Una lucha histórica
por el derecho a la educación
Frente
Feminista Nacional en Aguascalientes
09
junio, 2017
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Existe una deuda histórica con las escuelas normales
rurales de nuestro país, que después de la revolución mexicana fueron
concebidas como un proyecto encaminado a generar actores clave para relación
entre el gobierno y el sector campesino.
Constantemente en pie de
lucha debido a los condicionamientos de recursos (basta con comparar la
infraestructura y equipamiento de cualquier universidad o instituto tecnológico
con las escuelas normales), las y los estudiantes reclaman entre otras cosas:
las malas condiciones de las escuelas, la insuficiencia de sus becas y los
topes a la matrícula.
Adicionalmente, cargan con
el estigma social que se les ha creado por levantar la voz, denostando su
capacidad y la legitimidad de sus peticiones. Lo que ha sucedido en los días
recientes contra las estudiantes de la Escuela Normal "Justo Sierra Méndez" en la exhacienda de Cañada Honda en
nuestro estado, no es la excepción.
Militantes de partidos
políticos e integrantes de medios masivos de comunicación y gran cantidad de
gente en las redes sociales han expresado opiniones hostiles que las
descalifican, vilifican y agreden; se les amenaza con violencia sexual y
destrucción; se les describe como seres que sobran
en la sociedad. Se circulan infografías y datos descontextualizados sobre el
presupuesto destinado a la Escuela, pareciera con el ánimo de exaltar la
opinión social en contra de las normalistas, sin hacer un análisis completo de
la situación compleja en el origen, función e impacto que esta escuela normal
ha representado para las comunidades rurales en las que sus egresadas se han
insertado.
Por otro lado, el gobierno
estatal quiere imponer la medida de hacer la Escuela Normal mixta, haciendo una mala interpretación
de la equidad de género y sin
considerar las razones de fondo por las cuales es conveniente que este plantel
permanezca como una opción educativa específica para mujeres.
Esta escuela funciona como
un internado en el que las estudiantes, mujeres jóvenes rurales, cuentan con
pocos o nulos recursos para acceder a otras modalidades educativas fuera de su
comunidad.
Esta medida vertical y no
consensuada, sin considerar el contexto y características de las estudiantes,
no puede ser bienvenida. Las normalistas de Cañada Honda hoy requieren de la
sociedad de Aguascalientes un juicio más justo, una atención más empática, una
mirada más abierta, una actitud más imparcial, de la que en los últimos días se
ha manifestado en medios de comunicación, redes sociales y declaraciones
gubernamentales.
Bloqueos, marchas, pintas y
presencia de normalistas de otras entidades son la respuesta a la falta de
escucha social en general y a la falta de receptividad y habilidades de
negociación del gobierno en particular. Son la reacción –quizá no la más
afortunada, sobre todo la del bloqueo de las vías de comunicación- de un sector
de las comunidades rurales, que busca defender una opción formativa y laboral
que ha representado para sus familias la posibilidad de mejorar
generacionalmente sus condiciones de vida.
Lamentable e históricamente
también, la estrategia del gobierno ha sido cortar los suministros cuando están
en paro, ya que conocen las condiciones tan limitadas de sobrevivencia con las
que cuentan, además de amenazar con medidas impositivas no contextualizadas,
sin resolver las condiciones de origen.
El enfoque de las normales
rurales se ha fortalecido en medio de la adversidad, del clasismo y del
desprestigio, formando líderes, personas autónomas, responsables y con
autonomía, jóvenes que son observadoras de las necesidades del medio
rural.
El recuerdo presente de
Ayotzinapa, debe servir para que repudiemos cualquier respuesta violenta del
estado, que tiene la obligación de elevar su nivel de negociación para resguardar
ante todo la integridad física y psicológica de las jóvenes, con pleno respeto
a sus derechos humanos, demostrando su comprensión histórica y social de la
situación de las normalistas de Cañada Honda.
Exigimos un gobierno que
esté a la altura de ello, demostrando su capacidad de conciliar por la vía
pacífica. Lo contrario significaría un agravio a la ciudadanía de
Aguascalientes y dejará en entredicho su habilidad para gobernar ante los retos
que se le presentan sin la tentación del uso desproporcionado de la fuerza
pública. Todas y todos estaremos observando.
Frente Feminista Nacional en
Aguascalientes
Aguascalientes, Ags., 9 de junio de 2017.
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