Escuadrones de la muerte. La
escuela francesa.
Técnicas de tortura, desapariciones,
contra-insurgencia, colaboración entre agencias de inteligencia... [Documental
60:15 min.]
Pruebas,
diálogos insólitos con los genocidas latinoamericanos y "asesores" del resto del mundo que, creyendo ingenuamente
hablar con una historiadora de derecha, se descargan y exponen en toda su
magnitud, van diseñando un mapa del horror y la hipocresía, dejando también en
claro que en lo que se refiere a los años de plomo todavía queda mucha tela por
cortar.
"Escuadrones de la muerte: la escuela francesa" se titula la espectacular película de la realizadora
Marie-Monique Robin acerca de las formas galas de tortura que será estrenada en
Buenos Aires.
Robin, viajó especialmente para presentar su documental,
en el que militares argentinos reconocen haber aplicado durante 'La operación Cóndor', técnicas de
tortura y desaparición importadas de Francia.
La operación Cóndor fue creado por la CIA estadounidense
en la era Nixon-Kissinger, con la colaboración de las dictaduras militares
latinoamericanas para la eliminación física de toda la izquierda política.
El filme de Marie-Monique Robin tiene como antecedente el
excelente fresco la batalla de Argel, de Gillo Pontecorvo en el que se mostró
por primera vez en la historia que la civilizada Francia no respetaba los
derechos humanos y torturó y martirizó a los patriotas argelinos que luchaban
por su independencia.
Escuadrones de la muerte: la escuela francesa que ya fue
presentado en septiembre de 2003 por la cadena de televisión francesa Canal
Plus, sostiene mediante entrevistas, imágenes de archivo y documentos, que los
franceses formaron a militares de América Latina y Estados Unidos en métodos utilizados
Argelia e Indochina.
'Los
militares franceses descubrieron que había que sacar información de la
población. Esto demandaba la tortura. Luego, a los torturados los hacían
desaparecer', dijo Robin.
Según la cineasta estos métodos a los cuales se les
bautizó como 'doctrina francesa',
fueron exportados después y en Argentina hubo una misión permanente de militares
franceses entre 1957 y 1981.
Un dato desconocido y que revela el consenso y la
cooperación de las más grandes potencias del mundo entre si, es el que asegura
que expertos franceses enseñaron también las técnicas de la guerra
contrarrevolucionaria a una generación de militares latinoamericanos en la
Escuela de las Américas, en Panamá.
Esta inefable institución conocida como 'la escuela de los dictadores', le
sirvió de 'universidad' a los
aspirantes a torturadores estadounidenses que luego la aplicaron en Vietnam,
Bolivia, Guatemala, Perú, Chile, Venezuela, Salvador, Nicaragua y Uruguay entre
otros países.
Resalta particularmente la Operación Phoenix, en la que murieron 20 mil civiles
survietnamitas.
La periodista francesa entrevistó a los generales
retirados argentinos Ramón Díaz Bessone -con cámara oculta-, Reynaldo Bignone y
Albano Harguindeguy.
Estos verdugos justificaron en el documental los crímenes
cometidos durante el régimen militar, en el que, según organismos de derechos
humanos, desaparecieron unas 30 mil personas.
'La
entrevista que más me impactó fue la de Díaz Bessone porque me habló fríamente
de las desapariciones como los daños colaterales de la guerra antisubversiva.
Cuando le agradecí la nota y el camarógrafo prendió la cámara oculta el tipo se
transformó y me dio miedo', contó Robin.
Según la realizadora Díaz Bessone le dijo 'que no se podía sacar información sin
torturar y justificó la desaparición como arma de la guerra antisubversiva'.
El documental demandó dos años de trabajo y 300 mil
dólares de presupuesto.
La cineasta francesa concluyó sus palabras con este agudo
señalamiento: 'Haciendo esta
investigación entendí el peso de la ideología. Lo que tenían en común los
militares argentinos, franceses, chilenos y estadounidenses era un
anticomunismo feroz'.
Robin afirmó que en Francia dos partidos, los Verdes y
los Socialistas, pidieron la creación de una comisión de investigación
parlamentaria, pero fue rechazada. Algunos especialistas recomendaron exhibir
el documental en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra.
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