22.06.14.
Por:
Atzak
El
Paseo de la Reforma, es una emblemática avenida del Distrito Federal/Ciudad de
México, donde cada tanto los gobiernos realizan actividades lúdicas para la
población, en esta caso, 22 de Junio de 2014, la avenida fue cerrada a la
circulación vial desde las 7:00 hrs con motivo de realizar lo que llaman Ciclotón de la Ciudad de México, es
decir lo vehículos dejan de circular para dar paso hasta las 2 de la
tarde a los paseantes con sus bicicletas, patines, triciclos o simplemente
disfrutar de una caminata a pie.
Una mujer joven, delgada, con ropa deportiva voltea el
rostro hacia otras mujeres, dos para ser exactos, que caminan en sentido
contrario al de ella, las mira a detalle de arriba hacia abajo y
observa que no llevan ropa deportiva, no van en bicicleta o patines o nada con
ruedas, pero si llevan el pelo enredado, los ojos un tanto rojos, cada una con
un vaso de café en la mano y van vestidas un tanto extraño para ser las 8:40 de
la mañana, una lleva una especie de conjunto color vino, guango, ¿cómodo?, la
otra viste pantalón blanco, con huellas de café en la pierna derecha y blusa
azul cielo; lo que llama la atención de la deportista es que ambas mujeres
llevan bata blanca con un moño negro en el hombro izquierdo, allí donde a
lo lejos se distingue el escudo del IMSS; nuestra deportista retoma su trote parsimonioso,
ajusta los lentes, coloca su “ipod” y
al emprender el trote más rápido se detiene para observar que ya no solo son
dos mujeres con bata blanca y moño negro, por la derecha avanzan tres jóvenes
varones y dos mujeres, de frente viene una señora “mayor” acompañada de tres niños; al lado derecho avanza una pareja
con una carreola y una pancarta verde fluorescente que bien haría juego con el
color de sus tenis, la característica de todos es la bata blanca y el moño
negro… coloca otra vez sus lentes y emprende su trote hacia el metro
Hidalgo.
Una vez concentrados en el Ángel de la Independencia, cierta
cantidad de personas con bata blanca y moño negro en el brazo izquierdo,
deciden avanzar, salir, marchar hacia el zócalo de la Ciudad de México, al
principio son como dos mil los que en silencio caminan, invadiendo dos carriles
de Paseo de la Reforma, pero en cuestión de minutos suman más de cinco mil,
algunos dirían que hasta son diez mil, avanzan en la marcha solidaria YOSOY#17, ‘¡otra vez, estos maestros con sus marchas!’
-dice un ciclista- ‘¿Maestros? ¡No, son
doctores!’- lo corrige la joven a su lado.
Sí, es una marcha más en la Ciudad de México, solo que en
esta, hay algo diferente, ¿el blanco? ¿el silencio?; no, las charlas, al
inicio, al salir del Ángel, hablan en voz baja como para no despertar al de a
lado, y dicen como les fue en la “guardia”
que estuvo difícil, al que “sacaron
del paro”, alguien más comenta que el “erre
dos” se enojó y que el “de base tuvo
que intubar”, “revisa el artícuclo de
la revista, esta bueno” -comenta el de la barba sucia-; ‘¡pues yo si estoy enojada, no es justo lo
que hicieron!’ -dice la muchacha-…
Sí eso es, las charlas, las miradas, la forma de caminar es
lo diferente a otras marchas/manifestaciones/protestas que se caracterizan por
la mentadera de madres, las consignas
marxistas, anarquistas, pejistas o peñistas; estas personas vestidas de blanco
y con el moño negro, por el contrario, van casi en silencio, hablando, saludándose,
encontrando a sus iguales en una especie de metamorfosis que irá de la
silenciosa crisálida, a la alegre mariposa.
El sol asoma tras remontar las nubes y sus rayos cálidos
abrazan a los contingentes de los médicos, las enfermeras, odontólogos, niños,
niñas, familias enteras que en un momento se autodefinen como trabajador@s de la salud.
El calor húmedo hace que varios/varias se empiecen a quitar
sus suéteres, o chamarras o hasta la bata blanca con el moño negro y es como si
empezaran a despertar, alguien tímido, grita: ‘¡no están solos!’, todos lo miran, y él calla… luego por allá una
mujer comienza a aplaudir al grito de ‘¡Libertad,
libertad, libertad!’, dos, tres, cuatro, veinte gentes se suman a sus
aplausos y sus gritos…
Los trabajadores del IMSS comienzan a gritar: ¡No somos todos, faltan diez y seis, No
somos todos, faltan diez y seis!…
En poco tiempo cada contingente grita lo mejor que se les
ocurre, unos sincronizados otros a destiempo, comienzan a levantar las manos, a
golpear el aire y a encabronarse, están despertando…
‘¡NO SOMO DIOSES, NI CRIMINALES!, ¡NO SOMO DIOSES, NI
CRIMINALES!’
Así avanzan hasta el Zócalo, donde son confrontados por un
despliegue de granaderos en las calles de Tacuba y 5 de Mayo; tras un breve
diálogo con los agentes del orden, los médicos y medicas se encabronan aún más
al no permitírseles el paso y al grito de
“zócalo, zócalo”, “los policías también son explotados”, “los policías también
tienen ISSSTE”, comienzan a replegarse hacia eje central, no sin antes
volver a gritar: “Macera Represor,
Mancera Represor”, “Ahued no te ves,
Ahued no te ves”…
Los policías, algunos con el rostro pétreo, se quedan
inmóviles, una doctora les recuerda que ellos algún día necesitaran de atención
médica y los policías solo ríen, uno hace un ademán con el puño como si le
golpeara la cara a la doctora… al replegarse los contingentes blancos y a
cierta distancia voletan unas 40 personas y de cara a los policías y con los
brazos extendidos moviendo las manos inician el grito de ¡¡¡Heeeeeeeeeeeeeeee….PUUUTOS!!!
Se ríen las y los médicos mientras intentan ahora sí avanzar
por 5 de Mayo… hasta llegar al zócalo.
En 5 de Mayo y Brasil son recibidos una vez más por un
contingente de granaderos quienes corren a formar vallas para impedir el paso,
apoyados por extinguidores por si los médicos y médicas se ponen intensos… pero
retroceden, corren una vez más para formar un perímetro de seguridad en torno a
la plancha del zócalo, que a su vez ya tiene vallas metálicas donde la gente
ingresa para ver en pantalla gigante los partidos del mundial, solo que no hay
partido y no hay nadie dentro.
El contingente blanco llega por fin a las puertas de palacio
nacional, no sin antes ser recibidos por un grupo de payasos que gritan
levantando las manos ¡¡SOY 17, SOY 17!!…
-Es un triunfo, una
pequeña victoria-,
dice un exintegrante del CGH de medicina, ahora médico subespecialista del
IMSS,
-¿Cuál victoria?- le dice un compañero,
intentando emular los debates del 99.
- Sí, es una victoria…,
logramos salir a las calles.
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