Rebeldía económica y popular
EL BILLETE QUE ESTA CREANDO CONCIENCIA
Los habitantes del municipio de Espinal, un pequeño pueblo de la sierra
veracruzana, México, están utilizando el Túmin, una moneda que se
inventaron y que se basa en el sistema de trueque. Sus billetes salieron en
noviembre de 2010 y ahora el Banco de México los acusa de rebeldía monetaria
mientras que la Procuraduría ya investiga a estos osados que se atrevieron a
desafiar al peso. Estos ‘panchólares'
sí valen.
"Aquí se recibe
Túmin", anuncia un letrero pegado a
una computadora de un cibercafé de este pequeño pueblo de la sierra del
Totonacapan, cuatro horas al norte de Xalapa y cuatro horas al sur de la franja
limítrofe con Tamaulipas. El mismo sitio donde el narcotráfico dejó cadáveres
decapitados y baleó autobuses de pasajeros la Navidad pasada.
La dueña de Ciber Castell, Irene Fidencia
Castellanos, es una maestra jubilada de mirada dulce y temperamento decidido.
Ella presume el letrero que promueve los "túmin",
palabra totonaca que significa dinero. Son los vales usados en el sistema local
de trueque de bienes y servicios que tiene ansioso al gobierno federal, ya que
considera que el pueblo incurre en rebeldía monetaria. Su cabello recogido y la
blusa blanca con flores amarillas le dan un aire fresco, animoso. Pero sus ojos
resplandecen cuando ejemplifica el funcionamiento del túmin: ella recibió de
una niña el pago del servicio de internet por una hora. En cualquier lugar el
costo sería de diez pesos. Aquí la niña paga ocho y entregó dos túmin con la
imagen de Emiliano Zapata. Cada uno equivale a un peso. A la niña le dio los
túmin su mamá, que es la dentista del pueblo, porque algún paciente le pagó una
parte proporcional de su servicio con ellos. La maestra a su vez los usará para
completar su compra de leche, carne, huevos o tortillas.
"Es magnífico", opina la maestra del proyecto de mercado
alternativo en el que participa desde hace un año y que incluye un centenar de
comerciantes y prestadores de servicios. Dice que le alcanza más el dinero, se
promueven productos regionales, sus relaciones con otros socios son cada vez
más cercanas, se estimula la microproducción y su municipio, sumido en el
olvido y la pobreza, gana identidad y visibilidad. Todo por el túmin.
-¿Se siente orgullosa de ser
tumista? -ella inventó el término para
los asociados, la mayoría mujeres.
-Sí, claro que sí, estoy
orgullosa de ser tumista.
Y cómo no va a estarlo, si el proyecto que echó
a andar un grupo de maestros de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI)
comienza a extenderse al municipio vecino de Papantla, ya despertó el interés
de otros municipios y de comunidades en polos distantes del país, y llamó la
atención de la prensa nacional e internacional. También del Banco de México
(Banxico), la institución reguladora de la política monetaria en el país. Esos
papelitos de apariencia inofensiva, de ocho centímetros de largo por cuatro
centímetros de ancho, con denominaciones de 1, 5, 10 y 20 túmin son de
naturaleza explosiva. Están diseñados de forma artesanal, con la obra de
pintores mexicanos, en cuyo frente se lee: "Mercado
alternativo y economía solidaria", y en el dorso: "Sembremos justicia y el fruto será paz", con el sello y
nombre de sus promotores: Juan Castro Soto, presidente, Álvaro López Lobato,
secretario, y Blanca Xanath García Cruz, tesorera. A un año de estar en
circulación provocaron un cisma en Banxico, que pidió la intervención de la
Procuraduría General de la República (PGR) para abrir una investigación contra
ellos: consideran que es un fraude sustituir al peso. Domingo buscó una
entrevista con Banxico pero la institución no la otorgó.
La maestra Irene rechaza la postura de Banxico y
dice que por sí mismo el papelito no tiene relevancia, sino lo que mueve en las
conciencias y la cotidianidad de sus usuarios. "No es una moneda, es un vale, somos nosotros quienes le damos el
valor". Cuenta que ella le dio "gracias
a Dios" cuando el proyecto del túmin echó a andar en noviembre de
2010. Arrancó como un gesto de desobediencia popular en el contexto del
bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana,
ante las políticas económicas decididas desde el poder. "Ahora sí nos va alcanzar nuestro dinero", recuerda que
decían los socios fundadores. Su mecanismo es sencillo: únicamente la red de
comerciantes y prestadores de servicios que voluntariamente se suman son
provistos de 500 túmin que circulan entre sí. Cada quién establece la parte
proporcional de pesos y túmin a recibir a partir del 10 por ciento de la
cantidad total a pagar. De esta manera, por ejemplo, si la maestra quiere
comprar un kilo de carne a otro tumista, en vez de pagar 70 pesos paga 50 pesos
y 20 túmin. A ella le sale más barata esta carne, por lo que no la comprará en
un supermercado de las ciudades cercanas de Papantla o Poza Rica. El carnicero
a su vez usará esos 20 túmin en otro bien o servicio tumista. Así se
diversifica y fortalece el mercado espinalense para bien de la población
general.
La maestra reprocha que el gobierno federal no
vea las bondades del túmin. Pero su rostro no pierde la serenidad cuando narra
cómo en la primavera pasada, a cuatro meses de haber iniciado el proyecto, un
desconocido tocó a la puerta del Ciber Castell.
El hombre se identificó como agente de la
Agencia Federal de Investigaciones (AFI) de la PGR e indagaba sobre el sistema
del multitrueque. Ella dice que no se amedrentó por su presencia. "Como
todo ser humano merecía ser atendido y le ofrecí un café", narra con un
dejo de ternura. "Decía mi madre que
una gota de miel hace más que una gota de hiel". Entre sorbo y sorbo
de café, el agente le preguntó a la maestra del presunto uso fraudulento del
túmin, su convencimiento para utilizarlo, su circulación, su futuro. Dice que
le respondió tranquilamente a todo.
-¿Por qué usan el túmin? -le preguntó el agente, muy instalado en el
comedor.
-Porque simple y sencillamente
nuestra moneda ha subido tanto que no nos alcanza. No queremos defraudar ni
nada. Es muy bueno que la Procuraduría venga aquí, pues eso me hace sentir que
mi túmin es grande, que vale la pena, y es la piedrita que la PGR siempre va a
traer en el zapato porque no se la va a quitar.
-¿Le da larga vida al túmin?
-Sí, porque nosotros tenemos
la conciencia de que funciona y ya hay personas de Coyutla, Tabladero,
Mizantla, de la región, que quiere conocer su funcionamiento.
La maestra cuenta que el agente se marchó. Sólo
él sabe qué reporte entregó. Ella siguió usando el túmin. También la
tortillera, el pastelero, el farmacéutico, la verdulera, la vendedora de pollo,
el carnicero, la abarrotera, el panadero, el herrero, la vendedora de tacos de
comida, la dentista, la estilista... En este pueblo fundado por piratas se
consolida el intercambio monetario más revolucionario en México, en plena
debacle de la macroeconomía global.
EL PAPELITO QUE MUEVE CONCIENCIAS
Espinal debe su nombre a los árboles de espino blanco que abundaron
alguna época en la cabecera y el municipio con el mismo nombre. Ahora son
escasos en el paisaje. La cabecera municipal tiene poco más de dos mil 500
habitantes. El municipio rebasa los 24 mil habitantes, cerca de la mitad son
indígenas totonacas. Espinal es un municipio pobre en el que la mitad de su población
carece de agua potable y drenaje. La cabecera se erigió a orillas del río
Tecolutla que desemboca en el Golfo de México. Se dice que al pueblo lo fundó
un pirata de nombre Lorencillo, que luego de hacer sus fechorías en el Golfo
navegaba río adentro y se ocultaba en esta región de verdes intensos, cálida y
húmeda, con lluvias abundantes en verano.
Unos dicen que Lorencillo era flamenco, otros
que mulato, que francés, que holandés. Lo describen como alto o chaparro,
solidario o desalmado. El caso es que el tal Lorencillo está en el escudo de
Espinal pintado al interior del palacio municipal. El diseño lo hizo un maestro
de secundaria con elementos significativos de la región: los espinos blancos,
Lorencillo con un parche en un ojo y el otro de un azul color alberca, el maíz
y cítricos cultivados en la zona, y los voladores de Papantla, recientemente
reconocidos como Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad por parte de la
Unesco. Los voladores están en el escudo del municipio porque aquí dicen que no
son originarios de Papantla, sino de Espinal.
Del túmin, eso sí, nadie cuestiona su origen
espinalense. Basta con que uno camine el pequeño centro del pueblo para
constatar que la gran mayoría de los comercios son tumistas: 115 asociados
conforman la red, un centenar de Espinal y el resto de Papantla. Cuentan con un
pequeño local/oficina a unos pasos de la presidencia municipal. Ahí se exhiben
productos hechos por algunos asociados: mermeladas caseras, galletas, joyería
artesanal, ropa bordada, palanquetas de granola, tinturas medicinales y
artículos diversos de tiendas de los alrededores, casi la generalidad de origen
nacional. También ahí se realizan las asambleas bimestrales para evaluar logros
y circular su modesta publicación Kogsni, palabra totonaca que significa El
Volador, que hace la Red Unidos por los Derechos Humanos (RUDH).
El fotógrafo Jorge Serratos, el videoreportero
Alberto Torres y yo hicimos un recorrido por el pueblo. Cada tumista tiene su
propia visión de las ventajas de ser asociado. Matiana Lorenzo, la señora de
cabellera muy negra que vende verduras en la plaza del pueblo, a unos pasos de
la iglesia de San José, dice que ella lo recibe porque otros productos le salen
más baratos: "Al comprar medicina,
que da uno diez pesos de túmin si cuesta sesenta, y diez pesos se ahorra
uno". Al cruzar la plaza se llega al consultorio dental donde la
cirujana dentista Ana Bertha Escalante tiene su cartel "Aquí se recibe túmin".
Ella lo ve como la alternativa local para "enfrentar la recesión económica
mundial" y también como medio de integración comunitaria, pues observa
que las barreras sociales entre socios se derrumban. Así le pasa en su relación
con la costurera del pueblo. "Antes
me veía así como: ‘ay, la doctora, buenos días, buenas tardes', pero ahora en
alguna reunión de socios nos sentamos juntas e interaccionamos como parte del
mismo proyecto económico". En el caso del indígena agrónomo Luis
García Santiago, su negocio de yougurt casero crece porque redujo costos en los
insumos para hacerlo: "Antes vendía
15 vasos de yougur diarios, y ahora vendo más de 40 y eso es muy bueno".
Eso no quiere decir que no haya detractores del
túmin. Algunas personas lo ven como un juego infantil sin sentido. "Dicen que es como jugar con
panchólares", se queja la maestra Irene Fidencia Castellanos, "y es que hace falta el amor y la
conciencia de lo que es un proyecto tumista". Otros simplemente no
entienden que el túmin rompe con la idea económica dominante de que el dinero
debe acumularse como signo de poder en vez de circular para el bien común. El
doctor Juan José Escalante, de la farmacia El Carmen, opina que esa es la
principal barrera para quienes no lo admiten: "piensan que es dinero que se les queda ahí, que ellos pierden, no
les cabe en la cabeza que lo pueden reutilizar". Está en lo cierto.
En nuestra gira espinalense hicimos un alto en
la oficina del presidente municipal, Salvador Lammoglia, militante del Partido
Acción Nacional (PAN). En su oficina está la foto de Felipe Calderón. Debajo de
ésta, una imagen de bulto de San Judas Tadeo. El descendiente de emigrantes
italianos luce como un ranchero acomodado: sombrero de palma, vestimenta
impecable, botines lustrosos. Si bien él ve al túmin como un factor de
identidad y promoción del municipio de Espinal, tiene sus reservas para usarlo.
Su familia es productora de queso y se le invitó a sumarse a la red. El
político tiene sus dudas, y las dice con franqueza: "Si yo me lleno de túmin, esos cinco pesos que yo le doy más
barato a la señora, ¿quién me los va a reembolsar?", me pregunta. Le
expreso que según sus promotores el fin no es acumular los vales sino usarlos
como herramienta de intercambio de bienes y servicios para estimular el mercado
municipal. Insiste: "Es que hay
cosas que no me quedan muy claras: si yo junto o almaceno tantos túmin a mí ese
dinero quién me lo... a menos que lo siga comercializando nada más, porque
nunca voy a ver en sí mi dinero". No hay manera.
TUMISTAS CONTRA EL CAPITALISMO
La Casa del Túmin es en realidad una habitación independiente de la
vivienda de la casera. La señora les acepta una parte del pago de la renta con
vales. La oficina es color palo de rosa. Una pared hecha con tablones de madera
sirve de división. A través de ésta se cuela el sonido del juego y llanto de
sus chiquillos. Pero Juan Castro, el creador del túmin y presidente de la red,
no pierde la calma. A sus cincuenta años las canas ganan terreno. Tiene pinta
monacal de franciscano. Es austero, callado, analítico. "Parece que Juanito hizo votos de pobreza", me dijo de
una tarde su compañero Álvaro López Lobato, el secretario del proyecto. De
hecho el hombre de semblante apacible y sonrisa fácil, nacido en Tampico, se
formó en el activismo jesuita cuando estudió Ciencias de la Comunidad en el Tec
de Monterrey, campus Monterrey.
-¿Nunca has hecho algo
extravagante en tu vida? -le pregunto con curiosidad genuina.
-Pues el túmin.
Su presencia sosegada encubre un activismo
radical y tozudo. Con la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) en 1994 Juan Castro se hizo militante zapatista y desde
entonces asumió como suya la lucha por los derechos indígenas y por un mundo
más equitativo. Por años estudió otras experiencias de monedas alternativas en
el mundo, como el "Ithaca Hours", en Nueva York; "Lets", en Canadá; "Lionza",
en Venezuela; "Eco", en
España; "Libra Brixton", en
Inglaterra; "Cheimgauer",
en Alemania, usados no tanto por necesidades económicas sino como herramientas
políticas de lucha contra el sistema capitalista. En México está el "Tláloc" y "Trueke", en el Distrito
Federal; "Mezquite", en
Dolores, Guanajuato; y "Cajeme",
en Sonora, que funcionan especialmente en ferias donde se ofertan productos
alternativos. Pero Espinal necesitaba una propuesta permanente que atenuara la
crisis económica. "Ahí estaba la
naranja, la verdura, la carne echándose a perder porque no teníamos el medio
para adquirirlo, que era el dinero". Así nació el túmin: "La gasolina para hacer que las cosas
circularan y pudiéramos consumirlas".
Como maestro de la UVI Totonacapan, la
universidad pública de la región con enfoque multicultural, el tampiqueño
concretó el arranque del proyecto como una propuesta de maestros y estudiantes
egresados. Al equipo impulsor le tomó meses socializarlo entre los asociados
potenciales. Se decidió que sólo fuera entre comerciantes y prestadores de
servicios para incentivar directamente la producción y oferta de mercado. De
esta manera, también amas de casa, estudiantes o desempleados se verían
motivados a crear microempresas de elaboración de tejidos, mermeladas,
shampoos, jabones, miel, yougurt.
Entre los socios potenciales se consultó de
igual manera cuáles a su entender deberían ser sus derechos y obligaciones.
Pero el equipo convocante estableció una premisa fundamental: "Al entrar al túmin todos dejaban de
ser clientes para convertirse en compañeros". La idea central era que la
gente tomara conciencia de su relación con el dinero y cómo desde el poder se
crea competencia y desigualdad. En contraste, "nosotros podíamos diseñar una economía basada en la solidaridad,
donde no hay intereses ni fraudes, ni nadie busca acumular la riqueza".
Fue decisión de todos los socios que el proyecto fuera gratuito, cada uno
entrara y saliera con libertad y estableciera su propia cuota de túmin,
partiendo del 10 por ciento de la cantidad total a pagar.
El túmin nació en noviembre de 2010, conmemoración
del centenario de la Revolución Mexicana, con medio centenar de participantes.
La noticia circuló en medios locales y nacionales. Su difusión en el programa
Primero Noticias conducido por Carlos Loret de Mola en Televisa llamó la
atención de Banxico. Al aire, el periodista advirtió a la institución de una
posible sustitución monetaria del peso. Las reacciones afloraron. El presidente
de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) en
Xalapa, Miguel Aguilar Morales, declaró al diario Imagen del golfo que el túmin
es un "capricho local" que
generaría inflación y estancamiento económico. Y el coleccionista de monedas
más prestigiado de Veracruz, José Zaydén, lo tachó en el mismo periódico de "ilegal", razón por la cual
sus promotores podrían ser encarcelados por el delito de "delincuencia organizada".
El túmin sorteó las críticas en su contra y su
número de asociados aumentó. No obstante en la primavera de 2011 la PGR
notificó a la comisión de maestros impulsores, Juan Castro, Álvaro López y
Blanca Xanath García, que se abría en su contra la averiguación previa
AP/PGR/VER/POZII/107/2011, por lo que debían presentarse a declarar con un
abogado defensor a la Segunda Agencia del Ministerio Público de la Federación
ubicada en Poza Rica.
Juan Castro dice que la directiva de la
Universidad Veracruzana (UV), de la cual depende la UVI, si bien en un primer
momento se mostró orgullosa y solidaria con el proyecto, tomó distancia y les
negó acompañamiento legal. La UVI además canceló la reanudación de su contrato
académico, tras cinco años de relación laboral. De un momento el maestro se
quedó sin empleo y en la vulnerabilidad legal. Sara Itzel Arcas, coordinadora
de la UVI Totonacapan, niega que la razón fuera la investigación de la PGR, sino
que el activista tiene el certificado de la licenciatura pero no el título. "Entiendo que la universidad le dio un
tiempo límite para su entrega y ésta se fue aplazando, y estuvimos esperando
más de dos años el documento". Él rechaza su dicho. "No es cierto", responde. Le
extraña que impartió clases durante cinco años sin impedimento alguno. "No recuerdo que me dieran ningún
plazo". Juan no puede titularse porque dejó un adeudo antiguo en la
universidad que no puede pagar. Y el Tec no acepta túmin.
PERSECUCIÓN CONTRA LOS REBELDES MONETARIOS
La mujer que ronda los 50 años no es tumista. Su blusa color café luce
un escote desbocado. De su cabellera caen bucles hechos con tenazas eléctricas,
van en tonos cobrizos y dorados. Hacen juego con los aretes metálicos que le
cuelgan hasta el hombro. Lleva la ceja tatuada y las pestañas postizas. Está
sentada frente a su escritorio. Es Manuela Barradas, agente del Ministerio
Público de la Federación, titular de la Mesa Segunda en Poza Rica, encargada de
la investigación penal de la PGR contra el equipo impulsor del mercado
alternativo espinalense. Heredó el caso de su antecesor.
La licenciada me ofrece asiento. Con su mano
roza sus bucles y las uñas postizas resplandecen: están adornadas con
florecistas azules de cristalitos y diamantina.
-Me encuentro impedida a
hablar sobre cualquier tipo de prueba -masca un chicle sin pudor.
-La averiguación se está
integrando a fin de resolver conforme a derecho -agrega la licenciada.
Salimos de su oficina. Entonces la licenciada
dio instrucciones a dos judiciales para que recorrieran el trayecto de dos
horas de Poza Rica a Espinal y buscaran a Juan Castro. Los hombres llegaron a
la Casa del Túmin con actitud altanera a pedirle que les mostrara los
documentos de la organización. Juan Castro no lo hizo. "El Ministerio Público ya los tiene", les dijo. Se
marcharon. Al día siguiente el activista y su abogado Óscar Espino llegaron
voluntariamente a hablar con la licenciada Manuela Barradas para explicarle el
proyecto. Y ella les escuchó.
Óscar Espino, un joven moreno y avispado de
rasgos indígenas, cuenta que la licenciada les manifestó que Banxico estudiaba
la posibilidad de orientar la investigación hacia un posible fraude.
Esa idea le parece "absurda" porque "la
participación en el intercambio es por voluntad expresa de los socios de manera
libre, sin presión, engaño o dolo alguno y no se obtiene por parte de los
socios o de la dirigencia algún lucro o ganancia indebida". Así las
cosas, el abogado observa que la intención real del Estado "es criminalizar los modos comunitarios e indígenas porque éstos
consolidan procesos autonómicos locales, no existe otro motivo". Sabe
lo que dice. El espíritu del túmin comienza a prender en otras partes. Desde
Campeche, Chiapas y Michoacán ya buscaron a los creadores de este sistema
multitrueque para echar a andar sus propios proyectos.
La red tumista no se doblega con nada. "No nos vamos a dejar", apunta
Óscar Espino. Estos días está por salir de la imprenta un nuevo tiraje de 50
mil túmin para otro centenar de asociados de Espinal y Papantla. Por consenso
general en esta edición viene la imagen de los danzantes famosos por lanzarse
de cabeza desde las alturas. Qué aventados. Ah, y por cierto: los días de
nuestra visita a Espinal, Banxico declaró a EL UNIVERSAL que por la crisis
económica mundial prevé un "evento
catastrófico" en México para este año 2012. Y no se refería a las
trágicas profecías mayas. El dólar y el euro están en crisis. Del peso, ni
hablar. Todo indica que nos adentramos a una nueva era monetaria. Apuesto un
túmin.
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