Rebelión,
07-03-2013
Mientras uno
de cada cinco mexicanos vive con hambre, es decir, no pueden adquirir lo
indispensable para tener una alimentación adecuada, en tanto el número de
pobres creció en 3.1 millones de personas, 15 de los dueños de México engalanan
la lista de los mil 426 más ricos del mundo, de ellos cinco magnates aztecas
aparecen por primera vez, y para lo cual es requisito indispensable de la
revista Forbes poseer más de mil millones de dólares, aunque excluyó a Joaquín
Guzmán Loera después de que apareció en el listado durante tres años
consecutivos, “porque sus activos son
difíciles de calcular”. ¿Y antes no lo fueron?
Los mil 426 dueños de la aldea –encabezados por Carlos Slim por cuarto
año consecutivo– identificados por el exclusivísimo listado, mientras a otros
multimillonarios los mantienen en el anonimato sin mediar explicación
convincente, acumulan una fortuna sin precedente de 5.4 billones de dólares en
comparación con los 4.6 billones de hace un año, lo que equivale al 7 por
ciento del producto interno bruto mundial.
La edición número 27 de la clasificación de la revista estadunidense
registra el mayor incremento en el número de multimillonarios en un año, en
tanto que millones de búlgaros, españoles, griegos, italianos y portugueses
pagan con el recorte draconiano del gasto social, las prestaciones y los
salarios, incluso con la pérdida del empleo y de la casa, la socialización de
las pérdidas del gran capital que, como es bien sabido, no tiene patria.
Para mayores señas está el español Amancio Ortega, dueño de las fábricas
de ropa que producen la marca Zara, con trabajo realizado por menores de edad y
sin ninguna protección en Bangladesh. O los 122 chinos, producto del “socialismo de mercado” dirigido por el
Partido Comunista.
Volvamos a la economía 14 de la aldea global de acuerdo a su producto
interno bruto, pero en la posición número 81 si la valoración se realiza a
partir del poder de compra de sus habitantes, de acuerdo con los indicadores de
desarrollo 2012, elaborados por el Banco Mundial.
Aquí, solamente dos de cada 10 mexicanos no son considerados pobres y
tampoco sujetos a alguna carencia relacionada con la vivienda, la educación, la
salud y el acceso a la seguridad social, si nos atenemos al informe de
noviembre de 2012 del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de
Desarrollo Social. El resto, ocho de cada 10, se ubica en un abanico que va
desde la falta de alguno de los satisfactores básicos hasta no disponer de los
medios para alimentarse (pobreza extrema).
El capitalismo salvaje en su especificidad mexicana (1982-2013), porque
obviamente es mundial, resultó muy eficaz para producir potentados, pero más
eficiente aún para producir en serie y en serio pobres, y más todavía pobres
extremos, miserables, aunque no sea políticamente correcto denominarlos con la
última e histórica expresión desde antes de los tiempos del gran Víctor Hugo.
(Es recomendable volver a disfrutar la espléndida serie francesa por Canal 22,
los domingos a las 19:30 horas).
Naturalmente que ya está en marcha la Cruzada Nacional contra el Hambre que en una primera etapa atenderá a 7.4
millones de personas de 400 municipios del país que carecen de ingresos para
alimentarse adecuadamente por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios
e ingresos, y la duplicación del costo de la canasta alimentaria en los últimos
siete años.
Pero mientras el modelo y las políticas económicas se reproduzcan como
en las últimas décadas, no habrá programas que arreglen sus crecientes
destrozos sociales.
Rebelión ha publicado este
artículo con el permiso del autor mediante una licencia
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