La ‘América’ de Trump y la nuestra
Mumia
Abu-Jamal
–©’17maj
Traducción Amig@s
de Mumia, México
13 de agosto de
2017
La conmoción de Charlottesville,
Virginia, está resonando en todo el mundo. El turbulento río de odio que
retumbó por la ciudad destacó un panorama de paranoia: barras y estrellas,
suásticas, insignias Nazi, cruces del Ku Klux Klan y gorras con mensaje de
Trump.
Son la cara
oculta de Estados Unidos, ahora descubierta para que todos la vean. Son ‘América’.
Son el filo de
la navaja de los millones que escucharon a Trump decir que Obama nació en
África. Esto es el trumpese que dice con un guiño del ojo, “Él no es de nosotros. No es un americano de
verdad, como nosotros. ¿Comprenden?”
Caras apenas
maduras de una generación moribunda, la resaca inadvertida que llevó a Trump a
la Oficina Oval. Pedirle a Trump que renuncie o condene a estos racistas o sus
opiniones, es como pedirles a las uvas que condenen la jalea. En realidad, no
se puede hacer porque ellos son parte de él, y él es parte de ellos.
Aquí vemos el trumpismo desenmascarado.
Hacer ‘América’ grande de nuevo. No me digas.
Charlottesville,
Virginia, es el hijo ilegítimo de Charleston, Carolina del Sur, donde un joven
neo-nazi asesinó a nueve personas negras en una iglesia hace dos años. Dos
ciudades, un ejemplo. La rabia blanca a punto de hervir. Visible y
presente en los dos casos.
Los agravios
de personas traicionadas por el capitalismo, por la fuga del capital
corporativo, por el TLCAN y por el reloj del cambio, siempre dando vueltas, se
han vuelto el combustible para que ataquen al eterno “otro” –los negros, judíos, latinos, musulmanes, inmigrantes,
entre otros–, a cualquier persona considerada no verdaderamente blanca.
Hacer ‘América’ grande de nuevo. Hacer ‘América’ odiar de nuevo. Hacer ‘América’ blanca de nuevo. Es el trumpismo. ¿Cómo se
puede esperar que Trump se denuncie a sí mismo?
Desde la nación encarcelada, soy Mumia
Abu-Jamal.
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