x Marcha, 27/3/2013
En Plaza de Mayo estaba llegando a su fin una gigantesca movilización por
el Día de la Memoria, mientras en la Sala Alberdi reprimían
Con su sentido de la
oportunidad característico, en un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1976
el gobierno de la Ciudad finalmente logró desalojar la Sala Alberdi, luego de
una nueva represión con gases lacrimógenos y balas de goma.
A poco más de 1500 metros del Centro Cultural San Martín, en Plaza de Mayo, estaba llegando a su fin
una gigantesca movilización por el Día de
la Memoria, en repudio a la violencia y el terrorismo institucional del
gobierno de dictatorial instaurado el 24 de marzo de 1976. Mientras tanto, la
Policía Metropolitana desataba una nueva represión contra los manifestantes que
se acercaban a defender el espacio cultural de la Sala Alberdi, ocupado a lo largo de más de 70 días.
Durante la tarde, la
negociación que estaban llevando adelante los representantes legales de la Sala Alberdi con los ministros porteños
Hernán Lombardi y Guillermo Montenegro (Cultura y Seguridad, respectivamente)
para que los cuatro “presos culturales”
de la sala pudieran retirarse sin ser procesados, naufragó cuando la fiscal
Claudia Barcia encomendó a la Policía Metropolitana que identificara a los
ocupantes del espacio cultural tomado.
Desde el viernes pasado la
Justicia de la ciudad había ordenado el allanamiento y desalojo, pero según
versiones periodísticas y legales la resolución no estaba aún firme porque no
había sido comunicada oficialmente a las partes y se suponía que aún debía
transcurrir un plazo legal de 5 días para su aplicación efectiva. Sin embargo,
parece que el gobierno de la ciudad no quiso detenerse en esas minucias legales
y prefirió aprovechar la coincidencia de calendario para desatar una nueva
represión contra los defensores de la sala que estaban desarrollando diversas
actividades culturales en la calle, vinculando su lucha por el espacio cultural
a las actividades por el Día de la
Memoria.
Nuevamente, como en la
represión del 12 de marzo pasado, que acabara con varios heridos con balas de
plomo (hecho aceptado por el propio ministro Montenegro, quien sin embargo
matizó el reconocimiento de brutalidad policial planteando que “en medio de una protesta social, a alguien
le vendría bien que hubiera un muerto”), el disparador para el accionar
represivo fue la detonación de un cóctel Molotov. Los defensores de la sala
denuncian que, como también sucediera en la represión anterior, esos hechos
fueron obra de “infiltrados y
provocadores”. Por lo pronto, el accionar policial contó con el apoyo
oficioso de varios miembros del Sindicato Único de Trabajadores del Estado de
la Ciudad de Buenos Aires (SUTECBA), que amenazaban con palos a los ocupantes
desde el interior del Centro Cultural.
Luego de la represión, los
gases y las balas de goma policiales, que dejaron una nueva tanda de heridos, y
de que los cuatro ocupantes finalmente fueran identificados y desalojados de la
sala, un muy satisfecho ministro Lombardi twiteó,
a las 9:36 pm: “Se acaba de recuperar la
Sala Alberdi para todos los ciudadanos y todos los artistas”.
Por el momento, sólo se ven
policías en la zona.
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