Hacerle esto a los
trabajadores dinamita la base ideológica de La Jornada
Carlos
Acuña
emeequis
etcétera
15
de febrero 2017
Durante gran parte de sus 32 años de existencia, La Jornada fue un diario de izquierda,
progresista, en el que campesinos, trabajadores, estudiantes e intelectuales
encontraron una plataforma para ser vistos y escuchados. Sus páginas estaban
impregnadas de un espíritu antineoliberal y de libertad y justicia.
Esta es la gran paradoja:
hoy, la dirección del periódico, cuya fundación levantó el entusiasmo de, por
ejemplo, Gabriel García Márquez, aplica medidas neoliberales a sus
trabajadores. De un golpe, mutiló unilateralmente el contrato colectivo de
trabajo y recortó 45% de los ingresos de los sindicalizados.
Judith Calderón, secretaria
general del Sindicato Independiente de Trabajadores de La Jornada (Sitrajor),
aún no da crédito a la decisión de la empresa: “No puede derrumbar sus cimientos, al hacerle esto a los trabajadores;
está dinamitando la base, no sólo ideológica, sino de personal”.
Nota editorial de La Jornada para justificar esquirolaje:
Huelga y
continuidad
La Jornada, Editorial
01 julio, 2017
En
un laudo emitido el 31 de mayo pasado por la Junta Local de
Conciliación y Arbitraje de la Ciudad de México se determinó que el Contrato
Colectivo de Trabajo firmado por Demos Desarrollo de Medios, SA de CV –razón
social editora de este diario– y el Sindicato Independiente de Trabajadores de La
Jornada (Sitrajor) hace financieramente inviable a la empresa.
En tal circunstancia, y con
el propósito de evitar despidos masivos y reducciones propiamente salariales y
en el afán de salvaguardar la fuente de trabajo, resultó ineludible suprimir
aquellas prestaciones no estipuladas en la ley y que habían sido acordadas de
manera bilateral(*) por la empresa y el sindicato a lo largo de más de
30 años.
El Sitrajor, en uso de su
derecho, emplazó a huelga a la empresa y ayer, a las cinco de la tarde, cerró
las entradas al edificio del diario. Significativamente, cerca de un
centenar de trabajadores(**) permaneció en el interior de las
instalaciones con la finalidad de garantizar el funcionamiento y la
manufactura del periódico.
En esta circunstancia
inusual, y a la espera de la calificación que la autoridad laboral emita sobre la
medida sindical (***), La Jornada seguirá llegando a
manos de sus lectores, tanto en su versión impresa como en su sitio web, continuará cumpliendo su deber
informativo y se mantendrá, como lo ha hecho siempre, en el más escrupuloso
acatamiento del marco legal.
NOTAS:
(*) La supresión de las
prestaciones suprimidas fue unilateral, la empresa pretendió imponerlas y se
negó a escuchar propuestas alternativas de los trabajadores.
(**) Permanecer en el
interior de las instalaciones de la empresa cuando se ha declarado la huelga es
hacer el papel de esquiroles.
(***) No esperó la
calificación de la huelga por parte de la autoridad laboral para decidir
unilateralmente la continuidad de la publicación impresa y digital del diario,
tampoco para hacer intervenir a la fuerza pública aduciendo que estaban secuestrados los esquiroles que decidieron
permanecer en el interior de la empresa.
Ante
esto preguntamos:
¿Es
de “izquierda” un diario que impone
medidas neoliberales a sus trabajadores, que promueve el esquirolaje y pisotea
el derecho de huelga?
(Asteriscos, notas, negritas y cursivas de La Voz del Anáhuac)
Comentario de La
Voz del Anáhuac al editorial esquirol de La Jornada
03 de julio de 2017
En su
editorial esquirol del 01 de julio, La
Jornada arguye que la Junta Local de Conciliación y Arbitraje "determinó que el Contrato Colectivo de
Trabajo hace financieramente inviable a la empresa" y con ello
pretende justificar el recorte unilateral de las prestaciones ganadas por los
trabajadores en tres décadas de luchas bilaterales.
Un Contrato Colectivo es la expresión de la relación bilateral trabajadores-empresa.
La bilateralidad es establecer
pláticas, dialogar, negociar hasta llegar a un acuerdo. De no lograrlo, los
trabajadores tienen derecho a ejercer su derecho a la huelga, como medida
extrema. En La Jornada, diario con
fama de "izquierda", no
ocurrió así.
La empresa "progresista"
pretendió imponer sus recortes neoliberales de manera unilateral, esto es, negándose a escuchar las propuestas alternativas de los trabajadores. Y ante el posible
estallido de la huelga, la empresa promueve la división y el esquirolaje. Luego
de estallada la huelga, la empresa esquirolea la huelga, es decir, pisotea este
derecho de los trabajadores y anuncia “en el más escrupuloso acatamiento
del marco legal” buscará
que la JLCA declare inexistente la huelga. ¿Esas son prácticas de "izquierda", “democráticas”, “progresistas”?
Parece que Carmen Lira recibió instrucción en la escuela del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, donde por órdenes de la cúpula sindical se despide a trabajadores de la Caja de Ahorro de los Telefonistas por reclamar en pago del reparto de utilidades a que tienen derecho, por demandar que se paguen los remanentes de las ganancias de la Caja a los socios, por exigir respeto a su autonomía sindical (Hernández Juárez formó un sindicato paralelo, dócil, para restar fuerza y eventualmente exterminar al sindicato titular del Contrato Colectivo), en consecuencia ya son 33 trabajadores los que han sido despedidos a lo largo de tres años de resistencia. Y a sus propios agremiados, a los trabajadores telefonistas que se atreven a opinar distinto que el líder sindical, seles aplica la suspensión de derechos sindicales, es decir, los entrega en bandeja de plata a la empresa para que los despida.
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