TRUMP, EMPLEO Y ROBOTS
Silvia Ribeiro, Investigadora del
Grupo ETC
www.etcgroup.org
ALAI
AMLATINA
América
Latina en Movimiento
URL de este artículo:
http://www.alainet.org/es/articulo/183659
20 febrero, 2017
ALAI AMLATINA,
20/02/2017 Uno
de los principales factores en que se apoyó Donald Trump en campaña –y que
ahora usa para justificar absurdas medidas anti-inmigrantes, altos impuestos a
las importaciones y otras– fue la promesa de reducir la pérdida de empleos.
Sin
embargo, según las estadísticas oficiales de Estados Unidos, la mayor parte de
la pérdida de empleos en Estados Unidos se debió al aumento de automatización y
robotización de las industrias. Estados Unidos produce ahora 85 por
ciento más bienes de los que producía en 1987, pero con una planta laboral de
dos tercios de la que existía entonces (FRED Economic Data). La
proyección es que con mayor uso de sistemas de inteligencia artificial, la
automatización se expandirá a más industrias y sectores, eliminando más puestos
de trabajo.
Las
industrias que anunciaron recientemente que se quedarán o relocalizarán plantas
a Estados Unidos, como Ford y General Motors, ya tienen una parte importante de
su producción automatizada y van por más. Gran parte de los supuestos nuevos “puestos de trabajo” que crearán serán
en realidad realizados por robots. General Motors se ufana de ser la empresa
automotriz que más ha invertido en nuevas tecnologías, incluyendo el desarrollo
de vehículos no tripulados, lo cual también redundará en menos puestos de
trabajo (choferes, distribución de productos y otras ramas).
Carrier,
que anunció que dos plantas de producción de equipos de aire acondicionado se
quedarán en Estados Unidos en lugar instalarse en México (lo cual se presenta
como logro de Trump) reconoció a la prensa que los incentivos fiscales que Trump
le prometió, serán usados para aumentar notablemente la automatización de sus
plantas, con lo cual aumentará sus ganancias a mediano plazo, pero reducirá los
puestos de trabajo. (Business Insider 5/12/16)
Ya
como presidente electo, el New York Times le preguntó a Trump
si los robots iban a remplazar a los trabajadores que votaron por él. Trump
reconoció alegremente “Lo harán, pero
nosotros vamos a construir los robots también”. (NYT, 23/11/16 https://tinyurl.com/juymes5).
Sólo
que por ahora, el país con mayor fabricación de robots industriales en el mundo
es China, que ya ha realizado grandes inversiones para ser además el primer
productor global de robots aplicados a la agricultura y a nuevos campos de
manufactura industrial.
(NYT
25/1/17 https://tinyurl.com/hwmd4p6).
El
traslado de grandes plantas de manufactura industrial a México y otros países
del Sur en las últimas décadas se debió a que las trasnacionales encontraron
así formas de aumentar exponencialmente sus ganancias, explotando una situación
de bajos a ínfimos salarios, pésimas condiciones y derechos laborales y terreno
impune para la contaminación y devastación ambiental, además de ahorrarse el
pago de impuestos en su sede. Todo lo cual fue asegurado y aumentado con los
tratados de libre comercio. La vuelta de algunas plantas industriales a Estados
Unidos se basa en una reevaluación de sus ventajas comparativas a partir de las
crisis actuales. Seguramente, la amenaza de Trump de colocar altos impuestos a
las importaciones es un componente, pero la nueva ola de automatización “inteligente” juega un rol clave. Si
Trump, como prometió a las empresas, les subvenciona con dinero del erario un
desarrollo más rápido hacia la nueva generación de automatización inteligente,
esto sin duda forma parte de la ecuación de ganancias de esas empresas. Claro
que también le sirve a Trump como supuesta demostración de fuerza y como imagen
de que está revirtiendo la pérdida de empleos.
Pero
las predicciones sobre la cantidad de empleos que se perderán por la aplicación
industrial de nuevas formas de robótica e inteligencia artificial en ese país
varían de 9 a 47 por ciento, según el estudio que se tome de
referencia. A nivel global, recientes reportes de la OCDE, la
Universidad de Oxford y el Foro de Davos –entre los más citados en el tema–
todos prevén mayor pérdida neta de empleos que la que ya ha ocurrido, una
tendencia que afirman se ha acelerado desde el año 2000. UNCTAD, el organismo
de Naciones Unidas sobre comercio y desarrollo, prevé que en los llamados países
en desarrollo hasta dos tercios de los empleos pueden ser sustituidos por
robots
(UNCTAD 2016, https://tinyurl.com/zu2r3vc)
Pero
la automatización y la robótica están lejos de ser novedades. La “novedad” es el salto exponencial en el
desarrollo de la inteligencia artificial y la convergencia con esa y otras
nuevas tecnologías, como nano y biotecnología, que se está expandiendo más allá
de la fabricación industrial, a la agricultura y alimentación, transporte,
comunicación, servicios, comercio, industrias extractivas, entre otros sectores
claves; con múltiples impactos ambientales, a la salud, y también sobre el empleo.
Un
proceso de convergencia que en el Grupo ETC llamamos BANG desde 2001 (bits, átomos,
neuronas, genes) y que el Foro de Davos desde 2016 llama “cuarta revolución industrial”. La automatización de las
últimas décadas ha significado un aumento de la productividad, pero no mayor
bienestar social, sino lo contrario: estancamiento de salarios y aumento de la
desigualdad. Nótese que de los ocho hombres más ricos del planeta –que
concentran más riqueza que la mitad de la población mundial– la mayoría son
empresarios informáticos o cuya actividad está fuertemente vinculada a la
digitalización y robotización.
Y
según los reportes mencionados, la expansión de la nueva ola de automatización “inteligente” eliminará más empleos de
los que generará, afectando también sectores distintos de los que ya venían
siendo sustituidos por ella. Cómo intentará Trump resolver esa contradicción,
es un enigma.
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