Lunes,
22 Abril 2013
¿Cuánto llevas estudiando en la UNAM? ¿Lo que llevas de la carrera? ¿Desde
el bachillerato? ¿Dónde estudiaste? ¿En una prepa harto solicitada? ¿En un CCH del estado de México?
Dependiendo tus respuestas a
las anteriores preguntas puede que la opinión que tienes en estos momentos
sobre la toma de rectoría sea a favor o en contra de la misma. Si tú, por
ejemplo, estudiaste desde el bachillerato en UNAM, pero asististe a una prepa
en la que todo estuvo en “orden”
durante tu estancia y en donde nunca tuviste que vivir con miedo y rabia porque
te quitaran tus cosas, te golpearan, te violaran, te hirieran y te ignoraran al
denunciar tales actos, lo más probable es que las acciones de este grupo de “vándalos y porros” que tienen la
rectoría tomada te parezca inaceptable.
Si tú, en cambio, estudiaste
en alguno de los 5 CCH’s y fuiste víctima de robos, venta de
calificaciones, agresiones sexuales, expulsiones reales o de “chocolate” por pertenecer a algún grupo
organizado, agresiones físicas y verbales por tu forma de pensar, actuar y
hasta vestirte, entonces tal vez (y sólo tal vez) puedas entender hasta dónde
ha llegado el hartazgo.
Tengo 23 años y estudio
Trabajo Social en la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) en Ciudad
Universitaria. Logré ingresar a la licenciatura hace dos años por examen de
selección, pero años atrás, mi comunidad estudiantil, era la del CCH Vallejo.
Estudié allí, y aunque por diversos motivos no pude concluir en dicha instancia
mis estudios de bachiller, puedo decir que fue en Vallejo donde mi formación
política e ideológica se comenzó a formar, fue por la orientación política y
organizativa que recibí de mis compañeros de distintos colectivos la que hoy me
mantiene estudiando y luchando duro por un país mejor, por un mundo donde quepan
muchos mundos.
Al terminar el mitin del día
viernes 19 de abril, mi compañera de carrera y yo nos hemos acercado a platicar
con algunos jóvenes estudiantes de los diferentes CCH’s. El objetivo de
dicho acercamiento era el de ahondar en sus por
qués y sus “desde cuándo”, era
saber la situación que se vivía en su ambiente y la razón de su rabia
colectiva. Al escuchar a cada uno de ellos, me di cuenta que estos jóvenes
vivían una situación sumamente similar a la que mi generación vivió hace ya 5 o
6 años atrás. En su relato descubrimos una mirada al pasado que nos llenaba no
de asombro, sino de indignación. ¿Cómo puede ser que en tantos y tantos años de
luchar contra el porrismo (el real, el que a nosotros y nosotras nos tocó
conocer: golpes, taloneos, insultos, acosos, desmanes, “quemas del burro”, grupo de choque político, impunidad,
vejaciones, ataques sexuales) es que las instancias universitarias no se
han atrevido a poner un verdadero freno a estas prácticas?
Sobran las narraciones acerca
del cómo, quiénes, cuándo y porqué los grupos de organización política
existentes en el CCH saben y señalan que las “autoridades” que se supondría deben cuidar la integridad de sus
estudiantes más bien están coludidos con éstos grupos de choque, los porros.
No es una invención de nadie,
en 2001, tras la expulsión masiva de líderes y afiliados porriles del
grupo “3 de Marzo” (que alude al
número de plantel al que corresponde, 33, es decir el CCH Vallejo) el
diario “La Jornada” se dedicó a hacer
una minuciosa investigación acerca del tema. Resultaban evidentes las
relaciones de poder político que este grupo sostenía con los dirigentes
delegacionales de la GAM, así como la impunidad de la que gozaban sus miembros
al hacer desmanes que (curiosamente) coincidían con protestas de carácter
social. En el 2006, fueron los porros los que mataron a un estudiante y
lesionaron a 5 más (uno de ellos con herida de bala) en CCH Naucalpan.
La comunidad estudiantil “se la rifa como el Santo” diariamente
para enfrentar a estos grupos, para desarticularlos como puedan. Son ellos y
nos las autoridades de los planteles los que realizan las cacerías de porros
plenamente identificados, los llevan a jurídico y están al pendiente de que no
vuelvan a ingresar al plantel. En más de una ocasión se han firmado acuerdos
con los diferentes directores y directoras para proteger a los estudiantes y garantizar
que aquel o aquella que se identifique como porro o porra será expulsado de la
institución y será boletinado. Años van, años vienen y las cosas en ese rubro
siguen igual.
Los compañeros de CCH
Naucalpan, fueron presa del porrismo el año pasado. Los porros entraron,
quemaron cubículos y dirección y se fueron casi escoltados por el personal de
seguridad de la UNAM. Acto seguido, harto reportero cubriendo los desmanes y
asegurando que eran los activistas los causantes de tales actos. La
consecuencia de esa tergiversación: La policía estatal entra y se lleva
detenidas a 10 personas incluyendo a 8 menores de edad. Todos fueron liberados,
pero quedaron amonestados en la institución. 5 de esos detenidos, hoy son los
expulsados de la UNAM a raíz de la toma de hace unos meses.
Un
breve sobre los 12 puntos:
Si uno lee a pie juntillas los
famosísimos pero nada comprendidos “12
puntos” que conforman la reforma a los CCH’s no va a notar nada por el que
hacer “tanto pancho”. Pero si nos
detenemos a observar vamos a notar cómo la integración del Inglés obligatorio y
la modificación del perfil del egresado son preocupantes en más de un sentido,
pues estas reformas se alinean a un sistema de competencias cada vez más voraz
e deshumanizado y que responde exclusivamente al sistema económico imperante.
¿Quién necesita la filosofía, la historia, las letras, el arte o el área social
en estos días? ¿Quién necesita de esas cosas anticuadas y que generan tan poco
en cuestión material? Pues las necesitamos todos y todas. Necesitamos
humanismo, ética y formación política para nuestro mundo. Necesitamos jóvenes
con criterio, jóvenes que se atrevan a cuestionar y desafiar las normas que
criminalizan la protesta, la organización y el derecho a la otredad.
Necesitamos artistas que puedan transmitir belleza y creación. Y todo esto es lo
que esos “porros vándalos” de los CCH’s
están defendiendo con fiereza. Todo eso se manifiesta en su rabia al
romper cristales y tomar una torre que nada ha hecho para mejorar su situación
pero sí para expulsarlos sin miramientos.
Es triste y sumamente
indignante entonces que los estudiantes de las facultades residentes en C.U
tengan tan poca visión y, por qué no, también tan poca madre de señalar a
estos jóvenes como “porros” cuando no
tienen idea de lo que pasa en otras sedes de segunda casa. La incomprensión
proviene de la ignorancia y es deber de todos los que estamos cercanos al
conflicto o de quienes mínimamente lo entendemos el divulgar la
información para que llegue una mínima comprensión y hasta una solidaridad
razonada.
El viernes 19 de Abril los vi
marchando, acompañé su marcha y su encabronamiento. Acompañé y grité junto con
ellos su hartazgo, su pedimento de justicia y vi junto con ellos como la
respuesta de la rectoría fue una puerta cerrada a piedra y lodo ante el
diálogo.
¿Después de éste breve mirar
desde la ventana a su situación, sigues pensando que no tienen motivos para
tomar las instalaciones?
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