Gloria Muñoz Ramírez
Los de Abajo
La movilización nacional
e internacional por la liberación de Néstora Salgado se incrementó luego de que
la luchadora social y ex comandante de la Policía Comunitaria de Guerrero
decidió iniciar una huelga de hambre
hasta sus últimas consecuencias
Son ya 11
días en los que Néstora Salgado sólo prueba agua, por lo que su vida está en
peligro. El movimiento comunitario de Guerrero ha advertido que tomará carreteras el 2 de junio,
cinco días antes de las elecciones, si no hay una respuesta favorable; mientras
en diferentes ciudades de Estados Unidos se empezaron a organizar protestas
para presionar por la libertad de quien es también ciudadana de aquel país.
Los malos
tratos hacia la ex coordinadora de la Policía Comunitaria de Olinalá, Guerrero,
se incrementaron desde que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) emitió las medidas cautelares a su favor. La respuesta gubernamental,
lejos de atender el llamado de la CIDH, fue el aislamiento. Y esto, aunado a
las fallas en el debido proceso, es la razón por la que decidió ponerse en
huelga de hambre el pasado 5 de mayo, dentro del penal de alta seguridad de
Tepic, Nayarit, al que está confinada desde el 21 de agosto de 2013, acusada de
secuestro y secuestro agravado.
Junto con Néstora
fueron detenidos otros policías comunitarios que se encuentran presos en
distintos penales de Guerrero, quienes, de acuerdo con sus familiares, podrían
iniciar también una huelga de hambre en solidaridad con su ex comandante.
Néstora nunca
debió haber pisado la cárcel, pues existe una legislación local que ampara la
labor de vigilancia y justicia de su organización. Y no sólo: de acuerdo al
procedimiento jurídico, una vez que fue ilegalmente encarcelada, debió haber
sido liberada desde el pasado 2 de abril, fecha en la que el primer tribunal
unitario del vigésimo primer circuito, del Poder Judicial de la Federación,
dictó auto de formal libertad precisamente porque sus labores de policía
comunitaria eran reconocidas por la ley.
Los
familiares de la presa política exigen, mientras le otorgan la libertad, su traslado
inmediato al Centro Femenil de Reinserción Social Tepepan, delegación
Xochimilco, en el Distrito Federal, donde deberán garantizarle la atención
médica que requiere y que en Tepic le han negado.
El acto
político de Néstora Salgado de mantenerse en huelga de hambre representa una
clara posición de fortaleza y dignidad que debe ser reconocida por las
autoridades responsables de su protección, advierten en una petición de
firmas que circula en las redes.
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