Aclaraciones de
Fernando Bárcenas sobre su lucha
anticarcelaria
Agencia Autónoma de
Comunicación SubVersiones
Fotografía de portada:
Regina López, licencia copyfarleft P2P. Acción en solidaridad con
presxs anarquistas en Tepepan (Ciudad de México, 12 de octubre de 2014).
05
septiembre, 2017
Fernando Bárcenas Castillo es un compañero de 22 años
que está preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México desde el 13 de
diciembre de 2013, sentenciado a seis años de prisión por los delitos de
ataques a la paz pública y asociación delictuosa; en diciembre de 2016 le fue
negado el amparo directo por parte del poder judicial de la federación, con lo
que su proceso jurídico ha concluido.
Gran parte del tiempo que ha
permanecido encarcelado, la institución lo ha mantenido en diversas zonas de
aislamiento bajo el argumento de que representa «un riesgo para la seguridad institucional». Recientemente se
le negó la posibilidad de libertad condicional aunque había cumplido las horas
de trabajo necesarias acorde a su condena, bajo el pretexto de que había trabajado demasiadas horas en muy poco
tiempo.
Fernando ha desarrollado
diversos proyectos de lucha anticarcelaria, como es el periódico El
Canero, además de otras iniciativas colectivas de organización.
Transcripción de las más
recientes cartas públicas de Fernando Bárcenas:
Fernando
Bárcenas Castillo
31/agosto/2017
Primero que nada, esta es una carta aclaratoria, creo
que a las personas se les hace difícil comprender posturas, ideas y formas de
lucha que sobrepasen violentamente los valores de esta sociedad.
Así pues, en este sentido
quiero aclarar, cuando digo que rechazo toda forma de mediación y que niego
tener representantes, no hablo sólo de organizaciones y partidos políticos,
sino de toda persona que intente controlar mi vida y utilizar mi condición como
preso para manipular y/o anular mis palabras y pensamientos.
Sin embargo esta reflexión
es mucho más profunda de lo que se piensa, pues en los entornos de personas
supuestamente conscientes de la dominación prevalecen muchos valores
autoritarios que sin quererlo y a veces de manera inconsciente perturban y
contribuyen a encerrar más a las personas que se pretende «ayudar» a que alcancen su libertad.
Una de esas formas, por
ejemplo es el hecho de atribuir a la familia de los detenidos, el poder de
decisión sobre lo que es bueno o correcto hacer para ejercer o no presión en el
sentido de un avance en la liberación de compañerxs o la extensión de la
revuelta contra la cárcel «afuera» de
los muros.
Esto es peligroso pues
significa caer en una actitud contemplativa y detener las perspectivas
revolucionarias que puedan surgir de dichas actitudes de rebelión tanto «dentro» como «fuera».
Cuando un/a presx que no
reconoce ninguna representación manifiesta ésta postura, habla también de sus
familiares y personas más directas, pues a pesar de ser vínculos emocionales en
su vida, hay que recordar que la familia es el núcleo y la primera institución
que fomenta y reproduce ésta cárcel/sociedad.
Los valores de la familia
tradicional burguesa reproducen el dominio y la subordinación de sus miembros a
la estructura estatal y por eso mismo reproducen esa dominación en las
relaciones familiares que disfrazadas de amor y cariño entendido a la manera de
la burguesía sólo degeneran en más dominación.
Quizás lxs familiares nunca
lo hagan con la intención de hacer daño a sus seres queridxs sino todo lo
contrario, pero esto es algo que el sistema de dominación sabe de sobra y
entonces utiliza a las familias de lxs detenidxs (por ejemplo) para cerrar sus
filas ante cualquier acto de lucha que pueda venir de parte de compañerxs
afines que entienden que mientras alguien (sea familiar o amigo) siga
dialogando y dando cuerda al juego del Estado no existirá forma real de atacar
sus intereses y hacerlos retroceder en la represión…
Fernando Bárcenas.
Nunca he llamado a hacer una campaña
por mi libertad
Fernando
Bárcenas Castillo
31/agosto/2017
A lxs
compañerxs rebeldes y a quienes no entienden el mundo que les rodea:
Una vez más me encuentro aquí escribiendo en este
espacio de reflexión que me permite conocerme a mi mismx y entender un poco más
que soy libre a pesar de todo.
Es verdad que llevo varios
meses de un silencio auto-impuesto porque mis ánimos son cambiantes como todo
en la vida y a veces me agrada la soledad…
Sin embargo, ahora que me
han vuelto las ganas de escribir, quiero hacerlo principalmente por 2 cosas;
primero para reiterar mi postura de guerra cotidiana ya que a veces algunxs
olvidan o pretenden olvidar que vivimos en guerra. Y segundo para aclarar
algunas cosas y cuestionar otras sobre cómo se percibe desde aquí «dentro» la solidaridad de lxs
compañerxs en el «exterior».
En fin, para quienes no
saben mucho de estos temas, seré breve a decirles que desde diciembre del 2013
me encuentro prisionero por atreverme a atacar y cuestionar el modo de vida que
nos imponen. Por esa razón la postura del enemigo (el Estado y el gran capital
financiero) ha sido clara, no habrá ninguna tregua, no hay forma de que alguien
consciente de su rebeldía que encara su realidad dictándose sus propias normas
pueda salir de la prisión física, pues es un peligro potencial para su
sociedad.
Prueba de ello es que
incluso en la cárcel, he pasado tres años de cuatro en zonas de segregación por
mantener una actitud consecuente con mis ideas…
Sin embargo esto no es todo,
sino que también han hecho lo posible por entorpecer todos los trámites legales
y recursos jurídicos.
La única forma de que cedan
es ante una fuerza mayor, es decir la de la solidaridad…
Ahora también quiero aclarar
que yo nunca he llamado a hacer una campaña por mi libertad. Pues si bien
pienso que es necesario salir de estos muros, creo que debe hacerse de una
forma que cause una ruptura y que incluso la lucha por la libertad de lxs
compas presxs se vuelva en un detonante, en una chispa que pueda encender al
resto de la población y por fin entender que no se puede luchar contra la
cárcel sin luchar contra la sociedad entera…
Es por eso que siempre nos
hemos rebelado desde las calles, que son los grandes pasillos que encarcelan
nuestros sueños…
Así pues esto es una
incitación a la revuelta y a la actividad, no sólo por mi libertad sino por la
libertad de todos.
No necesitas jornadas de
lucha ni una organización que te diga qué hacer, pon a prueba tu creatividad,
vandaliza establecimientos, cuelga mantas en los puentes, detona artefactos
explosivos, obstruye vías de comunicación, que los de arriba sepan y entiendan
que no pueden controlarte.
¡La guerra sigue hasta que todos seamos libres!
Fernando Bárcenas.
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