Entrevista a
Anselm Jappe sobre marxismo y crítica al valor
Koman Ilel
Publicado el
18 ene. 2016
Realizada por los medios libres
el 18 de diciembre de 2015 en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
Radio Zapatista
América Latina en Movimiento
19/01/2016
Anselm Jappe nació y creció en Alemania y estudió filosofía en
Italia y en Francia. Es autor de varios libros, entre los cuales: Guy Debord
(Anagrama). Las aventuras de la mercancía: Por una nueva crítica del valor (Pepitas
de Calabaza, de próxima publicación), Crédito a muerte y El
absurdo mercado de los hombres sin cualidades (de la misma editorial).
Ha colaborado con las revistas alemanas Krisis
y Exit (fundadas por Robert Kurz),
que desarrollan la “crítica del valor”.
El 17 de diciembre de 2015 se presentó en el Cideci/Universidad de la Tierra
Chiapas, con la conferencia “En busca de las raíces del mal”.
En entrevista con medios
libres de Chiapas, Anselm Jappe habla sobre cómo ciertos conceptos marxistas,
en particular la crítica del valor, resultan indispensables para entender la
realidad actual, en particular frente a lo que él llama la crisis terminal del capitalismo. Asimismo, Jappe reflexiona sobre
las implicaciones que esto tiene en los movimientos emancipatorios actuales.
Buenos días Anselm, ¿puedes presentarte brevemente?
Pues soy Anselm Jappe, viví primero en Alemania, después en
Italia y ahora en Francia, siempre viajando mucho. Desde muy joven, pensaba que
este mundo debía ser cambiado radicalmente, lo que me llevó a participar en
algunas luchas prácticas en mi vida pero sobre todo a intentar alcanzar a una
comprensión teórica del mundo que nos rodea. Entonces, todo esto ocurrió esencialmente
con la lectura intensiva de la obra de Karl Marx, ya desde la adolescencia,
pero también de los situacionistas, y de lo que se llama la Escuela de Frankfurt con Adorno, sin
olvidar autores como Ivan Illich. Es pues en este marco que empecé, en los inicios
de los 90, a contribuir a la elaboración de lo que se llama en Alemania la
crítica del valor, propuesta inicialmente por la revista Krisis, cuyo autor principal era Robert Kurz, muerto hace tres
años. Era una corriente teórica que había nacido fuera de las universidades
pero también fuera de las capillas políticas y que tenía por propósito
esencialmente retomar una lectura de la realidad por medio de las categorías
centrales de Marx, y reconsiderar desde el inicio la teoría crítica, separando
radicalmente en Marx lo que podía ser actual hoy en día, el núcleo conceptual
de sus tesis, de otra parte de su pensamiento que era llamada el Marx “exotérico”.
Bueno, precisamente para algunos existe el sentimiento de una
especie de regreso a Marx hoy en día, o quizás un regreso a “otro” Marx;
entonces, ¿en qué medida la aportación de Marx te parece indispensable hoy en
día para intentar comprender la realidad social que nos rodea?
Pues precisamente la primera vez que la crítica del valor se
presentó a un público más amplio fue con el libro “El derrumbe de la modernización”
de Robert Kurz, publicado en 1991 y, claro, su tema principal era el derrumbe
de la Unión Soviética. En ese momento, el fin de la Unión Soviética era
considerado casi universalmente como el triunfo del capitalismo, como la prueba
de que no hay alternativas, evidentemente con mucho júbilo de parte de los
burgueses, pero también en la izquierda con un sentimiento de que ya no se
podía hacer nada, de que toda perspectiva de emancipación se había perdido.
Es justamente en este
momento, cuando las teorías de emancipación y el marxismo particularmente
parecían estar en su nivel más bajo, que la crítica del valor empezó a
demostrar que era todo lo contrario: el objetivo mismo del libro de Kurz era
demostrar que la Unión Soviética había quizás superado la propiedad privada de
los medios de producción pero no las categorías centrales del sistema
capitalista, es decir la mercancía, el valor, el trabajo abstracto y el dinero.
Entonces la Unión Soviética formaba parte por completo de la sociedad mundial
de la mercancía. Era una tesis diferente en relación a todas las explicaciones
de la URSS únicamente a través de la estructura burocrática, y Kurz demostraba
en este libro -bueno, afirmaba en este libro- que el fin de la URSS no era el
triunfo del capitalismo occidental sino simplemente una etapa del derrumbe
mundial gradual, por etapas, del sistema mundial de la mercancía.
Entonces los 90’s se
caracterizaron por una cierta victoria aparente del capitalismo, la euforia de
las bolsas, la sociedad del pensamiento post-moderno, pero ya desde el año
2000, los vientos empezaron a cambiar un poco, y mucho más a partir de la
crisis del 2008. Las teorías de Marx han demostrado ampliamente no haber dicho
su última palabra, pero ahí también tenemos que entendernos, porque existen
muchas versiones actuales del marxismo tradicional, a veces en sus peores
aspectos -tesis que todavía interpretan el mundo según el esquema de la lucha
de clases e incluso eventualmente proponen estrategias leninistas- y es la
particularidad de la crítica del valor, demostrar que las categorías centrales
que Marx elaboró hace 150 años, o sea el valor, la mercancía, el trabajo
abstracto, el dinero y el fetichismo de la mercancía, el capital como relación
social -no solamente como una clase de capitalistas sino como una relación
social total que comprende todos sus miembros-, entonces todas estas categorías
de Marx demuestran ser útiles hoy en día y ser muy importantes para comprender
lo que está pasando, por ejemplo para entender por qué hay tal auge de los
mercados financieros.
Precisamente, para llegar al análisis de las dinámicas más
actuales del capitalismo, en el centro de tu interpretación, está la noción de
crisis terminal; entonces, quiere decir que el capitalismo entró desde hace
tiempo, pero de manera cada vez más visible, en una crisis terminal. Es una
expresión que otros han desarrollado o debatido también. Entonces, cómo, para
ti, o para la crítica del valor, y sobre todo para ti, ¿cómo hay que comprender
esta noción de crisis terminal del capitalismo?
Primero, y como siempre, hay que subrayar que la elaboración
de la crítica del valor es una obra colectiva, y el mayor mérito lo tiene
Robert Kurz, no es una teoría personal mía que estoy proponiendo, quiero hacer
esta aclaración. Para muchas personas, una de las afirmaciones más
sorprendentes de la crítica del valor es la de afirmar que el capitalismo es un
sistema abocado a su propia destrucción, y es una afirmación que ha sido realizada
en el momento del derrumbe de la URSS. Derrumbe o crisis terminal no quiere
decir que todo va a terminar en un día; quiere decir que el capitalismo entró
desde hace varias décadas en una fase de declive y que ha ido perdiendo cada
vez más su rentabilidad, ya que el capitalismo consiste esencialmente en el
hecho de transformar el trabajo, en específico el lado abstracto del trabajo,
en valor, valor que toma una forma visible en el dinero. Pero desde el inicio
este proceso contenía esta contradicción que sólo el trabajo en el momento de
su ejecución crea ese valor; pero la competencia empuja al uso de tecnología y
este hecho disminuye la parte de trabajo vivo y entonces disminuye el valor.
Durante mucho tiempo, el
capitalismo ha sabido compensar esa pérdida tendencial del valor por medio del
aumento gigantesco de la producción, pero incluso este proceso de compensación
encontró sus limitaciones al inicio de la década de los 70’s, grosso modo.
Además esta crisis interna, o sea con límites internos que el capitalismo no
puede superar desde sus propias bases, fue reforzada, en esa misma época, por
la crisis energética y la crisis ecológica y vieron el día junto con el
descontento creciente por las condiciones de vida creadas por el capitalismo,
por la sociedad mercantil que consiguió en una parte del mundo asegurar una
mejor satisfacción de las necesidades materiales pero a la vez ha creado más
que nunca una sensación de vacío colonizando todas las esferas de la vida y
transformando todas las actividades que dan un sentido a la existencia,
convirtiéndolas simplemente en consumo de mercancías.
Es también el aspecto
subjetivo de la sociedad mercantil que entró enormemente en crisis en los años
70. Entonces crisis terminal no quiere decir… o sea, no es una profecía para el
futuro, sino la descripción de algo que ya se está dando, subrayando al mismo
tiempo que este proceso es irreversible. Ya no habrá un nuevo modelo de
acumulación, ahora el capitalismo solamente vive mediante una huida hacia
delante que es sobre todo el endeudamiento, endeudamiento de los Estados,
endeudamiento privado.
El capitalismo, según sus
propios criterios de solvencia, ya habría quebrado desde hace décadas, entonces
sólo puede seguir viviendo gracias a la simulación cada vez más masiva de
rentabilidad y entonces, en cada crisis financiera, se aumenta aún más el
volumen del crédito en una huida hacia adelante desesperada, y es fácil ver que
esto no podrá durar para siempre. Y no lo dice solo la crítica del valor,
incluso muchos analistas burgueses afirman que esta carrera no puede tener otra
cosa que un final fatal. Sin embargo, extrañamente, son los observadores de
izquierda los que se niegan a ver esta crisis definitiva, o sea, o afirman que
el capitalismo goza de perfecta salud, y que hay que combatirlo con toda
agresividad desde el exterior, o admiten simplemente la existencia de una
crisis cíclica que va a ser momentánea y que pronto va a ser resuelta, por
ejemplo con la introducción de nuevas tecnologías. Y esto ya no se va a dar
porque simplemente toda nueva tecnología desde el inicio utiliza muy poca
fuerza de trabajo humano, entonces la informática no puede jugar el mismo papel
que el que jugó por ejemplo el automóvil.
Si la crisis final del capitalismo no significa un derrumbe
inmediato, ¿puedes dar una precisión sobre la manera en la que podamos imaginar
este proceso de derrumbe que se desarrolla en el tiempo? ¿De qué ritmo estamos
hablando, de qué temporalidad? Además, si hay efectivamente un agotamiento del
motor fundamental del capitalismo, se ve también cómo el capitalismo es capaz
de encontrar nuevos modos para evitar este agotamiento, por medio de la
expansión del crédito, por medio quizá de formas de explotación casi
esclavistas, entonces estas tácticas, para evitar la crisis y reproducirse a
pesar de estas dificultades crecientes, parecen extremadamente numerosas… y
deja entender que este proceso de derrumbamiento podría llegar a ser largo…
entonces ¿cómo concebir esto? Y quizá otra pregunta al mismo tiempo: ¿qué
implicaciones tendría todo esto para los movimientos de emancipación?, ¿cómo
concebir las posibilidades de acción en esta temporalidad larga que sería la
del derrumbe del sistema capitalista?
Bueno, primero es un proceso gradual, quiere decir que se
desarrolla en diferentes temporalidades en las diferentes capas de la sociedad,
en diferentes regiones del mundo. Un proceso bastante evidente por ejemplo es
que hoy en día no se trata de Norte o Sur, o de países ricos o países pobres,
más bien sería una estructura con manchas de leopardo, es decir que habría en
cada país islotes de ricos, que a menudo son cercados por muros y el resto del
país es dejado abandonado. Entonces, hay cierta producción de valor en su modo
clásico, por medio de las fábricas, y que podrán continuar probablemente
durante un buen tiempo, pero es algo como que se va reduciendo cada vez más, es
como algo que se achica, y entonces los demás son dejados a su suerte. Hoy en
día, a menudo, el problema principal ya ni es la explotación, aunque
evidentemente continua en formas vergonzosas, pero hay sobre todo una buena
parte de la población que simplemente es considerada como superflua, excedente,
desde el punto de vista del capital, porque no puede ni producir de manera
regular y a la larga tampoco puede consumir.
Pero evidentemente toda
esta población excedente no se cruza simplemente de brazos esperando su muerte,
aunque eso sería lo que la lógica capitalista desearía. Entonces todos los terrenos
abandonados, todos los campos arrasados que le capitalismo ha dejado, son
terrenos donde podrían nacer movimientos de emancipación, donde también podrían
nacer luchas reiteradas alrededor de las migajas de valorización, ya sea bajo
la forma de mafias, de gangs, ya sea como el narco, o la esclavitud. Todos
estos modos son los modos en los que todas las personas que no pueden
participar en el proceso de valorización de manera clásica se organizan de
manera diferente. Pero hay que decir que incluso en términos capitalistas esto
no puede representar una alternativa porque toda esta economía, que podríamos
llamar paralela, solo puede funcionar si sigue siendo de alguna manera capaz de
parasitar el circuito del capital ahí donde funciona. Por ejemplo, el tráfico
de la drogas no podría funcionar si no hubiera países como los EEUU, o incluso
países del sur, donde siguen existiendo capas de la sociedad que tienen todavía
un poder adquisitivo que les permite comprar la droga.
De la misma manera el
milagro económico chino asentó principalmente sus resultados sobre las
exportaciones hacia los EEUU, pero si los EEUU por ejemplo padecieran una
crisis aún mayor, no podrían importar esa mercancía china, y ese milagro se
terminaría muy rápidamente porque en realidad todo el milagro chino está basado
en los salarios bajos, y esto quiere decir que no hay mucho poder adquisitivo
al interior.
Entonces no se puede
hablar muy precisamente, dar números sobre la temporalidad del derrumbe del
capitalismo, pero también es seguro que no es una cuestión de 50 años. Incluso
observadores burgueses afirman que la crisis ecológica y la crisis energética
van a llegar a un punto de no-regreso dentro de 20 años, e incluso los
institutos de observación de la bolsa afirman por ejemplo que realmente ya
hemos llegado al punto de ruptura y sobre todo, yo pienso, la situación del
mercado financiero es tan frágil que cualquier cosita sería suficiente para que
todo se derrumbe. Hay por ejemplo cifras astronómicas de dinero estacionadas en
la esfera financiera y entonces todo ese dinero se basa en la confianza, pero
cualquier evento, cualquier crisis económica, incluso en un país tan pequeño
como Grecia, podría romper la cuerda, y toda esa masa de dinero podría verterse
en la economía real, digamos, y desencadenar una hiperinflación, o sea una
hiperinflación mundial, lo que probablemente será una de las próximas etapas de
la crisis del capitalismo.
Una última pregunta: ¿cuál es tu mirada sobre los movimientos
sociales que se han desarrollado en los últimos años?, ¿cuáles serían los
riesgos a evitar?, y, ¿qué es lo que nos puedes decir sobre las perspectivas de
emancipación? Porque para ti o para la crítica del valor en general, no se
trata solamente de analizar la crisis del capitalismo en sí, se trata más bien
de analizarla desde un punto de vista, desde nuestro punto de vista, que es el
de una perspectiva de emancipación. Como imaginar… ¿qué puedes decir sobre la
necesidad de desarrollar movimientos de emancipación hoy en día, ya que
finalmente es la única esperanza de un proceso que permitiría crear otra
realidad antes de que el capitalismo haya completamente terminado de destruir
el planeta en su conjunto y la humanidad también?
Bueno, una primera cosa
importante: la teoría de la crisis afirma que el capitalismo está abocado a
desaparecer a mediano plazo, a autodestruirse incluso en ausencia de actores
revolucionarios. Esto es muy diferente de lo que decían las generaciones
revolucionarias anteriores que combatieron contra un capitalismo que les
parecía muy fuerte con la esperanza de que después del final del capitalismo
podría llegar el comunismo o el socialismo o la anarquía. Exactamente porque el
final del capitalismo siempre ha sido imaginado como la obra de los que lo
quieren combatir. Justamente, ahí donde no hay una concepción de los límites
internos del capitalismo, la idea es que el capitalismo siempre podrá continuar
sobre sus propias bases si no hay una fuerza, en su versión clásica el
proletariado industrial, que lo derrumbe, porque ya no lo acepta. Ciertamente,
el enfoque elaborado por la crítica del valor voltea de cabeza esta cuestión.
Ciertamente hay algo
ineluctable en el agotamiento del capitalismo, aunque las formas de este
agotamiento son bastante largas y tortuosas; y no hay ninguna garantía sobre lo
que podría llegar después. Nada garantiza que después del capitalismo llegará
una forma de sociedad emancipada. Esto sólo es una posibilidad. Entonces la
crítica del valor, que desde un principio no tenía nada de universitario, ni
nada de puramente contemplativo, tiene como último horizonte un cambio
revolucionario de la sociedad. Pero para llegar a eso, el medio más seguro no
es el de correr detrás de todo movimiento práctico y de ensalzar todo lo que se
mueve bajo la forma de movimiento social. De esta manera no se ayuda ni
siquiera a los movimientos sociales. La teoría debe también entender los
límites estructurales de ciertos movimientos. Sobre todo, el punto fuerte de la
crítica del valor es afirmar que el movimiento obrero histórico, a pesar de
ciertos méritos evidentes, también ha tenido como resultado esencial la
integración de la clase obrera en la sociedad de la mercancía. Entonces, sobre
todo una vez que la burguesía aceptó hacer concesiones, las minorías radicales
fueron sacadas del juego rápidamente en pro de lo que se ha llamado la social
democracia. Entonces, muchas luchas en el capitalismo, antes y ahora, han sido
luchas para una mejor y más justa distribución de ciertas categorías que ya no
se discutían, ni se ponían en tela de juicio.
El movimiento obrero
clásico quería una distribución más justa del dinero, es decir del valor.
Repito, era a menudo una reivindicación completamente legítima, pero en
realidad no era anticapitalista. Al contrario, esta integración reforzó al
capitalismo. A veces, el movimiento obrero supo mejor lo que era bueno para el
capitalismo que los mismos representantes recalcitrantes del capital. Se trata
pues de no repetir estos errores y sobre todo, hoy en día, en esta situación de
crisis, frente a un pastel que cada día es más chico, el sistema además ya casi
no puede otorgar más concesiones.
Entonces el reformismo se
ha vuelto hoy en día lo menos realista, paradójicamente; los reformistas se han
vanagloriado siempre de ser realistas frente a los radicales, hoy en día es
casi lo contrario. Por ejemplo, restablecer un Estado social en Europa como en
los años 60 es absolutamente irrealista. Esto quiere decir que hoy en día hay
un descontento muy fuerte por la devastación de la vida provocada por la
mercancía, devastación que evidentemente se desarrolla en todos los niveles,
para los pobres como para los ricos y en todos los países del mundo, pero no
todas las reacciones son necesariamente emancipatorias.
Hay también reacciones
que, a veces, son simplemente luchas defensivas para mantener un estatus, por
ejemplo para mantener un salario, y esto se vuelve muy ambiguo por ejemplo
cuando los obreros defienden sus fábricas -por ejemplo fábricas que contaminan
mucho- y en otros casos, hay también movimientos que se focalizan en aspectos
superficiales como el fenómeno financiero y corren el riesgo de retomar a veces
ciertos elementos del anticapitalismo truncado, falso, de la extrema derecha.
Son movimientos populistas que desgraciadamente están en auge hoy en día en
Europa.
Afortunadamente existen
muchos otros movimientos que intentan ofrecer alternativas cualitativas. Es
algo que sólo se puede ir elaborando poco a poco, con muchas limitaciones, y
evidentemente con muchos errores. Pero lo importante está sobre todo en querer
crear una alternativa cualitativa al capitalismo, una sociedad que se base
esencialmente en la solidaridad y no en la competencia, una sociedad que habría
restablecido de cierto modo las lógicas del don, la circulación de los dones
por encima del intercambio de mercancías, una sociedad con una forma de vida
que se oponga tanto al individualismo desenfrenado de las sociedades de consumo
como al colectivismo totalitarista.
Afortunadamente podemos
ver formas a menudo poco espectaculares que intentan construir esta nueva forma
de vida. Entonces el término un poco manoseado, “the grassroots revolution”, una revolución desde las raíces del
pasto, me parece un término que no hay que desdeñar, además puede encontrar
antecedentes bastante nobles, por ejemplo, en el anarquista Gustav Landauer, a
principios del siglo XX.
Para terminar:
evidentemente no me puedo expresar sobre la experiencia zapatista siendo algo
tan extremadamente complejo. Pero puedo decir que lo que he visto en estos pocos
días es bastante diferente de lo que había leído, entonces pienso que sería
faltar de modestia querer expresarse aquí después de sólo unos cuantos días.
Pero en este momento, tengo la impresión que los zapatistas hacen un esfuerzo
sincero para evitar muchas de las trampas en las que cayeron los movimientos
revolucionarios del pasado y para no reemplazar cierto dogmatismo con otro
dogmatismo, intentan siempre elaborar nuevas vías sin caer en un relativismo
generalizado, salvaguardando los principios esenciales. Y por lo que he podido
entender, tengo la impresión que los zapatistas forman parte de los que quieren
realmente ofrecer otra forma de vida, que no quieren integrarse en la sociedad
capitalista existente, sino que buscan inventar nuevas formas de felicidad,
nuevas formas de imaginario, y contribuir a dar nuevas definiciones de lo que
hace que la vida merezca ser vivida.
Bien Anselm, llegamos al final de esta entrevista. Muchas
gracias.
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