x JP Sottile
17/05/2013
Counter Punch.
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
La industria petrolera está gastando miles de millones de dólares en el
cuidado y bienestar de su control colectivo del mercado energético
¿Recordáis
el “pico del petróleo”?
Los
demás tampoco se acuerdan.
Es
debido a que la teoría operacional de por qué, a comienzos de siglo, las
grandes compañías petroleras aumentaron su presión sobre el sistema político y
lo utilizaron para adquirir una parte tan grande del “decreciente” recurso como fuera posible, a menudo a través de
imperialismo por encargo, se ha hecho repentinamente irrelevante.
No es como si el temor de una
inminente, precipitada, disminución en la producción de petróleo no fuera un
instrumento efectivo para manipular los mercados, influenciar a las autoridades
y avivar a las masas sedientas de petróleo para que apoyaran guerras basadas en
el petróleo, aunque sea subconscientemente.
Fue efectivo.
Más bien, el planeta está
repentinamente inundado de petróleo. Nuevos descubrimientos en África, el tan
esperado óleo y gasoducto del Mar Caspio, la expansión de las reservas en
EE.UU. y las posibilidades del Mar del Sur de China han convertido el
ecosistema de la tierra en una fuente de juvenil exuberancia para las grandes
compañías petroleras.
A esto hay que agregar las
tecnologías cada vez más refinadas empleadas ahora para extraer petróleo de
esquisto, hacer hervir pegote de tóxicas arenas bituminosas y la construcción
de masivos nuevos proyectos de infraestructura para transportarlo por el
continente y el globo, y se obtiene una suministro de petróleo que no va llegar
a un “pico” en algún momento en el
futuro previsible.
De hecho, con la apertura de
la última frontera impoluta –el Océano Ártico– por el cambio climático
alimentado por el petróleo – los responsables de las grandes compañías
petroleras podrían estar sacando aún más beneficios de lo que se paga por los
combustibles. La quema de muchos hidrocarburos es un gran negocio para la
industria petrolera.
¡Es bueno ser rey, y ahora
mismo parece que el Gran Petróleo es el rey del mundo!
Pero existe un problema.
Cada día, los ejecutivos,
geólogos, ingenieros, lobistas y cómplices políticos de la industria petrolera
se despiertan ante una amenaza existencial. No puede ser eliminada por un
ejército testaferro. No puede ser sobornada. Y todo el cabildeo del mundo,
nunca impedirá que aumente cada día, cerniéndose sobre ellos y desafiando cada
uno de sus actos.
La industria petrolera no se
puede esconder del sol.
Resulta que el sol no solo
suministra la energía esencial que impulsa toda la vida en la tierra, pero –gracias
a la ingeniosidad de algunos seres humanos particularmente molestos– su luz
fiable puede ser “transformada” en “electricidad útil” mediante un “artefacto milagroso” llamado “célula fotovoltaica”.
Imaginémoslo –¿si la gente
dejara de quemar petróleo y gas e incluso carbón, y solo utilizara esos
artefactos milagrosos para transformar la energía solar en la electricidad
requerida para hacer funcionar casi todo?
Bueno, si alguien es uno de
los amos del universo del petróleo, probablemente habrá perdido muchas horas de
sueño preocupándose precisamente de ese problema. Pero preocuparse no basta. La
industria petrolera está entrando en acción para detener el ataque del sol
contra su monopolio energético. Las grandes compañías petroleras se esfuerzan
por contrarrestar innovaciones impulsadas por el mercado que no solo hacen que
la energía solar sea cada vez más asequible, sino también hacen que la energía
solar sea una inversión cada vez más atractiva para los que hasta ahora eran
benefactores fiables en Wall Street de la industria petrolera.
De hecho, Bloomberg New Energy
Finance (BNEF) publicó recientemente un informe recomendando especialmente el
futuro de la energía renovable como inversión. Repentinamente, no se trata de
una ética ecologista. Ahora tiene que ver con pérdidas y ganancias.
Según
BNEF, la inversión anual en capacidad de nueva energía renovable va a aumentar
significativamente entre ahora y 2030. El informe señala: “El escenario más probable implica un salto de 230%, a 630.000 millones
de dólares hasta 2030, impulsado por nuevas mejoras en la competitividad de los
costes de tecnologías eólicas y solares en relación con alternativas basadas en
combustibles fósiles…”
Pero hay más: “Mejoras en la competitividad de los costes
significan que las energías renovables representarán entre 69% y 74% de la
nueva capacidad energética agregada hasta 2030 en todo el mundo”.
Y mucho mejor aún: Las
energías renovables no solo están cruzando la línea del sueño de hippies a ser la gallina de los huevos de oro; el sector manufacturero se mueve
tan rápido que existe un “exceso” de
paneles solares. Así es. Los paneles solares ya no son “demasiado costosos” o una alternativa “poco realista” al monopolio de la industria petrolera de la
producción de energía. En cambio, hay un excedente de producción en la
manufactura solar.
Sí, es así. ¡Hay un excedente!
El excedente puede ser el
verdadero motivo por el cual Solyndra, junto a otros importantes manufactureros
solares, colapsó durante los últimos años. Simplemente fueron sobrepasados por
rápidos progresos en la manufactura y la mano de obra barata en China. Esa
combinación llevó a la obsolescencia rápida e irrevocable de su modelo de
producción original. No es un ejemplo de que castillos en el aire de la
tecnología verde se hayan multiplicado. Más bien, es un indicio de que las
fuerzas del mercado se mueven a una velocidad vertiginosa para ofrecernos a
todos el milagro de la energía fotovoltaica exactamente en el momento en el
cual el planeta la necesita más.
Ahora,
por primera vez en la historia, la industria petrolera enfrenta un peligro
obvio y presente –que realmente promete el suministro de energía sin una
panoplia de problemas relacionados con el petróleo:
- Sin todo el CO2 que altera
el clima
- Sin todos los cánceres y el
asma y los defectos congénitos de los tubos de escape
- Sin derrames, explosiones y
rupturas de oleoductos que destruyen el ecosistema.
- Sin todas esas guerras y
sobornos políticos y el apoyo a Petro-Estados represivos.
- Y sin todos esos compromisos
morales, éticos y ecológicos que se están llevando a todo el planeta con
nosotros en una espiral letal de consumición destructiva.
Pero no comencéis todavía a
vender vuestras acciones de Chevron, ExxonMobil, Shell o Halliburton. La
industria petrolera ha gastado miles de millones de dólares en el cuidado y
bienestar de su control colectivo del mercado energético y, en efecto, del alma
del mundo moderno.
La estrategia primordial de la
guerra preventiva de la industria petrolera contra el poder revolucionario,
liberador, del sol es “exceder” el “excedente de renovables”.
De hecho, el inventario de
petróleo estadounidense llegó a un récord en 82 años el 1º de mayo, ¡con
existencias que aumentaron a 395,3 millones de barriles a fines de la semana
pasada! El precio por barril se fijó a más de 90 dólares –un descenso del
máximo de 118 dólares en febrero de 2013, pero todavía lejos de los entre 11 y
25 dólares por barril durante los peores días de los años de Clinton.
No es sorprendente que el
precio en la gasolinera no haya bajado en 82 años. Pero ha bajado, y 'CNNMoney' lo pregonó como una dádiva
para los consumidores y la tambaleante recuperación económica con un codicioso
titular en su primera plana: “Caída de
los precios de la gasolina al rescate”.
¿Pero quién está siendo
rescatado?
¿Consumidores? ¿Pequeñas
empresas? ¿El equipo económico de Obama?
¿O se están rescatando las
grandes compañías petroleras?
Engordadas por los aumentos en
los precios de petróleo y gas de la era de Bush, tiene sentido que “sacrifiquen” unos pocos centavos o
incluso años de “beneficios fijos”
para inundar el mercado con hidrocarburos y limitar los progresos que realizan
las energías renovables y, específicamente, la energía solar.
En marzo de 2013 –solo semanas
antes del máximo en 82 años de los inventarios de petróleo– la Comisión Federal
Reguladora de Energía (FERC) informó que las plantas de energía fotovoltaica
generaron un 100% de la nueva capacidad de energía eléctrica para todo EE.UU.
Fue una primicia en la historia de EE.UU., a propósito.
Puede que sea el motivo por el
cual Arabia Saudí está adoptando el auge del esquisto estadounidense que
actualmente transforma EE.UU. en un exportador de energía. En un puro sentido
de libre mercado, esto no parece tener mucho sentido para los saudíes que
dependen del petróleo. Pero Khalid Al-Falih, director ejecutivo de Saudi
Aramco, se mostró entusiasta ante el 'Financial
Times' sobre el impacto positivo del petróleo estadounidense y su papel
crucial al “tranquilizar” a los
consumidores sobre la “fiabilidad de los
suministros de petróleo”.
Más específicamente, Al-Falih
dijo al 'FT' que más producción de
petróleo en EE.UU. “…solo cementa el
consenso público y global que ya hemos conocido. El petróleo será el
combustible preferido… por un amplio período de tiempo, y tenemos que administrarlo,
tenemos que invertir en él”.
Y lo están haciendo –en
perforaciones cada vez más profundas, en cabildeo político, en nuevas flotas de
buques cisterna y, sacando un as de una de sus numerosas perforaciones, en el fracturing hidráulico.
Y el frenesí del fracking es el principal frente de la
guerra preventiva de las grandes compañías petroleras contra el creciente
excedente de capacidad de las energías renovables. Armadas con el creciente
suministro de así llamado “limpio”
gas “natural”, el plan de “exceder” el excedente solar se está
desarrollando en EE.UU.
Un aumento masivo en la
producción de gas natural no solo está envenenando los suministros de agua y
causando terremotos, también está menoscabando la transición a energías
renovables –la solar, en particular– y obligando a gobiernos escasos de dinero
a renunciar al futuro a favor de un presente barato y fácil.
El gas natural es, en efecto,
un “factor influyente” para las
grandes compañías petroleras, preservando la infraestructura del hidrocarburo
durante décadas por venir y menoscabando tanto los progresos rápidos en
tecnologías renovables y el deseo declarado del público estadounidense de más
énfasis en la energía solar y eólica. Se sienten cómodas con más “gas neutral”, también – probablemente
por la elegante marca del gas de hidrocarburo como “limpio” y “natural”.
Pero nada triunfa por sobre el
resultado neto. Y las compañías petroleras lo saben. Todas las malas noticias
sobre el clima y las extinciones y los derrames de los oleoductos en el mundo
no superan la simple economía, particularmente en tiempos difíciles. Tal vez
sea el motivo por el cual tantos estén convencidos de que la aprobación de la
tubería Keystone XL es, de hecho, el “final
del juego” para el planeta.
Si es aprobada, la nueva
oleada de petróleo hacia el mercado –en combinación con el auge del fracking y una masiva fuente,
recientemente identificada, de metano “atrapado”
en los lechos marinos llamado “fire ice”–
amplificará la “alentadora fiabilidad”
de Khalid Al-Falih y “consolidará” el
monopolio de las grandes compañías petroleras en el futuro.
Y, por cierto, es un futuro
sombrío.
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