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17/05/2013
Dos alternativas: el retorno a la resistencia armada o la esperanza de que
se concrete el –decenas de veces- pospuesto referendo
El
Frente Popular de Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro – Frente
Polisario- conmemora 40 años de lucha por la independencia del Sahara
Occidental. El pueblo saharaui pelea por su derecho a la autodeterminación
frente a la ocupación de Marruecos que se perpetuó tras la descolonización de
España. A escasos kilómetros de la frontera mauritana, deben resistir en
campamentos donde son víctimas de ataques sistemáticos del país usurpador. El
Aaiún será la sede de las celebraciones de las cuatro décadas del inicio de la
lucha armada.
El Frente Polisario se
conformó el 10 de mayo de 1973 como un modo de organizar la resistencia armada
frente a las avanzadas marroquíes y por la Liberación de su pueblo en el campo
popular, militar, político y diplomático. “Conmemoramos
el resurgir de la identidad saharaui después de un siglo de colonización, el
renacimiento de la personalidad saharaui, el último pueblo africano en tomar
las armas para conseguir su autodeterminación e independencia”, manifestó
el embajador saharaui en Argelia, Brahim Ghali.
En la década de 1970 surgieron
las primeras organizaciones independentistas, germen de lo que luego sería el
Frente Polisario. Su fundador fue Lueli Mohamed Saye quien en 1977 cayó en el
frente de batalla. El proceso de independencia se vio truncado por la retirada
de España a la muerte del dictador Francisco Franco, quien ilegalmente cedió
tres cuartas partes de su protectorado a Marruecos y una cuarta parte a
Mauritania. Este último país se retiró en 1979, derrotado por la acción
combativa del Frente Polisario.
En la actualidad, las opciones
para el Sahara Occidental parecen oscilar entre dos alternativas: el retorno a
la resistencia armada y la esperanza de que se concrete el –decenas de veces-
pospuesto referendo que le abra la posibilidad de la independencia definitiva.
Mientras, desde Marruecos, una y otra vez cerraron las instancias diplomáticas
que los saharauis se esforzaron por construir a lo largo de las décadas.
“El
pueblo saharaui está más que nunca apegado a sus legítimos derechos a la
autodeterminación y a la independencia”, enfatizó Ghali, y agregó que
continuarán la lucha contra el ocupante, la represión y los expolios de los
recursos naturales. El presidente de la República Árabe Saharaui Democrática
(RASD), Mohamed Abdelaziz, quien también es secretario general de Polisario,
sostuvo que el pueblo saharaui seguirá luchando “pacíficamente” por su independencia pero que si persistía la
negativa al diálogo y los ataques desde Marruecos, se retomará la lucha armada
contra la ocupación.
El pueblo saharaui logró
iniciar un proceso de descolonización que fue interrumpido cuando España, su
potencia colonial, entregó el territorio a Marruecos y Mauritania. Frente a
ello, la RASD proclamó su independencia en 1976, un territorio que hoy
reconocen 82 países. Sin embargo, el estado marroquí continúa la ocupación y
los ataques contra la resistencia.
Un ejemplo de las violaciones
a los derechos humanos implica el saqueo de los recursos naturales. A mediados
de abril de este año se dio a conocer una denuncia contra Marruecos por agotar
las reservas de agua de Sahara Occidental. La acusación señaló que las aguas
subterráneas del territorio ocupado por el país colonizador podrían agotarse ya
que estarían siendo drenadas para el uso de la industria agrícola, según
destacó la agencia africana Afrol.
A ello se le suma la
explotación por parte de Marruecos de las minas de fosforita, materia prima que
se utiliza para la producción de los fosfatos utilizados en la elaboración de
fertilizantes. También entra en la disputa el saqueo en la actividad pesquera,
de metales y minerales como hierro y circonio.
En el plano de la persecución
política, en el mes de febrero se dieron a conocer las condenas impuestas
contra 24 militantes saharauis desde un tribunal militar de Rabat. Los
militantes recibieron penas que van desde 20 años a cadena perpetua por haber
resistido un violento desalojo por parte de Marruecos en el 2010 en el
campamento Gdeim Izik donde vivían más de 25 mil personas.
Con motivo del 40 aniversario,
desde el Frente Polisario instaron al gobierno español –actual potencia
administradora- que “exija al Gobierno del
Reino de Marruecos, la liberación de todos los presos políticos, el cese de la
violación sistemática de los derechos humanos, la anulación de los juicios
contra ciudadanos y ciudadanas saharauis”.
EN EL TABLERO INTERNACIONAL
A
nivel internacional, el conflicto involucra a grandes potencias. Por un lado,
la Organización de Naciones Unidas intervino a lo largo de las décadas a través
de diversos enviados que prometieron en numerosas oportunidades la concreción
de un referendo en el que el pueblo decida la independencia o no del pueblo
Saharaui. Pero en el medio entran juego intereses cruzados de España, de
Francia, de Estados Unidos y la OTAN quienes apoyan e incentivan toda
estrategia que permita su inserción en pos del saqueo de los bienes comunes
estratégicos del continente.
En 1963 el Comité Especial de
Descolonización de Naciones Unidas catalogó al Sahara Occidental como una de
las regiones del mundo a las que se debía aplicar la Declaración sobre
concesión de independencia a países y territorios coloniales. En 1965 la ONU
proclamó el derecho a la autodeterminación del Pueblo Saharaui e instó a España
a que efectivizara su descolonización.
En una gran puesta en escena,
se llevó a cabo la denominada “Marcha Verde”
en la que se movilizó a 350 mil hombres marroquíes y 25 mil soldados, para
tomar posesión de Sáhara. Finalmente, en 1975 España entregó el territorio de
Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania – país que terminó cediendo su
ocupación-.
Desde 1991 la ONU tiene una misión
en el Sahara Occidental, llamada MINURSO, la cual establecía en sus orígenes un
periodo de transición para preparar la celebración de un referéndum en el que
el pueblo del Sáhara Occidental elegiría entre la independencia y la
integración con Marruecos. De todos modos, sus representantes oficiales, nunca
concretaron los referendo solicitados por la RASD y se entreveraron en los
intereses de las potencias mundiales aletargando la posibilidad de una
independencia definitiva.
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