Redacción
Desinformémonos
Foto: Carlos Ayala /
fotógrafo
04
abril, 2017
En Guadalajara, en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades
(CUCSH) presentan el libro “Reflexiones
sobre Ayotzinapa en la perspectiva nacional”. La
publicación aborda el problema de los desaparecidos, el estado de impunidad, la
corrupción, la crisis institucional que vive México, la situación del
normalismo rural y la vulnerabilidad de la juventud.
El libro “Reflexiones sobre Ayotzinapa en la
perspectiva nacional”, que se puede descargar aquí
gratuitamente, tiene
un prólogo del periodista Darwin Franco. La coordinación estuvo a cargo de los
investigadores, el doctor Jaime Preciado y la doctora Carmen Chinas. El
texto ofrece al lector la posibilidad de reflexionar desde una perspectiva
crítica sobre la realidad nacional partir del crimen de Estado de 2014 contra
los normalistas de Ayotzinapa.
Aquí un fragmento del prólogo de
Darwin Franco Migues:
En México, la desaparición de personas, no sólo es física, sino
también jurídica, administrativa, social y simbólica. Nos desaparecen
arrebatándonos el preciado derecho de “ser
y estar” pero, a la par, el Estado, al no ejercer las acciones que está obligado
a realizar para buscarnos, nos desaparece en un puñado de expedientes que sólo
evidencian la falta de voluntad política y humana para buscarnos. Nos
desaparecen cuando reducen nuestra existencia (porque se sigue siendo a pesar
de la desaparición) a meras cifras estadísticas que, controladas
administrativamente, buscan decir que nosotros (los desaparecidos) ni somos
tantos como aseguran las familias que nos buscan ni desaparecemos de la nada
porque sin pruebas se afirma que desaparecimos porque “seguro en algo andábamos”.
Esta criminalización es la que genera el resto
de las desapariciones, la social y la simbólica, porque la sombra de la duda
nos impregna adjetivos que no son nuestros y estas etiquetas, a su vez, nos
separan del resto de la sociedad que mira a nuestras familias con sospecha y se
aleja de ellas por el miedo que da pensar que la cercanía puede transformarse
en desaparición. ¿Quién quiere verse reflejado en la mirada de un desaparecido?
Quizá nadie.
Sin embargo, la fuerza del amor que se traduce
en coraje, fe, esperanza y búsqueda, sitúa a nuestras familias al centro de una
lucha que afronta estas múltiples desapariciones de las que somos objeto. Me
atrevo a hablar de un nosotros, porque esta grave crisis de derechos humanos
que experimenta el país nos tiene que situar frente a cada uno de nuestros
desaparecidos como un yo-posible, un yo-desaparecido.
Un yo-desaparecido que pueda sentirse como
parte de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero, el 26 de
septiembre de 2014, pero también como uno de los 27 mil desaparecidos en México
y, desde luego, como uno de los 3 564 jaliscienses que no han logrado regresar
a casa. Un yo-desaparecido que sea capaz de pensar, mirar y sentir como propias
las ausencias de cada uno de ellos.
Un yo-desaparecido que no tema mirar a los
ojos a los desaparecidos que aparecen en las fichas de búsqueda que dignamente
portan sus familiares. Un yo-desaparecido que mire a Jalisco a través de
Ayotzinapa y que reconozca en la desaparición de los 43 normalistas a miles de
jaliscienses de los que no se sabe nada.
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