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El Estado colombiano fue encontrado culpable de
la masacre por altos tribunales internacionales, pero a pesar de eso pocos han
sido los condenados.
Por la memoria de todas las víctimas, es
urgente que se abran los archivos.
La
noche en la que el horror apagó 32 vidas en Santander
Julián Espinosa Rojas
Redactor eltiempo.com
16 de mayo de 2012
Este 16 de mayo (2012) se conmemoran 14
años de la peor masacre ocurrida en ese Departamento.
Desde
1998, cada 16 de mayo es igual para Luz Almanza. La misma mirada, cargada de
dolor. Se viste de blanco y saca de su casa el portarretrato con la fotografía
de Ricky Nelson García, su esposo. Llegan los reporteros a su casa y conocen su
trágica historia, ante la indiferencia de la ciudad que vio apagar la vida de
32 personas, en una misma noche. "Cada
año es igual", dice. Luego llega el día 17, cuando todo vuelve al
cajón del olvido, y espera hasta un nuevo 16 de mayo, para hablar del dolor que
ha tenido que vivir sola.
Esta
mujer, madre de tres hijos, ha permanecido los últimos 14 años en búsqueda de
justicia por la desaparición forzada que sufrió su esposo, quien fue víctima de
la masacre que más muertes ha dejado el conflicto armado en Barrancabermeja,
una cálida ciudad en Santander, bordeada por el inmenso río Magdalena, y donde
se levanta la refinería más grande del país.
"Él era mecánico de motos, padre de
tres hijos, dos niñas y un niño (de 7 y 5 años de edad y de
cinco meses de gestación)",
relata con tristeza Almanza.
Según
recuerda sobre la noche de la tragedia, en el populoso sector en donde vivía,
El Divino Niño, se realizaba un bazar para recolectar fondos para apoyar a un
grupo de danzas que integraban los niños del barrio. Esa noche, en medio de la
fiesta comunitaria llegaron dos camionetas, con hombres armados, quienes a
tiros asesinaron a siete personas a su paso y obligaron a otras 25 a subirse a
los vehículos.
"Él venía del trabajo en una moto con
un amigo al barrio. Eran como las 9:30 de la noche. Me dicen que vio un retén y
siguió como si nada. Tal vez pensó que eran militares por la forma en que
estaban vestidos. Hasta que lo bajaron de la moto y lo subieron al camión. De
ahí no se supo más de él".
Desde
ese entonces, la mujer permaneció en angustia ante el desconocimiento de la
suerte de su esposo, quien para ese entonces tenía 25 años. En 2009, la
Fiscalía le entregó algunos restos que correspondían a Ricky García, tras una
exhumación realizada en zona rural de Sabana de Torres (Santander).
"No se sabe qué es peor, si
encontrarlo así como lo encontramos o seguir con la incertidumbre de su
desaparición. Solo fueron poquitos restos los que se encontraron", dijo
la mujer, quien agregó que "mis
hijos decían que él no era su papá porque no era la realidad de lo que íbamos a
encontrar. Por una parte había un alivio de poder enterrarlo, pero, por otra,
decepción por la forma en que estaban".
Según
se pudo establecer, cinco cuerpos fueron hallados en una fosa común. Los restos
no tenían prendas. Solo con pruebas de ADN, practicadas a la madre y el hijo de
la víctima, se pudo determinar que entre las víctimas encontradas estaba el
hombre, desaparecido en la incursión paramilitar.
Entretanto,
este miércoles, como es costumbre cada 16 de mayo, Luz Almanza sale a las
calles del Puerto Petrolero, en compañía de las otras 31 familias, llamando la
atención de las autoridades para que se produzcan avances en las
investigaciones del caso y que, la ciudad en la que viven, no olvide el hecho
trágico del que fue víctima.
"Queremos una verdad verdadera, con
los nombres de militares que estuvieron detrás de eso, y que se haga
justicia", sostiene la mujer.
Con
firmeza, cada año coloca la fotografía de su esposo en algún punto de la
ciudad, según dice, sintiendo menos la mirada de rechazo de la gente. A pesar
del paso del tiempo, y de la indiferencia, Luz dice que seguirá saliendo a la
calle cada 16 de mayo, para contarle a la gente que su esposo, aquel que se
dirigía a su casa a participar del bazar, no era un guerrillero y pedirle a las
autoridades justicia. "Así esto se
olvide al día siguiente, seguiremos marchando", relata.
La incursión
paramilitar en el Puerto Petrolero
El comando armado de las Autodefensas
Unidas de Santander y Sur del Cesar, Ausac, al mando de alias 'Panadero', incursionó en los barrios El
Campín, El Divino Niño, El Campestre y María Eugenia, ubicados en la zona
suroriental de Barrancabermeja.
Según
ha reportado la Fiscalía, los paramilitares, con lista en mano, acribillaron a
siete personas durante su recorrido. Cuentan familiares de las víctimas que la
mayoría de homicidios se dieron porque se negaron a acompañarlos. Por su parte,
otras 25 personas, fueron obligadas a subirse en camionetas que recorrieron los
tres barrios, incluyendo tres menores de edad. Sobre el desplazamiento del
vehículo se maneja la hipótesis de que se dirigió hacia Sabana de Torres
(Santander), en donde había un comando paramilitar, aunque aún no se descarta
el desplazamiento de víctimas al Bajo Rionegro (Santander), o Puerto Wilches
(Santander), en donde también habían otros puntos de referencia paramilitar en
la región. Solo cinco cuerpos, de los 25 desaparecidos, han sido hallados.
En
audiencias públicas, la Fiscalía reveló detalles de las investigaciones que
señalan que la masacre fue ordenada por el máximo jefe de las Autodefensas
Unidas de Santander y sur de Cesar, Guillermo Cristancho Acosta, conocido con
el alias de 'Camilo Morantes', quien
habría tenido a su mando más de 400 hombres armados, en diferentes grupos
distribuidos en la región del Magdalena Medio. Según investigaciones de las
autoridades, el 11 de noviembre de 1999, año y medio después de la masacre del
Puerto Petrolero, 'Camilo Morantes'
fue asesinado por orden del entonces jefe máximo de las Autodefensas Unidas de
Colombia, Carlos Castaño.
Macabras
confesiones
En una confesión entregada por Alexánder
Gutiérrez, alias 'Picúa', conocida
por eltiempo.com, el exparamilitar reconoció
que algunas de las víctimas fueron asesinadas con armas blancas, tras realizar
numerosos actos de tortura. El postulado habló del asesinato a machete de una
de las personas raptadas, de órdenes de sus superiores de asesinar a todos los
secuestrados y dejar sus restos en diferentes fosas comunes.
Alias 'Picúa' dijo que las víctimas habrían
sido separadas en grupos pequeños y que, algunos fueron mantenidos vivos,
incluso, por más de 22 días, tras ser víctimas de torturas, y luego asesinados
con tiros de gracia o a machetazos.
Según
Luz Almanza, "en una versión,
'Picúa' nos dijo que lo asesinaron (a Ricky García) a machetazos porque no podían echar tiros, en donde estaban".
Entretanto,
'El Panadero', otra de las personas
que estuvo al frente del crimen, confesó haber recibido la orden de cumplir con
un listado de víctimas, de quienes fueron obligadas a salir de sus casas, o
asesinadas a tiros en las calles del populoso sector.
eltiempo.com conoció también que aún continúa en trámite
un eventual acto de reconciliación, solicitado por el mismo 'Panadero', tras expresar en los últimos
meses ante la Fiscalía, su deseo de pedir perdón a las víctimas del actuar
criminal. Entretanto, familiares de las víctimas señalaron que consideran que
es "inoportuno" el acto,
debido a que aún "faltan condenas y
hallar a nuestros seres queridos", según aseveró el padre de una de
las personas desaparecidas, quien agregó que "es injusto que nos hable de perdón cuando no nos ha dicho en
dónde están nuestros hijos. Ya van 14 años, y nada que se sabe de ellos, y
de los militares que los ayudaron".
Por su
parte, la Fiscalía continúa coordinando el eventual acto, según acepten o
rechacen los familiares de las víctimas, pero aclaró que no podría realizarse
un traslado del postulado hasta Barrancabermeja, por motivos de logística y
seguridad.
eltiempo.com conoció que alias 'El Panadero' reconoció ante fiscales de Justicia y Paz que la
masacre "fue un error".
También, ha reconocido que esas personas, señaladas en un principio por los
paramilitares de auxiliar a la guerrilla, eran inocentes y que, la mayoría de
víctimas, solo fueron seleccionadas al azar de acuerdo con informantes que les
decían de quiénes se sospechaba relación con la guerrilla.
Fuerza Pública
salpicada por paramilitares
Durante las numerosas versiones libres
realizadas por postulados a la Ley de Justicia y Paz, los exparamilitares han
coincidido en sus confesiones en afirmar que la masacre fue posible por acción
y omisión de la Fuerza Pública de ese entonces en el Magdalena Medio.
Alias 'El Panadero', por ejemplo, habló de un
capitán y un mayor del Ejército, personal del DAS, y un coronel de la Policía
Nacional, entre otros uniformados, quienes, según señaló, facilitaron la
incursión paramilitar. No obstante, han mantenido la reserva de las identidades
en la mayoría de las diligencias. Solo se ha conocido un nombre, integrante del
Ejército, quien murió un año después del crimen en combates con las FARC.
Según
una versión libre, la Fuerza Pública habría permitido el ingreso durante 30
minutos, a la ciudad. Incluso, los exparamilitares han hecho referencia sobre
una indicación de que la 'ruta de la
muerte', como le llaman, no debía dejar cuerpos en la ciudad pero que la
incursión tardó más de diez minutos, según lo planeado. "La idea era que no reaccionaran", sostuvo en versión
libre 'El Panadero'.
Familiares
han rechazado que, tras las decenas de diligencias judiciales, en las que se
han nombrado a diversos integrantes de la Fuerza Pública, hasta el momento no
se conoce ninguna investigación formal en contra de las personas salpicadas.
Sobre
este caso, los fiscales de la Unidad de Justicia y Paz que han estado
vinculados al caso, han solicitado reserva de las identidades de las personas
mencionadas, hasta que no se profieran investigaciones formales por parte de
las autoridades.
Por su
parte, en el Puerto Petrolero aún se respira indignación generalizada por la
magnitud de los hechos, ante la mirada impávida de las autoridades que solo
llegaron a los tres barrios, cuando el recorrido había dejado siete muertos, en
diferentes puntos de la ciudad, y se había producido el secuestro de 25
personas más.
¿Qué ha pasado
con los responsables?
Santander está a un paso de que sea
proferida la primera sentencia por crímenes bajo la Ley de Justicia y Paz. El
caso tiene que ver con la formulación de cargos contra tres excomandantes
paramilitares que lideraron la masacre del 16 de mayo de 1998, junto a otros
dos hechos violentos más, los cuales cobraron la vida de otras 21 personas.
La
diligencia judicial fue realizada en noviembre de 2011, por el fiscal 51
delegado ante el Tribunal de la Unidad Nacional para la Justicia y Paz, en
contra de Mario Jaimes Mejía, alias 'El
Panadero', Alexánder Gutiérrez, alias 'Picúa'
y Hermes Anaya Gutiérrez, alias 'Chicalá'
ante un magistrado con funciones de control de garantías de Bucaramanga. La
audiencia pública, que duró dos días, fue suspendida para un tercer encuentro
de formulación de cargos, la cual aún está pendiente para su realización y posterior
lectura de sentencia bajo la Ley 975.
Por su
parte, por justicia ordinaria, se conoce la condena en contra de alias 'El Panadero', y la aceptación de cargos
de seis exparamilitares más. Un séptimo responsable se entregó voluntariamente
en 2010. El hombre, identificado como Ovidio Sánchez Martínez, alias 'Honorio', fue considerado por la
Fiscalía como "el eslabón
perdido" dentro de las investigaciones que intentan esclarecer lo
ocurrido, mientras que otro más fue capturado por el crimen, en 2010. No
obstante, aún no se han adelantado avances procesales contundentes que
esclarezcan el hecho.
Aún hay 20 de
desaparecidos
En el pasado mes de marzo, la Unidad
Nacional para la Justicia y Paz de la Fiscalía General de la Nación inició el
proceso de identificación de cuatro osamentas que, según los primeros reportes,
podrían corresponder al de algunas de las 20 personas que continúan
desaparecidas por la incursión armada de paramilitares, ocurrida el 16 de mayo
de 1998 en Barrancabermeja. El hallazgo se produjo en zona rural del Bajo
Rionegro, Santander.
De
acuerdo con el reporte de las autoridades, fueron convocadas más de 40
familias, víctimas de hechos violentos por paramilitares en el Magdalena Medio
tras confesiones en versiones libres de Mario Jaimes Peña, alias 'El Panadero'. El proceso podría tardar
hasta más de dos años en arrojar resultados, como ocurrió en la última
exhumación de cadáveres, relacionada con este caso.
Desde
el 23 de enero de 2009, familiares de las víctimas no habían tenido noticias
sobre la suerte de los desaparecidos. Ese día fueron entregados cinco cuerpos,
exhumados en 2007, en zona rural de Sabana de Torres.
Detalles
nunca revelados de la masacre del 16 de mayo en Barrancabermeja
4 de julio de 2015
Diez años y 10 meses después de que 25
personas fueran secuestradas en Barrancabermeja por un comando armado de las
Autodefensas Unidas de Santander y sur de Cesar, Ausac, un desmovilizado reveló
cómo seis de las 25 víctimas fueron asesinadas.
La
confesión de alias Picúa fue realizada en versión libre entregada el pasado viernes a la
Fiscalía 51 Delegada ante el Tribunal de Justicia
y Paz de Bucaramanga.
En ella
alias Picúa narró
detalles hasta ahora desconocidos sobre la forma en que estas personas
secuestradas el 16 de mayo de 1998 en el Puerto Petrolero fueron asesinadas y
enterradas en fosas comunes en área
rural del corregimiento de San Rafael de Lebrija, Santander.
Con
lágrimas en los ojos y pidiendo perdón a los familiares de las víctimas, alias Picúa recordó la forma en que con un machete acabó con la vida de uno de los secuestrados y días después vio
como alias Macarrón
asesinó con tiros en la cabeza a otras de las
cuatro víctimas del 16 de mayo.
LOS DOS PRIMEROS
CRÍMENES
Dos días después del secuestro, alias Picúa recibió la orden de cavar dos fosas comunes. En la
noche el comandante alias Macarrón llegó a una zona apartada de San Rafael de
Lebrija en una camioneta con dos hombres entre los 25 y 30 años de edad que
tenían amarradas las manos al cuello para que si intentaban soltarse se
ahorcaran.
Para
tranquilizarlos les dijimos que se quedaran quietos porque los íbamos a montar
a una chalupa para pasar al otro lado del río. Ellos nunca vieron las fosas.
Estando ahí mi compañero se llevó a uno de los hombres para matarlo, le relató Picúa a la Fiscalía.
Luego
de asesinar con un machete al primer secuestrado el compañero de Picúa llegó hasta donde estaba él con la otra víctima y le transmitió la orden de su comandante: Le toca a usted.
Estaba
muy oscuro por eso el secuestrado no vio que yo tenía el machete en la mano.
Caminé con el hombre hasta la fosa y le dije que se arrodillara y cumplí la
orden de matarlo. Cuando el cuerpo cayó
sentí que soltó algo de las manos.
Prendí
la linterna para ver qué era y encontré una imagen del Divino Niño, le dijo
entre lágrimas a la Fiscalía alias Picúa.
Los dos
secuestrados fueron enterrados en las fosas y según el desmovilizado, los
crímenes fueron ejecutados con machete porque cerca al sitio de los hechos
había una finca y no querían alertar a nadie con ruidos de disparos.
CON TIROS DE
GRACIA
Días después alias Picúa recibió la orden por parte de alias Macarrón de
cavar otras cuatro fosas con la especificación de
que deberían estar bien apartadas
de la primera.
Cuando
terminamos las fosas llegó la camioneta con varias personas. De allí bajaron a
cuatro hombres y otras seis personas que también estaban amarradas se quedaron
custodiadas en el vehículo. Luego la camioneta siguió con los otros
secuestrados a una fosa que había hecho un grupo diferente a nosotros como a
300 metros, recordó en su
declaración Picúa.
Los
cuatro secuestrados recibieron la orden por parte de alias Macarrón de que
se arrodillaran. Uno de ellos pidió
clemencia y fue increpado por otra de las víctimas quien dijo, recuerda Picúa, que no había por qué
suplicar.
Alias Picúa le relató a la Fiscalía que
luego de que los secuestrados estaban arrodillados Macarrón los ejecutó uno a uno propinándoles
disparos en la cabeza.
Este
relato es el primero entregado a la Fiscalía sobre cómo las Autodefensas Unidas
de Santander y sur de Cesar, Ausac, ejecutaron la masacre en la que 32
personas, siete asesinadas el mismo 16 de mayo de 1998 y 25 más ultimadas en
los días siguientes al secuestro, perdieron la vida.
L@S SECUESTRAD@S
Y DESAPARECID@S
-Juan
de Jesús Valdivieso Pabón.
-Orlando
Martínez.
-Jaime
Yesid Peña.
-José
Octavio Osorio.
-Wilfredo
Pérez Serna.
-José
Milton Cañas.
-Diego Fernando Ochoa.
-María
Alejandra Ochoa.
-Giovanni Herrera.
-Libardo
Londoño Avendaño.
-Robert Wells Gordillo.
-José
Reinel Campos.
-Fernando
Landínez.
-Gary
de Jesús Pinedo Rangel.
-Juan
Carlos Rodríguez.
-Luis
Fernández Suárez.
-Daniel
Campos Pérez.
-Carlos
Enrique Escobar Jiménez.
-Melquisedec Salamanca Quintero.
-Carlos Arturo Alaix Prada.
osamentas
ENTREGADaS
El pasado 22 de enero la Fiscalía entregó
las osamentas de cinco de las víctimas de la masacre del 16 de mayo de 1998 en
Barrancabermeja cuyas fosas fueron encontradas por las autoridades en zona
rural de San Rafael de Lebrija. Ellos son Oswaldo Enrique Vásquez, Elder
González Baena, Ricky Nelson García, Wilson Pacheco Quiroz, Óscar Leonel
Barrera.
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