Juan Alberto Remedi
(integrante del Movimiento
Bolivariano de Entre Ríos)
Paraná: abril 2016
Entre Ríos – Argentina
14 de abril de 2016
Carlos Marx llego a la conclusión de la injusta estructuración del mundo,
porque el trabajo de las grandes mayorías
sostiene los privilegios de unos pocos. No se trata por lo tanto, de reformar
la propiedad privada, sino de abolirla,
ni de paliar los antagonismos de clases,
sino de abolir las clases, ni de mejorar la sociedad existente, sino de establecer una nueva.
El pensamiento crítico
materializado a través del tiempo, asestó duros golpes a los partidarios de la
egolatría, aportando nuevas miradas
relacionadas con ser y el mundo
circundante. Entre ellas (sin ser las
únicas) están los aportes de Nicolás Copérnico con su revolución astronómica y los de Charles
Darwin con la teoría de la evolución de
las especies. Si bien estas y otros contribuciones han sido trascendentales para la humanidad,
la subversión teórica del Marxismo ha tenido connotaciones superiores porque,
no solo rompe el paradigma, sino que
abre las posibilidades de alteraciones radicales, transformándose por ello, en una llave teórica orientada al desarrollo
de grandes cambios en la estructura económica social y la posibilidad de una modificación medular en
el establecimiento de las relaciones entre seres humanos.
El marxismo fue y es campo
de disputa, como un componente indispensable de su propia existencia, esa tradición plural, constituye
un hecho doblemente conflictivo: por un lado, obliga a discutir con
sus detractores, y, por otro, abordar el debate entre pares ostentando otras miradas y
elaboraciones.
Por encima de dichas particularidades, una cuestión ha quedado en claro, mientras exista el capitalismo, las
categorías de la crítica a la economía política seguirán siendo imprescindibles
en la comprensión de la realidad.
Desde los análisis
primeros del régimen hasta hoy, ha sufrido grandes cambios, pasando por
diferentes fases históricas, armonizando intervenciones del estado en la
economía con lineamientos de
liberalización de los mercados, pero siempre dentro de un único proceso civilizatorio
gobernado por el capital, sin variar en ningún momento su condición esencial de
“ser capitalismo”.
Si el marxismo es capaz de dialogar consigo mismo,
interrogarse y trabajar sus propias categorías, como teoría social puede pensarlo todo y ponerlo en práctica,
aplicando (entre otros) el criterio
de análisis de los fenómenos sociales, como un todo único. No es solo una teoría local o únicamente
económica, ni de las luchas de clases en un sentido restringido, sino
una teoría integral de la modernidad, comprehensiva con la sociedad moderna.
Lenin fue un brillante expositor en la
realidad concreta, en un momento y lugar concreto.
En diferentes momentos
históricos muchos decretaron su muerte. Luego de la caída del
muro de Berlín, fue Francis Fucuyama quien argumento el “fin de la historia”, gran falsedad, la historia continua, por la
existencia de la lucha de contrarios y
porque la dialéctica como realidad
misma, cambia y se transforma
permanentemente.
A ocho años de la
aparición de la crisis sistémica, el planeta sigue gobernado por 28 grandes
bancos en su mayoría Estadounidenses –Francoi
Morin, en su trabajo “la hidra bancaria”
afirma; el país del norte es un rehén de la hidra con
capacidad de disciplinarlo. Manejan recursos superiores al de la deuda pública
de 200 estados y el 90% de las monedas en circulación son de su invención, solo
un 10% es creada por los bancos centrales.
En un contexto de
deflación y caída de los comoditiies en particular del petróleo, junto a la
desaceleración de las economías más potentes, en especial de China, occidente
se encuentra abocado al despliegue
de su último recurso, “la maquinaria” de intervención militar
coordinada bajo el nombre de “guerra de
cuarta generación”.
El fenómeno de la decadencia extendido
en el tiempo, se profundiza cada
vez más, accionado por el parasitismo
financiero y militar, convertido en el centro hegemónico occidental. No se está
frente a la recuperación política, económica y militar de la época Keynesiana
de 1940- 1950 – sino en el proceso
de degradación generalizada. La mutación parasitaria lo convierte en un
sistema de destrucción de fuerzas productivas, del medio ambiente y de las
estructuras institucionales de la vieja burguesía, al decir de Jorge Beinteing,
convertidas en una banda de bandidos, “novedoso encubrimiento planetario de la
lumpen burguesía en los países centrales y periférico”.
Esas ilusiones
Keynesianas, social demócratas y social cristianas, han venido sosteniendo la
posibilidad del control de los ímpetus del capital con iniciativas
políticas, difundiendo un error a voces,
mientras exista el capitalismo, seguirá
generando una serie de necesidades incontrolables con efectos
catastróficos, como la destrucción de la naturaleza, incluida la
devastación física del ser humano por la
explotación.
A pesar de ello, los
sectores reformistas potencian sus afirmaciones sobre la imposibilidad de la
apuesta emancipadora Marxista, la práctica
demuestra lo contrario, lo comprobado como imposible histórica y lógicamente es la ilusión socialdemócrata de control del
capital por medios políticos y la pretendida existencia de un capitalismo serio
o sano.
La situación creada, lleva
a la humanidad a plantearse el dilema
entre, una reforma imposible y una revolución hoy por hoy improbable.
Luego de la derrota del socialismo Europeo, su triunfo aparece lejano, pero la
opción de la reforma es imposible, en este sentido, los lineamientos reformistas
no han fracasado por la existencia de derechas más o menos potentes o porque la izquierda en su conjunto no les
brindó su apoyo, sino por la inconsistencia de su programa político.
En síntesis, los proyectos
de administración del capital son
utópicos y ser revolucionarios es el único camino realista y progresista,
porque la política como discusión de los destinos colectivos, solo es eficaz y existe contra el capital,
por lo mismo, la emancipación debe estar dirigida contra lo más
difícil y lo único posible, contra el
capitalismo como tal.
Fenómenos Latinoamericanos
En el marco mencionado se desarrolla la coyuntura
Latinoamericana, donde convergen la declinación de las experiencias
progresistas y la degradación del neoliberalismo.
El ascenso del progresismo en la región, tuvo su punto de partida en dos insuficiencias claramente
marcadas,
1)
de las derechas incapacitadas para asegurar la gobernabilidad, colapsadas,
allanando el camino para el surgimiento de diversas experiencias como
el Bolivarismo en Venezuela del año
1998, los hechos en la Argentina a partir del año 2001-2002, los de Bolivia en el año 2005, Ecuador en el 2006 y en otros niveles de
desgastes los de Brasil, Uruguay y Paraguay –
2) de las bases populares, a pesar de haber derrocado gobiernos, no lograron
imponer las transformaciones más allá de la reproducción de las
estructuras de dominación existentes.
En todos los casos, con diferencias específicas, pero en
particular lo de Venezuela y Bolivia (sin dejar de reconocer los avances y
políticas orientadas hacia los desposeídos) los discursos revolucionarios
fueron acompañados por proyectos reformistas minados de contradicciones,
anunciando grandes transformaciones
trabadas en su ejecución por
dimes y diretes, expresando las vacilaciones para
saltar la valla del capitalismo. Así en Venezuela no se logró encaminar
la transición hacia la revolución proclamada,
en ello tuvo mucho que ver el papel jugado por los Estados Unidos
apoyando con dinero y armas a la contrarrevolución interna, que luego de haber
hecho las experiencias terroristas de las guarimbas, reorientó su
accionar, ganando las últimas elecciones
parciales nacionales, se suma, la epidemia
corruptiva reconocida tardíamente
por el gobierno, aportando a la
reorganización derechista.
La experiencia Boliviana
marcó el ascenso de las bases sociales sumergidas, en los marcos del viejo
sistema racista y colonial. Dentro del mismo, la mezcla de proclamas
antiimperialistas e indigenistas, sin tocar las bases del sistema económico
social, permitió en gran medida, la
burocratización estatal, autoritarismos y las señales corruptivas, diluyendo poco a poco el
discurso del socialismo comunitario. En ambos
casos, se abrió un espacio donde,
las elites económicas junto a la
movilización revanchista de la clase media,
penetraron en un basto abanico
social desconcertado.
Nadie puede negar los
avances obtenidos en Venezuela y Bolivia, transitando por caminos desconocidos,
en materia de reconocimientos a sectores sumergidos, y aportando de forma
decidida a un Latinoamericanismo con
marcadas huellas, pero no
pudieron o no supieron seguir profundizando los procesos permitiendo el avance reaccionario. Estas
opiniones no invalidan los esfuerzos de la militancia revolucionaria, su
heroico batallar enfrentando en la
calle las iniciativas elitistas, y, en
lo interno, afrontando el debate relacionado con las reformas o la revolución, tampoco inhabilita
la siempre manifiesta solidaridad con nuestros pares en lucha.
El caso de Brasil, tiene
sus propias particularidades, la hegemonía de las calles está en manos de la
derecha por primera vez en 50 años. Es
una nueva derecha, diferente a su antecesora
católica y militarista, no tiene un
partido político, es de clase media alta, apoyada por industriales y
empresarios, acepta el aborto, el matrimonio igualitario, la despenalización de
la marihuana y la gratuidad de los servicios públicos, pero se opone a las
cuotas para estudiantes negros en las universidades y plantea que la bolsa
familiar es perjudicial.
Es un error pensar su
actividad como producto del fogoneo de los medios de difusión, como si
estuviesen robotizados (sin desconocer
las actividades golpistas de estos) cuenta con estrategia y organizaciones
propias, politizadas, formada en las universidades públicas y privadas,
creciendo en los centros de estudiantes.
En el año 2009 crearon la asociación “alianza por la libertad” autodefinida
como liberal, vinculada al grupo de
estudiantes por la libertad (financiado por fundaciones neoliberales y anticomunistas
de los Estados Unidos), concentra su actividad en los temas cotidianos, limpieza de los baños y seguridad en los
claustros. Mientras el movimiento
estudiantil de izquierda plantea las
demandas en términos generales, la
derecha busca solución concreta a los problemas cotidianos, en ese panorama,
participan en las crecientes marchas contra la corrupción. El crecimiento
se materializo al son del abandono de las calles de la militancia
de izquierdas por su dedicación a las funciones estatales, esa cultura de protestas callejeras les permitió conducir
las movilizaciones hacia sus objetivos, sobre esta base, nacen los agrupaciones
que convencen a millones de personas como: movimiento
Brasil livre, vem pra rua y revoltados
on line.
Lo expresado a pesar de ser opiniones incompletas, debiera hacernos reflexionar en función de
estar atentos a los acontecimientos, si bien tienen una base común albergan
sus propias improntas en los diferentes países. Únicamente con esa óptica es posible comprender algunos
hechos novedosos como lo ocurrido en
Brasil en una de las ultimas marchas, cuando aparecieron en ella funcionarios gubernamentales de derecha,
encargados de articular el “golpe blando”
y fueron echados, expulsados por los manifestantes, algo así como el que “se vallan todos”.
El gobierno mencionado al
igual que otros, no hizo centro en la
organización y politización del pueblo
al margen de la tutela gubernamental, potenciándose por lo mismo su vulnerabilidad a la propaganda burguesa. En general,
algunos gobiernos denominados de
izquierdas se dejaron cooptar por las ideas neoliberales, acarreándoles consecuencias
corruptivas.
Si bien son opiniones no
por todos compartidas, sigo sosteniendo la necesidad de hacer esfuerzos
colectivos de análisis y reconocimiento de las realidades, la dinámica de los
acontecimientos no perdona el estancamiento en el pasado, la vida continua y
deberíamos resolver si estamos
dispuestos o no a afrontar los nuevos momentos en unicidad de los que
luchan hacia el logro de las transformaciones indispensables.
Reflejos en
el país
Los gobiernos de la región,
creyeron que la bonanza económica facilitaría la captura de los sectores
por ella beneficiados, pero ocurrió todo lo contrario, importantes sectores de las capas medias se derechizaron,
saliendo a la luz viejas raíces
racistas encubiertas por la crisis de
gobernabilidad neoliberal, delineando un fenómeno de características
contrarrevolucionarias, apuntando a la implementación de políticas de tierra
arrasada.
Mientras en el país ascendían
económicamente, aumentaban su
malestar hacia los de abajo,
expresándolo de modos concretos (los negros no quieren trabajar, se embarazan
para que les paguen, tienen celulares de
última generación y mis hijos no, me encontré con mi empleada en el restaurante
¿te párese? Potenciaron al máximo los hechos
productos del asistencialismo social y no de la creación genuina de
fuentes trabajo, sin detenerse a pensar por un instante (como se plantea popularmente) que la culpa
no es del chancho sino de quien le da de comer.
Esas expresiones públicas contra los beneficiarios
de planes sociales, tuvieron su origen en los propios sectores
populares, expresando la bronca e impotencia del changador, saliendo a buscar el sustento mientras otros se quedaban en la casa. Realidad entendible únicamente `por quienes viven esa experiencia
en carnes propias, todo lo demás son interpretaciones, opiniones en pro o en
contra, pero las situaciones no se resuelven únicamente con comentarios, se
debe sentir, porque el sentir subleva,
moviliza. La reacción tomó lo
conveniente de dicha materialidad y la hizo publica, todo lo noble y justo del sentir (según los grados
de entendimientos de los afectados) fue usado por los dueños del poder a su
conveniencia desvirtuándolo y profundizando la lucha de pobres contra pobres.
Esos mismos sectores, luego de cansarse de plantear su “desconocimiento” de los crímenes
perpetrados por la dictadura cívico militar del año 1976 y ante los intentos de
reeditar la teoría de los dos demonios o de cambiar los organismos defensores
de los derechos humanos por otros afines al nuevo gobierno, se muestran como
los más entusiastas defensores de tales aberraciones, aceptando
como propios los delirios
neofascista periféricos de los de
arriba.
Además de los beneficios
otorgados por la nueva administración a los grupos económicos concentrados de
la ciudad y el campo, en tres meses, conforme a
estudios de la universidad católica Argentina (UCA) hay aproximadamente
1.400.000 nuevos pobres. Se le debe
sumar la advertencia de la Unión Industrial, sobre perspectiva
de llegar a 200.000 despidos en la actividad privada a corto plazo y la última
medida de terminar con la gratuidad de una serie de medicamentos para los
hombres y mujeres de la tercera edad. En consecuencia, el planteo de la puesta
en práctica de políticas de tierra arrasada, no es un invento, la nueva realidad así lo confirma.
La llegada de la derecha
al gobierno no significó ni significa, el cambio de un modelo de desarrollo por
otro, sino el despliegue de un
gigantesco saqueo protagonizado por
fuerzas profundamente destructivas, cuyo éxito depende de la debilidad del
oponente, es decir los “sectores
populares”.
Hoy asistimos a la
conformación de un régimen despótico de apariencia constitucional, con la
coordinación mafiosa de empresarios, poder judicial y medios de difusión,
controlados por los servicios de informaciones Estadounidenses. No se trata del
retorno del viejo liberalismo de los años 90, sino de la tentativa de
instauración de un sistema mafioso, parasitario, sobre una población
desarticulada. Paso a paso van imponiendo
los instrumentos medulares de un gobierno profundamente autoritario como:
1)
la implementación de mecanismos de destrucción económica y social a gran escala
y actividades mediáticas orientadas a terminar con los opositores a sus
planes,
2)
reconversión integral de los sistemas de seguridad, pegado al de los Estados
Unidos,
3)
control total de los medios de
comunicación
4)
corrupción de dirigentes políticos, sindicales y de movimientos sociales; en
este aspecto, se acrecienta una larga
cola de los ayer “defensores de los
desposeídos” para vender su
inconciencia al enemigo, en fin, éramos tan pobres y para colmo parió la abuela.
En ese andar, se
observa el uso del término “restauración
conservadora” para definir los intentos de ocupación de los gobiernos por la
reacción interna y externa. Sin embargo,
cuando vemos a inhumanos como Aesio Neves, Enrique Carriles y Mauricio
Macri, no estamos ante los jefes autoritarios de las elites oligárquicas
conservadoras tradicionales, sino frente a seres más inescrupulosos que,
desconocen y desprecian las tradiciones burguesas, apareciendo como una suerte
de mafiosos entre primitivos y post modernos,
encabezados desde un punto de vista político por grupos de
negocios, cuya norma principal es no
respetar las normas en su carrera
por obtener mayores ganancias.
La denominada restauración conservadora, es por lo
tanto, la aplicación de los lineamientos neofascistas periféricos, concordante
con iguales tendencias en Ucrania, Estados Unidos, Alemania, Francia y Hungría.
Hace pocos días salió a la
luz una investigación, respaldada por
11.500.000 documentos conocidos como Papeles de Panamá*, ilustrando al detalle las transacciones financieras para evadir pagos de impuestos,
en ella aparece comprometido el presidente actual, muchos de sus funcionarios y
otros oscuros personajes. El informe recoge el análisis de 200
trasnacionales y sus socias estratégicas
del Foro Económico Mundial, en cuya reunión anual, participaron Mauricio Macri y Sergio Massa, en nombre de la democracia, la transparencia y un gobierno
de unidad nacional, en otras palabras, los neoliberales periféricos autóctonos, se reunieron con sus pares
globales, en una verdadera cueva de piratas
planetarios. No solo estamos ante
el gobierno del ajuste brutal, sino
también el de la corrupción sin límites.
A partir de denunciar a
la corrupción de las corrupciones
“la deuda externa” a quienes
la posibilitaron y apoyaron sus pagos sin ningún tipo de investigación,
reafirmamos nuestro “único compromiso”
con el pueblo en lucha, todo lo demás es harina de otro costal.
A cerca del
sujeto revolucionario
El panorama en marcha, notifica la necesidad de retomar los debates fundamentales
(estado, poder y fuerzas orgánicas capases de producir los cambios) hacerlo,
requiere abordar el tema
del sujeto revolucionario hoy.
A partir de los años 60
las políticas de izquierdas comenzaron a tener una mayor vinculación con procesos de organización y luchas no centrados únicamente en la clase
obrera a consecuencia de la politización de otros aspectos de la
vida colectiva e individual, como las
cuestiones de (genero, etnias, pueblos originarios, medio ambiente) donde las
formas de conflictividad social no son definidas necesariamente en términos de clase.
El capitalismo se define
en términos de clase, pero también en los términos asumidos por las formas de
mediación social, en el paso de la
sociedad feudal a la capitalista, no solo el cambio la clase dominante, también variaron
las formas de relaciones sociales.
Por lo mismo, la
articulación hegemónica debería incluir las preocupaciones de los nuevos
movimientos sociales, es decir, pensar en estos movimientos a la luz de las
alteraciones de los vínculos sociales en
el capitalismo. Se trata de conjugar la crítica
a la economía política (valor, trabajo, mercancía, capital) reinterpretándolos
como conceptos integrantes de las formas de vida social que estructuran las maneras de relación de las personas
entre sí y con la naturaleza al mismo tiempo.
Estos movimientos
nacen con el accionar capitalista
(al igual que la clase obrera) pero no son de antemano antisistémicos, ni necesariamente anticapitalistas, emergen de la modernidad y el nuevo nexo
social, no basado en lazos personales inmediatos y dependientes, sino en
compulsiones abstractas, como el “fetichismo”
nueva forma de mediación social.
El proceso de creación de
trabajo asalariado y explotación, es el
mismo curso histórico de mediación
social, donde se gestaron dichos
movimientos. En la comprensión de estos y otros conceptos se pueden
encontrar algunas respuestas a los
interrogantes relacionados con el sujeto social revolucionario de hoy.
Complejidades
en danzas
Los trabajadores de la urbanidad y el campo, los movimientos
sociales y demás sectores populares, Tenemos ante nuestros ojos, al
menos dos posibilidades de
desarrollo: por un lado, el
fortalecimiento del régimen autoritario con la aplicación de más medidas contra
el pueblo; por otro, la movilización y articulación de los afectados por dichas
políticas, peleando decididamente en
favor de la vida y la conquista de un régimen superior que,
independientemente de su nombre, sea capaz afectar la propiedad privada
concentrada y la explotación,
beneficiando a los que menos
tienen.
Naturalmente el hecho
conduce a replantear una serie de cuestiones en lo ideológico, político,
organizativo y metodológico, orientado a la ubicación de los diferentes
colectivos en consonancia con la actualidad, medida indispensable para lograr salir del
atolladero.
Quizás, se debiera partir
de algunos elementos particulares, por
una parte el progresismo en los
gobiernos no paso de ser “la superación fracasada del fracaso
neoliberal” en base a lo cual el neofascismo subdesarrollado se encontró
con la posibilidad de potenciar ambos frustraciones, inaugurando una época de contracción económica
y devastación social; por otra, las organizaciones políticas o sociales creadas
y financiadas por el gobierno saliente, no pasaron de ser creaciones
burocráticas, actuando al margen de los problemas reales, cuestión conducente a la necesidad de reconstruir las
estructuras populares, haciendo de las
movilizaciones en la calle su hogar
libertario. Si bien la aplicación de las medidas de ajustes hasta ahora ha sido
exitosa, por haber tenido a su favor el factor sorpresa, no se puede perder de
vista la perspectiva del enfrentamiento popular contra los ajustadores.
La acumulación de fuerzas
demanda la reorganización de los movimientos
populares, definiendo estructuras plurales y autónomas, sin la primacía
del verticalismo y el personalismo, siendo al unísono, diversas pero no
dispares, preparadas para cumplir el rol de dirección intelectual, moral y semilleros
de nuevas generaciones de dirigentes de los de abajo. Seguramente los
acuerdos primeros deberían rondar en las cuestiones conceptuales, sobre esa base avanzar en las necesidades orgánicas y
operativas, capases de extender geográficamente los lineamientos de unidad y
continuidad de las protestas.
Bien, bien, hermosas y
justas consideraciones, pero el dilema de los dilemas es como seguir marchando en
esa dirección. Conspiran contra dicha
evolución un cierto hartazgo de las
bases de algunas organizaciones
dispuestas a cambiar la historia, con orígenes en las contradicciones entre lo dicho y lo
hecho (lo sugiero de modo general, por no tener derecho de hacerlo
más específicamente) las amenazas de
nubarrones disgregatorios se encuentran
latentes, pudiéndose concretar o no, al mismo tiempo, la desarticulación
de los sectores populares hace cuesta arriba la implementación de los
dinamismos adecuados.
Algunos proyectos orientados hacia la unicidad necesaria, evidencian persistentes tendencias a seguir por los caminos de las
reformas y la predisposición a disputar
espacios de poder exclusivamente
desde lo electoral, conjugándose con las intenciones de generar cambios,
incluso bruscos, a consecuencias de la insostenible situación vivida por el
ajuste implantado, conformando hechos parciales, no necesariamente
repetidos en cada lugar. Dentro de los aciertos y confusiones, lo único
indiscutible es la necesidad de estar presentes, participando, compartiendo
pareceres, buscando caminos comunes
superadores de las taras unitarias existentes.
Es imperioso comprender
las no existencias de recetas para reorganizarse y avanzar, quienes insisten en
ellas consciente o inconscientemente están superados por la vida, no vibran al
compás de los hechos. Su no existencia, abre un mundo de
posibilidades con piso pero sin techo,
se trata de ver como cada colectivo y militante logra visualizarlo en función
de lograr más claridad en las acciones. Las iniciativas en este sentido, desde
las más pequeñas en adelante, cumplen la función de ir abriendo caminos,
acumulando nuevos aciertos y errores, tendientes a sobrepasar los lineamientos
del denominado “normal funcionamiento
político y social”.
La propuesta de no
hay recetas, se transforma por las circunstancias, en un grito
atragantado y liberado por la imposibilidad de retenerlo, en un llamado a la
creatividad a dejar de hacer siempre lo
mismo.
Se trata en definitiva,
entre otras cuestiones, de resolver
creativamente (como lo he definido en el
trabajo Armonías y Desencuentros, de
febrero de 2016) la ecuación complejidad
potencialidad, conciliando ambos
aspectos de un todo único.
* Los “Panamá Papers” expresan los
encontronazos entre diferentes fracciones del régimen, en esta oportunidad,
permiten el conocimiento de datos
parciales sobre “los paraísos fiscales”.
Según opiniones de varios exponentes,
entre ellos, Thierry Meyssan, contrariamente a lo observado a simple vista, la
campaña desarrollada no hará disminuir las malversaciones financieras, ni
favorecerá a las libertades. Como siempre ocurre en estas circunstancias, algunos grupos mafiosos ganarán y otros perderán.
La
historiadora Christina Romer elegida por presidente Barak Obama para
presidir un comité de consejeros económicos, sostiene que, Estados Unidos salió de la recesión, no por
los lineamientos del presidente Roosevelt,
ni por las consecuencias de Segunda Guerra Mundial, sino por la afluencia
a partir del año 1936 de capitales Europeos escapándose de los peligros. Obama
se basó en esta idea (entre otras) para tratar de anular todos los paraísos
fiscales actuando fuera de la órbita de Washington y Londres, luego participó en
la organización de la debacle en Grecia y Chipre, con la corrida de los capitales
Europeos a los paraísos fiscales Anglosajones.
En
el año 2008 (EE.UU.) participaba en la huida de los capitales de Grecia. Cada
vez que salía una información de la expulsión de Grecia del Euro o sobre una
posible disolución de la Euro zona, los capitales Europeos
corrían hacia los paraísos fiscales, Británicos, Holandeses o Estadounidense; el
año 2012 se llevó a cabo una gran operación contra el paraíso fiscal Chipriota.
Todas las cuentas de más de 100.000
euros fueron confiscadas, algo inédito en el capitalismo.
En
este contexto, (EE.UU.) entrega al diario Alemán Suddevsche Zeitungs 11.500.000 ficheros informáticos, pirateados
por una firma de abogados clasificada como la cuarta más importante en materia
de creación de compañías offshore,
previa selección de documentos excluyendo a las empresas y ciudadanos
Estadounidenses y de sus más importantes aliados actuales.
A
pesar de la operación en marcha, el sistema seguirá adelante, siendo cada vez
más favorable al Reino Unido, Holanda, Estados Unidos e Israel.
Comentarios