“Enfrentar la guerra todos juntos”: Marichuy, vocera
del Concejo Indígena de Gobierno
Alejandra
Guillén /Magis /ITESO
Desinformémonos, periodismo de abajo
Foto de portada: Luis Ponciano
20 junio, 2017
Ver video:
Video-entrevista de El País con
María de Jesús Patricio Martínez
En los sueños de María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, se
anunciaba la llegada del tiempo de los pueblos. Hace meses, esta mujer de
origen nahua (1) comenzó
a soñar que una delegación de zapatistas e integrantes del pueblo wixárika
llegaban a Tuxpan (ubicado en el sur de Jalisco) en tiempos de fiesta. Ahí se
reunían con ella y con nahuas de la región. Sentados en círculo, discutían
asuntos en común mientras en las calles continuaba el jolgorio. En ese
entonces, Marichuy aún no sabía que iba a ser elegida como vocera del Concejo
Indígena de Gobierno -emanado del Congreso Nacional Indígena (CNI) y con
respaldo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)-, ni tampoco que
se buscaría inscribir su nombre como candidata independiente en las boletas
electorales para la presidencia de México en 2018. Aquellos sueños con los
zapatistas fueron una revelación, una suerte de premonición, que Marichuy tuvo
mucho en cuenta al momento de aceptar ser la portadora de la palabra de los
pueblos indígenas: los interpretó como una señal de que ya era el tiempo de
convocar a una gran organización nacional.
En los pueblos indígenas los sueños son
considerados sagrados y reveladores. En el caso de Marichuy también pueden ser
tomados como anuncios: la madrugada del 6 de diciembre de 2011 soñó con gente
que comía carne cruda. Ya por la mañana interpretó que ese día podía correr
sangre: estaba angustiada por las familias de la comunidad hermana de Santa
María Ostula, en la costa de Michoacán. El comunero Trinidad de la Cruz
Martínez Crisóforo, líder moral de la lucha por la tierra en Ostula y amigo
cercano de la familia de Marichuy, regresaba ese día a su pueblo -se encontraba
desplazado porque ya habían intentado asesinarlo-, para participar en una
asamblea donde discutirían el tema agrario y las amenazas que había en su
contra. En el camino lo interceptaron cinco sicarios y lo asesinaron. El terror
que se vivía en aquellas tierras era tan grande que incluso paralizó por meses
al Congreso Nacional Indígena.
Casi seis años después de aquel sueño, y ante
los tiempos que se avecinan, su corazón le dice a Marichuy que avance; que no
ganará la Presidencia de México, porque ése no es el objetivo, pero que los
pueblos podrán organizarse “y que
estaremos junto a la sociedad civil para planear qué hacemos por esta tierra
que se llama México, para enfrentar la guerra todos juntos”.
Marichuy es reconocida por sus conocimientos
en medicina tradicional. Desde esa mirada, diagnostica que México está enfermo
por el virus del capitalismo, un virus que acaba con la vida de la gente, de la
tierra, del agua, de los animales, de los pueblos. Se trata, dice, de una
enfermedad contagiosa que sólo podrá erradicarse si en todos los rincones del
país las personas “nos organizamos para
curarnos de ese monstruo”.
La Asamblea Constitutiva en la que se integró
el Concejo Indígena de Gobierno tuvo lugar los pasados 27 y 28 de mayo en el
Centro Indígena de Capacitación Integral Fray Bartolomé de las Casas, A.C.
Universidad de la Tierra (Cideci-UniTierra), en San Cristóbal de las Casas,
Chiapas. Tras una serie de deliberaciones, Marichuy fue anunciada como vocera
del Concejo. A ella y a los demás integrantes se les tomó protesta. Al recibir
el cargo, anunció que la lucha era por la vida, y que esto incluye “la tierra, el territorio, el agua, los
árboles, todo, porque se lo están acabando. Si queremos que los pueblos sigan
existiendo, si queremos que siga habiendo vida para todos, si queremos que eso
que nos heredan nuestros antepasados seguirlo conservando, por eso hemos
decidido dar este paso y participar para invitar a todos esos sectores, a la
sociedad civil organizada, a la no organizada, a que unamos los esfuerzos y
podamos destruir este sistema que nos está acabando a todos”.
La que habla es la voz colectiva de los
pueblos que integran el CNI, que recibe por igual a los antiguos que a los
recién llegados: es una casa a la que pueden acudir cuando quieran. Una de las
voces presentes en el Congreso es la de los wixaritari, que desde hace años han
recibido en sueños el mandato de rescatar a la tierra de la destrucción a la
que está siendo sometida, (2) “porque es la madre la
que alimenta y da de beber, y a la madre no se le maltrata ni se le mata con
proyectos mineros, petroleros, ganaderos o de represas, o echándole veneno”.
Marichuy interpreta los calores extremos en
México como un grito de la tierra para que “regresemos”
a ella, para ponerle atención, para hacer un alto e imaginar qué “tenemos que hacer juntos. […] Los pueblos no tienen la poción mágica, pero
entre todos la vamos a buscar, cada quién desde donde está”.
En un mundo donde rige la idea del “progreso” y se ve a la tierra como
mercancía, resguardar la naturaleza y la vida implica tomar un camino
espiritual. El registro de una mujer indígena como candidata independiente
-vocera del Concejo Indígena- es tan sólo una estrategia que busca arruinar “la fiesta de los de arriba” (las
elecciones), una fiesta, dice Marichuy, “basada
en nuestra muerte. Queremos hacer la propia, basada en la dignidad, la
organización y la construcción de un nuevo país y un nuevo mundo”. (3) El recorrido por los territorios adoloridos llamará a sanar en
colectivo a un país enfermo de muerte y a soñar cómo regresar la vida a la
tierra.
Pasar a la ofensiva
En
1999 los zapatistas advertían sobre la IV
Guerra Mundial: el neoliberalismo, que ya entonces amenazaba con destruir todo
lo que obstaculizara al mercado. Diecisiete años después, en octubre de 2016,
el V Congreso Nacional Indígena, que cumplía 20 años de haber sido creado,
comenzó con una declaración en la que se anunciaba que era el momento de los
pueblos, el momento de pasar a la ofensiva y hacerlo por la vía pacífica.
Los pueblos indígenas hablan de la agudización
de la guerra del capital. En el comunicado titulado “Llegó la hora” señalan:
“Nos
encontramos en un grave momento de violencia, de miedo, de luto y de rabia […] Vemos el asesinato de
mujeres por el hecho de ser mujeres, de niños por el hecho de ser niños, de
pueblos por el hecho de ser pueblos. La clase política se ha empecinado en
hacer del Estado una corporación que vende la tierra que es de los pueblos originarios,
campesinos, urbanos; que vende a las personas como si fueran una mercancía que
se mata y se entierra como materia prima de los cárteles de la droga, para
venderlas a las empresas capitalistas para que las exploten hasta que enfermen
o mueran, de venderlas en partes para el mercado ilegal de órganos”.
El comunicado agrega que a todo esto se suma
el dolor de los familiares de las personas desaparecidas, que deben buscar por
su propia cuenta a su seres queridos, ya sea que esperen encontrarlos en vida o
en fosas. Y ante toda esa “repugnancia”,
plantea el comunicado, “nos siguen
diciendo que votemos, que creamos en el poder de arriba, que sigan dibujando e
imponiendo nuestro destino”.
Carlos González, integrante de la coordinación
del CNI, explica que la guerra que viven los pueblos se da en dos sentidos: por
un lado, la invasión física, con el despojo permanente de tierras y
territorios, los asesinatos y las desapariciones, las migraciones masivas, el
desplazamiento de las poblaciones por la violencia. Por el otro lado tiene
lugar un extermino cultural, que se manifiesta, por ejemplo, en la pérdida de
las lenguas originarias: en Baja California ya no hay hablantes de cochimí; el
kiliwa sobrevive en menos de 50 personas; en el pueblo kumiai son menos de mil
indígenas quienes resguardan su lengua, pero la mayoría ha dejado sus tierras
originarias; el rarámuri ha ido decreciendo con las nuevas generaciones.
Por otra parte, los despojos se han
multiplicado en todos los territorios. Los recuentos crecen en cada encuentro
de pueblos. Carlos recuerda de memoria las tierras del pueblo cucapá, ocupadas
para basureros; la ocupación física del territorio rarámuri, “donde el narcotráfico ha sido despiadado,
como la punta de lanza coordinada con militares para el despojo de comunidades”.
En la costa de Michoacán, la Marina se
posicionó en 2010, cuando la Familia Michoacana y luego los Templarios ocuparon
el territorio y causaron terror con 36 asesinatos y seis desapariciones. A esto
siguió el robo de maderas preciosas y de minerales. En la sierra wixárika ha
comenzado una situación parecida a la de Ostula, ya que los cárteles han
ocupado todas esas montañas del norte de Jalisco, territorio estratégico para
la producción de goma de opio y para el trasiego de drogas al norte del país. (4) La
guerra de la que habla el CNI continúa por el Golfo de México, con amplios
territorios concesionados para proyectos energéticos, “desde Tabasco hasta la sierra potosina. En tierras popolucas, en el
sur de Veracruz, ya hay concesiones para fracking y apenas es la etapa inicial
de la reforma energética de Enrique Peña Nieto”; en territorio zoque hay
licitación de lotes petroleros y de gas; en el istmo de Tehuantepec la presión
es por proyectos eólicos y mineros. “Y
así todo el territorio y el agua están siendo vendidos para proyectos altamente
destructivos para la naturaleza, para las comunidades y para su gente”,
dice Carlos, y advierte además que esa guerra también se manifiesta en las
ciudades, en los pueblos, contra toda la población sin excepción (5)
La apuesta del CNI es encontrar caminos
posibles de resistencia y rebeldía para sobrevivir a la guerra del dinero
contra la humanidad y contra la Madre Tierra, “para renacernos junto con cada semilla que sembremos, con cada sueño y
con cada esperanza que se va materializando en grandes regiones en formas
autónomas de seguridad, de comunicación, de gobiernos, de protección y de
defensa de los territorios”. Por ello es que el Concejo Indígena de
Gobierno aspira a que en cada rincón se instituyan pequeñas o grandes juntas de
gobierno locales, donde se repliquen formas de autogobierno que ya practican
pueblos como Cherán y Santa María Ostula, cuyos procesos de seguridad
comunitaria han logrado detener el despojo de sus tierras y el asesinato y las
desapariciones de su gente.
El llamado es a todas y todos los mexicanos,
de todos los rincones del país, que no quieren más muerte y que imaginan un
mundo nuevo.
La llama de la región Centro Pacífico
“Si alguien del CNI puede ser vocera del
Concejo Indígena de Gobierno, ésa es Marichuy”.
La frase es repetida lo mismo por indígenas que por mestizos, desde el
occidente hasta las montañas del sureste de Chiapas. Las razones son
transparentes: esta mujer nahua es fundadora del CNI; mantuvo activas por años
las reuniones de la Región Centro Pacífico (también llamada región Centro
Occidente) (6) del Congreso y,
además, cuenta con toda la confianza del EZLN.
Aunque a la asamblea para conformar el Concejo
Indígena de Gobierno llegaron concejales de varios pueblos con grandes
posibilidades de convertirse en la vocera, cuando la coordinación del CNI y el
mismo EZLN propusieron a María de Jesús Patricio Martínez la propuesta fue
aceptada por los 848 delegados y delegadas de los pueblos indígenas presentes.
Al anunciar su nombre, las comandantas zapatistas resumieron con esta frase por
qué confían en ella: “La compañera
Marichuy no se vende, no claudica y no se rinde”.
Tuxpan es conocido como el Pueblo de la Fiesta
Eterna, y la familia de María de Jesús Patricio Martínez tiene un cargo
importante en las festividades que tienen lugar los días 20 y 27 de enero y 2
de febrero y se dedican a San Sebastián, para que proteja a la gente de la
peste. Ellos son padrinos de San Sebastián “El
Abajeño” (nombramiento que se hereda de generación en generación) y se
organizan cuadrillas de danzas de chayacates y sonajeros. En aquella región del
sur de Jalisco (a una hora y media de Guadalajara), los nahuas perdieron la
tierra colectiva y la lengua. El resguardo de las danzas ha sido una manera de
resistir como pueblo, y por eso siguen vivas fiestas como la de Corpus Christi,
que coincide con el inicio de la siembra; en septiembre y octubre, previo a la
llegada de las ánimas, se realizan los “enrosos”
a todas las imágenes protectoras de Tuxpan para que protejan la siembra; el 7
de enero es la fiesta del Santo Niño, con danzas de paixtles y moros, así como
pastorelas, para agradecer por lo que ha dado la tierra.
Después de la aparición pública del EZLN en
1994, llegó a Tuxpan la invitación para participar en el Foro Nacional
Indígena, que se realizó en enero de 1996 en San Cristóbal de las Casas,
Chiapas. Marichuy fue elegida para asistir como representante y esa actividad
le transformó el pensamiento.
“Creíamos
que éramos sólo nosotros
[los nahuas de Tuxpan] y allá vi que
había indígenas de toda la República. Los escuché y pensé: ‘Eso es parecido a
lo que pasa con nosotros’. Sentí así como que era mi espacio, un lugar donde
platicar con gente de problemas similares, todos sedientos de justicia […] Sentí que era importante seguir
participando: había encontrado lo que tanto había buscado. Desde entonces pensé
que sólo si los pueblos estamos unidos podemos cambiar algo”.
Y es que si algo
trajo el alzamiento armado del EZLN fue visibilidad para los pueblos indígenas
de Jalisco, donde prácticamente se negaba su existencia.
Después del Foro Nacional Indígena se creó el
Congreso Nacional Indígena en octubre de 1996, espacio que fue imaginado como
la casa de los pueblos. En su fundación participaron tanto María de Jesús
Patricio Martínez como don Juan Chávez, del pueblo purépecha de Nurío y quien
falleció en 2012.
La vocera del Concejo Indígena
Marichuy
nació el 23 de diciembre de 1963. Cursó el bachillerato y dedicó su vida al
resguardo de la medicina tradicional y la herbolaria. Desde hace 20 años
encabeza la Casa de Salud Calli Tecolhuacateca Tochan, y desde el sur de
Jalisco fue de las más activas para mantener las reuniones del CNI en la región
Centro Pacífico, aun en tiempos en que el propio EZLN dejó de participar y
cuando otras regiones dejaron de funcionar regularmente. Durante el recorrido
de La Otra Campaña, en 2006, la comandancia del EZLN destacó que el CNI siguió
existiendo gracias a la región Centro Pacífico. Además, siempre destacaron el
papel de Marichuy por su participación continua.
La razón por la que no claudicó fue porque
tenía la esperanza de que los pueblos dieran otro paso.
“Siempre
soñé que naciera algo juntos, yo misma no sabía por dónde, sólo sabía que
teníamos qué hacer algo. Las armas no, porque nos van a matar, tenemos que ser
estratégicos”.
A la pregunta directa sobre si cree que ha
llegado el momento, responde: “Sí”.
Quienes conocen el andar de Patricio Martínez
en el CNI destacan su integridad al defender sus posturas éticas y políticas,
como no permitir la cooptación ni entrar a puestos de gobierno. Durante su
administración, Vicente Fox convocó a crear un consejo nacional indígena que
asesorara a la presidencia para resolver los problemas de los pueblos
originarios. Cuando la propuesta se discutió al interior del CNI, la mayoría
estaba a favor de que un wixárika entrara como empleado de esa estructura.
Marichuy de inmediato se movió para debatir esas posturas y señaló que de
ninguna manera podían entrar. No obstante, en el camino vio cómo algunos
compañeros abandonaban el CNI para aceptar cargos públicos.
El 29 de marzo de 2001 habló en el Congreso de
la Unión en nombre de las mujeres indígenas de México, con el propósito de
mostrar que el proceso de reconstitución integral de los pueblos indígenas del
país es una tarea que incumbe a hombres y a mujeres por igual, “en una misma lucha por lograr nuestra
liberación”. En esa ocasión fue la única mujer no zapatista que tomó la
palabra, y tal vez ninguna otra mujer ha tenido un papel tan activo en el CNI
desde su origen.
Un Concejo Indígena de Gobierno para
México
Después
de que los Acuerdos de San Andrés fueron traicionados por el Estado mexicano al
aprobar una contrarreforma indígena, el movimiento nacional se dispersó. Carlos
González, quien también es abogado agrario de varias comunidades de Jalisco y
Michoacán, recuerda que “muchas
comunidades se desilusionaron y hubo quienes consideraron que la ley que se
aprobó era suficiente, y muchos compañeros se incorporaron a cargos públicos.
Hubo un repliegue en la lucha”.
Con la Sexta Declaración de la Selva Lacandona
del EZLN, que en 2006 llamó a conformar una fuerza política anticapitalista y
de izquierda, se convocó al IV Congreso Nacional Indígena, que tendría lugar
durante mayo en San Pedro Atlapulco, Estado de México. Pero justo en esos días
ocurrió la represión de Atenco.
Ya desde 2001 había vuelto a operar el CNI,
cuyas reuniones se reactivaron con una idea clara: había necesidad de ejercer
la autonomía por la vía de los hechos. La convocatoria del EZLN a través de La
Otra Campaña reactivó a la región Centro Pacífico, especialmente a los pueblos
de Jalisco y Michoacán. Carlos González tiene clara esa etapa:
“Con
la delegación zapatista hicimos un trabajo de crecimiento en la región
noroeste, que no había participado. En Sinaloa no avanzamos mucho, pero los
nexos siguen vivos y ahora están ayudando a darle soporte nacional al CNI. La
región Centro Pacífico siguió caminando, tratando de mantener viva la llama del
Congreso hasta que se vino la represión fuerte contra Santa María Ostula, en
2010, y quienes éramos el soporte de esa región no tuvimos condiciones ni ánimo
de seguir generando organización. Pienso que para mediados de 2011 ya se había
agotado”.
Ese año, en Ostula mataban o desaparecían a un
comunero cada quince días, en promedio. El asesinato de don Trinidad de la Cruz
fue tal vez el hecho que más forzó el repliegue, y esa zona entró en el terror y
el silencio. Lo importante en ese entonces era seguir con vida. En diciembre de
2012, unos seis mil indígenas de Chiapas se movilizaron en una marcha
silenciosa por el inicio de la nueva era maya y convocaron a la Cátedra Tata Juan Chávez Alonso, donde se
intentó reactivar el CNI.
En octubre de 2016, durante el V Congreso
Nacional Indígena, la comandancia del EZLN advirtió que el CNI estaba por
desaparecer y propuso la iniciativa de la vocera indígena y su Concejo Indígena
de Gobierno. En esa reunión hubo posiciones de todo tipo, pero luego se
reflexionó que las iniciativas del EZLN debían masticarse bien para que se
pudieran comprender. Comenzó entonces una etapa de consulta en los pueblos
indígenas para que dijeran si le entraban o no a esta propuesta. La respuesta
fue sí, y los delegados se llevaron la tarea de que en las asambleas de cada
pueblo se nombrara a los concejales que integrarían el Concejo Indígena de
Gobierno.
De este modo, a la Asamblea Constitutiva del
Concejo Indígena de Gobierno (CIG) para México llegaron cerca de mil delegadas
y delegados indígenas, quienes tuvieron reuniones el 27 y el 28 de mayo. Más de
400 eran de Chiapas, muchos de ellos ex zapatistas o que incluso tenían
distancia de los procesos autonómicos. Llegaron representantes de pueblos que
nunca habían asistido al CNI pero que, al conocer esta iniciativa, quisieron
acercarse. Por esta situación, y ante el riesgo de que haya quienes sólo estén
buscando posiciones de poder, los concejales fueron advertidos de que serán
vigilados: aquel que no cumpla con el mandato será echado de la estructura. El
CIG se constituyó con 71 concejales, número al que se podrán ir sumando mujeres
y hombres que en el camino designen las asambleas de sus comunidades.
Filo, profesor mixteco de Puebla y ahora
concejal del CIG, inconfundible porque siempre se amarra en el rostro
paliacates bordados, reivindica la idea de que esta iniciativa es tan
importante como el alzamiento de 1994. Ante los medios, explicó que “aun con todas nuestras contradicciones, este
movimiento va, pues a los pueblos nos debemos. Si bien queremos estar en las
boletas electorales en 2018, nuestra lucha será por la organización, para
seguir existiendo”. Para él, el día del anuncio de la vocera del CIG fue “el día más grande de nuestra historia. Nos
tomó 20 años conocernos. Durante cinco siglos estuvimos en resistencia y hoy
estamos haciendo el alzamiento indígena más grande en la historia, y es no
violento. Abajo vimos que sí hay con qué y con quién levantar un nuevo país,
vimos que ya se mira el horizonte”.
Más allá de las voces a favor y en contra de
esta iniciativa del CNI y el EZLN, para sus protagonistas es claro que se trata
de dar batalla al sistema capitalista que está colapsando al mundo entero.
Cuando las voces de los pueblos indígenas se unen al grito de “Nunca
más un México sin nosotros”, transmiten la sensación de que éste es un
tiempo de ruptura. Marichuy lo sabe, y también tiene claro que la lucha es más
grande que una contienda electoral.
“Nuestra
participación es por la vida, por destruir este sistema. Queremos proponer que
nos podemos gobernar de modo distinto, con el principio de mandar obedeciendo,
de servir y no servirse, cuidando a la naturaleza. Se trata de una propuesta
para el mundo entero”.
1.- Según la Comisión Nacional para el Desarrollo de
los Pueblos Indígenas, “el término nahua hace referencia a una comunidad
lingüística compuesta por una serie de grupos que hablan la lengua mexicana y
que, herederos de las grandes culturas del altiplano central, llegaron a dominar
la cuenca de México y la región mesoamericana en la época prehispánica.
Actualmente los pueblos nahuas están distribuidos en el territorio nacional
desde Durango hasta el sur de Tabasco. Son pueblos agricultores que tienen un
profundo respeto por la naturaleza”. Consultado en bit.ly/cdi-nahuas
2.- Esta idea emergió en las
ceremonias de Wirikuta, en 2011, en el Cerro del Quemado. También en la
recuperación de tierras de San Sebastián Teponahuaxtlán, realizada el 22 de
septiembre de 2016, el marakame Juan Hernández decía que la Madre Tierra le
dice en sueños que, debido a la sobreexplotación ganadera, “la tierra está
lastimada, tenemos que cuidarla y venerarla. Aquí en la zona tiene que haber
ceremonias”.
3.- “Llegó la hora”, comunicado
del CNI y el EZLN, 28 de mayo de 2017.
4.- El 22 de mayo pasado fueron
asesinados el excomisariado de Bienes Comunales, Miguel Vázquez, y su hermano
Agustín. El primero encabezó la recuperación de tierras en los límites de
Jalisco y Nayarit, en septiembre de 2016.
5.- En la “Segunda declaración de
la compartición CNI-EZLN. Sobre el despojo a nuestros pueblos” se describen
con detalle estos procesos contra los pueblos indígenas.
6.- En un tiempo en que no se
realizaron reuniones en otra parte del país.
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