La orden ejecutiva
de Trump sobre el oleoducto Dakota Access viola la ley y los tratados tribales
Amy Goodman y Denis Moynihan
Fuente: Democracy Now
Desinformémonos
31 enero, 2017
Ciudad de México/Desinformémonos. Desde que
asumió el cargo, y ya no solo a través de Twitter, el presidente Donald J.
Trump no ha dejado de emitir órdenes ejecutivas y memorandos presidenciales. El
martes, sus pronunciamientos se refirieron a los oleoductos Keystone XL y
Dakota Access. Ambos proyectos fueron rechazados
o retrasados por el gobierno de Barack Obama, tras grandes protestas de la
población en ambos casos. Ahora, con las acciones del gobierno de Trump,
respaldadas por un Congreso servil con mayoría republicana, los megaproyectos
de combustibles fósiles están recibiendo luz verde otra vez.
Sin embargo, se necesita algo más que la
acción veloz de la pluma de Trump para sofocar la vigorosa resistencia a estos
dos oleoductos y al creciente movimiento mundial que demanda medidas urgentes
para combatir el cambio climático.
El oleoducto Dakota Access (DAPL, por su
sigla en inglés) es un proyecto de 1.770 kilómetros de extensión, valuado en
3.800 millones de dólares, que tiene como objetivo transportar petróleo
obtenido mediante fracturación hidráulica desde los yacimientos petroleros de
Bakken, en Dakota del Norte, pasando por Dakota del Sur y Iowa hasta Illinois,
donde se conectaría con otro oleoducto para trasladar el petróleo al golfo de
México.
Los opositores al oleoducto Dakota Access
temen que una ruptura del oleoducto pueda envenenar el río Missouri, que
abastece de agua potable a 17 millones de personas. El núcleo base de la
oposición se encuentra en los campamentos instalados dentro de la Reserva Siux
de Standing Rock y sus alrededores, donde está planificado que el oleoducto
cruce por debajo del río.
El proyecto del oleoducto Keystone XL (KXL)
propone transportar los combustibles fósiles más sucios del mundo, arenas
alquitranadas, desde Alberta, Canadá pasando por la frontera hacia Estados
Unidos, también culminando en el golfo de México. El 6 de noviembre de 2015,
tras cinco años de protestas contra el KXL, el presidente Barack Obama declaró
que el oleoducto “no era de interés
nacional para Estados Unidos”, y acabó definitivamente con el proyecto. El
5 de diciembre de 2016, en una segunda victoria para los ambientalistas de
base, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense le negó el permiso a
la propietaria del Dakota Access para perforar debajo del río Missouri, lo que
detuvo ese proyecto de oleoducto.
“La
orden ejecutiva de Trump sobre el oleoducto Dakota Access viola la ley y los
tratados tribales. Tomaremos medidas legales”, dijo el jefe de la tribu siux de Standing Rock, David
Archambault II, en un comunicado de prensa. “Crear
otro Flint no hará a Estados Unidos grande otra vez”. El memorando
presidencial de Trump sobre el Dakota Access instruye al secretario del
Ejército a “evaluar y aprobar de forma
expedita… las solicitudes de aprobación para construir y poner en
funcionamiento el oleoducto Dakota Access”. El mismo tipo de redacción se
puede ver en el memo respecto al oleoducto Keystone XL, dirigido al secretario
del Ejército, así como a los secretarios de Estado y del Interior. La persona
designada por Trump para el cargo de secretario de Estado, Rex Tillerson,
anteriormente fue director ejecutivo de Exxon Mobil, una empresa que cosecharía
enormes ganancias mediante la explotación del petróleo de las arenas
alquitranadas canadienses. El nominado de Trump para el puesto de secretario de
Energía y ex gobernador de Texas, Rick Perry, poco tiempo atrás integraba la
junta de la empresa Energy Transfer Partners, propietaria del Dakota Access.
La orden ejecutiva de Trump titulada “Acelerar las evaluaciones ambientales y
aprobaciones para proyectos de infraestructura de alta prioridad”, emitida
junto con los dos memorándums, incluye la declaración de que “muy a menudo, los proyectos de
infraestructura en Estados Unidos han sido retrasados de forma rutinaria y
excesiva por los procesos y procedimientos de las agencias”. Junto con un
cuarto memo que exige –sin tener fuerza de ley– que los proyectos de
construcción y reparación de oleoductos “usen
materiales y equipos producidos en Estados Unidos”, esta oleada de decretos
prepara el terreno para el resurgimiento acelerado de ambos oleoductos.
Winona LaDuke, activista indígena estadounidense y directora ejecutiva del grupo “Honor the Earth”, dijo en una entrevista en Democracy Now!: “Es prácticamente una declaración de guerra contra todos nosotros aquí, no solo contra los pueblos indígenas sino contra cualquier persona que desee beber agua. [Trump] definitivamente quiere forzar la construcción de estos oleoductos como sea”.
Winona LaDuke, activista indígena estadounidense y directora ejecutiva del grupo “Honor the Earth”, dijo en una entrevista en Democracy Now!: “Es prácticamente una declaración de guerra contra todos nosotros aquí, no solo contra los pueblos indígenas sino contra cualquier persona que desee beber agua. [Trump] definitivamente quiere forzar la construcción de estos oleoductos como sea”.
Bobbi Jean Three Legs, miembro de la nación
sioux de Standing Rock, comenzó las protestas contra el Dakota Access antes del
surgimiento del primer campamento de resistencia el pasado mes de abril. La
joven, de 24 años de edad, ayudó a dirigir una carrera con relevo de 3200
kilómetros para los jóvenes indígenas, desde el campamento Sacred Stone en
Cannon Ball, Dakota del Norte hasta Washington DC, con el objetivo de atraer la
atención a su lucha contra el oleoducto. Su principio básico es “El agua es vida” o, en lengua lakota, “Mni Wiconi”. Bobbi declaró en Democracy
Now!: “[Trump] está despertando a mucha gente. Ahora mucha gente realmente le está
prestando atención al cambio climático. No vamos a retroceder jamás”.
A Bobbi Jean Three Legs y Winona LaDuke les
preocupa el aumento de la violencia por parte de la policía y la Guardia
Nacional. Bobbi describió la situación: “Aún
estamos sufriendo brutalidad policial. Reprimen a la gente con gas. Les
disparan. Nuestra hermana Red Fawn sigue en la cárcel. Más de 600 personas han
sido arrestadas al momento, y esta cifra sigue aumentando”. Los ojos de
Bobbi Jean se llenan de lágrimas mientras habla. “Ahora mismo les pido a todos los jóvenes del país que nos apoyen. Les
pido a todas las personas del mundo que nos apoyen, dondequiera que estén… Me
temo que quieren matarnos”.
Obama
no “rechazó” los oleoductos, sólo los
suspendió temporalmente
Comentario
de Ana Kelly a esta nota informativa:
Me alegra saber
que hay medios que desean “informar”,
por eso quiero dejar aquí una aclaración. Desinformar
es muy sencillo. Con un verbo mal utilizado se pueden dejar ideas
equivocadas en las personas que leen artículos como este, que si bien contiene
muchas verdades, también contiene una mentira que espero solo sea el mal uso de
un verbo, sin la intención de tergiversar la verdad o de manipular la
información para dejar ideas erróneas en las personas que están pendientes de
una situación dolorosa, como es la que viven nuestros pueblos originarios alrededor
del mundo.
Los
dos proyectos de oleoductos fueron aprobados durante el gobierno de Obama. El
gobierno de Obama no “rechazó” nunca
ninguno de los proyectos. Por el contrario. Durante la administración Obama,
solo el DAPL, en diciembre del 2016, el 87% ya estaba hecho. A pesar de todas
las peticiones de los Sioux, de los Lakota, a las que Obama hizo caso omiso, sólo
paralizó la obra de manera temporal
el 4 de diciembre del 2016, una vez que Trump había ganado las elecciones.
Obama solo lo hizo para quedar bien y
que ahora cuando Trump le diera seguimiento a la obra, ocurriera lo que está
ocurriendo, que todos salgan contra Trump, mientras que él durante toda su
administración ignoró las peticiones firmadas por miles y miles de personas
para no solo detener la construcción, ni darle otra ruta, sino de no permitir
que se continuara construyendo y que realizara un estudio serio de impacto
ambiental.
Obama
nunca usó el poder que su pueblo le dio para hacer ejecutiva una orden para
ninguno de los puntos peticionados por los pueblos originarios, y la gente en
general que ha apoyado la su causa. Se lavó
las manos y utilizó la situación dolorosa de los pueblos originarios, para
hacer política sucia.
Él
sabía, como lo sabíamos todos, que de Trump no se podía esperar que hiciera
nada a favor de los pueblos originarios, porque él defiende al capital, pero
Obama igual prefirió defender los intereses de DAPL antes de asumir responsablemente
el darle término a los proyectos petroleros.
Así
es que si quieren informar, por favor no traten de defender lo indefendible.
Los que manejan el poder son los mismos, pertenecen al mismo club, y ni ustedes
ni nosotros pertenecemos a ese club. Rechazar no significa lo mismo que detener momentáneamente una
construcción casi terminada. Si Obama hubiese querido hacer algo, lo habría
hecho. Usemos bien el lenguaje para no desinformar.
Comentarios