Es la hora de que todo el pueblo trabajador, junto con los
pueblos originarios
América Latina en movimiento
02/02/2017
“Hermanos de las ciudades, venid al encuentro de vuestros hermanos
de los campos; hermanos del taller, venid a abrazar a vuestros hermanos del
arado; hermanos de las minas, del ferrocarril, del pueblo, salvad a los ríos,
las montañas, los mares y confundid vuestro anhelo de libertad con nuestro
anhelo, vuestra ansia de justicia con nuestra ansia…”
Manifiesto a los Obreros de la Republica
Emiliano Zapata,
Tlaltizapán, Morelos, 15
de marzo de 1918
Emiliano Zapata se dirigía así a los trabajadores de México en
medio de una embestida contrarrevolucionaria encabezada por Venustiano
Carranza. En el contexto de una guerra contra las fuerzas revolucionarias
villistas y zapatistas, y una traición a la clase trabajadora mexicana
aglutinada alrededor de la Casa del Obrero Mundial, Emiliano Zapata llamaba a
una unidad entre los trabajadores del campo y la ciudad, insistiendo que su
separación era el arma preferida de Carranza para llevar acabo la reacción. Ahí
les decía, “hermanos de las ciudad… confundid vuestra ansia de justicia con
nuestra ansia”.
A casi 100 años de haberse escrito el Manifiesto a los Obreros de la República, hoy vuelve a surgir el
llamado al diálogo entre los trabajadores del campo y la ciudad, ahora
promovido por el Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de
Liberación Nacional. Antecedido por la Sexta Declaración de la Selva Lacandona,
el EZLN y el Congreso Nacional Indígena, con todas las cientos de miles de
bases que ellos representan, se ponen al frente de una nueva iniciativa que
llama a unir a los trabajadores del campo y la ciudad.
En los próximos meses habrán de ocurrir acontecimientos
excepcionales para la historia política de México. En un contexto de ofensiva
capitalista generalizada, el Congreso Nacional Indígena y el EZLN, han tomado
la decisión de formar un Consejo Indígena de Gobierno y lanzar a una mujer
indígena como candidata a las elecciones presidenciales del 2018. A pesar de
que los medios de comunicación de paga se hagan de la vista gorda, esta iniciativa tiene todo el potencial para sacudir
el país entero. Cuando el CNI y el EZLN dicen que va a “retemblar en su centro la tierra” no exageran ni un milímetro. Va
a retemblar el país entero porque en esta iniciativa se está presentando la
posibilidad de que la rabia del pueblo mexicano encuentre
organización, o sea que la rabia se convierta en imaginación y creatividad
colectiva… y vaya que hay rabia.
En este contexto, la iniciativa del CNI y EZLN formulada con
la impenetrable “moral de lucha”1 de los pueblos indígenas de México, se
presenta también como una oportunidad real de articulación del campo con la
ciudad; se presenta como una bocanada de aire fresco para el desarticulado
mundo del trabajo y golpeado pueblo trabajador. La posibilidad de abrir un
diálogo resguardo por los pueblos indígenas entre trabajadores del campo y la
ciudad es uno de los múltiples alientos de esperanza que se presentan en esta
nueva iniciativa. Es la posibilidad de unir lo que el capitalismo fragmenta, de
hacer dialogo entre aquellos que el capital presenta como distantes. En la
clausura de la Segunda Etapa del Quinto Congreso Nacional Indígena, el
Subcomandante Insurgente Moisés, a nombre del EZLN, reiteró la necesidad de
unir el campo y la ciudad en una misma lucha:
Es la hora de que todo el pueblo
trabajador, junto con los pueblos originarios, cobijados por la bandera del
Congreso Nacional Indígena, que es la bandera de los originarios, se unan en
esta lucha que es para quienes no tienen nada, más que dolor, rabia y
desesperación.
A pesar del tiempo que las separa, la voz del Gral. Emiliano
Zapata y la del Subcomandante Insurgente Moisés suenan parecido porque surgen
de la misma geografía y el mismo calendario: el de la resistencia, la lucha, la
esperanza, la imaginación y la creación de un nuevo mundo.
II
Como resultado de una guerra sin tregua que el capital ha
desplegado contra la clase trabajadora, el mundo del trabajo en México se
encuentra limitado en su capacidad de convocatoria. La explotación enloquecida
con la que el capital nutre sus arcas de la ganancia, la flexibilización del
trabajo y la precarización de la vida laboral generalizada se han logrado
mediante una embestida sobre el potencial organizativo de la clase trabajadora,
orillándola a una condición defensiva que la mantiene al límite de la vida.
Arropados en el pensamiento neoliberal, el gobierno oferta
al mundo de los capitalistas una combinación única de factores: Ser el país más
cercano al mercado estadounidense y tener una de las manos de obra más barata
del mundo. Lejos de incentivar la formación de una industria que le de
soberanía a la economía al país, lejos de incentivar la actividad científica y
tecnológica nacional, lejos de proteger la actividad agrícola del comercio
internacional, lejos de estimular salarios dignos para la reproducción digna de
la vida, lejos de promover la formación de una banca nacional y soberana, el
gobierno ha hecho todo lo contrario con el fin de convertir al país en una
inmensa maquiladora. Le ofrece todas las garantías al gran capital para que
destruya el territorio nacional y disponga de una de las fuerzas de trabajo 17
veces más barata que la fuerza de trabajo del Estados Unidos… Al fin que 80% de
las exportaciones mexicanas se destinan a Estados Unidos.
En esta economía se registra uno de los salarios mínimos más bajos de América
Latina, con el cual viven 19.5 millones de personas (38% de la Población
Económicamente Activa), mientras que 11.5 millones de personas viven con uno o
dos salarios mínimos y 17.5 millones viven con más de dos salarios.
Según estudios rigurosos del
Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM), el poder adquisitivo del salario
en México se ha reducido en un 79.11% desde 1987, de forma que actualmente una
persona tendría que trabajar 23 horas y media por día para poder adquirir una
Canasta Alimenticia Recomendable. No es casualidad, por tanto, que México sea
el país donde más horas se trabajan al día por personas a nivel mundial,
tampoco es casualidad hayan más de 29 millones de personas en la informalidad laboral; menos
casualidad es el hecho de que México se gradúe como el mayor expulsor de fuerza
de trabajo a nivel mundial, con una comunidad de 12 millones de mexicanos y 30
millones de origen mexicano radicada en los EUA.
Este contexto de profunda precarización y desarticulación ha
limitado la posibilidad de que el mundo del trabajo encuentre fuerza interna
para resistir a la guerra del capital. La flexibilización laboral ha disgregado
y atomizado al trabajo, los contratos temporales y la inseguridad mantienen el
potencial propositivo y organizativo en estado de fragilidad y miedo, haciendo
entendible que ella, la clase trabajadora de México y del mundo, encuentre
restringida su capacidad organizativa. Esto no quiere decir, como pregona el
posmodernismo, que el trabajo haya desaparecido, porque por clase trabajadora
no nos referimos a aquella que está únicamente en las fábricas,
tradicionalmente retratada como figura masculina e industrial, sino que es toda
aquella persona que vive-del-trabajo2. La
clase trabajadora es la/el joven que atiende las cajas en los supermercados y
no recibe salario sino propina, es la familia de jornaleros que migra de forma
temporal para vender su fuerza de trabajo a consorcios agro-industriales y que
después venden el alimento en forma de mercancía elegante detrás de un
aparador, es la trabajadora doméstica que se encuentra empleada las 24 horas
del día en condiciones de semi-esclavitud, sin tener más que lo que dicte la
voluntad de sus patrones, es el migrante que se desplaza a las ciudades para
trabajar en la construcción de centros comerciales, bancos, edificios y casas
de exclusividad empresarial, que no existe en las cifras de empleo urbano, es
la mujer que trabaja en las maquilas acosada segundo a segundo por los gerentes
para que aumente los ritmos de producción, es la mujer trabajadora acosada por
los patrones en el trabajo y acosada por el miedo de ser desaparecida o
asesinada, es la mujer trabajadora desaparecida o asesinada, es la trabajadora
sexual que trabajando debe conocer las entrañas más profundas de la violencia
patriarcal, es el trabajador de la educación que educa luchando, es el
trabajador petrolero sometido por la voracidad del sindicalismo corporativo, es
la niña y el niño que viven en la calle, ósea, en su espacio laboral, es el
trabajador que barre las calles del centro histórico después de que pasa una
marcha, para que este no pierda su clasificación mundial de “patrimonio de la humanidad”, es la
mujer y el hombre que deben viajar 4 horas diarias para llegar a su lugar de
trabajo. En otras palabras, es toda persona que al no tener más que su fuerza
de trabajo para sobrevivir, vive-del-trabajo y así busca la vida y no la
muerte.
¿Qué partidos políticos han reivindicado un salario digno
para la población trabajadora? ¿Qué instituciones de la democracia mexicana han
pregona la vida digna laboral? ¿A qué persona de la clase política mexicana le
interesa saber que el salario en el país no alcanza para nada y que es uno de
los más bajos del mundo? ¿A qué político le interesa la calidad de la vida de
la clase trabajadora en México? ¿A qué gobernador le interesa el respeto los
derechos laborales? ¿A qué capitalista le puede interesar aceptar un sindicato
independiente? Ninguno, ninguno, ninguno… A ningún político ni capitalista le
puede interesar la vida de una trabajadora o un trabajador porque su ganancia
privada y sus bolsillos se llenan acosta del trabajo de otros, acosta de la
explotación, acosta de la muerte.
III
En este escenario de profunda oscuridad en el mundo del trabajo,
la iniciativa del CNI-EZLN se convierte en un cobijo para el pueblo explotado.
Sin duda, este dialogo del pueblo mexicano promovido por CNI y el EZLN tendrá
todo el potencial para que los trabajadores del campo y la ciudad vuelvan a
tener una confianza en sí mismos y en su capacidad de transformar la historia,
después de sufrir una embestida prolongada que nos sólo los ha desorganizado y
atomizado, sino fundamentalmente, los ha desmoralizado. Recordando a José
revueltas, estaríamos frente a un escenario de “deshumanización que se supera a sí misma”, es decir, un mundo de
explotación y despojo que se subvierte por la voluntad fundamental de los
despojados y explotados.
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