El pueblo mapuche
reitera: “resistencia no es terrorismo”
en su lucha contra Benetton
Redacción
Desinformémonos
12
enero 2017
Fuente:
Contrahegemoniaweb
12
enero 2017
Una vez más, los integrantes de los
Lof (comunidades) en Resistencia del Departamento Cushamen, provincia
de Chubut, fueron desalojados por la Gendarmería Nacional que militarizó con
cerca de 200 efectivos la comunidad Pu Lof del pueblo Mapuche en la Patagonia
argentina para intentar desalojar a las familias que ahí habitan desde que
recuperaron sus tierras en 2015.
Dos centenares de gendarmes
con pertrechos de guerra, deteniendo a los hombres y golpeando, arrastrando por
el suelo y esposando a las mujeres y los niños y niñas de la pequeña comunidad
mapuche de Cushamen, cercada en muchos kilómetros a la redonda para que nadie
pudiera acercarse.
Sobre esta agresión
perpetrada el 10 de enero, dos integrantes de la comunidad mapuche Pu Lof en
resistencia continúan internados en grave estado tras la brutal
represión. Según los testigos del violento accionar de la policía provincial,
los efectivos se presentaron en la comunidad anoche, sin ninguna orden
judicial, y comenzaron a disparar a mansalva. Siete integrantes de la
comunidad continúan detenidos desde el primer procedimiento, el martes pasado.
El origen del problema viene
de años atrás. Una integrante de la comunidad en resistencia relata: “Hay
documentos históricos que prueban que aquí vivían nuestros pueblos antes de la
Conquista del Desierto cuando les entregaron las tierras a los ingleses. En
1994 Carlos Menem se las vendió a Benetton por muy poca plata” por lo
cual ahora dicen “pertenecer” a
una de las estancias de la Compañía de Tierras del Sur Argentino, que desde
los años 90 está en manos del empresario italiano, Luciano Benetton, que
posee casi un millón de hectáreas en la Patagonia argentina.
El conflicto de Benetton con
el Pueblo Mapuche no es nuevo. En el año 2007, la comunidad Santa Rosa Leleque
decidió recuperar su territorio ancestral y durante años debió enfrentar
continuos y violentos intentos de desalojo, hasta que en 2014 el Instituto
Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) reconoció su derecho sobre el territorio
en el marco de la Ley 26.160 de relevamiento territorial.
El 13 de marzo de 2015, varias
familias de la zona realizaron otra recuperación en tierras vendidas Benetton
por el gobierno de Sául Menem, sosteniendo que las mismas son territorio
ancestral del Pueblo Mapuche, usurpado por el magnate extranjero.
En aquella oportunidad,
mediante un comunicado público firmado por los Pu Lof en Resistencia del
Departamento Cushamen y el Movimiento Mapuche Autónomo del Puel Mapu (MAP),
explicaban: “Nosotros, los Mapuches, seguimos siendo una inmensa mayoría sin
tierra, con la única alternativa de ser peones, empleadas domésticas y obreros,
es decir, mano de obra barata y explotada por la oligarquía criolla y el
empresariado transnacional”. Y sostenían que “la única manera de frenar el
‘asesinato planificado’ desde el poder económico y del Estado (ecocidio y
etnocidio), es mediante el control
territorial efectivo de nuestras comunidades movilizadas”.
La respuesta de la Compañía
de Tierras del Sur Argentino fue una denuncia penal por usurpación. Desde entonces la violencia, las amenazas y los
intentos de desalojo han sido permanentes. En noviembre de 2015, la comunidad
denunció que durante la madrugada un auto se detuvo sobre la ruta 40 y realizó
dos disparos con arma de fuego para luego darse a la fuga. Mediante un
comunicado público el Lof denunció el accionar de grupos paramilitares al
servicio de los terratenientes, y sostuvo que este tipo de procedimientos se
debían a que la recuperación territorial ponía en peligro “los intereses de la oligarquía y el capital transnacional”.
Lejos de ser un hecho aislado
o sin precedentes, la situación en Cushamen vuelve a poner sobre la mesa la
violencia que sufren los pueblos indígenas en manos de las fuerzas de seguridad
que protegen los intereses de los terratenientes y de las empresas nacionales y
multinacionales. Asimismo, nuevamente, la lucha indígena viene a poner en
cuestión la “propiedad privada”, base
del sistema capitalista, y demanda revisar el proceso fraudulento de entrega de
tierras. Esto es lo que se pretende evitar a toda costa y para eso las fuerzas
de seguridad actúan rápidamente desalojando y reprimiendo.
Como muestra el historiador
Ramón Minieri en su libro Ese ajeno sur, la historia de la Compañía de Tierras
del Sud Argentino puede remontarse al genocidio de “Conquista del Desierto”, cuando en la Patagonia se da inicio al
proceso de extranjerización y concentración de la tierra que perdura hasta la
actualidad, a costa de los derechos de los pueblos originarios.
Las tierras que hoy están en
manos de extranjeros, como Benetton, son en su mayoría donaciones otorgadas a
empresas o familias que financiaron el genocidio de “la conquista”, y posteriormente han sido compradas por los
actuales terratenientes a precios irrisorios.
En este mismo devenir
histórico en el que los terratenientes nacionales y extranjeros se fueron
quedando con las mejores tierras de nuestra Patagonia, los mapuche han sido
estigmatizados como salvajes y bárbaros a los que había que exterminar mediante
“la conquista” y posteriormente
tratar de civilizar e integrar al
Estado argentino, principalmente como mano de obra barata. Hoy son considerados
como invasores chilenos o como terroristas que ponen en peligro la “paz social”.
La utilización del
terrorismo como forma de explicar ciertas prácticas del Pueblo Mapuche debe ser
entendida en el marco de un proceso histórico signado por la discriminación, la
invisibilización y la estigmatización, que actualmente presenta a los
integrantes de este pueblo como los usurpadores y los violentos, como aquellos
que no respetan la propiedad privada y que violan los derechos de los legítimos
propietarios de las tierras, como Luciano Benetton.
Si actualmente toda
violencia en contra del Estado es entendida como terrorismo y si esta acusación
cancela cualquier derecho y justifica cualquier acción para detenerlos, se
abren espacios para el violento accionar de las fuerzas de
seguridad: el actuar sin mostrar una orden judicial, el amenazar a niños o el
trasladar a detenidos en autos sin identificación, como denuncian los Lof en
Resistencia del Departamento Cushamen.
“Seguiremos luchando como lo hicieron
nuestros ancestros, reconstruyéndonos, tratando de ser lo que siempre fuimos,
exigiéndole al estado que se hagan valer los derechos y convenios nacionales e
internacionales y que nos dejen vivir como mapuche dentro de nuestro
territorio, con autodeterminación y libertad”.
Un conflicto en el que el
Pueblo Mapuche vuelve a dejar en claro que: resistencia no es terrorismo.
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