Miércoles 30 de enero
de 2013: Un pueblo con un pasado que lo hace fuerte y plan
de vida ara el presente y el futuro que lo hace vivo. Los Yanacona acaban de
reunirse para reafirmarse en su trabajo y han dejado claro que su territorio,
en el Macizo Colombiano ha cerrado las puertas al expolio.
Los Yanacona saben cuántos son y quiénes son. Se trata de
45.612 seres humanos, agrupados en 9.112 familias. Habitan el Macizo
Colombiano y se les puede encontrar en 31 comunidades
que pertenecen a 19 municipios. Tienen una historia poderosa como parte del Chinchaysuyu,
los territorios del norte del Tawantin Suyo, la civilización
inkaica que influyó buena parte de la América del Pacífico en los siglos XV y
XVI.
Hoy, los Yanacona se declaran orgullosos de ese pasado y
reivindican el valor de su cosmogonía (Yanakuna, “el sentir, pensar, actuar, la resignificación de conceptos y la
reinvención del tiempo, como Pueblo Yanacona, que son su contribución al mundo,
cuyo punto de partida es la razón y la lógica desde el territorio, la
espiritualidad, la reciprocidad, y la integralidad”.
En una Declaración hecha pública tras la reunión
de las autoridades Yanacona este 21 de enero, los Yanacona declaran “el Macizo Colombiano, como Territorio indígena
ancestral inalienable, imprescriptible, inembargable,
espiritual y sagrado, libre de toda amenaza por parte de los proyectos mineros
energéticos, de explotación forestal y de la mercantilización del agua y la
biodiversidad por parte de intereses privados y de multinacionales”.
Un posicionamiento claro que ayudará al debate de los pueblos indígenas
de Colombia que entre el 5 y el 7 de febrero van a celebrar su Cumbre
Ideológica y Política en el Resguardo Escobar Arriba del
municipio de Sampues departamento de Sucre, territorio del pueblo indígena
Senu.
Un largo
camino
“Hemos trasegado por caminos de violencia, conflictos y muerte, hemos
ido construyendo caminos dándole vida a la palabra y reconstituyendo nuestros
Territorios indígenas desde antes de los estados modernos, nos fuimos dando
gobiernos, deslindando territorios físicos y culturales y armonizando con los
ríos, con la selva, con la montaña, con el cielo y el mar”. Los Yanacona hacen memoria en esta declaración y le recuerdan al
estado-nación occidental que antes del antes ya estaban tejiendo un universo
propio. “Le dimos nombre a las cosas;
fuimos redescubriendo un saber sobre nuestro mundo y el mundo, una manera de
ver y organizar las prácticas de vida, de la palabra de nuestros abuelos fueron
brotando los caminos nuevos, el camino de la siembra y los caminos tortuosos,
el calendario de siembra y el del ayuno donde la vida fue teniendo sentido”.
Unos principios regidos por la “ley de origen”
que los orienta y les indica: “somos
tierra, agua, fuego y viento, cuando muere una laguna, un frailejón, un árbol,
un animal; muere parte de nosotros, por esto decidimos no seguir muriendo”.
La decisión es contundente y se ancla al territorio, a ese Macizo
Colombiano que es la estrella hídrica más importante del país
suramericano. Ocupa espacio de tres departamentos occidentales: Cauca,
Nariño
y Huila
y es un gran reservorio de agua ya que allí nacen los ríos Patía
(Pacífico), el Cauca y el Magdalena (Caribe), y el Putumayo
y el Caquetá (cuenca amazónica).
Y son los Yanacona los que se declaran “guardianes espirituales y dueños originarios del Macizo Andino
Colombiano”. Por eso exigen “el respeto al ejercicio de autonomía y a la participación real en la
toma de decisiones” que les afecta. “Mucho
más ahora que no son solamente las amenazas del capitalismo y el mercado lo que
nos preocupa, sino también las amenazas de las políticas nacionales e
internacionales como los acuerdos binacionales y supranacionales, diseñados y
permeados por los interés privados de multinacionales, las políticas
financieras auspiciadas por el FMI, BM, BID, las que se han puesto en marcha y
convertirá nuestros territorios en recursos de oferta y demanda y como
consecuencia en propiedad privada”.
Ante las amenazas del “mundo civilizado
moderno, que continúa
con el despojo, el desplazamiento, la colonización, la asimilación provocando
el desequilibrio territorial, físico y culturalmente colocando en riesgo la
madre tierra”, los Yanacona ponen encima de la mesa su autonomía
político-territorial como salvaguarda para el Macizo y para los imprescindibles
tesoros naturales que guarda.
Anuncian, en esa línea, que seguirán adelante con la conformación de la
llamada Región “Centro Piloto
de Administración y Gestión Ambiental propias Pueblo Yanacona”,
que es parte de su Plan de Vida, el que gestiona el territorio y sus usos, y
piden “la declaratoria de emergencia
social, cultural, ambiental y económica en el Territorio Yanacona
– Macizo Andino Amazónico Colombiano y la indemnización debido a los impactos
sociales y ambientales causados por la desatención del Estado Colombiano”.
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