Jueves, 21 Marzo 2013
publicado
por: www.diagonalperiodico.net
Entrevista a François Kawas, activista, teólogo y
escritor, responsable de cooperación de Haití. El activista revela que, pasados
tres años del terremoto, los fondos donados no han revertido en Haití, sino que
han vuelto a los países donantes.
El pasado 12 de enero se
cumplió el tercer aniversario del terremoto que asoló Haití. Más de 300.000
muertes, miles de personas heridas y más de millón y medio de desplazados, en
un país de casi diez millones de habitantes. Pero ¿cómo se encuentra la
población haitiana? ¿Qué hay de todas aquellas donaciones de los países
enriquecidos? Hablamos con François Kawas, escritor y teólogo haitiano, un
referente dentro del tejido asociativo de este país y líder comunitario
reconocido por su carisma y por su lucha por los derechos humanos. En la
actualidad es director del Observatorio de Políticas Públicas y de la Cooperación
Internacional de Haití.
-¿El papel de los medios fue crucial
después del terremoto y también muy criticado por su tratamiento
sensacionalista tras la tragedia. Sobre Haití se ha dicho de todo ¿Qué cree que
ha faltado?
-Es verdad que el terremoto de 2010 puso a Haití en
la mira Internacional. Eso es algo positivo porque se dio a conocer al país y
también sus necesidades. Sin embargo, el punto negativo es cómo se presenta
Haití; siempre desde un ángulo de miseria, de "pobrecitos". Se nos pintó como a un país incapaz de
salir adelante y Haití es mucho más que eso. Somos un pueblo valiente, con una
historia importante porque somos la primera nación negra del mundo que tomó su
independencia, que se sacudió el yugo de la esclavitud. Somos un pueblo muy
religioso, que encuentra en su fe muchos recursos de resiliencia. Somos un
pueblo que tiene mucha capacidad de lucha, la gente cree en el fututo a pesar
de todo. En definitiva, Haití tiene los recursos necesarios para salir
adelante, una sociedad que poco a poco se va organizando, y unos paisajes
maravillosos.
-¿Por darle un sentido pedagógico y
positivo al terremoto ¿Qué lectura y qué aprendizaje hace la población haitiana
tres años después del terremoto?
-La población está un poco desilusionada. Después
del terremoto se experimentó una compasión muy fuerte, en muchos de los países
del mundo hubo gestos de solidaridad como nunca antes. Yo personalmente pensé
que con toda esa ayuda, el país iba a lanzarse en la vía del desarrollo
económico y social, que ese apoyo iba a ser un factor importante, pero después
de tres años no tenemos esta misma esperanza.
También el pueblo está
desilusionado porque se ve que la Ayuda Internacional Oficial no llega al
pueblo. El dinero de muchos de los grandes países donantes, como EE UU o la UE,
no se queda en Haití. En el caso de EE UU, que ha dado alrededor de un billón trescientos
mil dólares, y según los estudios que hemos realizado desde el Observatorio de
Políticas Públicas y de la Cooperación Internacional de Haití, el 95% del
dinero donado por la Cooperación estadounidense ha regresado a EE UU. Esto
ocurre porque ese dinero se ha quedado en las organizaciones y no ha llegado al
gobierno haitiano para que lo gestione y con ello fortalecer las estructuras
del Estado y la Administración Pública. No, se ha quedado en ONG propias de los
países donantes, ni tan siquiera en las ONGS haitianas. Eso en cuanto a la
Cooperación Internacional, porque la Ayuda Humanitaria es otra cosa, ha sido
importante porque ¿qué hubiera sido de Haití después del terremoto cuando todo
estaba quebrado y no había ni medicamentos, ni agua ni alimentos?
-¿Toda una crítica a la Cooperación
Internacional ¿no le parece?
-Sí, la Cooperación Internacional Pública responde
a mecanismos viciados que no ayudan realmente a desarrollar un país, en este
caso, a Haití. Para hacer una crítica así hay que conocer los mecanismos
clásicos de la Cooperación; a veces esta Cooperación contempla más los
intereses políticos y económicos de los donantes que las necesidades reales de
las poblaciones locales. Se observa en los contratos, en la cuantía de los
salarios.en este sentido creo más en la Cooperación privada porque apoyan más a
la comunidad a través de ONG locales haitianas.
¿Cuáles son los retos en la
reconstrucción a largo plazo o "estructural"? ¿Qué puede aportar la
Comunidad Internacional?
La Comunidad Internacional tendría que ayudar más
al Estado haitiano, reforzar más las instituciones públicas para que asuman sus
funciones dentro de su sociedad y sirva a ésta. Un estado no puede estar
siempre a la orden de otros estados. No se trata de aislarse, sino de abrirse,
pero eso no quita para la soberanía del Estado. También es necesario tener un
plan de reconstrucción que proporcione un marco jurídico institucional a la
acción de las ONGS y de las organizaciones internacionales que necesitan tener
un marco de trabajo. Si no, cada quien trabaja por su parte, no hay
concertación ni coordinación del trabajo y eso no ayuda a la reconstrucción a
largo plazo de Haití.
-¿Le preocupa como pueda afectar a
Haití la crisis que estamos viviendo y los sucesivos recortes a la Cooperación
al Desarrollo?
-La crisis financiera de los países occidentales ha
tenido impactos muy negativos en nuestros países, no sólo en Haití. Muchos
organismos tienen muchos menos recursos económicos y eso, obviamente, repercute
en los actores directamente que trabajan en Haití. Pero no sólo afecta desde la
Cooperación, la crisis también trae desempleo y eso es un problema para la
diáspora haitiana que se encuentra trabajando fuera de su país. Sabemos que las
remesas son importantes para cualquier población de allá. Ojalá que los
gobiernos de aquí, con los recursos intelectuales y financieros que tienen,
ayuden a superar la crisis y ayuden a su población y también a las empresas a
quedarse. Porque si no es así, se corre el riesgo de deslocalizarse para conseguir
mano de obra barata.
-Hablando de deslocalización y mano
de obra barata. tengo entendido que el sector maquilero está proliferando en
Haití. ¿Cómo vive este fenómeno? ¿Qué peligros entraña?
-Es verdad que se está instaurando. El problema de
la Cooperación es igual al de las Organizaciones financieras internacionales,
el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, tienen su visión propia del
desarrollo y unas determinadas prioridades que no son las poblaciones locales.
Los préstamos que dan van a
intentar favorecer a las grandes empresas internacionales, y ahora en el caso
de Haití, la prioridad está en las maquiladoras y las empresas de ensamblaje,
no en la producción agrícola, que además es la base de Haití. Porque la
necesidad de estas grandes empresas es dejar los países ricos para ir a estos
países, no pagar impuestos y obtener mano de obra barata. Esto explica que
ahora en Haití se haya abierto una zona industrial grande, que haya mucha
propaganda política, que la UE y Clinton, entre otros, hayan estado en la
inauguración del parque. Pero, ¿y el salario? ¿Y las tierras que están
destinando a ese uso en vez de a otros? ¿Y las condiciones de la gente que
trabaja? Genera más miseria, no es un factor de desarrollo para el país.
-¿Crees que es posible romper el
binomio que forman Haití y EE UU? ¿Hasta cuándo esa relación?
-Lo que dicen de México y EE UU vale para Haití con
EE UU. Hay un refrán que dice: "Oh,
México, tan cerca de EE UU y tan lejos de Dios". En el caso de Haití
sería: "Oh, Haití, tan cerca de EE
UU y tan, tan lejos de Dios". Yo no puedo entender que un país que
tiene tantos recursos, tanto poder económico y político y militar, pueda
someter a una población tan chiquita cerca de Miami. Está claro que no hay una
voluntad política de querer ayudar a la población, de hecho, tienen todas las
cartas políticas para intervenir, y es más, intervienen cuando les da la gana
con los militares y para sacar a un gobierno que no les gusta o para imponer a
Haití la importación de arroz de Florida por cuotas matando así la producción
agrícola.
Ahora el país importa los
alimentos a EE UU porque no puede producir, porque ni tan siquiera existe una
política económica que favorezca la producción nacional, y eso es una
consecuencia directa de las políticas de EE UU para con Haití, si, así es. Por
eso yo tengo muchos problemas con lo que hace EE UU para con Haití (no con el
pueblo americano, que es muy generoso y de buena voluntad).
-¿Quizás con el nuevo presidente,
Michel Martelly, pueda cambiar las cosas?
-Soy muy optimista de naturaleza, pero en este caso
concreto, no lo soy nada. (Se ríe). Yo también soy músico, toco la guitarra y
me gusta mucho la música, pero también soy sociólogo político y me doy cuenta
de la complejidad de lo político y de las cuestiones administrativas. Yo no me
puedo improvisar jefe de Estado una mañana porque puedo no tener la
preparación, la experiencia y los conocimientos adecuados para hacer eso.
-¿Y la voluntad de cambio?
Tampoco la tiene. A pesar de todo, uno puede no tener
nada de eso, pero estar abierto a escuchar, con un buen equipo y dejarse
aconsejar. Pero tampoco es el caso porque su equipo no son gente de cambio, son
más cercanos a la Dictadura Duvalierista. Podría tener honestidad, pero ahí
también tengo dudas, conocemos su historia. No quiero decir todo aquí, pero. A
pesar de tener un discurso de cambio, de querer la educación para todo el
mundo, decir que Haití está abierta a los negocios, una frase muy importante y
repetida, no creo que vaya a haber un cambio real a partir de este gobierno.
Se va a seguir posicionando al
lado de la oligarquía, al fin y al cabo, ellos han financiado la campaña
electoral. Y de paso decir que la oligarquía está muy vinculada al proceso de
reconstrucción de Haití en cuanto a impedirlo, porque el gobierno no puede
reconstruir, no tiene tierras, la mayoría de las tierras que están en la zona
metropolitana y en la llanura del mar hasta República Dominicana pertenecen a
las grandes familias con más capital. Son estas familias las que no quieren
deshacerse de sus tierras para la reconstrucción, y como sabemos, la
adquisición de tierra es uno de los principales problemas de Haití.
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