“Si reuniéramos a todos los migrantes en un sólo país, sería
el quinto más poblado del planeta”
Redacción
Desinformémonos
24
diciembre 2016
Ciudad de México / Desinformémonos. De los 175 millones de personas que en el año 2000 vivían
fuera de su país de origen, el número incrementó hasta 280 millones, cifra que
incluye a 60 millones de refugiados solicitantes de asilo o desplazados
internos por conflictos locales, señaló la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM).
Por lo menos 4%
de la población mundial se encuentra en esa condición, de la cual la mitad son
mujeres, debido al deterioro de las condiciones socioeconómicas, conflictos
armados, degradación del medio ambiente o al incremento de la trata de
personas, entre otros aspectos, señaló Martín Íñiguez Ramos, académico de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.
Íñifuez Ramos
indicó que “si reuniéramos a todos los
migrantes en un sólo país, sería el quinto más poblado del planeta”.
Señaló que hoy,
frente a las crisis económicas, las naciones más desarrolladas empiezan a
cerrarse a los flujos migratorios y regresan a políticas nativistas y locales.
Esa situación empuja a que quienes buscan mejorar su nivel de vida migren por
lugares de mayor peligro.
Ejemplificó con
quienes atraviesan por territorio mexicano para llegar a Estados Unidos, en
particular los centroamericanos, que optan por vías de gran riesgo. Luego de
cruzar la frontera continúan por zonas peligrosas como Arizona, lo cual no sólo
implica viajar por el desierto, sino también enfrentar a grupos extremistas y
xenofóbicos estadounidenses como los minuteman,
así como a las propias autoridades migratorias, apuntó.
Incluyó en los
datos a los migrantes y refugiados que murieron en el Mediterráneo, cuando sus
embarcaciones no lograron alcanzar las costas europeas desde sus países de
origen.
Frente a la
situación migratoria en el mundo, calificó la situación como una “tragedia
global”, y agregó que el siglo XXI “será
la centuria de las migraciones e irremediablemente diversos países tendrán que
redistribuir a esa población”.
Sin embargo,
añadió que los migrantes también tienen un efecto positivo en las economías a
las que se integran, mas no para ellos “porque
no les pagan seguridad social ni tienen acceso al bienestar que brinda el
Estado a los trabajadores y, por lo tanto, pueden ser explotados y generar
mayores recursos para los empleadores y las propias economías desarrolladas”.
Por otro lado,
ante la victoria de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y el temor
por los ataques racistas en ese país, aclaró que no todos los habitantes de
Estados Unidos son racistas y que “tampoco
es cierto que los mexicanos sean los peor tratados por los estadounidenses, ése
es un mito”.
Por el
contrario, opinó que si existe una sociedad con tintes racistas y xenofóbicos,
es la mexicana, en todos los niveles sociales. “Es un inconsciente colectivo que no hemos sabido manejar, por eso
nuestra indolencia hacia las comunidades que optan atravesar por nuestro
territorio”, expuso.
“Si queremos exigir al norte, tenemos que respetar a la
gente que cruza por nuestro país para llegar a la Unión Americana”, expresó.
El
universitario concluyó con el cuestionamiento:
“¿Con qué cara pedimos a Estados Unidos una reforma
migratoria, cuando aquí tratamos con la punta del pie a los migrantes, en
particular a las comunidades centroamericanas?”
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