El hashtag
#SiMeMatan: inmenso y creativo contra la simulación y mentira
Sara Lovera
SemMéxico.
América Latina en Movimiento
09/05/2017
Realmente me esforcé.
Eso quise pero no lo logré. Quería realmente voltear la cara y olvidar lo que
estaba viendo, leyendo, escuchando. Pero me fue imposible. No hay palabras para
expresar mi preocupación. No es solo estar indignada y gritar. Estoy
profundamente conmovida.
Hace más de 40 años los sectores oficiales saben, conocen, tienen datos,
sobre la condición social de las mujeres. Dijéramos tienen información
científica, estadísticas. Conocen leyes y compromisos internacionales. En la
capital del país, la hoy Ciudad de México, reluciente, con su nueva
Constitución, ¿donde han quedado,
dijeron más de una constituyente, todos
los avances que hemos conseguido, a sangre y fuego? Lo saben mejor.
¡Qué maravilla! Pero, ¿cuál es la realidad? Para quién piense
todavía que abrir la boca e influir difundiendo puede ser inocente y no se
valen linchamientos.
El procurador de la Ciudad de México se llama Rodolfo Fernando Ríos
Garza. Abogado de excelencia, como
los democráticos que no conocen las reformas de 2011. Ni la CEDAW, ni el Artículo
4º Constitucional, menos el tema de la tercera línea estratégica del Plan
Nacional de Desarrollo, y los más
democráticos –todavía más- que creen que las feministas dividimos al movimiento obrero. O los que nos ven
como hijitas, madrecitas o putitas.
Hasta hoy, 8 de mayo, ese señor sigue en su puesto. No pasa nada.*
Como sabemos, el 3 de mayo fue hallada una joven de 22 años, asesinada,
asfixiada con un cordón de teléfono cerca de la Facultad de Ingeniería de la
UNAM. El día 3 de mayo, el día de la Santa Cruz, el día que festejan los
albañiles y el mismo día que era cumpleaños de mi abuela. Una verdadera
desgracia, un ataque feminicida y todo eso en el campus universitario.
Primero, en la UNAM tardaron mucho para informar (*). Luego la
Procuraduría General de Justicia de la capital a través de un Twitter #informaPGJ, es decir de la oficina de
comunicación social oficial, el 4 de mayo, dijo que informaba. Y ¿cómo informó?
Como se hace en el peor de los mundos. Como si se tratara de los mejores
alumnos o alumnas del señor Donald Trump, con el mismo prejuicio, desprecio y
opinión con que muchos locutores hablan en los micrófonos de la radio y la
televisión o quienes escriben en las redes sociales. O los lectores de noticias
que sólo dieron 30 segundos a la protesta del 5 de mayo.
En esos tuits la institución,
donde se presume que están “sensibilizados”
o “capacitados en género” se señala
que la joven había estado con amigos alcoholizándose
y drogándose y que había sido una desertora
del bachillerato. Además era una “concubina”
más. Seguramente elementos “básicos”
para la investigación.
Lo primero que pensé cuando leí los tuits
es que se trataba de una forma de revictimizar a la joven. Que ahora sabemos
cómo se llama, nos hemos llenado de llanto al escuchar a su madre, nos hemos
indignado al lado de la nueva generación de feministas que marcharon para
protestar y hacerse oír.
Inmediatamente nació el hashtag #SiMeMatan, donde se expresaron
jóvenes, muy jóvenes, medianas, antiguas, de la tercera edad y la primera ola
del feminismo, donde se pone en evidencia la corta mirada del equipo de la
Procuraduría.
Por ello, al siguiente día, el Procurador dijo que era un error, que mandó
quitar las palabras que circularon por todo el mundo en unos cuantos
minutos, palabras que encierran el pensamiento y la acción de las autoridades
judiciales y que tienen cómplices que los replican, porque una mujer de esa “conducta” en el fondo de su corazón y
en la superficie de su pensamiento, es eso “una
vieja” que se expuso y “se lo
merecía”, ese es el subtexto, esa es la línea escondida, tras alcoholizada y drogada, que ella era la culpable, que tal vez se lo merecía, eso sin discusión.
Porque digo que me preocupa y me conmueve. Porque este es el ejemplo del
obstáculo principal para avanzar en la igualdad sustantiva en este país. Porque
en este país el funcionariado no ha sido realmente sensibilizado, ni
capacitado. La burocracia y la cultura de la simulación muestran que no se
esfuerzan realmente por difundir, capacitar, formar estos funcionarios. Las “capacitaciones” de 15 temas en seis
horas o dos, de esquemas y discursos sin aprendizaje, son una simulación.
Si nadie aprende en forma presencial, porque les choca, menos lo harán en línea, por eso todo es hacia adentro,
entre las mismas personas de siempre. Lo de la formación universitaria en
género, es otra cosa. Lo cierto es que no hay realmente una coincidencia entre
el discurso y los hechos. No hay realmente interés. En el fondo no les importa.
Me van a decir que tampoco en la superficie.
A eso, que es tan serio y profundo, el procurador Ríos Garza le llamó un error. Y pidió disculpas. No sé si ya fue despedida la jefa de Comunicación
Social; no sé si el presidente Enrique Peña Nieto llamará al Procurador de la
Ciudad de México a rendir cuentas; no sé si las diputadas pedirán su renuncia;
no sé si las asambleístas analizarán el caso; no sé si las senadoras pedirán
que cambien la política y actividad de la Procuraduría. Estoy esperando a los opinadores de todos los niveles que se
expresen, digo, los que están encantados por los adelantos democráticos de México.
Realmente, gracias a estos cambios en las tecnologías de la
comunicación, es posible entrar al cerebro del funcionariado público, al de los
artífices de las políticas públicas, evidentemente a la cabeza de la policía,
quisiera no enterarme de lo que dice en la carpeta de investigación sobre estos
hechos, más allá de los protocolos o de llamarle o no feminicidio a este
asesinato, lo que importa es con qué prejuicios añejos, podridos, enormes se
abren estas y todas las investigaciones.
¿Cómo es posible tanto engaño? Yo me había creído que ahora sí, con los mandatos del Plan
Nacional de Desarrollo; los cambios de 2011 en la Constitución, la llegada cada
día mayor de mujeres al poder gracias a las feministas; me creí que realmente
el discurso, que como decía un ideólogo, educa, creí que se hacía mella en toda
la burocracia; me creí que la insistencia del Secretario de Gobernación, para
tomar en serio que la violencia contra las mujeres afecta al país, a quienes
habitamos México, y a quienes deseamos la paz, la justicia, la democracia, el
progreso, la igualdad, el amor, la buena vida, la desaparición de los malos y
el gobierno de los buenos, la cosa empezaría a cambiar. Y, es más, que ahora sí, realmente las mujeres somos
consideradas como seres humanas y no cosas, objetos, cuerpos para satisfacer el
deseo de terceras personas.
No. Estoy totalmente equivocada. Es profunda, trascendente, arraigada
esta cultura ofensiva dirigida a todas las mujeres. Y, además, los talleres de
solo unas horas, tampoco tienen continuidad. No hay dinero, no hay espacio, no
hay tiempo, no hay. Eso no hay.
#Sientan dirán que porque fumaba; porque salía de noche; por
feminista que atropella a los grandes
iconos, por creer que era libre; porque no cuidé a mi niña de chiquita; porque me lo merezco por escribidora; porque no me tiembla la mano para criticar
el injusto sistema judicial; porque
me choca la burocracia y la demagogia; porque
ni tantito creo en que debo pedir permiso. Bueno el hashtag ha sido inmenso
y creativo.
Y podemos seguir con ellas. Periodistas, abogadas, feministas, obreras,
jóvenes estudiantes, tuiteras de
todas las clases, mujeres grandes hartas de seguir marchando sin resultados,
mujeres y algunos hombres solidarios, hartos de la hipocresía oficial.
De cómo la rectoría
de la UNAM aprovecha la tragedia
La
Voz del Anáhuac
10
mayo, 2017
Cuando informó el rector de la UNAM, lo hizo en los
mismos términos que la PGR, comenzando por “no
era alumna de la UNAM”, y la
misma criminalización de la víctima, la misma revictimización, las mismas
descalificaciones, pero tampoco pasa nada. Ahí sigue, y no sólo, la tragedia se
aprovechó para meter vigilancia policíaca al campus para “proteger” la autonomía universitaria. Un plus a su “auxilio UNAM”
y las incontables cámaras que vigilan el campus.
Ojo: si no eres
universitario nada tienes que hacer en el campus, parece ser el mensaje. Puedes
ser una mujer, un obrero, un activista, pero si no eres universitario tienes vedado el paso, puedes ser criminalizado.
El mensaje es claro para
todos los espacios ocupados en la Universidad (comenzando por el Auditorio Che
Guevara), cubículos en distintas facultades, donde un archipiélago diverso de
activistas, disidentes, autogestivos, con ideologías de izquierda, desde
libertarios, anarquistas, autonomistas, adherentes a la Sexta, ecológicos,
hasta marxistas, trotskistas o guevaristas, organizan foros, conciertos,
exposiciones, talleres, cooperativas, actos solidarios con las luchas,
resistencias y rebeldías populares, con los pueblos originarios, con los presos
políticos, por el respeto a la diversidad sexual, ¡feministas!, etc. Estos
espacios frecuentemente son señalados por las autoridades universitarias como
espacios donde frecuentemente hay personas “ajenas”
a la Universidad.
Entonces resulta que las
urgentes y necesarias protestas por el reciente feminicidio de Lesvy Osorio son
el pretexto de la rectoría de la UNAM para virtualmente declarar un estado de
excepción, pedir patrullaje de la policía del gobierno de la ciudad en CU.
Ahora sólo falta que pongan el dedo
para que cualquier universitario (o no universitario) sea criminalizado. No
faltará qué cargos inventar, para eso ha demostrado rectoría mucha “creatividad”.
No la justicia, no el
respeto, no una cultura por una convivencia universal, sino la discriminación,
el prejuicio, la estandarización a sus estereotipos políticamente correctos, la buena apariencia, el buen comportamiento,
la disciplina, la obediencia.
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