SOBRE LOS COMUNICADOS DEL EZLN: esta lucha que es para quienes no tienen nada, más que dolor, rabia, desesperación
Que el capitalismo no puede ser
derrocado por vías exclusivamente pacíficas es una verdad de Perogrullo
La
Haine
16/01/17
En estos momentos de
profunda indignación nacional frente a una más de las agresiones del gobierno
de Enrique Peña Nieto contra los pueblos de México, esta vez a través del
llamado gasolinazo, que de manera despiadada ha impuesto una alza
generalizada de precios en el inicio del año, llaman la atención los
importantes comunicados y resolutivos que resultaron de la reunión de fin de
año del Congreso Nacional Indígena y el EZLN, que lejos están de ser
intrascendentes, vacíos de ideas o carentes de propuestas para integrar un
programa de lucha anti-capitalista, y, mucho menos, pueden ser considerados
retórica o moralina inicua y desarmante.
Los que ofician
como sempiternos comisarios políticos de los procesos revolucionarios y luchas
populares en marcha debieran leer con mayor acuciosidad los documentos que
critican a la ligera, antes de lanzar sus dardos envenenados y sus recetas a
modo, que, irrespetuosa y superficialmente descalifican los esfuerzos de
innumerables compañeros y compañeras que durante todos estos años nos han
estado advirtiendo de la catástrofe que se nos venía encima, y que, ahora,
toman una iniciativa para: “la
reconstitución integral de los pueblos […], esperanzas colectivas que se hacen comunitarias, municipales,
regionales, estatales y que están dando respuestas precisas a problemas reales
del país, lejos de la clase política y su corrupción […] no tengan duda, vamos por todo, pues sabemos
que tenemos enfrente quizá la última oportunidad como pueblos originarios y
como sociedad mexicana de cambiar pacífica y radicalmente nuestras formas
propias de gobierno, haciendo que la dignidad sea el epicentro de un nuevo
mundo”. [“¡Y retembló!, Informe desde
el epicentro…”, http://lahaine.org/fD4f]
Como
acertadamente reflexiona el subcomandante Moisés, y cito en extenso para
que no haya lugar a tergiversadas interpretaciones:
“Ahora nuestras hermanas y hermanos de las organizaciones,
barrios, naciones, tribus y pueblos originarios, organizados en el Congreso
Nacional Indígena, han decidido gritar su YA
BASTA
[mayúsculas en el original]. Han decidido
que no van a permitir que se siga destruyendo nuestro país. Han decidido no
dejar que el pueblo y su historia mueran por la enfermedad que es el sistema
capitalista. Un sistema que, en todo el mundo, explota, despoja, reprime y
desprecia a los seres humanos y a la naturaleza. El Congreso Nacional Indígena
ha decidido luchar para sanar nuestros suelos y nuestros cielos. Y lo han
decidido hacer por los caminos civiles y pacíficos. Sus causas son justas,
innegables. ¿Quién les cuestionará ahora el camino que han elegido y al que nos
están llamando a todas, a todos, a todoas?
Si no se respeta, si no se saluda, si no se apoya a su lucha y el camino que
siguen, entonces ¿qué mensaje dan como sociedad?, ¿qué caminos le dejan a la
indignación? Hace 23 años iniciamos nuestro alzamiento, pero nuestro camino era
excluyente, no podían participar todas, todos. Ahora, el Congreso Nacional
Indígena nos llama a una lucha en que podemos participar todos, todas, sin
importar edad, el color, el tamaño, la raza, la religión, la lengua, la paga,
el conocimiento, la fuerza física, la cultura, la preferencia sexual. Quienes
viven, luchan y mueren en el campo y en ciudad tienen ahora un camino de lucha
donde se unen con otras y otros. La lucha a la que nos llama y nos invita el Congreso
Nacional Indígena es una lucha por la vida con libertad, con justicia, con
democracia, con dignidad. ¿Quién se atreve a decir que es una lucha mala? Es la
hora de que todo el pueblo trabajador, junto con los pueblos originarios,
cobijados por la bandera del Congreso Nacional Indígena, que es la bandera de
los originarios, se unan en esta lucha que es para quienes no tienen nada, más
que dolor, rabia, desesperación”. [Comunicado del 1° de enero de 2017,
Ejército Zapatista de Liberación Nacional, Enlace Zapatista].
Que el
capitalismo no puede ser derrocado por vías exclusivamente pacíficas es una
verdad de Perogrullo, y de hecho, el conflicto armado interno que vive México,
con una cifra cercana a los 200 mil muertos, los miles de desaparecidos
forzados, obligados a desplazarse, y los centenares de presos políticos,
refieren a un régimen de terror de un Estado criminal aplicado contra los
pueblos que resisten el proceso de recolonización, el despojo y las reformas
estructurales, impuestas literalmente a sangre y fuego. Aquí habría que
preguntar: ¿Quiénes han puesto mayoritariamente los muertos, presos, torturados
y desaparecidos?
Es absurdo que
a una organización político-militar que consultó entre los pueblos el inicio de
la guerra al mal gobierno, [con su cuota de bajas fatales, que no han sido
pocas, y acatando la tregua que la sociedad civil mexicana demandó en
multitudinarias manifestaciones], se le reclame de apoyar las vías pacíficas
que propone el CNI, y se considere que, en realidad, se hace a un lado y busca
que los indígenas tengan las mismas condiciones de explotación que el resto de
los mexicanos. Los procesos de autonomía en los territorios zapatistas son una
muestra de lo aberrante que resulta tal afirmación.
El documento
del EZLN del 1° de enero de este año incluye una plataforma programática que va
más allá de la alternancia y la lucha contra la corrupción. Se plantea: el
respeto a los derechos humanos, la liberación de los presos políticos, la
presentación con vida de los desaparecidos forzados, justicia para los
asesinados, verdad y justicia para los 46 ausentes de Ayotzinapa, apoyo a los
campesinos y respeto a la Madre Tierra, vivienda digna para todos los de abajo,
alimentación suficiente para todos los desamparados, trabajo digno y salario
justo para los trabajadores del campo y de la ciudad, salud completa y gratuita
para todos los trabajadores, educación libre, gratuita, laica y científica,
tierra para quien la trabaja, fábricas para los obreros y obreras, tiendas y
bancos para los empleados y empleadas, respeto al comercio ambulante, y al
pequeño y mediano comercio, trasporte público y comercial para quienes conducen
los vehículos, campo para los campesinos, ciudad para los ciudadanos,
territorio para los pueblos originarios, autonomía, autogestión, artes y
ciencias, libertad de pensamiento, palabra y acción, libertad justicia y
democracia para el México de abajo.
Pretenden que
la indignación, la resistencia y la rebeldía figure en las boletas electorales
de 2018, pero a partir de la palabra colectiva de abajo y a la izquierda. En
política, no hay peor ciego que quien hace ruido y no quiere ver las nueces.
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