, la represión.
El gobierno pensó que con botas militares, con balas de goma, con gases lacrimógenos
y manipulación mediática infundiría miedo sobre nosotros, pero se equivocó. No
sólo volvimos a salir a las calles, sino que conseguimos, junto con la sociedad
civil, que nuestros compañeros, detenidos arbitrariamente, salieran de la
cárcel y no descansaremos hasta lograr su absoluta libertad.
Hoy, cuando el PRI y el autoritarismo
avanzan, cuando la represión se cierne sobre los movimientos sociales, nos
encontramos una vez más, aquí donde empezó todo, y unimos de nuevo nuestra voz
en el mismo grito que nos unió entonces. Hoy decidimos seguir siendo los
protagonistas de nuestra historia. Esa historia que hemos escrito durante este
año pero también aquella que nos viene de lejos, de la que somos herederos. Por
eso repetimos las mismas palabras que en “las Islas” de Ciudad
Universitaria nos dieron sentido:
“El Estado ha contado ya su historia, el silencio nos quiere dotar de
olvido; ese silencio hoy lo rompemos para recuperar la historia nuestra
historia la historia de todos los mexicanos, esa historia de la cual somos
partícipes, herederos y continuidad. No olvidamos los esfuerzos y las luchas de
movimientos obreros y campesinos, el Magonismo, el Villismo, el Zapatismo, el
movimiento ferrocarrilero y el movimiento médico, no olvidamos los movimientos
trascendentes de nuestra historia, la expropiación petrolera, la lucha por la
educación gratuita, la lucha por la autonomía universitaria, la insurrección
social armada en los años 70. No olvidamos los procesos estudiantiles, la
defensa de los albergues del Instituto Politécnico Nacional en el 58(*), los movimientos estudiantiles de
Tlatelolco en el 68 y el jueves de corpus en el 71, no olvidamos tampoco la
guerra sucia y sus desparecidos, no olvidamos a los presos políticos, la
huelgas universitarias del 86 y 99.
México tus hijos te estamos diciendo esto, somos herederos de los
fraudes electorales del 88, del 2006, de las crisis económicas del 82, 94 y
2008, somos herederos del levantamiento armado del zapatismo y de las luchas
por la autonomía de los pueblos indios.
Somos herederos de las masacres de Aguas Blancas, Acteal, el Bosque y el
Charco y los impunes feminicidios de Ciudad Juárez y el Estado de
México.
Hemos de alzar nuestra voz en este momento y decir sí, somos herederos
de las represiones en Atenco, Oaxaca y Ayotzinapa.
El movimiento #YoSoy132 somos nosotros.
Somos la demostración de la rabia e indignación de los niños muertos en
la guardería ABC, somos Wirikuta, somos Cherán, somos Copala, somos los Rarámuris
muertos, somos la indignación ante 90,000 mil muertos.
Toda esa historia hoy la reivindicamos y la revivimos, la revivimos
en el vendaval de este movimiento. Hoy decidimos y decimos ser 132, no
olvidamos y gritaremos desde nuestra conciencia hoy y siempre somos 132”.
#YoSoy132
11
de mayo de 2013
(Errata:
La intervención militar en el IPN que impuso la clausura del Internado –no “albergue”, fue en 1956,
no en “58”)
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