Por la redacción,
01 JUNIO, 2016
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Maestros disidentes de Oaxaca,
Guerrero y Michoacán que permanecen en plantón en La Ciudadela, salieron
nuevamente a las calles para reiterar al gobierno su exigencia de diálogo y de
respeto a sus derechos constitucionales de libre expresión y tránsito.
Un contingente de unos 300
profesores, según cifras del gobierno capitalino, llegó antes de las 08:00
horas a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) donde realizaron un mitin y luego
avanzaron hasta el Senado, donde reprocharon la cerrazón del gobierno federal
para instalar una mesa de diálogo con el magisterio.
A las 10:30 horas, el
contingente marchó por avenida Paseo de la Reforma hasta la calle de Bucareli,
en las inmediaciones de la Secretaría de Gobernación, donde realizan otro
mitin, tras el cual regresaron a su campamento en la Ciudadela.
En el mitin cercano a la
Segob, los profesores exigieron al gobierno que se fije el día y la hora para
establecer un diálogo con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación (CNTE) y advirtieron que no se irán de esta ciudad hasta lograr que una
comisión de sus dirigentes sea atendida.
Sin luz y agua, no hay
calidad educativa
Algunos maestros de la Montaña Alta de Guerrero relataron las
condiciones en las que laboran en sus comunidades donde las escuelas carecen de
luz, agua potable y drenaje.
Uno de ellos relató que
cuando ocurre un desastre natural, son los maestros y padres de familia quienes
costean los daños y reparan el inmueble. “Ni
el gobierno estatal ni el municipal, mucho menos el federal nos dan apoyo”,
denunció.
El agua, dijo el maestro
de una primaria indígena comunitaria, la sacan de pozos y ellos mimos
construyen las fosas sépticas. Su escuela, abundó, ocho maestros atienden a 178
niños que hablan me’phaa (tlapaneco), carecen de barda perimetral en la escuela
y el material didáctico lo ponen de sus salarios.
“Carecemos de todo personal de apoyo, de intendentes o apoyo
técnico pedagógico. Somos ejemplo de las condiciones que enfrentan la mayoría
de las escuelas de la Montaña Alta. Cómo vamos a tener calidad educativa, si ni
siquiera tenemos luz o agua potable”, cuestionó el profesor, quien sólo dijo llamarse
Miguel.
Ellos no saben de los
comedores comunitarios de los que habla el gobierno. Si los alumnos comen en la
escuela, abundó, es por el apoyo de maestros y padres de familia, los maestros
cortan leña para que se cocinen los alimentos y los padres de familia ponen lo
que tienen.
Por eso, dijo, les duele
que después de 17 años de trabajo, de levantar la escuela y organizarla, ahora les
digan que son sustituibles.
El profesor guerrerense
afirmó que continuarán su lucha en esta ciudad y agradeció el apoyo de los
capitalinos que los han apoyado con agua y alimentos, incluso material
didáctico que les llevan a los campamentos.
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