Feminismo campesino
y popular:
Contra todos los racismos,
violencias, discriminaciones y xenofobias
Silvia
Ribeiro (investigadora del Grupo ETC)
América
Latina en Movimiento
URL
de este artículo: http://www.alainet.org/es/articulo/187011
22 julio, 2017
ALAI AMLATINA, 22/07/2017.- De más de setenta países y 164
organizaciones llegaron mujeres campesinas a la Asamblea de Mujeres de La Vía
Campesina (LVC) en el País Vasco, este 17 y 18 de julio. Con perspectivas
y propuestas que sacuden lo establecido, no sólo en el injusto mundo que
vivimos, también dentro de su propio movimiento. Feminismo campesino y popular
llaman a esta identidad en construcción, que desafía al capitalismo y al
patriarcado al mismo tiempo, rechaza todos los racismos, violencias,
discriminaciones y xenofobias.
Es la quinta vez que se
reúnen como mujeres de este movimiento –la articulación campesina global más
extensa que haya existido– que del 19 al 22 de julio sostiene también su
séptima conferencia mundial. Tanto jóvenes como mujeres han ido
construyendo su espacio propio, convocándose en asamblea los días anteriores a
la Conferencias de todo el movimiento. Desde allí discuten colectivamente sus
aportes específicos, antes de integrarse como delegadas y delegados a la
Conferencia general.
Muchas llegaron a esta V
Asamblea de Mujeres por primera vez. La expectación y el entusiasmo se sienten
a flor de piel. La dedicación, casi magia, del colectivo autogestionario de
intérpretes COATÍ, hizo posible la traducción simultánea en 11 idiomas: árabe,
bahasa indonesia, castellano, coreano, euskera, francés, inglés, japonés,
portugués, ruso y tailandés. Entre muchas otras cosas, esta arquitectura que
hace posible tender puentes solidarios de comunicación entre tantas lenguas,
permite una diversidad de miradas y experiencias que nutre y fortalece no sólo
a las mujeres, sino a toda la Vía Campesina.
Son mujeres de todas las
edades, campesinas, indígenas, trabajadoras del campo, pescadoras, pastoras,
artesanas, migrantes. Todas trabajan por la soberanía alimentaria, todas
tienen que luchar contra la discriminación y la violencia, que se manifiesta de
muchas maneras. Desde los salvajes feminicidios y ataques a las campesinas que
resisten en Honduras –8 muertas en la lucha y 1800 criminalizadas, detenidas,
violentadas en los últimos años– a la discriminación laboral y política en
Europa, el silencio impuesto a muchas mujeres en regiones enteras, la
persecución y desposesión de tierras, cultivos y casas a las mujeres en
Palestina; el arco de injusticias se expande globalmente. Es una situación que
afecta a las mujeres, no sólo campesinas.
Pero aquí la particularidad
es la construcción de un feminismo campesino y popular, que por primera vez
plantean asumir como tal en toda LVC. Un feminismo desde las mujeres del campo,
con identidad campesina y desde la identidad y luchas de los pueblos.
Varias de las fundadoras de
la Vía Campesina, recuerdan que al origen, hace poco más de 20 años, había una
sola mujer en el comité coordinador internacional (CCI). Era Nettie
Wiebe, de la National Farmers Union de Canadá, con la energía
de las muchas que la apoyaban. Llegó a la V Asamblea, a compartir su
experiencia y también lo que considera los mayores desafíos. Recuerda que
comenzaron pidiendo “mayor participación”
para las mujeres en todas las instancias de La Vía Campesina. Los compañeros
fueron más allá y acordaron que las mujeres debían ocupar el 50 por ciento de
los lugares en las instancias de coordinación y decisión (porque en LVC el
cuerpo colectivo y pensante es mucho más que la suma de sus partes, muchas de
las cuáles aún siguen en proceso de entender y asumir las reivindicaciones de
género). La regla de paridad se hizo rutina en toda la organización. Sin
embargo, debaten en esta Asamblea, la paridad no era una meta, apenas un
camino. A muchas aún les cuesta ocupar los espacios que reclamaron, porque para
poder hacerlo se requiere que todo el trabajo, tanto productivo como reproductivo
y las tareas militantes sean compartidas, algo que muchas organizaciones
locales y nacionales campesinas necesitan entender, integrar y apoyar. Entre
los grandes desafíos, plantea Nettie Wiebe, está definir posiciones comunes
frente al poder, definir más profundamente entre todas las regiones y
diversidades de LVC qué es el feminismo campesino y qué tipo de lucha eligen
como mujeres. Perla Álvarez de la organización de mujeres campesinas e
indígenas Conamuri de Paraguay agrega: “el
patriarcado repliega nuestro trabajo al ámbito privado, el capitalismo no lo
reconoce, el racismo niega todas nuestras identidades”. Por eso, continúa, “no es posible separar la lucha contra el
capitalismo de la lucha contra el patriarcado y el racismo”.
Una lucha que parte de
reconocer las diversidades, geográficas, culturales, de género, por eso ya hay
también sectores LGBTI en varias organizaciones campesinas, como el MST de
Brasil y organizaciones de Vía Campesina en Europa. La diversidad sexual y de
género también tuvo su espacio en el programa de la VII conferencia de LVC.
Las asambleas anteriores de
mujeres de la Vía Campesina establecieron campañas globales por las semillas y
contra la violencia, campañas que siguen y donde los ataques en éstos y otros
temas recrudecen todo el tiempo. La V Asamblea de Mujeres decidió llamar a la
primera conferencia internacional de mujeres del campo, no sólo para
organizaciones de la Vía Campesina sino para establecer lazos de análisis,
alianzas y caminos de lucha con muchas más mujeres rurales. Será todo un
reto, que desde ya asumen con la misma energía, cariño y rebeldía que cultivan
en este espacio.
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