Guantánamo, vergüenza mundial con presos musulmanes en huelga de hambre (por Emilio Marín, Rebelión)
La Arena, 01-05-2013
La
cárcel manejada por EE UU en Cuba aún aloja a casi 200 presos musulmanes.
Muchos llevan diez años o más detenidos sin ser juzgados. Mientras, Obama se
hace el gracioso con corresponsales de la Casa Blanca.
El 6 de febrero de este año
comenzó una huelga de hambre de prisioneros de Guantánamo, la cárcel que
Estados Unidos tiene desde principios del siglo XX en el oriente de Cuba. En
enero de 2002 fue reacondicionada por George W. Bush para alojar a los
detenidos capturados en Afganistán y otros países.
Esos
presos eran sospechados de pertenecer o colaborar con Al Qaeda, que había
cometido los atentados del 11-S contra las Torres Gemelas. Pero sólo una
pequeña porción de aquéllos fue capturada por militares norteamericanos o de
sus aliados de la ISAF (fuerza internacional con eje en la OTAN en el país de
los derrocados talibanes). La mayoría cayó sin pruebas, por delaciones de
civiles, a los que se les pagó recompensas.
El
resultado fue que de los 700 musulmanes llevados a Guantánamo, apenas media
docena tenía alguna implicación en la red que comandó Osama Bin Laden. La
abrumadora mayoría no revistaba allí, pero de todos modos estuvo detenida
durante muchos años, sin ser acusada ante un juez ni poder nombrar abogado
defensor. Todos los presos fueron torturados, con la técnica del “submarino” que se conoció en Argentina
durante la dictadura militar, colocando la cabeza del prisionero en un
recipiente con agua hasta casi el punto de ahogarlo (“waterboarding”).
Muchas
otras formas de torturas fueron empleadas: ruido, altas y bajas temperaturas,
grilletes, celdas de aislamiento, golpes, etc. Por cierto, mantener a una
persona encerrada a miles de kilómetros de su país y sus familias, sin contacto
con éstas ni derecho a la defensa en juicio, etc., es de por sí una forma muy
concreta de violar sus derechos humanos. Eso también se llama tortura.
Esa
situación comenzó oficialmente el 11 de enero de 2002 y ya dura más de once
años, con lo que se tiene una idea más acabada del drama. Una parte del
contingente fue saliendo en libertad o derivada a cárceles en otros países que
aceptaron recibirlos. A propósito, entre otras complicaciones para llevar
adelante los juicios estuvo que EE UU no quería que esos reos fueran
trasladados a su territorio: temía que tal circunstancia pudiera ocasionar
nuevos atentados. Con dinero, la Casa Blanca logró que gobiernos aliados
recibieran ese “presente griego”:
Afganistán, Bahrein, Albania, etc.
130 presos de 166
El
6 de febrero de este año comenzó una protesta de los prisioneros, en forma de
una huelga de hambre. Fue la respuesta a un desalojo o cambio de lugar de la
prisión, que incluyó malos tratos y golpes, requisas a sus pocas pertenencias y
afectación de sus libros sagrados como el Corán.
Al principio, como suele suceder, empezó un
grupo pequeño, de menos de treinta presos. Pero con el tiempo y ante la falta
de respuesta a los reclamos, caso de la reposición de nuevos ejemplares del
Corán, más la conducta brutal del régimen carcelario, que empezó a alimentar
por la fuerza a los huelguistas mediante sondas por la nariz muy dolorosas, la
protesta se fue extendiendo por Guantánamo.
La última información disponible es que hay 130
presos que adhieren activamente a la huelga, sobre 166. Según el vocero
estadounidense de la penitenciaría, Samuel Casa, están “alimentando” de ese modo tan polémico a unos veinte internos,
entre los que se encuentran más débiles y han perdido más peso.
Los funcionarios estadounidenses alegan que el
establecimiento penitenciario es severo pero mucho mejor que Abu Ghraib, la
tristemente célebre cárcel de Irak donde torturaban y mataban a los presos
iraquíes, y encima los verdugos tomaban fotografías muy sonrientes. De todos
modos la huelga de hambre de estos meses en Guantánamo indica que allí las
condiciones no deben ser muy distintas ni mejores. De hecho allí han fallecido
nueve presos, de los cuales se confirmaron seis suicidios en estos años, según
la cifra oficial que puede ser mucho mayor y disimulada en la práctica. Y
muchos otros internos se han vuelto locos, literalmente hablando, por la
tortura, el aislamiento y la conducta sádica de sus carceleros.
Si un preso de esos, inocente, no podían darles
información ni a golpes: ¿qué aportaría a los interrogadores si además se había
enfermado mentalmente?
Promesa violada
El
22 de enero de 2009, a dos días de haber asumido en la Casa Blanca, Barack
Obama prometió solemnemente que antes de cumplirse un año de gestión iba a
cerrar la referida cárcel de la vergüenza. Esa también había sido una promesa
de la campaña electoral donde enfrentó al texano bruto, alimentando falsas
expectativas en que era un político decente y con visos democráticos.
Se han cumplido cuatro años desde la formulación
de aquella promesa y tres de su rotundo incumplimiento. Los demócratas podrán
argumentar que tuvieron la contra de los republicanos y que su presidente debió
negociar con éstos en medio de graves desequilibrios presupuestarios y del
endeudamiento federal. Lo cierto es que en medio de esas negociaciones
bipartidistas se votaron en el Capitolio soluciones en común para esas
temáticas, así como el presupuesto de “Defensa”
de más de 600.000 millones de dólares. Y en ese fárrago de crisis capitalista
se marchitó y murió la promesa de cerrar Guantánamo.
Y eso que el supuesto cierre no incluía algo
básico: la devolución de la base naval y sus alrededores a Cuba, su legítimo
dueño. Como se sabe, sobre el final de la guerra por la independencia de Cuba
con España, se coló EE UU y tomó posesión de la isla como una semicolonia suya.
Esta tenía bandera propia y Constitución, pero desde la Enmienda Platt, 1902,
Guantánamo y su base naval se arrendaron a perpetuidad a Washington. El costo
del arriendo eran 2.000 dólares anuales que Fidel Castro se negó a recibir
desde 1959 hasta nuestros días.
Limitaciones a
abogados
En
los últimos años la situación de la cárcel era alevosamente ilegal y violatoria
de los derechos humanos, por lo que Cinco Premios Nobel, entre ellos el
argentino Adolfo Pérez Esquivel, reclamaron en 2005 su cierre definitivo. En esa
misma línea hubo pronunciamientos de Amnistía Internacional y del relator de DD
HH de la ONU, entre muchos otros organismos y personalidades.
Hasta los diarios The New York Times y The
Washington Post publicaron columnas recomendando salir de Guantánamo y cesar el
trato inhumano a sus prisioneros.
El Departamento de Justicia tuvo que
flexibilizar algunas disposiciones: los presos pudieron designar abogados, que
realizaron visitas y leyeron los expedientes. A los llamados “combatientes enemigos” no se les dio
más jurisdicción que los tribunales militares…
Últimamente esos letrados se han quejado de que
tales facilidades se vienen cortando. Ya no acceden a todos los papeles de las
causas contra sus defendidos. Y algo peor, en febrero pasado desaparecieron documentos
legales de las computadoras del Pentágono, relativas a los juicios en
preparación en Guantánamo. Prensa Latina informó el 13 de abril pasado: “según fuentes militares citadas en un
reporte de NBC News, el incidente provocó el retraso hasta el venidero 11 de
junio de las audiencias previas al ya dilatado juicio contra los reos que
permanecen en ese enclave en un limbo legal”.
Los abogados de la defensa quedaron espantados y
solicitaron - en especial en las causas donde los fiscales pueden pedir pena de
muerte-, que se demoren las audiencias hasta que puedan contar con todo el
material.
No es un chiste
El
Departamento de Estado norteamericano publica un reporte anual donde juzga la
conducta de los países del mundo en derechos humanos. ¿De todos? No, de todos
menos Estados Unidos, que tiene una pésima nota en Guantánamo y en muchos otros
rubros humanitarios. Está aplazado en cuanto a las libertades democráticas
recortadas, pero también en derechos económicos y sociales, pisoteados por las
crisis y ajustes contra los pobres y sectores más vulnerables.
China es uno de los acusados por Washington. Y
Beijing ha tomado la sana costumbre de replicar al imperio, año a año, con
datos comprobados. El 21 de abril, la agencia Xinhua publicó el “Registro de los Derechos Humanos en Estados
Unidos en 2012”, donde se puede leer: “el
13 de enero de 2012, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos, Navi Pillay, criticó a EE UU por no haber cerrado la cárcel
de Guantánamo y no haber garantizado la asunción de responsabilidad por parte
de aquellos que habían cometido graves violaciones - incluyendo torturas -
entre sus muros (www.un.org,
23 de enero de 2012). Una personalidad estadounidense escribió que las
políticas antiterroristas del actual gobierno estadounidense “violan claramente al menos 10 de los 30
artículos de la declaración, entre ellos la prohibición del 'trato cruel,
inhumano y degradante o el castigo' (www.nytimes.com, 24 de junio de 2012)”.
Obama se hizo el gracioso la semana pasada,
durante una cena con los corresponsales de la Casa Blanca y la farándula de
Hollywood. Mejor que se ocupe del drama de Guantánamo, que no es ningún chiste.
La solución es simple, económica y perfectamente factible: el cierre de la cárcel y la devolución a Cuba de la base.
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