En México la
discriminación estructural está generalizada: Conapred
Universidad
Iberoamericana
Desinformémonos,
periodismo de abajo
26
agosto, 2017
México tiene una falla estructural muy grande porque nunca ha
registrado los crímenes de odio, además de que no tiene legislación ni
capacitación para las policías locales y federales para detectar un crimen de
este tipo señaló Alexandra Hass, presidenta del Consejo Nacional para Prevenir
la Discriminación (Conapred)
“En
México no existe la legislación apropiada, los estamos trabajando con las procuradurías
locales, pero en esta invisibilización de la discriminación ni siquiera tenemos
tipificados penalmente. Y lograr que se persigan los delitos y que se consigne
a la gente también hay una larga distancia”,
señaló Hass durante su participación en la 8° edición de Expo ARU, realizada en
la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
En ese sentido, destacó que uno de los grupos
que más ha sufrido discriminación con violencia es la población LGBTTTIQ, pues
en el último año se han contabilizado varios casos de mujeres trans asesinadas
con mucha violencia en todo el país. “Y,
sin embargo, no hay una legislación ni capacitación apropiada”.
Hass reconoció el inicio del levantamiento de
la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) con la cual se conocerán las
principales problemáticas de discriminación en los ámbitos familiar, laboral,
educativo, público, entre otros sectores.
El Conapred quiere desarticular la
discriminación estructural; aquella que está vinculada con el ejercicio de
derechos, es decir, aquellas personas que no pueden acceder a un derecho por
cierta característica.
“La
discriminación estructural la vemos cuando de manera reiterada nos damos cuenta
de que las mismas personas siguen teniendo los mismos obstáculos. Por ejemplo,
Conapred ha recibido 2 mil 220 quejas por discriminación laboral, de las cuales
700 son de mujeres embarazadas que discriminan en su trabajo”, señaló Hass.
Destacó que este tipo de discriminación no
siempre tiene que responder a una intención. Pues muchas veces está tan
normalizada que se hace de una manera recurrente. Dio el ejemplo de las
trabajadoras del hogar, que representan 2.4 millones de personas y 90 por
ciento son indígenas, y viven inmersas en una situación de discriminación
estructural.
“La
Ley Federal de Trabajo dice que las trabajadoras del hogar laboran 12 horas.
Ellas están excluidas de la seguridad social, no tienen derecho a pensión y sus
aumentos dependen del patrón y muchas de ellas no tienen vacaciones. Los
aumentos del salario dependen del patrón”,
platicó.
Hass explicó que la discriminación estructural
es generalizada. Es decir, no se distingue entre el ámbito público y privado. “Es parte del problema de la normalización
de la discriminación, que cuando todos los ámbitos de la sociedad mandan el
mismo mensaje es muy difícil de combatir porque están contra corriente de todos
los ámbitos de la vida”.
Por esta razón, destacó la importancia de
espacios como los de la universidad para reflexionar y combatir la
discriminación al señalarla, conocerla y reconocerla.
“La
discriminación tiene raíces históricas. Las barreras al acceso a los derechos
han estado siempre, lo cual hace difícil combatir porque lo tenemos tan
enraizado, integrado e incorporado que nos cuesta trabajo identificar el
clasismo, racismo, machismo. El ejemplo es el tono de piel, México ha sido muy
renuente a aceptar que el tono de piel es un factor fuerte de discriminación”, enfatizó.
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